domingo, 23 de septiembre de 2012

Sobre la invocación en voz alta

Sobre la invocación en voz alta Defensa de los que invocan a Dios, del maestro sidi Adda Bentounes. Capítulo II. 23/09/2012 - Autor: Sidi Adda Bentounes - Fuente: Notas sobre sufismo y otros temas dikr invocacion recuerdo sufismo 0 sidi Adda BentounesII Sobre la invocación en voz alta La invocación en voz alta ya se realizaba en tiempos del Profeta, y es mencionado en el Corán. Así lo es en la aleya: invocad a Dios en los días señalados (2, 203). Algunos exégetas comentan que estos son los días del tashriq los días 11, 12 y 13 de Dhu l-Hiyyah durante la peregrinación. En esos días se recuerda a Dios con las fórmulas de glorificación después de cada oración canónica y cuando se arrojan las piedras. Sin embargo, es bien sabido que se trata de invocaciones rituales en voz alta en ambos casos. A esta aleya le podemos contraponer el sentido de esta otra: Recuerda a tu Señor en ti, humilde y temeroso, mañana y tarde, quizá así no seas de los negligentes (7, 205), ya que es posible que ésta se refiera al Profeta en particular porque fue revelado en La Meca (antes de emigrar a Medina). Sabemos que los mequíes le criticaron con vehemencia, particularmente con respecto a su afirmación de la Unicidad de Dios frente a su politeísmo, que al final terminó en agresiones y la expulsión, hasta el punto de tener que emigrar de La Meca a Medina la iluminada. Este episodio es de sobra conocido, y en este ambiente hostil debía invocar a su Señor en voz baja. Esta interpretación nos parece más exacta, por lo que este versículo no está en contradicción con esta otra aleya: Cuando haya completado sus ritos, invocad a Dios como lo hacíais con los ancestros, o incluso más fuerte aún (2, 200). Los exégetas nos dicen que antes del Islam, los árabes, cuando terminaban con la visita de la Casa Antigua (la Ka’aba), lanzaban elogios y panegíricos al linaje de sus antepasados: mencionaban sus méritos en discursos y poemas en público. Dios ha alentado a invocarLe a través de esta imagen, en la que les anima a invocarle más fuerte aún. Con esta comparación con los panegíricos públicos no se puede ser más claro y prueba que se puede hacer mención de Él en voz alta. Habrá quienes critiquen el recuerdo en voz alta por resultarles pesado, a pesar de que no se atrevan a admitirlo. Son quienes, al levantarse para la oración, lo hacen con un lamento. Lo hacen por lo que piensen los demás, que los obliga a cumplir, pero en realidad solo unos pocos recuerdan a Dios (4 , 142). En cuanto a la tradición profética, Muslim narró en su Sahih, en el capítulo sobre "la invocación después de las oraciones canónicas," que el primo del Profeta, Ibn 'Abbas dijo: "Sabía cuando el Profeta había terminado la oración canónica porque escuchaba las fórmulas de glorificación (takbir)." Bujari narró en su Sahih que Ibn 'Abbas dijo esto a Abu Ma'bad: "El recuerdo en voz alta (raf' al-sawt el bi-dhikr) cuando las personas han completado las oraciones canónicas, es una práctica que data de la época del Profeta". En el libro titulado Las estrellas de la buena dirección, se narra, de acuerdo con 'Abdullah ibn al-Zubayr, que el Profeta, cuando deseaba la paz al final de la oración, decía en voz alta: "¡No hay más divinidad que Dios, solo, sin asociado, Suyo es el reino y la alabanza, y Él lo designa toda cosa, no hay fuerza ni poder excepto por Dios, el Altísimo, el Inmenso!" Del mismo modo Bayhaqi transmite de Zayd ibn Aslam la historia siguiente, narrada por Ibn al-Awra': Fui una noche con el Profeta, y nos encontramos en la mezquita con un hombre que invocaba en voz alta. Exclamé: -¡Oh mensajero de Dios, ¿no es un signo de ostentación? -No-. respondió- Es un awwâh4. Todas estas referencias son tan claras como fiables, pero la que transmitió Abu Shuja al-Daylami en su al-Musnad al-firdaws es aún más explícita. Ibn 'Umar relató que el Mensajero de Dios dijo: Quien recita: “No hay más divinidad que Dios”, con énfasis en las todas las palabras, Dios lo hará habitar en la casa de la gloria y lo recompensará con la visión de Su faz. ¡Qué Dios nos haga de los amantes apasionados de "no hay más divinidad que Dios", para que no quedemos privados de Su noble faz, ni en este mundo ni en el Otro, y Dios concede su beneficios a quien Él quiere, sin límite (24, 38).5 La gracia de Dios es inmensa (2, 105). Notas 4 Qurtubi señala que hay muchas interpretaciones de esta palabra, entre ellas la multiplicación de la invocación. Sobre el sentido literal de la palabra véase la nota más abajo. 5 Esta aleya concluye una serie de aleyas que tienen que ver específicamente con la invocación, como es evidente si se reflexiona sobre la sutil alusión que hace el maestro: ¡Dios es la luz de los cielos y la tierra! Su luz es como la de una lámpara en un nicho. La lámpara está en una hornacina , cuyo cristal es como una estrella brillante. Esta luz se enciende con un árbol bendito: un olivo que no proviene ni de Oriente ni de Occidente, cuyo aceite da luz sin que el fuego lo toque. ¡Luz sobre Luz! Dios dirige a Su Luz a quien Él quiere. Dios ofrece ejemplos para los hombres y Dios conoce todas las cosas. En casas donde Dios ha permitido que se invoque Su nombre, hay hombres que celebran sus alabanzas al amanecer y al anochecer: el negocio y el comercio no les distrae del recuerdo de Dios, la oración y la limosna. Temen un día en que los corazones y los ojos se vuelvan. Así es, para que Dios los recompense por lo mejor de sus obras y les conceda una gracia abundante. Dios concede su abundancia a quien Él quiere, sin límite (24, 35-38).

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