sábado, 9 de febrero de 2013

¿Aprueba el Islam la violencia contra no musulmanes?


¿Aprueba el Islam la violencia contra no musulmanes?

La violencia no es musulmana. Es criminal

28/12/2011 - Autor: Nasreen Amina - Fuente: Mariposas en la Tormenta
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atentados contra cristianos nigerianos
Una cadena de atentados explosivos sacudió a Nigeria durante la celebración de misas de Navidad en iglesias católicas.
Dice Página 12: “Una cadena de atentados explosivos sacudió a Nigeria durante la celebración de misas de Navidad en iglesias católicas, arrojando un saldo de 40 víctimas. El primero y más mortífero de los ataques tuvo lugar cuando una potente explosión destrozó la Iglesia de Santa Teresa, en las afueras de Abuya, la capital nigeriana, donde los servicios de emergencias informaron que habían rescatado decenas de cadáveres del interior del templo… El grupo islamista radical Boko Haram (término que en lengua de la etnia local hausa significa “la educación occidental es pecado”) reivindicó los ataques.
La primera idea que golpea la mente de quien lee este párrafo es “Los musulmanes son terroristas, violentos y fanáticos de la violencia”. Sin embargo, tengo que decirles que esta idea está basada en un triste prejuicio y desconocimiento de la realidad del Islam.
¿Aprueba el Islam la Violencia contra los No Musulmanes?
Absoluta y Enfáticamente NO. El Islam es una religión de paz. No hay nada en el Corán, en la doctrina o en la ética islámica que permita, estimule o justifique la violencia en ninguna forma y bajo ninguna circunstancia. Aunque la idea que se tiene en occidente es que la violencia en la religión musulmana es parte de la práctica, el reconocimiento a los Derechos Humanos para hombres y mujeres en un plano de igualdad, sin importar raza, origen o credo religioso encuentra en el Corán su fuente original.
El Islam reconoce a los dzimmíes (las minorías no musulmanas en el seno de una sociedad islámica) los mismos derechos que tienen los musulmanes salvo en cuestiones determinadas que no les afecten, del mismo modo en que pesan sobre ellos las mismas obligaciones salvo excepciones equivalentes a lo que sólo incumbe a los musulmanes.
Dijo el Profeta Muhammad (saw): “Quien daña a un dzimmí, me daña a mí, y quien me daña, daña a Allah.”  Es un gran pecado hacer daño a los grupos minoritarios, de cualquier tipo. Un musulmán que haya incorporado en su corazón y vida el mensaje de Allah, no molestará ni menos tomará la vida de alguien que piensa, vive o siente diferente."
Existe una Declaración de los Derechos Humanos en el Islam (DDHI), también conocida como Declaración de El Cairo (1990), por parte de los estados miembros de la Organización de la Conferencia Islámica que proporciona una visión general de la perspectiva musulmana sobre los derechos humanos y fija la Sharia – ley islámica, en sentido general- como su fuente principal. La DCDHI declara que su objetivo es ser una guía para los estados miembros de la OCI en el campo de los derechos humanos. Generalmente, esta declaración se considera como homólogo y respuesta a la Declaración Universal de los Derechos Humanos redactada por Naciones Unidas en 1948.
Pero aún si esta Declaración no existiese, no comprometería en absoluto los derechos inalienables de la humanidad. En el Islam, todas las personas son profundamente iguales. Cada ser humano es por tanto parecido a sus semejantes; la humanidad forma una comunidad fraternal al servicio de un único Dios. En este contexto espiritual, el concepto islámico de unicidad es dominante y central; comprende necesariamente el concepto de unidad humana y la fraternidad entre los seres humanos.
Dice el Corán: “¡Creyentes! Sed íntegros ante Dios cuando practiquéis la justicia, que el odio a un pueblo enemigo no os incite a obrar injustamente. ¡Sed justos! Esto es lo más cercano al temor de Dios” (Corán, 5:8).
La vida humana es sagrada y no debe ser tomada ni atropellada sin razón. Cuando se viola el carácter sagrado de la vida matando a una persona sin causa justificada, el Sagrado Corán lo compara con la muerte de la humanidad entera; “(…) Aquel que matase a un apersona que no hubiera matado ni que haya corrompido en la tierra, es como si hubiera matado a toda la humanidad”.
Dijo del Profeta Muhammad (saw) que no hay diferencia entre un árabe y un extranjero (no árabe), entre un hombre y una mujer, entre un rico y un pobre, excepto por la piedad, la conciencia de Dios. Aquella persona que se respete a sí misma, estará definitivamente en favor de la implementación y vigilancia de los derechos humanos.
El Islam ordena, por palabra de Allah, respetar a las “Gentes del Libro” esto es, a Cristianos y Judíos. Los musulmanes reconocemos la Torá y la Biblia como revelaciones anteriores de Dios a la humanidad. Reconocemos a Abraham, Moisés y Jesús como nuestros profetas y figuras claves en el desarrollo de nuestra Fe. Promover una convivencia pacífica basada en el respeto a los Derechos Humanos es un mandato irrenunciable para todo musulmán que sea digno de llamarse tal.
Yaratullah Monturiol señala que bajo el viejo código tribal árabe de hospitalidad y protección al vencido, cualquier miembro podía, al menos temporalmente, dar asilo político, es decir, protección válida contra todo, a individuos que buscaban refugio (al-amân ma´ruf). Siguiendo las instrucciones coránicas pertinentes, esta institución del Islam se desarrolló en tratados de relación permanentes (al-amân mu´abbad) entre el estado islámico y sus habitantes no musulmanes de entre las religiones del Libro, lo que se ha llamado adz-dzimma.
Esta autora cita como ejemplo de esto, el pacto del Profeta Muhammad con los cristianos de Naÿrán en 631, que disfrutaban de protección “de sus vidas, propiedad, tierras, fe, templos y todas sus pertenencias” al igual que los musulmanes. Bajo este estatus, las minorías religiosas en el mundo musulmán disfrutaban de una autonomía prácticamente completa y de autogestión en cuestiones religiosas, incluidos los asuntos personales, familiares, leyes de herencia y ley criminal cuando las ofensas se cometían en el seno de la minoría.
El uso de la religión para justificar el odio y darle a la violencia un barniz de santidad que no tiene, es un recurso popular al que recurren grupos cuyo objetivo no es, en ningún caso, honrar la Fe. Si así fuese, someterían su conducta a la paz y no a la muerte.  Resentimientos personales, culturales, de clase, intereses políticos y económicos, se encuentran en el fondo de estas atrocidades que en nada representan a los musulmanes en general ni menos son expresión del rol que Dios nos ha dado en la tierra. El enfrentamiento entre musulmanes y cristianos no es parte de nuestra ética y debe ser rechazado de plano por los creyentes verdaderos. El “Odio Ciego” no es islámico, es pecado mortal. La violencia no es musulmana, es criminal. Punto.

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