Gregorio "Goyo" Cárdenas: "El Estrangulador de Tacuba"
"Y entonaba el pueblo:
'Te he de ver trasplantada en el huerto de mi casa'"
Canción popular dedicada a Goyo Cárdenas
Gregorio Cárdenas Hernández nació en la Ciudad de México en 1915. Solamente quince días duró su carrera criminal, pero eso le bastó para entrar en los anales de la Historia como el asesino serial más popular de México. De niño, Goyo sostuvo una relación enfermiza con su madre, Vicenta Hernández, una mujer dominante que lo reprimió hasta su adolescencia. Pese a ello, el altísimo coeficiente intelectual de Goyo hizo que fuese un estudiante destacado. La encefalitis que de niño padeció causó, sin embargo, un daño neurológico irreversible; a raíz de su enfermedad, Goyo padeció de eneuresis y empezó a dar muestras de crueldad hacia los animales: se ensañaba torturando pollitos y conejos. Se casó con Sabina Lara González, de quien se divorció poco después.
El joven Gregorio Cárdenas
A sus veintisiete años, Goyo estudiaba Ciencias Químicas; era un alumno tímido y esmirriado, que utilizaba gruesos lentes. Pero eso no le impidió obtener una beca de PEMEX, que le permitió continuar sus estudios. Independizado de la sombra de su progenitora, Goyo rentó una casa en la calle Mar del Norte nº 20, en Tacuba, cerca del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Allí vivía cuando la noche de 15 de agosto de 1942, a bordo de su automóvil Ford, recogió en la calle a una prostituta de dieciséis años llamada María de los Ángeles González, alias "Bertha", a quien llevó a su domicilio. Hacia las 23:00 horas, y después de sostener relaciones sexuales con él, la joven fue a lavarse al baño de la casa de Goyo, instante que él aprovechó para estrangularla con un cordón. Una vez muerta, Goyo llevó el cadáver al patio y allí la enterró.
Los cadáveres en Mar del Norte (imágenes tomadas del documental Goyo; fotografías propiedad de CONACULTA)
Ocho días después, la madrugada del 23 de agosto, Goyo salió de cacería otra vez. En esta ocasión, la prostituta elegida tenía catorce años. A ella le sorprendió que su cliente tuviera una amplia biblioteca en su casa. De hecho, tras llevarse a cabo el acto sexual, se dedicó a mirar algunos de los libros de Goyo. En eso estaba cuando él la atacó con el mismo cordón. A las cinco de la mañana, ocupaba otro sitio en el patio de la casa de Mar del Norte. Fue identificada originalmente como Raquel González León, pero esta chica apareció viva meses después. Para entonces, su hermano había muerto de un infarto por la impresión y la víctima había sido enterrada con su nombre. ¿Quién era la mujer ultimada esa noche por Goyo? Su identidad jamás se averiguó.
Imágenes tomadas del documental Goyo; fotografías propiedad de CONACULTA
Los lapsos se iban acortando. Goyo esperó solamente seis días antes de ir, la noche del 29 de agosto, a buscar una nueva compañía femenina. La encontró en Rosa Reyes Quiróz, otra menor de edad que no llegó a acostarse con él. Para entonces, Goyo había descuidado su entorno: su laboratorio estaba en desorden, los libros fuera de su lugar, había ropa sucia por todas partes y el polvo empezaba a acumularse en todos lados.
Imágenes tomadas del documental Goyo; fotografías propiedad de CONACULTA
Esto provocó cierta desconfianza en Rosa, quien se dirigió al laboratorio para curiosear sobre su cliente. Allí, mientras veía unos matraces y algunos tubos de ensayo, la atacó Goyo. Rosa presentó resistencia. La lucha fue violenta, pero Goyo triunfó. Sin embargo, la expresión de horror en el rostro de Rosa lo impresionó. Turbado, cavó de inmediato la fosa correspondiente. Se dio cuenta de que ya no quedaba mucho espacio en el patio, así que la amarró de pies y manos. A las cuatro de la mañana concluía su faena.
Las víctimas (imágenes tomadas del documental Goyo; fotografías propiedad de CONACULTA)
El último crimen ocurrió cuatro días después, el 2 de septiembre. Goyo cortejaba constantemente a una chica llamada Graciela Arias Ávalos, estudiante del bachillerato de Ciencias Químicas de la UNAM, quien aceptaba su amistad. Graciela era una alumna modelo y su padre, un conocidísimo abogado penalista, Miguel Arias Córdoba. Ese día, Graciela esperó a Goyo afuera de la Escuela Nacional Preparatoria.
