¿Qué sigue después del 1 de diciembre en México?
México. El mensaje
de Peña Nieto es “que ya llegó la mano dura, enmascarada con su discurso
de privilegiar el diálogo y aplicando un Estado de Derecho basado en la
represión ante una demanda legítima”, señala Trinidad Ramírez, del
Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco. Pero “no estamos
derrotados por la imposición, ahora es cuando más tenemos que
convocarnos a la unidad y a la organización”, aclara.
Mientras el domingo 1 de diciembre los
medios de comunicación mostraban a un Peña Nieto sonriente e impecable
en su toma de posesión como presidente de la República, los cuerpos
policiacos se reprimían las manifestaciones de descontento de miles de
ciudadanos.
De la jornada con decenas de heridos
–algunos de ellos graves, uno todavía en coma inducido y otro con
pérdida de un ojo-, horas de enfrentamientos y más de cien detenciones
arbitrarias en la Ciudad de México y en Guadalajara, Jalisco, solamente
aparecieron en los medios masivos las imágenes de quienes lanzaron
bombas molotov o el estado en el que quedaron algunos bancos y grandes
hoteles después de la refriega.
El mensaje
Lo que sucedió el 1 de diciembre “fue
una lucha y defensa legítima” de un pueblo “que dice no te reconocemos
como presidente y entras bajo nuestra protesta”, señala Trinidad. “De un
lado estaban los que tienen las armas que asesinan, y del otro los que
nos defendemos con lo que haya”, sostiene la integrante del Frente de
Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de Atenco, y señala que la
represión que Peña Nieto lanzó contra su pueblo en 2006 –con saldo de
dos jóvenes muertos, violaciones a mujeres, decenas de heridos graves y
encarcelados- fue un ensayo de la represión con la que pretende
gobernar.
Javier Bautista, integrante del
#YoSoy132, evalúa que el operativo policial es una muestra de que el
gobierno de Enrique Peña Nieto va a reprimir y a criminalizar a los
movimientos críticos de su presidencia. “El operativo, orquestado por
Mondragón y Kalb, estaba lleno de infiltrados enviados por la policía”,
señala, y asegura que cuentan con las pruebas.
El también investigador apunta que esto
demuestra que el Estado busca una relación violenta y que la protesta
social será judicializada. “Nuestros compañeros están acusados de
ruptura de la paz pública, muy parecido al delito de sedición que usó el
1968 el gobierno priista contra los estudiantes”, señala, y agrega que
el movimiento no se deslinda de ninguno de los detenidos, pero que sí
rechaza la violencia “generada de múltiples maneras por el Estado”.
Javier aclara que el #YoSoy132 seguirá “como un movimiento pacífico,
apartidista y plural”.
Para Jorge Salinas, del colectivo de
Telefonistas Zapatistas y quien ya sufrió la represión peñista en 2006,
el 1 de diciembre fue muy clarificador de cuál es la noción que Peña
Nieto tiene del Estado de Derecho, ya demostrada en Atenco: “Imponerse a
madrazos”, señala. Testigo de los hechos, relata que Juan Francisco
Quinquedal “Kuy”, el herido más grave de la jornada y que hasta el 2 de
diciembre seguía en coma inducido, apenas llegaba a la manifestación
cuando los policías arremetieron contra todos.
“Nosotros estamos preocupados; lo que
vimos ayer fue cruel, la represión a la sociedad”, apunta Santos de la
Cruz, del pueblo wirrárika. Ante la imposición de Peña Nieto “por la
clase política y pudiente, preocupa también que no todos despertemos
ante esta situación que estamos viviendo todos los mexicanos”, señala el
defensor del territorio sagrado de Wirikuta.
Para Salvador Campanur, comunero de
Cherán, los medios “no se fijan en la violencia que se genera desde
arriba”, donde están coludidos con el crimen, pero sí magnifican lo que
sucede abajo cuando la gente reclama sus derechos porque eso “no les
parece y quieren acabar con ella”. Agrega que “hoy vemos desaparecidos,
golpeados, encarcelados, y de eso debe entregar cuentas este gobierno”.
