sábado, 23 de marzo de 2013

La creencia y el escepticismo

La creencia y el escepticismo

¿Cómo entendía Rumi estos sentimientos religiosos, esta inevitable necesidad espiritual de los seres humanos?

22/03/2013 - Autor: Sefik Can - Fuente: El Significado de la Vida
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Sefik Can.
Existen numerosas religiones y creencias diferentes en el mundo habitado por miles de millones de personas. En todo el mundo, hay mezquitas, iglesias y sinagogas. Desde tiempos remotos en la historia, personas de diferentes etnias y naciones han venerado en innumerables templos de devoción, rezando a ídolos que ellos mismos construían en sus numerosos templos. Es un hecho innegable que los seres humanos necesitan venerar. Una persona que no cree sentirá seguramente un vacío interior. Tras perder su fe, Tevfik Fikret, el conocido poeta turco del S.XX, sintió la necesidad de creer y se quejó diciendo, "Todo está vacío, la Tierra esta vacía, el cielo está vacío, el corazón y la conciencia están vacíos, me gustaría aferrarme a esta senda pero no tengo ante mí un objetivo". Mehmet Akif (el autor del himno nacional turco) señaló: "Un corazón oxidado sin fe, no es nada sino una carga en el pecho". Incluso hoy en día, no importa cuán materialista sea la sociedad, la gente no ha sido capaz de apartarse de la creencia religiosa. El ejemplo más reciente de este hecho a nivel mundial es Rusia. Los gobiernos comunistas soviéticos prohibieron la religión pero no pudieron eliminarla. A pesar de todos sus esfuerzos, se comprobó que la teoría que propugnaba "La religión es el opio de las masas" era errónea.
¿Cómo entendía Rumi estos "sentimientos religiosos", esta inevitable necesidad espiritual de los seres humanos? Ya que Rumi consideraba a los seres humanos, como seres que llevan consigo la Confianza Divina, amaba a la gente sin prestar atención a qué fe o creencia pertenecían, y por lo tanto respetaba todas las religiones. Es por esta razón que detrás del ataúd de ese gran santo, no sólo musulmanes sino también cristianos y judíos derramaron lágrimas. Como Aflaki narra: "Un predicador en Konya, cuando hablaba de los cristianos indicaba “Alabado sea el Señor que no nos permitió hallarnos entre los cristianos”. Cuando le contaron esto a Rumi, dijo: “Está equivocado y equivoca a otros. Se está pesando con la balanza de los cristianos y presume porque da la casualidad que pesa un gramo más. Si se pesara con la balanza de los profetas y santos, se daría cuenta de su verdadero valor”".
Ya que todas las cosas y seres reflejan las manifestaciones de los Atributos Divinos, acontecimientos que parecen contradictorios están basados en una sabiduría suprema que nuestras mentes quizás no entiendan. Todo se encuentra bajo el control de Dios, todo proviene de Dios. Los seguidores de todas las religiones y creencias están llevando a cabo Sus órdenes y caminan en la línea del destino que Él ha dibujado. No tenemos el derecho de criticar a nadie en este sentido. Cada seguidor de una creencia cree que su creencia es verdadera y camina en ese camino aunque con respecto a otras creencias sea errónea. Rumi explica esta cuestión en los siguientes pareados del Mesnevi:
En el mundo hay escaleras invisibles, (que se dirigen) escalón a escalón a la cima del Cielo. Hay una escalera diferente para cada clase, hay un cielo diferente para cada camino (del viajero). Todos y cada uno desconocen las condiciones de los demás en el reino (que es) amplio y sin comienzo ni fin. (102)
Ya que la predestinación de Dios en el pasado eterno y Su Voluntad se manifiestan en la forma en que la gente venera y cree, aquellos que permanecen fuera del "camino de la guía" son gente que camina en el "camino de la equivocación" y Dios sabe de todos ellos. Por lo tanto, el Sagrado Corán no comienza diciendo "El Señor de los musulmanes" sino "el Señor de los mundos" (el Señor de todos los seres, de todo el mundo y de todo aparte de Dios). Hemos de saber bien que Dios es el Único que crea la guía y la equivocación. Todo depende de Su voluntad y predestinación en el eterno pasado. Si Dios así lo quiere, puede guiar a una persona extraviada al camino de la verdad. También puede extraviar a alguien que camina en el camino verdadero al camino equivocado. Esta es la Voluntad de Dios, que la mente no puede entender. Es también cierto que encontrar el camino verdadero o desviarse de él es el resultado de la predestinación en el pasado eterno, y con el permiso de Dios, nuestros esfuerzos y empeños también desempeñan un papel en ello. Por esta razón los gnósticos han dicho: "La predestinación del eterno pasado ama el esfuerzo". Si prestamos atención, podemos ver y sentir que Dios otorga a la persona el éxito en el campo en el que se esfuerza. Si el alma de una persona está podrida a causa del mal, actos inapropiados y actitudes inadecuadas emergen de esta persona. Si la esencia de una persona es buena, emergen de él buenas obras y actos. Esto quiere decir que lo bueno o lo malo de las obras depende de lo bueno o lo malo de la esencia.
