En Hidalgo, la megaestructura “Zeta”
México, DF, 1 de mayo.- Fue en 2001, durante los primeros meses de la gestión de Manuel Ángel Núñez Soto, cuando Los Zetas llegaron a Hidalgo, donde establecieron su centro de operaciones. Desde ahí, al amparo de policías, militares y autoridades estatales y municipales, ampliaron sus actividades para el trasiego de droga en las entidades circundantes, alternadas con secuestros, extorsiones, asesinatos y levantones que se han agudizado incluso durante la gestión de Miguel Ángel Osorio Chong.
Con amplias conexiones hacia Puebla, Veracruz, el Estado de México y el Distrito Federal, los integrantes de esa organización crearon en Hidalgo una megaestructura criminal. Hoy incluso disponen de células en cada uno de los 84 municipios y tejieron una red de espionaje a través de los llamados Halcones.
Los Zetas manejan una nómina de más de 150 personas distribuidas a lo largo del territorio hidalguense, y hasta cuentan con cementerios privados y lugares secretos en los que sepultan a sus víctimas; pero, sobre todo, se desenvuelven con soltura entre las autoridades para que éstas “no investiguen sus crímenes”, según se desprende de un amplio expediente obtenido por Proceso.
De acuerdo con las averiguaciones previas PGR/SIEDO/UEIS/150/2009 y PGR/SIEDO/UEIS/099/2009, varios testigos protegidos y no protegidos (en su mayoría policías estatales y municipales acusados de servir al narco) detallan la forma en que Los Zetas arribaron a Hidalgo y cómo iniciaron su expansión de “la compañía” en la zona.
Rufino, uno de los testigos que fue miembro del cártel del Golfo, asegura que el proyecto de Los Zetas para apropiarse de la plaza de Hidalgo data de 2001, cuando el gobierno de la entidad era encabezado por Manuel Ángel Núñez Soto (1999-2005).
En esa época, Osiel Cárdenas Guillén, líder de dicha organización criminal, ordenó al jefe de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, posicionarse en tierras hidalguenses como avanzada para posicionarse en otras entidades de la República, sobre todo Puebla y el Estado de México, sostiene Rufino.
En el año 2001 Osiel Cárdenas Guillén le ordenó a Heriberto Lazcano que tomara la plaza de Pachuca, Hidalgo, en donde tuvimos dos casas de seguridad, una que habitaba Osiel Cárdenas y otra que habitaba el grupo Los Zetas, o sea, la escolta personal de Osiel, ya que de ese estado (Hidalgo) es originario Heriberto Lazcano, pues él junto con su familia tienen su domicilio cerca del Campo Militar de la ciudad de Pachuca… Así fue como Lazcano fue tomando el control de dicha ciudad y del estado y (por ello) señalo al gobernador actual (Miguel Ángel Osorio Chong) por su negligencia y omisión, y lo señalo porque no hacer nada por el bienestar de su estado es colaborar con el cártel de Los Zetas, el cual es comandado por Heriberto Lazcano, afirmó el testigo en su declaración del 26 de junio de 2009.
LA DEMANDA
Desde el mes pasado, la PGR investiga al gobernador Osorio Chong, a su hermano Eduardo, así como a varios políticos hidalguenses por sus presuntas ligas con el narcotráfico, así como por la presunción de los delitos de lavado de dinero y otras modalidades del crimen organizado, según la denuncia de hechos presentada ante la Subprocuraduría General de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) el pasado 11 de marzo. A partir de esa querella se integró la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDORPIFAM/185/2010.
En esa denuncia, interpuesta por el Grupo Ciudadano Hidalguense, se menciona también al procurador estatal, José Alberto Rodríguez Calderón; al secretario de Agricultura, Manuel Sánchez, y al expresidente municipal de Pachuca José Francisco Olvera Ruiz, candidato del PRI al gobierno de Hidalgo. A él se le acusa de haber recibido 30 millones de pesos de Los Zetas para el financiamiento de su campaña por la alcaldía de la capital hidalguense (Proceso 1745).
El documento, cuya copia tiene este semanario, precisa que el grupo armado se posicionó en la ciudad de Pachuca a partir de la gestión de Omar Fayad Meneses (2006-2009), quien antes había sido administrador general de Aduanas durante el gobierno de Ernesto Zedillo.
Antes que el Grupo Ciudadano Hidalguense presentara su denuncia, la SIEDO ya tenía conocimiento de la protección institucional que reciben Los Zetas en la entidad. Testigos protegidos como José Manuel Escobedo Delgadillo, El Oso, así como Pitufo y Caleb, refieren que desde hace varios años Los Zetas han gozado de la protección oficial.
Según los testigos, uno de sus nexos en la administración de Pachuca es el director de Seguridad Pública, Roberto Terán Contreras, uno de los colaboradores de Francisco Olvera durante los meses que éste encabezó el ayuntamiento pachuqueño.