Mapa de los crímenes
Goyo pasó por ella en su auto, supuestamente para llevarla a su casa, ubicada en Tacubaya nº 63. Goyo así lo hizo; al llegar afuera de la casa de la chica, y aún dentro del auto, le habló de su amor por ella. Graciela lo rechazó, y entonces él intentó besarla a la fuerza. Ella le dio una bofetada y entonces Goyo, iracundo, arrancó de un tirón la manija del automóvil y comenzó a golpear a Graciela en la cabeza hasta que la mató. La sangre empapaba su larga cabellera. Goyo condujo hasta su propia casa. Bajó el cadáver, lo puso sobre el catre donde dormía, lo envolvió en una sábana y, ya en la madrugada del 3 de septiembre, lo enterró.
Imagen tomada del documental Goyo; fotografía propiedad de CONACULTA
Para el siete de septiembre, a petición expresa de su hijo, la madre de Goyo lo internó en el Hospital Psiquiátrico del Dr. Oneto Barenque, ubicado en la calle Primavera, en Tacubaya. Adujo que él "había perdido completamente la razón". Allí acudió, el 8 de septiembre, el subjefe del Servicio Secreto, Simón Estrada Iglesias, para interrogarlo sobre la desaparición de Graciela Arias.
La policía en el laboratorio de Gregorio Cárdenas
Como respuesta, Goyo le mostró unos pedazos de gis y le dijo que eran pastillas "para volverse invisible". El investigador recrudeció su interrogatorio y finalmente Goyo se derrumbó: confesó que había matado a la chica y que la había enterrado en el patio de su casa.
El arresto
A las 15:00 horas de ese día, la policía, acompañada de Goyo, entró a la casa de Mar del Norte; de inmediato vieron un pie podrido que sobresalía del suelo. Excavaron y hallaron los cuatro cadáveres. Goyo los iba guiando.
Goyo (sin sombrero) ante uno de los cuerpos desenterrados
En su cuarto de estudio, los investigadores hallaron un Diario, escrito de puño y letra de Goyo que decía: "El 2 de septiembre se consumó la muerte de Gracielita. Yo tengo la culpa de ello, yo la maté, he tenido que echarme la responsabilidad que me corresponde, así como las de otras personas desconocidas para mí. Ocultaba los cadáveres de las víctimas porque en cada caso tenía la conciencia de haber cometido un delito".
El cordón para los estrangulamientos y la pala con la que enterró a sus víctimas
Pidió entonces una máquina de escribir e hizo él mismo su declaración, la cual parecía una obra policíaca: describía en detalle los asesinatos, pero echaba mano de recursos novelescos y de la jerga periodística de nota roja.
Los titulares de periódicos de la época
Los medios de comunicación hicieron de él una estrella: todos los días había nuevas notas sobre él. Hubo, sin embargo, huecos en la investigación.
Un detalle que se pasa siempre por alto y que consta en el expediente del caso es que, además de a Goyo, la policía detuvo a otros dos jóvenes como sospechosos y cómplices: Juan Antonio Rodríguez Rosas y Jorge Roldán Roldán.
Juan Antonio Rodríguez Rosas y Jorge Roldán Roldán
Uno de ellos era hijo de un prominente político de la época, quien terminó huyendo y de quien sólo se asentaron sus iniciales en las actas. Se ignoró además una segunda línea de investigación, que sostenía que Goyo mató a esas chicas para realizar experimentos bioquímicos, pues buscaba una fórmula para obtener la inmortalidad.
El 13 de septiembre, se le dictó auto de formal prisión, y fue recluido en el Palacio Negro de Lecumberri, en el pabellón para enfermos mentales. Sin embargo, sus abogados consiguieron que Goyo fuera trasladado al Manicomio General de La Castañeda, supuestamente para recibir tratamiento. Allí le dieron electrochoques y le inyectaron pentotal sódico para determinar si realmente estaba loco o sólo fingía.
Goyo encobijado y con sombrero, vagando por el patio del manicomio
Inexplicablemente, de pronto Goyo obtuvo múltiples comodidades: empezó a asistir a las clases de Psiquiatría que ofrecía el director del manicomio, entraba a la biblioteca sin problemas, recibía visitas familiares e incluso se iba al cine con algunas amigas.
