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Adrián Rueda
En la historia del PRD, ningún gobernante de la capital había tenido en sus manos al mismo tiempo el GDF, la Asamblea Legislativa y mucho menos el partido; nadie lo había logrado hasta que Miguel Ángel Mancera lo hizo… y sin ser perredista.
¿Cómo es que ahora cedieron ante alguien que públicamente se niega a asumirse como perredista, que se niega a afiliarse y que se asume como ciudadano?
Tiene mucho que ver con el desgaste del PRD como gobierno y con el hecho de que el ciudadano Mancera haya dado a la izquierda miles de votos de capitalinos que no simpatizan con el sol azteca.
Una de las claves para meterse al partido fue la decisión de ceder toda la operación política a su secretario de Gobierno, Héctor Serrano, quien lleva los acuerdos, alianzas y negociaciones, cosa que no ocurrió en los anteriores gobiernos, que fueron unipersonales.
Esa es una de las cosas que desconcierta a René Bejarano, un político acostumbrado a medrar, a amenazar y a sacar provecho del chantaje; esta vez no ha podido, por el simple hecho de que Mancera ni siquiera lo recibe.
Al líder de la IDN le desespera que el jefe de Gobierno ni se inmute con las amenazas; todo lo deja en manos de Serrano, un viejo zorro que ha aprovechado perfectamente el respaldo oficial para meterse de lleno al escenario político local.
En un principio se consideró a Serrano como parte de las negociaciones entre Mancera y Marcelo Ebrard, pero el secretario de Gobierno se olvidó ya de su antiguo jefe y está inserto en el proyecto del titular del GDF; hasta el momento las cosas les van saliendo.
Tan es así que lo que Ebrard no pudo hacer en seis años de gobierno, Mancera lo hizo en cuatro meses: despojar a Bejarano del partido en la ciudad y meterse de lleno a través del ex delegado en Coyoacán, Raúl Flores, hombre de todas sus confianzas.
Marcelo lo intentó con Alejandro Díaz Durán, a quien no pudo meter ni como encargado de prensa, y después con Jesús Valencia, al que colocó en la secretaría general luego de un acuerdo político.
Cierto que Mancera necesitó de las tribus, pues no tiene canicas propias, pero es precisamente ahí donde sobresale la virtud de sus operadores para unir a todos en contra del hombre de las ligas, que lo había intentado chantajear y extorsionar.
Además de quedarse con el PRD, el jefe de Gobierno dejó claro que el poder del que hace gala Bejarano sólo es virtual, y que hoy que no tiene acceso a los recursos de que siempre dispuso, su operación disminuye.
Habrá que ver qué hace ahora que las plazas escasean y las inconformidades de a quienes no les ha cumplido arrecian.
CENTAVITOS… El puesto de Enrique Vargas como secretario general del PRD local no está mal, considerando que la IDN nunca gana la presidencia del partido y siempre negocia el segundo escalón, desde donde ataca a los presidentes en turno. Así lo hicieron a Víctor Hugo Círigo, perseguido por Agustín El Tontín Guerrero hasta que le dejó el partido. Lo mismo pasó con Alejandra Barrales, que cuando se fue como diputada heredó el cargo a Manuel El Maizoro Oropeza, y a nivel nacional la corriente tiene a Alejandro El Sombrita Sánchez como secretario general. La diferencia entre todos ellos es que su IQ es bastante medianito y sólo saltan cuando Bejarano lo ordena; Vargas es diferente y ahí es donde los manceristas deberán tener cuidado… Ahora que a Bejarano le quitaron las Finanzas del PRD, sus enemigos se deben concentrar en Comunicación Social, área que le dieron, pues tiene bien hecho el numerito de utilizar a los medios para atacar desde ahí a la presidencia del partido: así lo hicieron El Tontín, El Maizoro, y El Sombrita, quienes no hilan dos frases seguidas pero siempre están contradiciendo a sus dirigentes.
http://www.excelsior.com.mx/adrian-rueda/2013/05/06/897623
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