Existen numerosas creencias comunes entre las religiones mundiales. Por ejemplo, en todas las religiones los actos de matar, robar y mentir son pecados. Considerando estos aspectos comunes de las religiones, Akbar Shah, el gran gobernador turco-mogol de la India, quiso crear una nueva religión agrupando todas las religiones y creencias, pero el gran santo Imam-i Rabbani Ahmad Sirhindi le previno de este intento y ayudó a preservar la fe de millones de musulmanes en la India, Pakistán y Java.
Rumi también consideró y explicó las nociones de la fe y el escepticismo de un modo diferente:
    Mira al creyente y al infiel con el ojo del corazón.
    No tienen nada sino el grito "¡Oh Señor!" Y la exclamación "¡Oh
    Aquél que nunca muere! Según sus propias creencias".
(103)
Si consideramos el cielo como la cúpula de una gran casa de veneración, debajo de esa cúpula se elevan numerosas mezquitas, iglesias y sinagogas. De modo distinto, en las casas de devoción de cada religión las personas de etnias y naciones diversas rezan y le piden ayuda al Único e Incomparable Dios. ¡Cuán glorioso, cuán grande, cuán altísimo es Aquél cuyo Sagrado Nombre se pronuncia en lenguas diferentes! Él conoce todas las lenguas, comprende a todo el mundo, escucha los rezos de Sus siervos que le rezan con las manos abiertas, no importa donde se hallen ni en que casa veneren. Incluso conoce lo que hay en sus mentes y corazones. En un pareado del Mesnevi, Rumi ex-plica como Dios, el Más Misericordioso, el Más Compasivo, protege a Sus siervos, diciendo: "Cualquier cosa que el alma del hombre y la mujer se esfuerce en hacer, el oído y el ojo del alma del Rey están presentes". (104)
Como Rumi indica, el musulmán en una mezquita, el cristiano en la iglesia y el judío en la sinagoga, todos ellos por igual se dirigen a Dios. Si nos atascamos en formalidades y nos dejamos llevar por las apariencias, los clasificamos como musulmanes, cristianos y judíos basándose en sus creencias y los lugares de veneración a los que asisten. Sin embargo, a los ojos de Dios, no importa a qué religión o creencia pertenezcan, todos ellos son Sus siervos. Por lo tanto, Ziya Pachá indica, "A los ojos de Dios, el musulmán y el que adora el fuego son uno". Esto quiere decir que ambos son Sus siervos, "La falta de fe, también, es sabiduría en relación al Creador, (pero) cuando se la atribuyes al ser humano, es una cosa nociva". (105)
¿No ves que la polilla vuela hacia la llama de una vela, en una mezquita, iglesia o sinagoga, sin hacer ninguna distinción entre ellas? Dios ha abierto Su mesa no sólo a los musulmanes, sino también a los que no son musulmanes e incluso a aquellos que le niegan, y así alimenta a todos generosamente. No los distingue como creyente o infiel, en lo que respecta a mantenerlos vivos. En otro poema, Rumi señala, "Debes saber bien que la creencia y la falta de fe son como la yema y la clara de un huevo. Hay una membrana que las separa. Por lo tanto no se mezclan. Con la gracia y el favor de Dios, cuando la gallina pone el huevo bajo su cuerpo, la creencia y la falta de fe por igual desaparecen y el pollito de la unicidad (wahdat) rompe el huevo y aparece".
Rumi, que no contempló los aspectos exteriores de la religión sino la verdad en ellos, expresa en uno de sus dísticos: "Debes saber que el enamorado de Dios no puede ser musulmán, en la secta del amor no hay ni fe ni falta de fe. En el enamorado no hay cuerpo ni mente ni alma ni corazón y si una persona no es así entonces esa persona no es un enamorado de Dios".
Estos temas no se deben malinterpretar. Rumi quiere decir que si el enamorado de Dios no puede entender la idea de la unicidad y la idea de que toda la gente que venera en mezquitas, iglesias y otros templos de devoción de diferentes maneras realmente se dirigen a Dios, que en definitiva le ruegan en lenguas diferentes y que la esencia de todas las religiones es la misma, entonces esa persona no puede ser un verdadero musulmán. Una interpretación musulmana del Islam como ésta se halla todavía en un estado de asimilación, aún no ha podido ascender al nivel de la realización. Es decir, esa persona no ha podido convertirse en un musulmán en el sentido verdadero de la palabra. En otro pareado Rumi señala: "Eres por igual un infiel y representas la falta de fe y eres peor que estos dos. Eres, al mismo tiempo, el creyente y la fe, y eres la cabeza de los dos". Debemos saber que esto es otro modo de expresar la misma idea.