El 25 de diciembre de 1947, cinco años después de entrar allí, Goyo se fugó con otro interno y partió rumbo a Oaxaca; veinte días después fue reaprehendido y alegó que no había escapado, sino que se había ido de vacaciones.
La exhumación de los cuerpos
El 5 de febrero de 1948, Goyo anotó en su Diario:
“¿No es criminal privar al hombre, que por tristes contingencias de falta de libertad se halla en una celda, de sus contactos con la esposa o la compañera? Como dice Dumas, yo no me preocupo jamás por mi prójimo y no trato de proteger a la sociedad que no se ocupa de mí más que para perjudicarme y, observando la más estricta neutralidad, son la sociedad y mi prójimo quienes me deben agradecimiento”.
El manicomio de La Castañeda
Al frente del caso quedó el célebre criminólogo Alfonso Quiroz Cuarón. Con el tiempo, Quiroz Cuarón escribiría un libro: El caso de un estrangulador, considerado una obra maestra de la criminalística. Determinó que la encefalitis causó el daño cerebral que convirtió a Goyo en multihomicida.
La reconstrucción de hechos
En sus Memorias, dictadas a José Ramón Garmabella, Quiróz Cuarón recuerda cómo él y otros médicos torturaron a Goyo en Lecumberri:
"La primera entrevista profesional que tuvimos con Gregorio ocurrió en agosto de 1943. La actitud del paciente fue atenta y dócil, al paso que su lenguaje era lento y en voz baja. El doctor Gómez Robleda y yo pudimos efectuarle sinnúmero de exploraciones y en cada una de las sesiones encontramos colaboración amplia del sujeto. Su cara se movía con lentitud, dando la apariencia de que todo le era indiferente, aunque a veces, cuando se mostraba preocupado, el contraste surgía por medio de contracciones intensas de los músculos faciales, más pronunciadas del lado izquierdo. Su actitud general correspondía a movimientos lentos que sugerían tranquilidad y, además de los tics, se le notaba un temblor rápido, poco amplio, de los dedos de las manos.
Goyo bajo interrogatorio
"El 30 de septiembre de ese 1943, el abogado de Gregorio Cárdenas Hernández solicitó que su defendido se presentara en el juzgado y entonces observamos al homicida en actitud diferente: la mirada ahora era vaga y los rasgos faciales fijos, impasibles, con espasmos frecuentes en rostro y cuello. A nuestras preguntas respondía de modo incoherente y decía no reconocer a las personas. Se veía desorientado y se quejaba, además, de dolores de cabeza. Poco después, en el interior de Lecumberri, el doctor Gómez Robleda y yo lo observamos en una actitud estereotipada, cortés, con amaneramientos en los que a las cosas las llamaba por sus diminutivos. Su característica más notoria era la exhibición de una falsa modestia y sus respuestas a las preguntas pretendían ser sutiles. Respecto a los crímenes cometidos, afirmaba no experimentar remordimiento alguno porque no se sentía culpable de ellos. A pregunta expresa de Emilio Mira y López, colaborador nuestro, escribió: ‘La mayor injusticia que se ha cometido conmigo es que me tengan encerrado y alejado de mis familiares’.
"El abogado defensor de Gregorio, en su afán por librarlo de una larga condena carcelaria, con la cual pretendía impedir que se le sentenciara bajo la circunstancia de estar afectado de sus facultades mentales, promovió ante el juez que se dictaminara si Gregorio ameritaba atención en un establecimiento especializado. El doctor Gómez Robleda y yo, consultados por el licenciado Espeleta, observamos durante varios días en su celda de Lecumberri al llamado ‘Estrangulador de Tacuba’. Las nuevas observaciones nos permitieron verificar que el procesado dormía la mayor parte del día y se alimentaba escasamente, mientras que cuando se le obligaba a caminar lo hacía con mucha lentitud, en forma titubeante y arrastrando los pies en pequeños pasos; además, descuidaba totalmente su aseo personal. Los tics faciales y en el cuello eran casi permanentes y al mismo tiempo tenía una muy clara inestabilidad arterial, tanto máxima como mínima y el pulso era lento: de 64 por minuto.
