Dudas acerca del uso de armas químicas en Siria
Aunque EE. UU. e Israel dicen temer que el régimen de Assad esté usando
armas químicas, algunos expertos dudan de que eso provoque una
intervención militar de países occidentales.
Desde que comenzó la guerra en Siria se sospecha que el presidente,
Bashar Al Assad, está usando armas químicas contra su propio pueblo. Si
bien el ministerio sirio de Información aseguró que eso no es cierto, el
servicio secreto israelí reavivó la discusión refiriéndose a los
síntomas que presentan algunas de las víctimas. Según dijo el director
del departamento de Esclarecimiento y Análisis del servicio secreto
militar israelí, Itai Brun, los síntomas hablan por sí mismos: “Algunas
personas presentan contracción de pupilas, espuma en la boca y otros
signos que nos hacen pensar que en Siria se están empleando armas
químicas”, señaló, agregando que probablemente se trate del letal gas
sarín.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, sin embargo, no confirmó esa información a las autoridades de EE. UU. A pesar de que el ministro estadounidense de Defensa, Chuck Hagel, no quiso, en un principio, hacer declaraciones al respecto, ahora el Gobierno de EE. UU. confirmó en una carta al Congreso que se podía decir “con determinado grado de seguridad” que en la guerra siria se están utilizando “sustancias tóxicas en pequeña medida”. El ministro de Exteriores de ese país, John Kerry, se refirió a dos casos concretos, y, al mismo tiempo, subrayó que no es en absoluto seguro que el régimen de Assad use armas químicas en forma masiva para luchar contra los rebeldes.
EE. UU. no quiere una intervención militar en Siria
También el experto en siria Eyal Zisser, de la Universidad Moshe Dayan, de Tel Aviv, supone que el régimen de Assad ya utilizó armas químicas en algunas oportunidades, pero no “de manera masiva”. Los Gobiernos de EE. UU. y de Israel no se expresan con claridad acerca del tema, según él, “porque temen las consecuencias que eso tendría a nivel político”. Además, no cuentan con pruebas fehacientes al respecto. “El tenor básico de EE. UU. es rechazar una intervención militar en Siria”, dice Eyal Zisser, quien parte de que ese país solo se decidiría a intervenir si tuviera pruebas más concretas, así como un alto número de víctimas en quienes se haya comprobado que fueron objeto de un ataque con armamento químico.
Günther Meyer, del Centro de Investigación para el Mundo Árabe, de la Universidad de Maguncia, por su parte, no considera probable que el régimen sirio se deje convencer de emplear gas sarín, ya que, de ese modo, estaría transgrediendo la “línea roja” establecida por el presidente estadounidense, Barack Obama, y podría provocar una intervención de los países occidentales. “El uso de armas químicas también puede haber sido parte de una puesta en escena de las fuerzas opositoras a Assad, a fin de poner bajo presión a EE. UU. y a la OTAN para que les envíen armas de manera oficial. Hasta el momento, solo Katar y Arabia Saudí envían oficialmente armas a los rebeldes.
Siria le quería hacer frente a Israel
La analista Dina Esfandiary, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres piensa que Assad solo recurriría al uso masivo de armas químicas “si se viera entre la espada y la pared, es decir, si ya no encontrara ninguna otra salida”. Siria comenzó a desarrollar armas químicas a mediados de 1970, y se posee información sobre cuatro fábricas: una cerca de Damasco, otra en Aleppo, y dos más, en Homs y en Hama. Desde entonces, Siria siguió avanzando en la producción con ayuda de los países árabes, la Unión Soviética, y, más tarde, de Irán, para equilibrar la superioridad militar de Israel, señala Zisser.
Sin embargo, no se sabe dónde están los depósitos de armas químicas letales, ni con qué cantidades cuenta el régimen. En vista de los indicios sobre el uso de las mismas, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, apeló al régimen de Damasco para que permitiera el ingreso de un equipo de expertos de la ONU. Dado que Siria no firmó la Convención sobre armas químicas, no está obligada a proveer información sobre el tema.
Según Dina Esfandiary, “el régimen de Assad ocultó los diversos componentes para fabricar armas químicas en diferentes lugares”. En febrero de 2013, la CNN citó planes militares estadounidenses que indicaban que en Siria se necesitaban unos 70.000 soldados para velar por la seguridad de las armas químicas en Siria, a causa de la distribución geográfica de las fábricas y depósitos.
Temor por grupos terroristas
Israel teme que parte de las armas químicas pudiera caer en manos de terroristas durante la guerra siria, o en una situación de caos político, por ejemplo, en las de grupos fundamentalistas o de Hizbolá. También en ese caso, Siria hubiera traspasado la “línea roja”, según considera EE. UU. Diana Esfandary, por su parte, opina que una agrupación como Hizbolá jamás intentaría usar armas químicas. “Hizbolá trata de legitimar su liderazgo político en el Líbano, y siempre fundamenta su resistencia contra Israel con el argumento de que Israel procede de manera desproporcionada contra sus enemigos”, explica. Si Hizbolá empleara métodos que él mismo critica, caería en descrédito.
