sábado, 2 de marzo de 2013

Israel y la agresión contra Siria

Israel y la agresión contra Siria

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Por: Gustavo Robreño
Desde que comenzó la agresión contra Siria hace casi dos años, con la participación coaligada de la OTAN, Turquía y las monarquías autocráticas del Golfo, mucho se especuló acerca de cuál sería el papel de Israel en medio de ese conflicto, teniendo en cuenta que la entidad sionista que hoy rige el dúo Netanyahu-Lieberman ha considerado siempre a Siria -con su territorio del Golán ocupado por Israel- como uno de sus vecinos más consecuentes y decididos, que no olvida esa cuenta aún pendiente.
Así las cosas, los observadores más alertas apuntaron que, de una u otra manera, el régimen israelí siempre estaría involucrado en la brutal agresión que llevan a cabo las llamadas potencias occidentales contra la independencia y la soberanía de Siria, bajo el pretexto de lograr el derrocamiento del gobierno de Bashar Al-Assad, para situar allí una gobernación títere estilo Libia e ir cumpliendo el plan ocupacionista que, según se ha denunciado públicamente y nadie ha desmentido, abarca a siete países de la región y fue elaborado hace años por el Pentágono yanqui.
Hasta el momento, se hablaba de ayuda israelí en armamento, logística de diverso tipo e información de inteligencia a los grupos mercenarios armados introducidos en territorio sirio con el propósito de desestabilizar al país y hacerlo ingobernable, lanzar actos terroristas para masacrar y aterrorizar a la población civil, todo lo cual es complementado por las sanciones económicas de Estados Unidos y la Unión Europea, que pretenden de este modo impedir el desarrollo normal de la vida del país y crear malestar interno que facilite la intervención extranjera.
No obstante, todo lo anterior parece haber fracasado y los agresores se ven frustrados ante una realidad que no habían tenido en cuenta: aunque pagando un elevado precio en vidas y en bienes materiales, la resistencia del pueblo, el Ejército y el Gobierno sirios sigue firme y no se perciben importantes brechas en sus filas ni un eventual desplome.
Ante tal situación, que se prolonga ya mucho más de lo calculado por los agresores y llegados éstos al borde de la desesperación ante lo que parecía ser una operación relativamente fácil y rápida, para la cual venían preparando las condiciones con antelación, se produce ahora la participación directa del régimen sionista mediante el lanzamiento del ataque aéreo contra un centro de investigaciones técnico-militar situado en la localidad de Jemraya, en las afueras de Damasco.
Se dice, coincidentemente, que este centro había sido objeto de fracasados ataques anteriores por parte de grupos mercenarios armados y no habían alcanzado sus propósitos, lo cual confirma la participación operativa de las fuerzas israelíes en la agresión, tal como admitió Ehud Barak, ministro de Defensa israelí, durante la Conferencia de Seguridad recién celebrada en Munich.
Por cierto, que según las informaciones llegadas desde allí, Barak añadió que este ataque era una prueba de que “cuando decimos algo, lo decimos en serio”, dando lugar a los más diversos análisis e interpretaciones acerca de quién o quiénes son en realidad los destinatarios del mensaje lanzado por el régimen israelí, inmediatamente después de los comicios en que el dúo Netanyahu-Lieberman logró ratificarse trabajosamente.
Resulta difícil creer que el amenazador mensaje, que intenta ser esclarecedor, vaya dirigido sólo a Siria o incluso el siempre presente Irán. Pudiera ser también un recordatorio a la Administración Obama.

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