"El diagnóstico que emitimos fue de síndrome confusional y, por consiguiente, sí procedía su traslado a un hospital psiquiátrico para llevar a cabo su observación y tratamiento. A esas alturas, finales de 1943, algo más de un año después de haber cometido los delitos, el sujeto era seguramente el hombre más estudiado de México (…) Fue así como el 10 de noviembre de ese año, Gregorio Cárdenas fue llevado al Manicomio General de la Castañeda, donde recibió un tratamiento de electrochoques que permitió desaparecer rápidamente el estado confusional que padecía (…) El interés mostrado hacia la psiquiatría me hizo intuir que Gregorio lo hacía no tanto para cultivarse, sino más bien con la idea de continuar confundiendo a los especialistas.
El criminólogo Alfonso Quiroz Cuarón
"La prueba más importante fue la denominada ‘El sueño profundo y la soga’. Lanzarme a la exploración que intentaba era sencillo porque dos peritos anteriores habían utilizado pentotal sódico, después de lo cual concluyeron que el procesado padecía amnesia lagunar respecto a los delitos cometidos, lo que, por cierto, no dejaba de extrañar porque el homicida había escrito libremente en el hospital psiquiátrico del doctor Oneto Barenque, donde había sido capturado por la policía, una relación pormenorizada en la cual enumeraba analíticamente los cuatro asesinatos (…) Éramos acompañados por técnicos, donde mientras unos filmaban la película, otros grababan los sonidos (…) El maestro Alfonso Millán practicó la exploración neurológica en el sueño profundo inducido por el pentotal sódico y todos los presentes pudimos percibir en Cárdenas Hernández un primer periodo de excitación (…) traducido en llanto, risas y mímica facial que denotaba un tipo neurológico personal corto-talámico en una persona que normalmente parecía inexpresiva (…) La exploración neurálgica permitió observar y filmar que los tics faciales del sujeto en el lado derecho desaparecían, al paso que en el lado izquierdo eran todavía más notorios. Ello permitió colegir que se eliminaba la simulación.
Manuscrito de Goyo
"Una vez resuelta la primera incógnita, faltaba el segundo aspecto por aclarar, esto es, la pretendida amnesia lagunar en relación con los delitos, para lo cual se estimuló a Gregorio con los objetos materiales de los homicidios, o sea, la soga que empleó para estrangular a las víctimas y la pala utilizada para cavar las tumbas en el jardín. Debo confesar que jamás asistí, antes o después, a una prueba más dramática. Se procedió primero a golpear con el canto de la pala el borde de la plancha de granito donde se había colocado a Gregorio Cárdenas mientras se le preguntaba si recordaba para qué había servido esa pala. Cárdenas Hernández, entre gritos y llanto, respondió que él la había utilizado para cavar las fosas donde sepultó a sus víctimas; sin embargo, lo más dramático ocurrió cuando se le pasó la soga por el cuello, pues el sujeto, gritando con mayor intensidad (sus gritos podían escucharse a varios metros de distancia del cuarto de exploración) y entre gesticulaciones verdaderamente impresionantes y llanto incontenible, imploraba una y otra vez: ‘Por favor, dejen de martirizarme con esa soga. ¿No ven que con ella estrangulé a las criaturas?’ La prueba permitió concluir que el hombre recordaba a la perfección los detalles de los delitos perpetrados y su pretendida amnesia acerca de ellos era buscada, querida, oportuna, defensiva y simulada”.
Las autoridades decidieron regresarlo a Lecumberri el 22 de diciembre de 1948. Una vez allí, Goyo memorizó el Código Penal, cursó la carrera de Derecho, se convirtió en litigante, realizaba historietas dibujadas por él mismo donde contaba crímenes famosos, e incluso escribió varios libros, entre ellos Celda 16, Pabellón de locos, Una mente turbulenta y Adiós a Lecumberri.
Goyo tocaba el piano que su madre le había regalado, escuchaba ópera, leía poesía, dirigió una revista y comenzó a pintar cuadros. En el penal se casó y tuvo hijos, a quienes mantenía con las ganancias de una tienda de abarrotes que puso dentro de la cárcel.
Una vez declaró: "A mí me examinaron como 48 o 50 médicos... unos señalaron esquizofrenia, otros una psicopatía, otros diferentes tipos de epilepsias, otros debilidad mental a nivel profundo. Otros, paranoia. Sí, cómo no".
Celda 16, uno de los libros escritos por Goyo
Hubo una película pornográfica que circulaba de manera clandestina y trataba sobre las supuestas orgías de Goyo. Aparecieron además varios copycats, que cometían crímenes similares y que nunca fueron atrapados.
