viernes, 2 de noviembre de 2012
La hambruna amenaza al mundo. 2012 final de los tiempos
La hambruna amenaza al mundo.
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Las “guerras preventivas” de la OTAN, el “caos programado y controlado”
por los globalizadores “iluminados”, las “burbujas financieras” de los
banqueros dominados por su incesante avaricia y ahora los cambios
imprevisibles del clima, atribuidos por unos a la rebelión de la
naturaleza y por otros a la irracionalidad del hombre, están convirtiendo
nuestro planeta en un lugar cada vez menos seguro para habitar.
Para aumentar toda esta desgracia acaba de salir un documento de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO) que nos está advirtiendo sobre un inminente peligro de hambruna
para la mayoría de la población mundial, en especial para un mil de
millones de pobres.
Resulta que el mayor productor de maíz y soja en el mundo, Estados Unidos
está sufriendo la peor sequía en los últimos cincuenta años y está
afectando un 75 por ciento del territorio con estos cultivos. Si tomamos
en cuenta que Norteamérica produce 333,010,910 toneladas de maíz al año,
lo que constituye el 40 por ciento de lo que se cosecha en el mundo, y un
36 por ciento de la soja (66,790,000 toneladas), llegaremos a la
conclusión que las consecuencias de esta baja afectarán drásticamente a
los países importadores de estos productos, en especial a los mexicanos,
centroamericanos y caribeños cuyo abastecimiento depende directamente de
EE.UU.
En otra parte del planeta, Australia, que es el cuarto productor de trigo
en el mundo, está afectada por las peores inundaciones en décadas y las
estimaciones de su cosecha de granos y algodón fueron rebajadas
sustancialmente.
Las persistentes lluvias en el Brasil obligaron a su gobierno a dar apoyo
financiero a más de 135,000 campesinos cuyas cosechas de maíz y soja
fueron dañadas. Actualmente los ganaderos brasileños están solicitando a
su gobierno la importación de 300,000 toneladas de soja de Bolivia para
alimentar a su ganado, principalmente cerdos.
Las lluvias del monzón, inferior a lo habitual en la India son la causa
principal de una baja de 7,8 millones de toneladas de arroz en el mundo.
En Rusia, Ucrania y Kasajstán, importantes productores de cebada y trigo a
nivel internacional, están sufriendo altas temperaturas y todo indica
que la cosecha de estos granos será inferior a la del año anterior en un
12 a 15 por ciento.
Según el Banco Mundial (BM), la crisis alimentaria ya está tocando puerta
del planeta. En los últimos dos meses se registró un alza de casi 50 por
ciento del precio de maíz y trigo y un 30 por ciento de soja. La tonelada
de maíz subió en julio pasado a 333.1 dólares, mientras que en 2010 el
costo fue de 186 dólares. El BM advierte que los precios de los cereales
serán inestables y superiores a la medida al menos hasta 2015. El repunte
de los precios no sólo afectará el de pan y los alimentos elaborados, sino
también el de forraje y de la carne.
Se espera que los norteamericanos tendrán que pagar un 16 por ciento de su
presupuesto en vez del 13 por ciento actual por su comida en la mesa y los
rusos unos 35 por ciento (actualmente 30%), mientras que en los países
más pobres, como en Egipto, por ejemplo donde se gasta un 80 por ciento
del presupuesto familiar en alimentos, la subida de los precios representa
una amenaza para la estabilidad socio económica. Precisamente la crisis de
alimentación en Egipto fue utilizada por los promotores del “caos
organizado” para una supuesta revolución que hizo desestabilizar aún más
la situación en el Medio Oriente. El mismo problema causado por la falta
de comida está creciendo en Argelia.
Todas estas noticias están ya afectando y los especuladores están de
fiesta. El incremento de los precios de cereales no se debe solamente a
la disminución de la cosecha sino a otros factores que nada tienen que ver
con los productores y consumidores. Según Julian Orman, especialista del
World Development Movement, hace 10 años la especulación con las materias
primas alimentarias era un terreno de operadores y productores. Sin
embargo, desde hace cinco años los inversionistas se dieron cuenta que la
inversión en los alimentos no es menos provechosa que en el petróleo y en
especial, después de que el precio de maíz fue conectado con el precio del
oro negro.
Entonces los Fondos de Inversión Libre (Hedge Funds) y los inversionistas
privados comenzaron a comprar instrumentos financieros ligados al precio
de productos alimentarios, a la manera como lo hicieron antes con los
mecanismos ligados al precio de petróleo, haciendo crecer en los últimos
cinco años la inversión en alimentos de 35 mil millones de dólares a 300
mil millones. Están apostando en esta era globalizada por un constante
incremento del precio de la materia prima alimentaria debido al
proyectado crecimiento de la demanda.
Simultáneamente los fondos especulativos y los especuladores se aprovechan
hábilmente de los de desastres nacionales, como la sequía, por ejemplo,
que afecta a los Estados Unidos, para lanzarse a los mercados creando una
volatilidad que les permite manipular los precios en el Chicago Board of
Trade perjudicando tanto a los productores como a los consumidores. Para
entender este proceso, vale la pena acordarse de la lucha de los
corredores de las acciones (brokers) de petróleo en enero de 2003 para ser
el primero en hacer subir el precio de petróleo a 100 dólares por un
barril. Donde manda el dinero queda callada la moral.
Lo paradójico de todo esto es que mientras el hambre está avanzando, los
países más desarrollados están proyectando aumentar el etanol en la
gasolina que consumen los carros del 9 al 10 por ciento (una mezcla de 90
por ciento de gasolina y 10 de etanol). Todo esto implica que más del 30
por ciento de todo el grano que se produce en el mundo y en particular, el
40 por ciento de maíz sirve de alimentación para los carros. Ya la FAO
está estudiando la posibilidad de pedir al gobierno norteamericano una
suspensión temporal del uso de maíz y soja para la elaboración del
etanol.
Además el incremento de los precios de granos podría hacer el
biocombustible no competitivo con la gasolina tradicional.
Pese a todo Estados Unidos está tratando de producir al año 830,000
barriles de etanol de los cuales el 40 por ciento se originan de 133,
000,000 de toneladas de maíz y el resto de soja, caña de azúcar, trigo, el
aceite de palma, madera, etc. Una tonelada de maíz rinde 2.2 barriles de
biocombustible y una tonelada de soja, 1.07 barriles. Una tonelada de caña
de azúcar sirve para elaborar 110 kilos de azúcar o 1.24 litros de etanol
equivalente a 0.7 barriles. Realmente es paradójico el esfuerzo para
producir comida para los carros y condenar al hambre a millones de
seres humanos. Y esta tendencia está en incremento.
En los últimos cinco años, Brasil ha depredado 21 millones de hectáreas
del bosque para sembrar soja, maíz y plantar caña de azúcar y anuncia que
en total tiene el potencial de 90 millones de hectáreas para producir 10
millones diarios de biocombustible. Argentina ha sacrificado 14 millones
de hectáreas de bosques para cultivar soja y maíz orientados al
biocombustible. Inclusive, para aumentar el rendimiento de estos cultivos,
está a punto de firmar un contrato para instalar una planta e transgénicos
en Córdoba. En el mismo proceso de depredación de la naturaleza están el
Paraguay, Uruguay, Perú, Colombia, Chile, México y los países
centroamericanos. (V.Peláez, Rebelión)
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