Tal y como el agricultor es denominado kafir (alguien que no cree y cubre la verdad), ya que esconde la semilla debajo de la tierra, una persona que desconoce lo que hay dentro de él y cubre la verdad es también un kafir. Por la misma razón, una persona que tiene conocimiento de lo que hay dentro de él es un poseedor de fe, un creyente. Porque en el Noble Corán aparece: "Dondequiera que estéis, Dios está con vosotros". (106) Una persona que no se percata de la Confianza Divina que hay en él es uno que no cree y una persona que sí se da cuenta de ello es sin duda un creyente.
Cuando leemos dísticos que contienen las palabras "creencia" y "falta de fe" en la poesía de Rumi y otros poetas sufíes que consideran estas opiniones sufíes, como la idea de la unicidad, no debemos confundirnos y malinterpretarlos. Por ejemplo, estudiemos este pareado de Rumi: "Mi falta de fe, incredulidad, es el espejo de la fe que se halla en ti. ¡Oh hijo! Reflejas en mí la creencia y la falta de fe, ambas por igual". (107) En este pareado se da una referencia implícita al hadiz del Profeta: "Un creyente es el espejo de otro creyente". Rumi quiere decir que cualquier cosa que creas en ti, mírala dentro de mí porque soy tu espejo, miras y ves en mí la creencia y la incredulidad. Rumi no tiene en consideración la fe de aquellos que veneran haciendo alarde de la ostentación ni de aquellos que valoran la forma de la fe más que el espíritu de la misma. Quiere que avancen su fe de la imitación a la comprensión. En un dístico señala: "Si la madraza islámica y el minarete no se derrumban, los estados espirituales de los enamorados de Dios que caminan en los caminos de la verdad, con sinceridad y sin ostentación, no obtendrán estabilidad. Ningún siervo de Dios puede ser considerado musulmán si venera con objeto de obtener una ganancia, y la fe que está basada en la imitación se considera como “falta de fe” y asimismo hasta que la fe de un buscador de la verdad que se considera “falta de fe” por aquellos que no pueden comprender la verdad, se considere como la verdadera fe". En este dístico, el tema es la fe errónea de aquellos que no se apoyan en el amor de Dios y que no alzan su fe de la imitación a la comprensión, que según Rumi es más bien falta de fe.
Mientras sufíes inmaduros acusan de ser infieles a los enamorados de Dios que no dan prioridad a las formalidades, los enamorados de Dios los consideran infieles porque no penetran en la esencia y saben la verdad. Por lo tanto, Rumi señala, "¿No sabes que nuestra falta de fe es el espíritu del Islam?". (108) Rumi nos recuerda frecuentemente que es erróneo llamar a alguien infiel mirando sólo a sus aspectos exteriores. En otro pareado, Rumi expone que, "Si caminas sin ver, el camino es la esencia misma del error. Si te apoyas en el ojo pensando que ves algo, esto es la flecha de la calamidad. ¿Cómo sabrías el lugar verdadero de la gente en la madraza y en la iglesia y dónde están realmente mirando sólo sus formas, de un modo metafórico, sin conocer su esencia?".
Como se aprecia en los ejemplos anteriores, Rumi transcendió la fe y la falta de fe, consiguió el amor y la unicidad y encontró a Dios y a la verdad. Explica este tema claramente en los siguientes pareados: "De modo externo al mundo de la fe y la falta de fe existe un lugar. No es el lugar de cada joven, inmaduro y bella persona. Para alcanzar ese lugar único y este nivel extraordinario la persona tiene que sacrificar su vida y corazón para agradecer el haber alcanzado ese lugar". Este nivel espiritual no es una categoría que cualquier siervo pueda ser digno de alcanzar. En otro dístico Rumi habla del gnóstico que obtiene este nivel: "Hay una llanura fuera de la falta de fe y ser musulmán. En medio de este llanura se halla nuestro amor. Cuando el gnóstico llega a este espacio abierto, pone su cabeza en el suelo y se postra porque en esta llanura no se da ni la falta de fe ni ser musulmán".