Goyo llorando tras su declaración
En 1976, la familia de Goyo apeló al entonces Presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, quien, al determinar que Goyo era "una celebridad", terminó por indultarlo. El 8 de septiembre de 1976, "El estrangulador de Tacuba" abandonó la cárcel.
Poco tiempo después, mientras Mario Moya Palencia era Secretario de Gobernación, el Congreso de la Unión invitó a Goyo a asistir a la Cámara de Diputados, donde se le brindó un merecidísimo homenaje. Goyo hizo uso de la Tribuna para hablar sobre su vida. Los diputados priístas aplaudieron de pie al primer serial killer nacional, y en sus discursos lo calificaron como "un gran ejemplo" para los mexicanos y "un claro caso de rehabilitación".
Goyo en la Cámara de Diputados, durante su homenaje en vida (imagen propiedad de Televisa)
En sus Memorias, Quiróz Cuarón recuerda sus posteriores encuentros con Goyo:
“Una vez entregado el dictamen, dejé de visitar metódicamente a Gregorio Cárdenas, si bien tuve la oportunidad de encontrarme con él durante algunas ocasiones que ahora relato. El primer encuentro sucedió cuando un juez decidió cambiar su sitio en el juzgado que presidía por la celda carcelaria al disponer de las fianzas que en efectivo depositaban los procesados. Fue por aquellos días cuando en la penitenciaría de Lecumberri se construyó un pabellón supuestamente para reclusos tuberculosos, cuando lo cierto es que la mayoría de sus huéspedes eran enfermos mentales. Cárdenas Hernández, por una de esas situaciones surrealistas que con frecuencia ocurren en México, fue nombrado encargado de esa zona del penal (…) Fue también por aquellos días (…) cuando Gregorio Cárdenas se fabricó gratuitamente la leyenda de que había estudiado derecho dentro de la penitenciaría, cuando la verdad fue que aquel juez infractor le enseñó la redacción de escritos para promociones, lo cual le permitió lograr la libertad para varios reclusos que esperaban sentencia y cuyos delitos ameritaban menor tiempo del que tenían encarcelado.
Goyo en su madurez (imágenes propiedad de Televisa)
“El segundo encuentro ocurrió cuando pasado el tiempo, ya desaparecido el pabellón mencionado y la enfermería ascendida a hospital de concentración, fui invitado por el personal médico a sustentar una plática. Gregorio Cárdenas Hernández, quien se encontraba entre los pacientes del hospital, fue uno de los asistentes y, una vez concluido el acto, tuvo la gentileza de obsequiarme dos de sus libros y presentarme a uno de sus hijos que lo acompañaba ese día. La tercera vez que vi a Gregorio, ya en libertad, fue en la sala de ingreso del Reclusorio Norte. No obstante que trató de rehuirme cuando se percató de que yo caminaba hacia él, pude de todas maneras abordarlo y charlar brevemente. A pesar de que me ofrecí desinteresadamente a ayudarlo en lo que necesitara, me respondió de forma cortés que no podía serle útil en nada.
Goyo con su familia (imágenes propiedad de Televisa)
"Hubo un cuarto encuentro al que llamo afortunadamente fallido para mí y fue cuando dentro del mismo recinto nuestros nombres fueron mencionados: ello sucedió en la Cámara de Diputados durante la comparecencia que tuvo el licenciado Mario Moya Palencia, por esos días Secretario de Gobernación. A pesar de que recibí oportunamente la atenta invitación para asistir al acto, recuerdo que ese día tuve actividades en el Hospital Fray Bernardino Álvarez que se prolongaron más de lo previsto. Aun así, por medio de amigos que asistieron, pude enterarme de que hubo una honrosa mención sobre mis labores desempeñadas hasta ese momento y de que en un palco, entre el público, había estado Gregorio Cárdenas Hernández, quien al ser descubierto por algunos diputados recibió una gran ovación. He dicho que por fortuna no asistí a ese acto porque, de haberlo hecho, habría sin duda pasado muy mal rato quedando como el villano de la película cuando los diputados, puestos de pie, como si se tratara de un héroe, ovacionaron de esa manera a Cárdenas Hernández, al que yo había contribuido, mediante los exámenes realizados, a que permaneciera recluido por espacio de casi treinta años.
