martes, 26 de marzo de 2013

Popocatepetl, el volcán dedicado a Tlaloc, la deidad de la lluvia y del tiempo.

por Raul Inski (Notas) el viernes, 20 de abril de 2012 a la(s) 21:00
QUIAHUITL. Tlaloc, su volcán principal: POPOCATEPETL.
En nahuatl el tiempo se dice cahuitl un vocablo muy parecido para el que se designa a la lluvia: quiahuitl.
La semejanza fonética es interesante y puede remitirnos a que en un pasado los dos significados, tiempo y lluvia, tuvieran los mismos fonemas. Hoy en día se dice “el estado del tiempo” para designar al estado del clima el cual siempre se asocia a la lluvia o a la falta de ella. Tiempo meteorológico y tiempo cronológico van de la mano.
Si analizamos la palabra quiahuitl la podemos separar en tres partes: qui-a huitl, su significado será “¡que llueva! Un mandato que pide lluvia, ¡Que llueva, que llueva! Qui: es la palabra que ordena y a-huitl: el agua del cielo.  A es agua y huitl una contracción de la palabra ilhuicatl, cielo. Quiahuitl entonces vendría a ser también el “pedimento de agua de lluvia”, un ritual que, hasta hace algunos años, se llevó a cabo en Xochimilco después de una larga sequía que recuerdan algunas personas adultas de esta región. En el norte de México es común el uso de la palabra agüitar para significar un estado depresivo. Se dice: ¡no se agüite!. Esta expresión puede provenir de ahuitl de origen nahuatl. Se podría decir que por extensión es una metáfora de la lluvia el agütarse, llorar, agua del cielo.
Asimismo desde otra vertiente semántica huitl podría provenir de una contracción de la palabra ilhuitl, palabra nahuatl que significa fiesta, de manera que ilhuitl también puede ser “la fiesta del agua”: la lluvia. Cri cri, el grillito cantor, en su canción “el chorrito” es muy elocuente al usar esta figura festiva de la lluvia: “llueve, llueve, ¡huy! como llueve, ¡huy! las gotitas cuando llueve...”  Los mexicanos festejaban la lluvia y por eso su calendario, estuvo asociado al ciclo de este fenómeno natural, tan necesario para la sobrevivencia humana. La primera veintena del calendario agrícola estaba dedicado precisamente al agua de la lluvia bajo el nombre de Atlacahualo, lo dejado por el agua y las veintenas dedicadas a los cerros tepeilhuitl y tepeilhuituntli eran tiempos para festejar a la deidad de la lluvia: Tlaloc, la bebida de la tierra, traducción etimológica de este vocablo. En los cerros y en las altas montañas se adoraba a este numen del tiempo. El gran Tlaloc era el Popocatepetl, el volcán emblemático del Valle de México y a este volcán estuvo dedicado uno de los cinco soles cosmogónicos: El Sol de Lluvia, la lluvia de fuego.http://tonalpohualli260.wordpress.com/2010/01/12/cipactli/

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