El sexenio que empezó
Trinidad Ramírez señala que el gobierno
peñista representa la continuidad de la política represiva de Calderón,
que deja una huella “de asesinatos, represión, desaparecidos, miseria y
desempleo”. El Frente de Pueblos continuará con su organización porque
su demanda principal sigue siendo la defensa de la tierra, la historia y
los recursos naturales, así como la verdadera impartición de justicia,
apunta. “Hoy que entra el represor de mayo del 2006 tenemos que buscar
la organización por los derechos de todos y la unidad con otros
compañeros, vengan de donde vengan, porque a todos nos compete luchar
por tierra, educación, vivienda, salud”.
Para Javier Bautista, las condiciones
del país cambiaron radicalmente el 1 de diciembre. “Sabemos que para
Enrique Peña Nieto no sólo somos una oposición social, sino, desde su
perspectiva, sus enemigos”, por lo que el movimiento tiene que entrar a
un proceso de reorganización; primero, para sacar a todos sus presos, y
luego para decidir cómo van a establecer su resistencia. Los jóvenes del
132 buscarán abrir canales para que no sólo ellos, sino toda la
sociedad, pueda expresar su enojo. Como ejemplo, relata que el 1 de
diciembre había muchas manifestaciones, “no todas de manera violenta”
pero que expresaban disgusto por el regreso del PRI y porque la sociedad
no se manifestara en su conjunto.
#YoSoy132 sabe que está “en la mira del
gobierno”, apunta Javier, y “buscará canales de interlocución con otros
actores sociales, como intelectuales y movimientos”, así como
restablecer sus canales de comunicación con la sociedad civil.
Jorge Salinas señala que no se debe esperar nada
del gobierno, sino generar organización para resistir y autogestionarse “como
los compas de la Policía Comunitaria, los zapatistas, Cherán, Atenco, los
wirrárika, los yaquis; van a ser seis años de resistencia que deseo que sea
pacífica” porque “si a Calderón no le importaron los cien mil muertos de su
guerra, menos les va a importar a estos asesinar, torturar y reprimir”.
Para Salvador Campanur, comunero de Cherán, no
hay nada nuevo desde el 1 de diciembre, sino una continuidad que viene del
salinismo. “Los proyectos capitalistas siguen en marcha, como desde 1992
–cuando se reformó el artículo 27 constitucional para que se firmara el Tratado
de Libre Comercio (TLC) y se implementara el despojo del territorio mexicano-”,
señala, lo que significó para los indígenas y campesinos la separación y
despojo de su tierra y territorio. “Peña Nieto es igual a las cuatro ruedas del
carruaje capitalista, que es desprecio, discriminación, despojo y destrucción”.
“La perspectiva para los pueblos indios es una
política de muerte y exterminio; lo hemos comprobado desde la aplicación de la
ley, el modo de trabajar del congreso y los partidos, y con la gente que está
en los Pinos, que ahora es del PRI”, explica. Por ello, como camino de los
pueblos indios, “nos queda solamente generar la defensa de nuestros
territorios, la autonomía y la libre determinación ante los de arriba, que
buscan despojar y robar los recursos”.
La lucha del pueblo wirrárika “sigue igual” ante
Peña Nieto, señala De la Cruz. “Tenemos que ser muy fuertes, va a ser muy duro
el sexenio pero estamos muy conscientes de en lo que estamos, reivindicando
nuestros derechos territoriales y lugares sagrados”.
“Tenemos que ir concientizándonos y consolidando
alianzas entre los pueblos para no permitir estas situaciones, y buscar la
estrategia para seguir resistiendo como pueblos desde el Congreso Nacional
Indígena”, apunta Santos de la Cruz; “tenemos que ser muy inteligentes en qué
tanto poner nuestros asuntos en la agenda nacional o simplemente seguir
caminando como lo hemos hecho, a través del ejercicio de la autonomía y la
libre determinación”. El wixárika desea que la sociedad mexicana “pudiera
seguir el ejemplo de los pueblos, donde vivimos una democracia real; eso no
pasa en la Nación y es algo que nos debe preocupar a todos”.
“Convocamos a todos a una movilización nacional
por la libertad de todos los presos del 1 de diciembre de 2012; ahí estamos”,
finaliza Trinidad Ramírez.
Publicado el 3 de diciembre de 2012
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