Goyo y su recuperada respetabilidad (imagen propiedad de Televisa)
"Sin embargo, lo cierto, por una parte, es que él mismo, con una defensa errónea, provocó ese encierro tan prolongado. A Gregorio Cárdenas Hernández y a su abogado defensor se les olvidó que el Código Penal vigente en 1942 contemplaba que si a un procesado se le declaraba enfermo mental y, por lo tanto, inhabilitado para ser procesado, se le recluía de por vida en el pabellón psiquiátrico de Lecumberri. Si Gregorio, en vez de su empeño por hacerse pasar como afectado de sus facultades mentales y tratar de engañar a los especialistas, hubiera afrontado el proceso, habría con seguridad permanecido en la cárcel sólo veinte años, que era la pena máxima establecida por aquellos días”.
Revista semanal publicada por Goyo
Después, Goyo inauguró una exposición de sus pinturas en una galería de la capital mexicana, y recibió favorables críticas, vendiendo todos sus cuadros a altísimos precios. Abrió además un despacho y se dedicó a litigar. Se hizo una radionovela sobre su vida, que tuvo altísimos niveles de audiencia. Incluso, llegó a hablarse en su momento de erigir una estatua con su efigie en la Ciudad de México.
Una de las pinturas de Goyo
Cuando el escritor Víctor Hugo Rascón Banda montó la obra teatral El estrangulador de Tacuba, protagonizada por Sergio Bustamante, Goyo asistió a los ensayos y desde las butacas ayudó al director a corregir algunos detalles.
Caricatura de Guro
Sin embargo, terminó distanciándose, molesto por el tratamiento dado al caso, y demandó al director de la SOGEM por plagio, alegando que los derechos sobre la historia de sus crímenes le pertenecían a él. Goyo registró ante Derechos de Autor la narración de su caso. Sin embargo, tras un peritaje de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, perdió la demanda.
Años después, su vida se llevó al celuloide en el documental independiente Goyo, un macabro tributo exhibido en la Muestra Internacional de Cine, realizado por Ricardo Ham y Marco Jalpa, basado en una idea original de Verónica de la Luz, quien también lo produjo; José Estrada hizo una adaptación de su caso en la cinta El profeta Mimí; y el cineasta Alejandro Jodorowski filmó Santa Sangre, su espléndida y enfermiza película, inspirado en la biografía de Cárdenas. Además, el caso de Goyo se estudia desde hace décadas en Criminología y en la carrera de Derecho, en la UNAM.
Goyo Cárdenas murió el 2 de agosto de 1999 y se convirtió de esa manera en el asesino serial más surrealista de la Historia. El pueblo le hizo canciones, hubo estampitas con su imagen, y fue idolatrado por la gente, que aún recuerda su nombre y obras.
El funeral de Goyo (imagen propiedad de Televisa)
Ha sido además el único homicida que fue becado por una compañía petrolera, aguantó 34 años en prisión, estudió Química, Psiquiatría y Derecho, fue absuelto por el presidente de su país, hizo carrera de abogado al salir de la cárcel, protagonizó docenas de libros escritos por especialistas, se dedicó a la literatura y la pintura triunfando, colaboró en una obra teatral sobre sus crímenes, tuvo su propia radionovela y su película de culto en la Muestra de Cine, registró su caso para cobrar derechos, y además recibió un homenaje en la Cámara de su país, siendo señalado además como ejemplo para sus conciudadanos tras asesinar a cuatro jovencitas. Citando aquella canción de Alberto Cortez: "¡Qué maravilla, Goyo, qué maravilla!". En ningún país del mundo ocurriría algo similar. Sólo Goyo, nuestro mexicanísimo Goyo, podía conseguirlo.
Ilustraciones de Rocko
VIDEOGRAFÍA:
Videos sobre Gregorio “Goyo” Cárdenas
Reportaje sobre el libro México y sus asesinos seriales, de Ricardo Ham
AUDIOGRAFÍA:
Gregorio Cárdenas en el programa Testigos del Crimen (en dos partes) (click en medio para reproducir, click a los lados para adelantar o retrasar tracks)
HEMEROGRAFÍA:
Libro México y sus asesinos seriales de Ricardo Ham (completo) (60 páginas) (doble click sobre la imagen para ampliar y ver todo)
BIBLIOGRAFÍA:
FILMOGRAFÍA:
escrito con sangre, asesinos, serial, killer
cardenas,
escrito con sangre,
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goyo,
gregorio,
tacuba
58 comentarios:
GRACIAS
psss si solo en México pasa eso
digo como es posible que después de matar a 4 mujeres se olvide y al final sea lo maximo?
