lunes, 31 de diciembre de 2012

Rosario Robles la nueva malinche traidora izquierdista


Misión de la Sedesol: “resalinizar” la política social
La misión de la experredista Rosario Robles, dicen quienes la conocen, es precisa:“romper” las bases urbanas que suelen votar por la izquierda y cooptarlas para fortalecer al PRI, partido que suele cosechar muy pocos sufragios en ese sector. Para tal efecto el gobierno de Enrique Peña Nieto desempolvó la idea del salinista Programa Nacional de Solidaridad y también al artífice de ese sector en el salinato y aun en el sexenio de Zedillo: Carlos Rojas, quien vuelve ahora a la palestra en mancuerna con la experredista para administrar el presupuesto de desarrollo social en aras de afianzar la presencia del tricolor en Los Pinos.
Jesusa Cervantes / Proceso
Destinada a “cooptar” a operadores políticos de izquierda, Rosario Robles Berlanga, titular de la Secretaría de Desarrollo Social, deberá hacer mancuerna con el “maestro” de la política social salinista, Carlos Rojas Gutiérrez, y cumplir así la encomienda: “Romper”la base urbana de Andrés Manuel López Obrador (sector en el que Enrique Peña Nieto tuvo menos votos) y consolidar al PRI en la Presidencia varias décadas más.
Así resume Manuel Huerta Ladrón de Guevara, diputado federal por el Partido del Trabajo y dirigente social en Veracruz y el Distrito Federal, la misión de Robles, a quien conoce desde que ambos militaron en el maoísmo.
El legislador conoció la manera de trabajar de la nueva secretaria de Desarrollo Social y lo que aprendió cuando organizó las Brigadas del Sol creadas por López Obrador como presidente nacional del PRD y que fueron clave para ganar elecciones estatales.
Huerta también fue testigo de la operación política que puso en juego Carlos Salinas de Gortari para revertir tendencias electorales en zonas cardenistas como La Laguna, donde el priista perdió en 1988.
En esa época, recuerda, Salinas tuvo a dos operadores que usaron la política social con fines electorales: Carlos Rojas Gutiérrez y Javier Guerrero García, dos personajes que reaparecen en la administración pública y quienes serán sostén de la conversa Robles para lograr sus fines.
Como lo hizo Salinas con su programa estrella, el Pronasol –del que se hizo cargo Carlos Rojas, quien recurrió a cuadros de la izquierda para hacerlo funcionar desde la sociedad y crear nuevos líderes en las comunidades– el gobierno de Peña Nieto intenta reeditar la estrategia con la mancuerna Robles-Rojas.
Incluso un mes antes de que la exmaoísta, exsindicalista y experredista fuera anunciada como titular de la Sedesol, Rojas reunió en un restaurante del centro de la Ciudad de México a cerca de 40 personas que laboraron con él en esa misma secretaría en los tiempos del salinato y también en el sexenio de Ernesto Zedillo.
Días después Rojas y su equipo realizaron un diagnóstico de los problemas sociales del país y se lo hicieron llegar a Robles. Ese trabajo los vinculó tanto que incluso la que durante años fue secretaria de Rojas, Adriana González Maíz, se convirtió durante el periodo de transición en secretaria particular de la experredista.
El punto neurálgico sobre el cual se enfocaría la política social del gobierno peñista, según revelaron integrantes del equipo de trabajo, serán las zonas metropolitanas, precisamente donde López Obrador tuvo más votos que Peña Nieto y lugares en los que el PRI no pudo penetrar.
Robles hizo suyos los dos puntos centrales del equipo del extitular de la Sedesol: la política regional (en zonas conurbadas o metropolitanas) y atender la parte productiva para evitar la dispersión de esfuerzos y darles rumbo.
Así, la política social del salinismo se actualizó y fue asumida por Robles.
En el origen, el maoísmo
Aunque a diversos grupos priistas les molestó que una experredista fuera la titular de la Sedesol –comentaron a Proceso cuadros del PRI–, también aceptaron que “es una pieza netamente salinista”.
Huerta Ladrón de Guevara comparte la apreciación y recuerda que fue justamente ese tipo de personajes de los que se valió Salinas para echar a andar el Pronasol. “Son los líderes de izquierda quienes han hecho trabajo político con la gente y conocen sus necesidades”.
Como ejemplo está Miguel Lanz, colaborador cercano de Carlos Rojas en la Sedesol, quien en los setenta fuera militante de la maoísta Liga Espartaco y en 1992 ingresara al Pronasol como director de Apoyos Productivos para luego ocupar otra rama estrella de dicho programa: la Dirección de Organizaciones Sociales del Fondo Nacional de Apoyo para Empresas Sociales (Fonaes).
“Esta es la resalinización de la política social y el método es el mismo; por eso él (Carlos Salinas) impone a su pieza, que es Rosario Robles. ¿Quién mejor que la socia de Carlos Ahumada y con quien llevó a cabo el ya conocido y aceptado complot contra López Obrador?”, considera Huerta.
Además de este episodio la titular de la Sedesol tiene en su haber político ser un fruto más del germen plantado por Adolfo Orive Bellinger. Éste, formado en las aulas de París y discípulo del marxista Charles Bettelheim, regresó a México en 1968 y empezó a hacer trabajo de base en las zonas rurales y en los cinturones de miseria urbanos. Formó a gente como Hugo Andrés Araujo y Raúl Salinas de Gortari, entre otros. Creó la llamada Política Polar, que luego se dividió.
Una de las corrientes –y donde ya no participaba Orive– fue la Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas. En Nuevo León el representante era Alberto Anaya, en Zacatecas José Narro, en Durango Gonzalo Yáñez y en el Distrito Federal Saúl Escobar, Julio Moguel, Luis Hernández, Armando Quintero y Rosario Robles, narra Gabino Martínez Guzmán en su libro CDP: el poder del pueblo.
A su vez estos maoístas se dividieron: Unos crearon el Partido del Trabajo y otros se fueron al PRD. En este último grupo quedaron Robles y el hoy diputado federal Manuel Huerta.
En entrevista con Proceso, Huerta recuerda que cuando López Obrador fue presidente del PRD concibió las llamadas Brigadas del Sol, que echó a andar Robles y gracias a las cuales se ganaron elecciones en algunos estados. “Ella conoce las necesidades de la gente, tiene el mapa de las zonas más necesitadas, pero sobre todo conoce a quienes hicieron trabajo político en esas zonas”.
Las Brigadas del Sol iban casa por casa, convencían de la propuesta política, reclutaban a la gente, la organizaban y luego tenían a mujeres y jóvenes como representantes seccionales.
“Ahora el PRI, Peña Nieto, perdió en las zonas urbanas; ahí ganó López Obrador y van por la base social de nosotros. Ahí quieren entrar. Desean tener el control territorial y hacer bases de apoyo; para ello usan un modelo similar al del Pronasol y por ello tienen a este tipo de personajes de la política como Rosario y Carlos Rojas”, apunta Huerta.

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