En su declaración del 14 de junio del año pasado El Oso relató que se desempeñó como policía municipal en Pachuca de 2004 a 2009 y que en ese periodo se “enganchó” con Los Zetas. Llegó a ser incluso, dijo, el responsable del pago de la nómina de esa organización, que creó una sólida infraestructura para operar el tráfico de drogas, los secuestros y asesinatos en todo el estado de Hidalgo y defender la plaza de sus rivales de La Familia michoacana.
Una de sus primeras funciones, comentó en esa ocasión, fue reclutar a policías municipales para Los Zetas: Todos los policías de Seguridad Pública municipal de Pachuca, Hidalgo, realizaban las mismas funciones, también las de revisar vehículos sospechosos con un pago de 10 mil pesos al mes. Yo les estuve pagando (la nómina) aproximadamente por seis meses, ya que posteriormente les comenzó a pagar el comandante Terán, quien es el secretario de Seguridad Pública Municipal.
Él les hacía llegar los sobres con dinero y a su vez los repartía, aclarando que dentro de la organización de Los Zetas se encuentran implicados la Policía Ministerial del estado de Hidalgo y su director Ahuizotl Hideroa. Él es el que da órdenes de dar carpetazo a los asuntos de secuestros, homicidios, cubriendo a miembros de la organización de Los Zetas.
También está relacionado con Los Zetas el comandante de la policía ministerial antisecuestros de nombre Jesús Garcés Jiménez, alias Soler o Jarocho, a quien tengo un año y medio de conocerlo y su función era la de secuestrar, quitar las órdenes de aprehensión que perjudicaran a Los Zetas. Por esa protección le pagan 50 mil pesos al mes.
Además de Garcés Jiménez, la red de protección a Los Zetas la conformaban, según El Oso, Guillermo Lugo Ávila, quien era el titular de la Unidad Mixta de Atención al Narcomenudeo (UMAN). También menciona que personal de la SIEDO le proporciona información a Los Zetas y que uno de los enlaces era un individuo al que apodaban El Cepillo.
El Cepillo cobraba una cuota a los vendedores de coheetes de pirotecnia y otra de las instrucciones que me daba, para que a su vez yo se las diera a los Halcones, era la de checar que no hubiera mirones cerca de Tiro de Mina, que está en el primer cuadro de la ciudad de Pachuca, ya que en ese lugar mandaban a tirar a la gente que secuestraban y mataban, ya que es muy profunda y hay gases tóxicos.
EL ORGANIGRAMA
De acuerdo con la causa penal 464/2009, el organigrama de Los Zetas en el estado de Hidalgo creció a pasos agigantados durante el actual gobierno, encabezado por Miguel Ángel Osorio Chong, algunos de cuyos colaboradores presuntamente dan protección a ese grupo criminal.
El 16 de junio de 2009, en una ampliación de su testimonio, El Oso relacionó a decenas de funcionarios con presuntas ligas con el narcotráfico y Los Zetas. Entre ellos a Damián Canales Mena, secretario de Seguridad Pública del estado, responsable, dijo, de todos los operativos en la entidad para brindar protección a las actividades delictivas de ese grupo criminal.
El testigo aseguró: (La estrategia de Canales Mena consiste) en poner los puntos fijos en las salidas y entradas de Pachuca, asignaban patrullas para vigilar y estar informados sobre el movimiento de las autoridades policiacas que entraban al estado.
La estructura policiaca creada para proteger a Los Zetas en Hidalgo incorporó a policías de todos los niveles, pues cada uno realiza una función específica, de acuerdo con los detalles que menciona el testigo. Y como parte esa red policiaca menciona a Froylán Chote, alias Relámpago, quien funge como comandante de motociclistas; Rubén Sampayo, director de Tránsito y Vialidad municipal en Pachuca, y Alejandro Caballero, El Canas, un policía preventivo, entre otros.
La función de estas personas –expuso El Oso– es vigilar los movimientos del Ejército, de los agentes federales y de los operadores de otros cárteles. La información recabada se la pasaban a un personaje al que el declarante sólo identifica por su mote: Masca Fierro.
En otra parte de su testimonio ampliado, El Oso desmenuza la forma en que actúan Los Zetas en los municipios hidalguenses que forman parte de sus territorios para el trasiego de droga, los secuestros y las extorsiones:
En la organización criminal denominada Los Zetas una de sus estructuras son las estacas, siendo un vehículo con las funciones de patrullaje conformado por tres elementos operativos. En la ciudad de Pachuca operan entre tres y cuatro vehículos, siendo uno de ellos el que trae El Masca Fierro o G1. Como apoyo para sus tareas se les asigna un grupo de halcones.