En fin...
que los dioses los protejan
Pero bueno, como dije, "Sólo en México"
12 de junio de 2008 16:36
Me encanta tu blog, es muy bueno, gracias por ser tan exhaustiva y cuidadosa con los detalles.
14 de julio de 2008 16:18
Este caso lo vimos en clase...
Saludos
http://miguelescamillamartinez.blogspot.com/
15 de julio de 2008 9:05
Estamos jodidos en este pais me cae....
20 de julio de 2008 0:39
6 de agosto de 2008 18:16
6 de agosto de 2008 19:43
7 de agosto de 2008 23:43
3 de septiembre de 2008 23:17
estuvo en Leicumberri, no se sabia si mato a 150 o 300 personas en su vida,
acabo sus dias al parecer en las islas marias asesinado por otro interno.
Tiene detalles acerca de el?
14 de agosto de 2008 15:46
SIN EMBARGO 2 DETALLES:
EL ANTIGUO PUEBLO DE TACUBA, LUGAR DE LOS HECHOS NO ESTA CERCA DEL CENTRO HISTORICO Y EL SEGUNDO, GOYO CARDENAS NO MURIO EN LOS ANGELES, FALLECIO EN LA CD. DE MEXICO, PUEDES VERIFICARLO EN EL REGISTRO CIVIL CON EL ACTA DE DEFUNCION Y CREEME YO ESTUVE EN LA AGENCIA FUNERARIA
4 de septiembre de 2008 11:08
2. Miguel Ángel Escamilla: ojalá puedas enviarme esa información al correo que se enlista en la columna de la derecha hasta arriba, suena muy interesante.
3. Alejandro Ojeda: efectivamente, "El Sapo" fue un gran asesino mexicano. Está en lista de espera para que publiquemos su biografía aquí mismo.
4. Anónimos: ya está agregado el dato de "Santa Sangre" y la corrección sobre el lugar de la muerte de Goyo.
Gracias por sus comentarios y no dejen de leernos.
de matar a 4 mujeres, sea un ejemplo
a seguir que poca abuela
de las leyes mexicanas
pero que se puede esperar de
nuestros politicos ratas
jajajjajaj
esto es para creer menos en la ley, imaginense el dolor de las familias de las victimas y mas aun que no se les iso justicia k poca
Buenisimo tu blog paso cada semana, gran trabajo de investigacion...
saludos
A la gente le hace falta saber que Dios nos ama mucho y que
Él puede hacercambiar aun hasta el mas malo y perdido de los que estamos en la tierra. Nos engañan los medios de comunicación, la unica verdad es Cristo y nada mas.
Y esto no es una idea cerrada si no que hasta que lo conocemos aprendemos a vivir de verdad.
Tu puedes empezar a vivir hoy si aceptas a Cristo en tu vida con amor y no con fanatismo. Solo Dios puede hacer un hombre nuevo, por que Él es poderso, santo, bendito, bueno, fiel, amigo y el mal nunca ganará porque Jesucristo ya vencio en la cruz del calvario. No te dejes engañar busca a Dios , Jesús tu Padre que espera por ti. Miri
Soy co-directora del documental GOYO y quiero aclarar que NO ES PRODUCCION DE CONACULTA, nuestro documental lo realizamos de forma independiente VERONICA DE LA LUZ, RICARDO HAM Y MARCO JALPA y tiene derechos reservados. Creo que tenemos que checar el material que has usado para tu blog. Lo comentaré con Ricardo que supongo es tu conocido o amigo.
la verdad esta hiztoria la buske por una tarea de derecho,pero es muy terrible, inzolita, interezant, ezpeluznant uy no se k mas al parecer mexiko en akel tiempo no admiraba a los luchadorez talvez no existia la triple a jaja pero bueno eso de idolatrar a un asesino serial se me hace nefazto, grotezko,no me guzta odiar a la gente soi pacifika pero de verdad al leer esta historia siento un gran repudio hacia esta persona .
GRACIAS
muy buena pagina...
FELICIDADES
Muy interesante!!!!
Total si aqui en este miserable país no se le dió justicia a las victimas, ojalá en en el más alla si se haya hecho justicia.
Pero si hubiera matado a una de las hijas de los politicos pendejos que le aplaudieron ahi sí la historia cambia no?
