Jesús visto a través del Islam
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Quizá
la concepción islámica de Cristo pueda servir de base para una mejor comprensión
del Islam por parte del mundo cristiano
Por el Seied Husein Nasr
Siglos de confrontación
con el Occidente cristiano, seguidos por un período de intensa actividad
misionera, que con nuevas formas continúa todavía en algunas regiones del mundo
islámico, han creado en algunos musulmanes contemporáneos cierta aversión, no
sólo al Cristianismo, sino incluso, para algunas clases modernizadas, a la
concepción islámica de Cristo y María. Como respuesta al agresivo ataque que, en
el pasado, tantas fuentes cristianas llevaron a cabo contra el Islam, ciertos
musulmanes modernizados han tratado de olvidar o de relegar a un segundo plano
las enseñanzas del Islam acerca del Cristianismo. Se han dado reacciones aún más
extremas entre los musulmanes del subcontinente indio. A resultas de ello, en
ciertos lugares se ha creado una cristología que está, por decir lo menos,
completamente alejada de lo que el Islam ha enseñado tradicionalmente sobre el
tema.
En esta breve exposición no nos
ocuparemos de esas reacciones recientes, sino de la enseñanza tradicional del
Islam sobre Jesús. A algunos cristianos podría parecerles poco convincente que
el Islam ponga tan de relieve el papel de Jesús, pero esta actitud tiene
importancia para entender la perspectiva total del Islam. Además, en el
secularizado mundo de hoy, podría servir de consuelo espiritual para los
cristianos, asediados por una atmósfera corrosiva que quiere devorar hasta la
médula y los huesos de la religión, saber que millones de musulmanes de todo el
mundo dan fe del origen divino del Cristianismo y veneran a su fundador, aunque,
naturalmente, desde una perspectiva diferente.
El Islam no acepta la
idea de encarnación o de relación filial. En su perspectiva, Jesús hijo de
María, ‘Isâ ibn Maryam, fue un profeta principal, un polo espiritual de toda la
tradición abrahámica, pero no un Dios‑hombre ni el hijo de Dios. No obstante, su
nacimiento milagroso de una madre virgen, a quien el Corán se refiere como a la
mujer elegida entre todas las demás mujeres del mundo, es mencionado
explícitamente. Y también lo es el hecho de que él era“el Espíritu de
Allâh” (rûhallâh). Su función especial como portador de una vía
espiritual, más bien que de una ley religiosa, es también fundamental en las
enseñanzas islámicas. El Corán, sin embargo, no acepta que fuera crucificado,
sino que afirma que fue llevado directamente al cielo. La cuestión de la muerte
de Jesús es el “hecho” que se resiste a cualquier interpretación que pudiera ser
común a la visión cristiana e islámica del acontecimiento. En cualquier caso, el
sentido de la crucifixión y la idea de redención que ésta significa son tal vez
el aspecto del Cristianismo que más difícil de comprender resulta para el
musulmán corriente.
El Profeta del Islam
tenía una especial estima por los cristianos y puso de relieve la función de
Cristo dentro del Islam refiriéndose a la segunda venida de Cristo al final del
mundo. La escatología islámica, por tanto, aunque no es idéntica a la cristiana,
se refiere a la misma figura central de Jesús. Por la función escatológica
asignada a Jesús en el Islam, así como por las muchas referencias a él y a la
Virgen María que hay en el Corán, Jesús desempeña un papel en la conciencia
religiosa diaria de los musulmanes igual al de Abraham, y subordinado, claro
está, al del Profeta. Además, en el esoterismo islámico desempeña una función
muy importante, de la que dan testimonio los muchos escritos de sufíes como Ibn
‘Arabî, Rûmi y Hâfiz.
Si se analiza con
atención la descripción coránica de Jesús ésta revela que Jesús posee tres
aspectos, pertenecientes al pasado, el presente y el futuro, y que corresponden
respectiva mente a su función de mantener la Tora, de celebrar y
perpetuar la Eucaristía, y de anunciar la llegada del Profeta del Islam. Los
musulmanes interpretan perikletos (que significa el Ilustre) como
parakletos (el Alabado), que corresponde a uno de los nombres del Profeta
del Islam, Ahmad (de la raíz hmd, que significa alabanza). El
Corán declara:
“Y cuando ‘Isa ibn
Maryam dijo: ¡Oh, hijos de Israel! Yo soy el mensajero que Allâh os ha enviado,
en confirmación de lo que fue (revelado) antes de mí en la Tora y para traer la
buena nueva de un Mensajero que vendrá después de mí y cuyo nombre es el
Alabado (Ahmad)” (LXI, 6).
Para los musulmanes es inconcebible que
una manifestación religiosa tan importante como el Islam hubiera sido silenciada
por Cristo, y ven en su anuncio del reino del Paráclito una referencia al
advenimiento del Islam. Su función en el futuro consiste, de hecho, como se
afirma en el versículo coránico citado, en anunciar la venida del Profeta del
Islam y también, naturalmente, en cerrar el presente ciclo humano.
En la conciencia
religiosa islámica tradicional, Jesús se une a Moisés y Abraham para representar
el aspecto ternario de la tradición monoteísta, cuya recapitulación se encuentra
en el Profeta del Islam. En esta perspectiva, Abraham representa la fe, Moisés
la ley y Cristo la vía espiritual. El Profeta del Islam, como profeta
final, “el sello de la profecía”, es la síntesis de todos estos aspectos.
Existe, de hecho, un tipo especial de sabiduría crística (hikmah
‘isawiyyah) dentro del Islam, que consiste en elementos de interioridad,
anterioridad y una suerte de elixir o néctar divino que pueden verse en ciertas
formas de sufismo. Por otra parte, semejante sabiduría, así como la personalidad
espiritual de Jesús, está estrechamente relacionada con la Virgen, y el Corán se
refiere a ambos como a una sola realidad. Afirma, por
ejemplo,
“Y Nosotros (Allâh)
hicimos del Hijo de Maryam y de su madre un signo (milagroso)” (XXIII,
50).
A pesar de las
diferencias que existen, y que de hecho deben existir si cada religión ha de
conservar su propio genio espiritual y su autenticidad, la concepción islámica
de Jesús proporciona una base firme para la comprensión del Cristianismo por
parte de los musulmanes, siempre y cuando se abstengan de reaccionar ante las
intimidaciones provocadas por los ataques modernos contra el Islam y retornen al
estudio profundo de sus propias fuentes tradicionales. Pero esta concepción
también puede ayudar a los cristianos a captar mejor lo que el Islam significa
realmente para los que respiran dentro del universo al que ha dado lugar. Quizá
la concepción islámica de Cristo pueda servir de base para una mejor comprensión
del Islam por parte del mundo cristiano. Podría ayudar a que los cristianos se
dieran cuenta de que el sol de su mundo espiritual, al que tanto aman, es
también una estrella resplandeciente en el firmamento de otro mundo y desempeña
un importante papel en la economía religiosa y espiritual de otra colectividad
humana.
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