También Jordania y Siria comparten la preocupación sobre un posible arsenal sirio de armas químicas. Ellas Zisser piensa que esos dos países ya están cooperando en cuanto a medidas de vigilancia a fin de evitar que se transporten fuera de territorio sirio. “Esta guerra no tiene fronteras”, dice Zisser. Y añade que si el conflicto se sigue radicalizando, también podría afectar a los países vecinos.
Autora: Diana Hodali (CP)
Editor: José Ospina Valencia
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, sin embargo, no confirmó esa información a las autoridades de EE. UU. A pesar de que el ministro estadounidense de Defensa, Chuck Hagel, no quiso, en un principio, hacer declaraciones al respecto, ahora el Gobierno de EE. UU. confirmó en una carta al Congreso que se podía decir “con determinado grado de seguridad” que en la guerra siria se están utilizando “sustancias tóxicas en pequeña medida”. El ministro de Exteriores de ese país, John Kerry, se refirió a dos casos concretos, y, al mismo tiempo, subrayó que no es en absoluto seguro que el régimen de Assad use armas químicas en forma masiva para luchar contra los rebeldes.
EE. UU. no quiere una intervención militar en Siria
También el experto en siria Eyal Zisser, de la Universidad Moshe Dayan, de Tel Aviv, supone que el régimen de Assad ya utilizó armas químicas en algunas oportunidades, pero no “de manera masiva”. Los Gobiernos de EE. UU. y de Israel no se expresan con claridad acerca del tema, según él, “porque temen las consecuencias que eso tendría a nivel político”. Además, no cuentan con pruebas fehacientes al respecto. “El tenor básico de EE. UU. es rechazar una intervención militar en Siria”, dice Eyal Zisser, quien parte de que ese país solo se decidiría a intervenir si tuviera pruebas más concretas, así como un alto número de víctimas en quienes se haya comprobado que fueron objeto de un ataque con armamento químico.
Günther Meyer, del Centro de Investigación para el Mundo Árabe, de la Universidad de Maguncia, por su parte, no considera probable que el régimen sirio se deje convencer de emplear gas sarín, ya que, de ese modo, estaría transgrediendo la “línea roja” establecida por el presidente estadounidense, Barack Obama, y podría provocar una intervención de los países occidentales. “El uso de armas químicas también puede haber sido parte de una puesta en escena de las fuerzas opositoras a Assad, a fin de poner bajo presión a EE. UU. y a la OTAN para que les envíen armas de manera oficial. Hasta el momento, solo Katar y Arabia Saudí envían oficialmente armas a los rebeldes.
Siria le quería hacer frente a Israel
La analista Dina Esfandiary, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres piensa que Assad solo recurriría al uso masivo de armas químicas “si se viera entre la espada y la pared, es decir, si ya no encontrara ninguna otra salida”. Siria comenzó a desarrollar armas químicas a mediados de 1970, y se posee información sobre cuatro fábricas: una cerca de Damasco, otra en Aleppo, y dos más, en Homs y en Hama. Desde entonces, Siria siguió avanzando en la producción con ayuda de los países árabes, la Unión Soviética, y, más tarde, de Irán, para equilibrar la superioridad militar de Israel, señala Zisser.
Sin embargo, no se sabe dónde están los depósitos de armas químicas letales, ni con qué cantidades cuenta el régimen. En vista de los indicios sobre el uso de las mismas, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, apeló al régimen de Damasco para que permitiera el ingreso de un equipo de expertos de la ONU. Dado que Siria no firmó la Convención sobre armas químicas, no está obligada a proveer información sobre el tema.
Según Dina Esfandiary, “el régimen de Assad ocultó los diversos componentes para fabricar armas químicas en diferentes lugares”. En febrero de 2013, la CNN citó planes militares estadounidenses que indicaban que en Siria se necesitaban unos 70.000 soldados para velar por la seguridad de las armas químicas en Siria, a causa de la distribución geográfica de las fábricas y depósitos.
Temor por grupos terroristas
Israel teme que parte de las armas químicas pudiera caer en manos de terroristas durante la guerra siria, o en una situación de caos político, por ejemplo, en las de grupos fundamentalistas o de Hizbolá. También en ese caso, Siria hubiera traspasado la “línea roja”, según considera EE. UU. Diana Esfandary, por su parte, opina que una agrupación como Hizbolá jamás intentaría usar armas químicas. “Hizbolá trata de legitimar su liderazgo político en el Líbano, y siempre fundamenta su resistencia contra Israel con el argumento de que Israel procede de manera desproporcionada contra sus enemigos”, explica. Si Hizbolá empleara métodos que él mismo critica, caería en descrédito.
También Jordania y Siria comparten la preocupación sobre un posible arsenal sirio de armas químicas. Ellas Zisser piensa que esos dos países ya están cooperando en cuanto a medidas de vigilancia a fin de evitar que se transporten fuera de territorio sirio. “Esta guerra no tiene fronteras”, dice Zisser. Y añade que si el conflicto se sigue radicalizando, también podría afectar a los países vecinos.
Autora: Diana Hodali (CP)
Editor: José Ospina Valencia
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