Pudranse politicos corruptos. Y que Goyo les jale las patas y martirice sus conciencias desde el infierno en el que este
POR CIERTO QUE AMIGOS TIENE QUE COMENTA QUE DESCUARTIZARON A UNA CHAVA DE 15 AÑOS Y TODAVIA LO DICUTIERON EN CLASE.
POR OTRO LADO ESTE ASESINO QUE COMENTAN ( DE ALEJANDRO OJEDA )LLAMADO EL SAPO, COMO REFERENCIA BIBLIOGRAFICA TE RECOMIENDO EL LIBRRO " LA MANSION DEL DELITO " DE DAVID GARCIA SALINAS DE POPULIBROS LA PRENSA NO. 05 DEL AÑO 1978 PAG, 49-52, PAGINAS ANTERIORES TAMBIEN HABLAN SOBRE LA VIDA DE GOYO CARDENAS EN LECUMBERRY Y TAMBIEN CONTIENE UNAS FOTOS MUY BUENAS DE ESTE PERSONAJE.
NUEVAMENTE SALUDOS A TI Y A TODOS TUS LECTORES.
atte. Hunter of Killers
Por eso Mexico no progresa, que mentalidad tan patetica tenemos.
gracias
Meses después en lo que resultó una tarea de la escuela, fuimos a la casa de un compañero, y cuando salíamos observe que en la entrada de la casa se encontraban varios cuadros de paisajes firmados por Goyo Cárdenas, pero no me cayó el veinte por así decirlo hasta unos días después.
Cuando pasó, le pregunté a mi compañero y resultó que los cuadros eran de su pariente (no recuerdo si abuelo o tío) que estaba muy enfermo, le dije que tenía varías cartas de el que encontré en la calle y seguramente le gustaría tener de regreso, se las entregué a mi compañero y luego supe que el señor había muerto.
Años después al enterarme quien había sido el tal Goyo Cárdenas, entendí que deje ir de mis manos escritos que podrían ser muy valiosos para un documental de este personaje.
En fin, tenía como 10 años y no sabía para nada lo que se podría llegar a hacer con esas cartas.
Saludos!
tambien les comento que yo he estado consiguiendo el libro CELDA 16 mi hermano tenia uno pero ya muy viejito y deshojado yo incredulamete termine tirandolo creyendo que lo iba a encontrar facilmente, me puedes decir donde lo puedo conseguir. GRACIAS
Gracias.
IRACUNDO, TAL VES IMPOTENTE, LOS ASESINATOS DE LAS PROSTITUTAS ME ATREVO A PENSAR QUE FUE, HASTA POR NO PAGARLES COMO EL TAN BRILLANTE TENIA QUE PAGAR POR SEXO?? QUE CASUALIDAD QUE, CON LA PRIMERA SESIÓN DE ELECTROCHOQUES, MILAGROSAMENTE DESAPARECIÓ,PARTE DE SU MAL?? JAJAJAJA, Y ADEMAS COBARDE..EN ESAS ÉPOCAS EL DISTRITO FEDERAL, ERA UN PUEBLO ,GRANDE,MUCHOS CHISMES,RUMORES,MAS CHISMES Y CREENCIAS,QUE REALIDAD ,COMO MUCHOS DE LOS CASOS DE ASESINATO DE ESE ENTONCES. LO QUE ESTE TIPEJO NECESITABA ERA UN TIRO EN LA CABEZA, Y CON TODO RESPETO, MUCHO DE EL TRABAJO DE EL DR.CUARON YA ES OBSOLETO
Generalmente no siento repudio por esta clase de asesinos; puesto que no son simples bestias que matan por placer; era un tipo consciente de lo que hacía y además buscaba aprender: La ignorancia no era opción.
Yo siento repudio por la clase política. Ya sé la clase de gente que se encuentra en ella y por supuesto que conozco la clase de gente que representa al PRI.
Pero esa anécdota es simplemente inaudita: Una patada tremenda a la moral que tanto dicen defender. Un escupitajo cínico a las leyes mexicanas que tanto, dicen, promueven con sangre y sudor.
En fin, así es el país. Tan corto de memoria, tan amante del morbo, tan deseoso de escuchar amarillismo y monstruos siendo ascendidos a dioses e ídolos.
Cuántas cosas puede generar este y otros asesinos. Eso a veces me sorprende más que los propios crímenes.