viernes, 25 de enero de 2013

Entrevista al diputado y candidato del partido Meretz, Nitzán Horowitz:“La población de Israel sufre las consecuencias de la imposición religiosa”
José Danor


Pocos días antes de las elecciones, el diputado del partido Meretz, Nitzán Horowitz, hizo tiempo en su apretada agenda para conceder una entrevista a Aurora. Repasamos con él los temas que consideramos más trascendentes para los lectores.
Recordamos que durante la campaña electoral anterior candidatos hablaron sobre casamiento civil y no pasó nada. Tampoco preocupa, por lo menos esa es la impresión, el tema de la conversión al judaísmo que bloquea la integración de muchos olim. ¿Qué hace Ud. junto con su partido para traer un cambio en estos asuntos?
Los temas que Ud. menciona en su pregunta, como el casamiento y divorcio civil, conversión al judaísmo y más que hacen a las relaciones entre el Estado y la religión son fundamentales en la plataforma de Meretz. Lamentablemente, en Israel no hay separación entre el Estado y la religión. Cientos de miles de ciudadanos sufren por ello.
La responsabilidad la tienen los partidos religiosos que ejercen su influencia y reciben el respaldo de los grandes partidos laicos. Sin el apoyo de Biniamín Netanyahu, Avigdor Lieberman y el Laborismo, no podrían hacer lo que hacen.
Lamentablemente Meretz, completamente solo, combate esta situación. Vivimos algo completamente anormal. El 75 por ciento de la población, incluyendo al sector religioso apoya el casamiento civil pero en el Parlamento solamente ocho o nueve diputados se animan a expresar su respaldo. El resto prefiere no enojar a los partidos religiosos.
Si bien Meretz organiza en algunos sitios un autobús que cumple recorridos en shabat, (desde el viernes de tarde hasta el sábado de noche). Eso parece más un acto de relaciones públicas que una solución para quienes no cuentan con otro medio para trasladarse.
El autobús que Meretz financia en diversos puntos del país es parte de una acción combinada que incluye un proyecto de ley y solicitudes, en algunos casos ya aprobadas, a consejos municipales para que autoricen el transporte público en los días de descanso. Queremos despertar a los medios de comunicación y obtener el respaldo de la ciudadanía. Ya hay un pequeño cambio y continuaremos en nuestro esfuerzo. Roma no se construyó en un día, dice la consabida frase.
En su sitio web, Ud. menciona el proyecto de ley que facilita la adopción de niños extranjeros. ¿Piensa seguir adelante con la iniciativa?
La sociedad israelí es muy familiar y son pocos los niños nacidos en el país que son candidatos a la adopción. La alternativa es adoptar un niño en el extranjero. El proceso es muy burocrático y difícil. A ello se añade la conversión al judaísmo. En forma natural, padres judíos desean que su hijo también lo sea. Aquí es donde aparecen las barreras que imponen tanto el Rabinato como los políticos ortodoxos.
Exigen que la familia practique la religión en forma total. Esto incluye enviar a los hijos al colegio religioso, cuidado de cashrut en la casa y no viajar en sábado. Estas exigencias no son racionales para la gran mayoría laica.
A esto le llamamos simplemente imposición religiosa y extorsión.
La Suprema Corte reconoció como válidas las conversiones de los movimientos conservador y reformista pero el ministerio del interior pone trabas de toda clase. Algo similar sucede con los hijos de matrimonios mixtos. Si la madre no es judía las trabas son enormes y esos chicos no podrán casarse por medio del Rabinato.
Mientras continúe en el gobierno una coalición en la que predominan los argumentos de Shas y Yahadut Hatorá esto no cambiará.
Tiempo atrás el presidente de la Knéset, Reuven Rivlin, afirmó que “Israel no está preparado para aceptar casamientos entre personas
del mismo género”. Ud. como veterano luchador por los derechos de los homosexuales, ¿qué piensa sobre el tema?


Encuestas mostraron claramente que la mayoría de la población está dispuesta a aceptar matrimonios entre personas del mismo sexo. Hay decenas de miles de parejas del mismo sexo que, además, tienen hijos. El público lo ve; muchas personas tienen a alguien cercano que está en esa condición. La Knéset debería regularizar estas uniones por medio de una ley. Tanto para este tema cono los que mencionamos anteriormente, hay que decir que Lieberman engañó a los votantes. Les prometió una legislación y no cumplió. Los votantes se sienten engañados.
Vergonzosamente, mujeres pertenecientes a la corriente de judaísmo reformista, que rezan en el Kotel (Muro Occidental) son combatidas no solamente por ortodoxos sino por la Policía. ¿Cuál es su opinión al respecto?
En Israel existe una completa falta de tolerancia hacia prácticas religiosas no ortodoxas. Lo que no es ortodoxo está prohibido. Los judíos reformistas y conservadores, a estar por los gobernantes, sirven para hacer lobby por Israel en Estados Unidos y donar dinero.
Las mujeres del Kotel son el mejor exponente de los castigos. El trato de los rabinos y la Policía es avergonzante.
En América Latina hay, mientras nosotros hacemos la entrevista, personas que piensan en la posibilidad de venir a Israel. Como israelíes, ¿todavía queremos que hagan aliá o preferimos que se queden allí y fortalezcan sus comunidades?
Meretz es un partido sionista que apoya la aliá. Queremos que quienes llegan sean bienvenidos y se integren a la sociedad. Nuestras raíces provienen de Hashomer Hatzair que hasta hoy tiene una intensa actividad en el continente latinoamericano. Cuando hablamos de sionismo es porque pensamos que Israel es un Estado judío y democrático, el Higar nacional del pueblo judío que, además, otorga derechos a ciudadanos que no lo son.
Los que pretenden anexar los territorios, en los que viven millones de palestinos convertirán a Israel en un Estado no judío ni democrático.

En un plano más general, su partido, Meretz, fue el primero en anunciar que no entrará en ninguna coalición en la que Biniamín Netaniahu sea primer ministro. Según las encuestas parecería que Netanyahu continuará en el cargo, por lo que Ud. permanecerá en la oposición…
Netanyahu quiere que siga la “congelación” política que no haya conversaciones con los palestinos. Este camino nos lleva a una catástrofe. Hay una “extremización” de la derecha que abandonó por completo la tradición liberal. El cambio vendrá solamente cuando haya otro gobierno. No estamos condenados a vivir hasta la eternidad bajo el dominio de Netanyahu y Lieberman. La manera de cambiar no es sumándose al rival sino construir una alternativa. Avodá no lo hace porque siempre se suma al Gobierno.
Con respecto al proceso de paz, ocurre algo increíble: el gobierno no quiere hablar con quienes viven a media hora de acá. En cambio estuvo dispuesto a firmar un acuerdo con dos enemigos como Hamás y la Jihad Islámica. Debemos asumir que un Estado palestino con fronteras reconocidas es un interés israelí.
Por último, ¿qué piensa acerca de los recientes casos de corrupción en los que estuvieron envueltos políticos de diversos partidos?
Es importante destacar: Israel no es un país corrupto. Hoy escuchamos más que hace 20 o 40 años por la dinámica de los medios de comunicación. En el mundo no son muchos los países en los que personalidades políticas como ministros y diputados son condenados a la cárcel por delitos económicos o de otra clase. La tarea nuestra es fortalecer a la Policía y la Poder Judicial para que actúen con energía y rapidez.

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