Los integrantes de este grupo son los espías que, según las investigaciones de la PGR, trabajan de día y de noche. Según El Oso, el comandante de Los Zetas en Hidalgo se llama Roberto Benítez, conocido con la clave Rayo y Verde dentro de “la compañía”. Y lo describió: Es de aproximadamente 1.60 metros de estatura, tez blanca, complexión delgada, pelo negro medio largo y se transporta en un Mercedes Benz color verde botella.
Junto con Rayo y Verde, agregó el testigo, hay dos personas que son operativos; es decir, levantan a las personas, los matan y los queman. Una de esas personas la conozco como El Lobo. El segundo comandante operativo que conozco le apodan El Mexicano, tiene su domicilio en Villas de Pachuca…está encargado de una estaca conformada por otras dos personas: Eduardo Mendoza, El Moroco, y al otro le dicen El Box y es tío del comandante Rayo y Verde.
Esos sujetos, “todos ellos conocidos”, relató El Oso, le comentaron en el último encuentro que habían conseguido –no detalló si fue un permiso oficial– tres panteones fuera de Pachuca que utilizaban para “las carnitas”; es decir, para descuartizar los cuerpos de sus víctimas.
Además de la capital hidalguense, Los Zetas tienen una estructura operativa en Actopan. En ese municipio la cabeza es un comandante a quien El Oso sólo identificó como El Chiuas. En Ciudad Sahagún el representante de la organización criminal es el comandante Sapo, quien, como los demás, “se dedica a distribuir droga, cobrar derecho de piso a narcos de otros estados, así como a comerciantes, a vendedores de discos pirata y a los ambulantes”.
En Omitlán de Juárez, Epazoyucán, Villas de Tezontepec, Tolcayuca, Tulancingo, Zapotlán de Juárez, así como en 70 demarcaciones más la estructura de Los Zetas es similar, incluida la nómina que incluye a policías y que manejan los contadores de “la compañía”, uno de los cuales era el propio Oso.
El pago de los policías, mandos altos y funcionarios estatales lo definen los contadores de Los Zetas, sin que yo los conozca, ya que el declarante solamente transcribía los listados y se los entregaba a Roberto Benítez, El Rayo y Verde, y éste le entregaba las listas a los contadores para que pagaran en sobres (de color) manila o de color amarillo la cantidad estipulada en la nómina.
Al declarante la pagaban 20 mil pesos, asimismo le entregaba a Julio César Sánchez Amador, director de la Policía Municipal de Mineral de la Reforma, conocido como El Pachuquillas, la cantidad de 50 mil pesos; al subdirector de esa corporación le pagaban 30 mil, a cada comandante se le pagaban 10 mil pesos, a los oficiales 5 mil, deseando aclarar que, además de hacer la nómina, la función del declarante era la de halconear, es decir, parar los vehículos que me indicaban para verificar si no se trataba de alguna autoridad federal, o que fuera alguna autoridad de otra dependencia y, en caso de ser positivo, otros halcones daban seguimiento permanente, deseando añadir que la única vez que el declarante no pudo detener un vehículo se llevó como 10 mil tablazos como sanción o castigo por no hacer su trabajo para el que lo contrataron.
Por su parte, el testigo protegido con clave Caleb señaló que Los Zetas recibían protección de la SIEDO y que a través de personal militar le entregaban información a los jefes de las estacas sobre operativos federales, y que éstos se encargaban de verificar si miembros de otros cárteles querían entrar a la plaza.
El destino de estos intrusos los determinaba el jefe de la plaza. En la causa penal 464/2009 Caleb refirió que cuando se detenía a personas en la venta de droga se verificaba si eran miembros de la compañía; de no ser así, el jefe de la plaza decidía si los entregaba a las autoridades estatales para que cumplieran con su trabajo o bien le daban piso (muerte).
Que para detectar a estos intrusos contaban con el apoyo de policías federales; uno de ellos, dijo, era el federal de caminos Javier García Mariscal. Su función: dar la seguridad a Los Zetas en las carreteras para que no detuvieran los vehículos de los sicarios, los tráileres robados y tráileres y camionetas con anfetaminas que le llegaban a la compañía por la carretera México-Laredo.
Otra de sus funciones era la de liberar a los halcones y sicarios que estuvieran involucrados en algún accidente y dar información cuando veían un convoy de federales del Distrito Federal hacia Hidalgo. Ahuitzol Hideroa, Esteban Reyes y Jesús Garcés Jiménez, director, subdirector y comandante de la Policía Ministerial de Hidalgo, protegían a Los Zetas. Su apoyo consistía en dar protección a los sicarios que llegasen a ser detenidos y consignados a separos de la Policía Ministerial, así como proteger los lugares donde se vendía droga.
Si los detenidos eran de la compañía, estos mandos oficiales informaban al jefe de la plaza que ya tenían la investigación de dichas personas, y del lugar, aconsejando cambiar el lugar de venta y a los tenderos y sugiriendo su cambio para protegerlos… (proceso)
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