En los siguientes poemas Rumi explica cómo superó con el amor de Dios los obstáculos de la falta de fe, la fe, el yaqin (certeza), el escepticismo y alcanzó a Dios y a la verdad: "Y si habla de la incredulidad, tiene la esencia de la verdadera religión y si habla de dudas, sus dudas se vuelven certeza". (109) "Me diluyo como la sal en el mar de la claridad, el mar de la alegría espiritual. Allí no queda en mí incredulidad, fe, certeza o escepticismo. Allí aparece una estrella dentro de mi corazón. Es una estrella tal que los Siete Cielos y todo dentro de ellos desaparecieron en ella". Cuando oigas las opiniones de Rumi sobre religión, fe e incredulidad no supongas que está aportando ideas nuevas, a saber, como si efectuara reformas en el campo de la religión y la fe.
Estas opiniones no pertenecen tan sólo a Rumi. Pero la realidad es que ya que Rumi era un gran poeta de enorme talento además de ser un gran santo, explicó esta cuestión difícil de entender de una forma bonita y clara. Otros poetas también han mostrado interés sobre este tema. Por ejemplo, Hafiz de Shiraz (fallecido en 1390) señala que, "No hay diferencia entre la Kaba y el templo de los ídolos. Adondequiera que te dirijas estás con Dios y cualquier cosa que veas es Su poder y Arte". Otro poeta escribe, "Algunas veces me confino en una iglesia, algunas veces me siento en la mezquita. Oh Dios, estoy buscándote casa por casa". Mientras que otro poeta declama: "Oh Dios, arrojo al fuego y quemo esta religión y creencia que no me lleva a Ti. En vez de una creencia hago Tu amor mi guía. ¿Hasta cuándo puedo esconder Tu amor? Tú eres todo mi objetivo, te quiero. No tengo nada que ver con la religión o la creencia". No consideres a este poeta un hereje o un infiel. Quiere decir: "Oh Dios, he puesto por delante Tu amor, tiré al fuego y quemé esta religión y creencia que no me lleva a Ti". Cuando el poeta y místico turco Yunus Emre dijo: "Considero la creencia del amor una religión", ¿quiso decir acaso "no tengo religión"? ¿Y no fue Yunus Emre quien valoró por encima de todo el amor de Dios y proclamó con toda sinceridad a Dios que no estaba anhelando al Paraíso?
    Lo que la gente llama "¡Paraíso! ¡Paraíso!"
    Es un lugar con unas cuantas casas y "huríes".
    Dáselas a quienquiera que las anhele
    Pero yo Te anhelo a Ti.
Estas opiniones que se centran alrededor de la creencia de la unicidad y el Amor Divino no son simplemente tentativas individuales de responder a una pregunta. Es debido a esta tolerancia en la opinión islámica que los musulmanes han respetado la religión de las poblaciones autóctonas en las tierras que han conquistado. No intervinieron en sus creencias, ni alteraron sus prácticas, ni tan siquiera tocaron sus iglesias. Es debido a esta creencia que Mehmed II, "el Conquistador", un joven sultán otomano de veinte años, respetó al patriarca bizantino y le ofreció de nuevo continuar desempeñando su cargo en la ciudad de Constantinopla (Estambul).
Me gustaría finalizar este apartado con un dístico de Hafiz de Shiraz. Como se sabe, Jesús expresó, "Si alguien golpea tu mejilla, muéstrale la otra". Los habitantes de Taif apedrearon al Profeta y le hicieron sangrar sus benditos pies. Si el profeta Muhammad hubiese suplicado a Dios para que les castigara, podría haber realizado que piedras y fuegos lloviesen sobre ellos, o podría haberlos aplastado con huracanes y fuertes vientos. Sin embargo, el querido Profeta pidió a Dios: "Oh Señor, no castigues a esta gente por mí, perdónalos, son ignorantes, desconocen lo que están haciendo". Esto se debe a que los profetas sabían muy bien que las personas no podían odiar a gente que Dios había creado sin enfadarle. En contra de un error común, la falta de fe no es sólo negar a Dios. La falta de fe es dar la espalda a los principios islámicos. La falta de fe significa abandonar el Islam. Hafiz de Shiraz expresó esta idea en su pareado: "Seamos leales, culpémonos, permitamos que nos desprecien, mas aún así estaremos contentos y felices con nuestra situación. No nos sentiremos ofendidos debido a los actos y palabras de ninguna persona, bajo nuestra Ley, sentirse herido, enfadarnos u ofendernos no es sino falta de fe".
Notas
102 Mesnevi, vol. V, Núm. 2556-2557.
103 Diván-i Kabir, vol. V, Núm. 2578.
104 Mesnevi, vol. I, Núm. 1824.
105 Ibíd., vol. I, Núm. 1997.
106 Véase "El Sagrado Corán", 57:4.
107 Diván-i Kabir, vol. III, Núm. 1098.
108 Diván-i Kabir, vol. V, Núm. 2508.
109 Mesnevi, vol. I, Núm. 2882.

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