El laboratorio israelí y las cobayas palestinas
Traducido para Rebelión por LB. |
The Lab (El Laboratorio) es un nuevo y rompedor documental
israelí que redefine de raíz nuestra comprensión del Estado judío, de
sus objetivos, de su identidad y de su papel destructivo a nivel
mundial. Creo honestamente que esta película es el comentario más
profundo e importante realizado sobre Israel.
La destrucción de los palestinos se ha transformado en una industria altamente rentable
En The Lab, el director Yotam Feldman pone al descubierto la
industria militar israelí y su funcionamiento y entrevista a algunos de
los principales protagonistas del comercio de “seguridad” de Israel,
analizando el papel de la industria [militar] dentro de la sociedad y la
economía israelíes. En los últimos años las exportaciones israelíes de
seguridad han alcanzado la cifra sin precedentes de 7.000 millones de
dólares anuales. Nada menos que el 20% de las exportaciones israelíes
son de naturaleza militar o están relacionadas con lo militar.
Aproximadamente 150.000 familias dependen de esa industria en Israel. A
día de hoy, Israel es el cuarto mayor exportador de armamento del mundo.
Cada operación [militar] emprendida por el ejército israelí a lo largo de la última década ha provocado de forma inmediata un fuerte incremento de las exportaciones militares israelíes a todo el mundo: armamento, sistemas, inteligencia, estrategias, doctrinas, conocimiento y experiencia.
Feldman nos permite atisbar un universo extremadamente organizado. Visitamos las ferias israelíes de armamento en todo el mundo, pero también vemos pabellones repletos de generales extranjeros, funcionarios públicos y diplomáticos congregados para adquirir productos militares israelíes. El mensaje es claro: los 7.000 millones de dólares son solo una parte de la historia. Actualmente la élite militar israelí está íntimamente imbricada con la élite política y militar de todos los países del mundo. Este emergente negocio israelí le permite al Estado judío comprar influencia y apoyo.
The Lab nos muestra que la población civil palestina de Cisjordania y Gaza se ha convertido en material de pruebas para las tácticas, armamento y filosofía de combate (‘Torá de combate’, Tora Lechima, como lo llaman los israelíes) israelíes. La destrucción de los palestinos se ha transformado en una industria altamente rentable. Nos enfrentamos aquí con algo no muy diferente a un crimen cuidadosamente calculado.
A través de una serie de fascinantes entrevistas Feldman nos transmite una imagen extremadamente real de los mercaderes de la muerte israelíes. Feldman les deja hablar, casi no interfiere. Son personajes incisivos, auténticos, a ratos incluso divertidos, en ocasiones ingeniosos, y a veces incluso podrían considerarse como encantadores si no supiéramos quiénes son. Pero no nos engañemos, son siniestros, algunos de ellos son claramente psicóticos, son asesinos en masa y andan sueltos. Venden destrucción y caos y lo hacen muy bien.
En mi condición de exitoso escritor y músico nacido y criado en Israel creo que estoy en condiciones de reconocer la perseverancia y la creatividad israelíes allá donde las veo, con independencia del ámbito sobre el que se apliquen (seguramente fui afortunado al haber sido rescatado por elbebop). El talento de esos ángeles de la muerte israelíes se dirige hacia la intensificación de la miseria humana. Las consecuencias de ello son trágicas.
Cambian las reglas de juego
No es un secreto para nadie que un siglo de lucha palestina no ha conseguido prácticamente nada. La situación del movimiento de solidaridad con Palestina es aún más precario. El documental The Lab de Feldman cambia las reglas de juego, ya que permite explicar décadas de impotencia.
Estamos inmersos en un maremágnum de terminología errónea: “colonialismo”, “apartheid”, “conflicto”, “solución”, “sionismo” son sólo algunos ejemplos. Gaza es hoy un inmenso laboratorio: los israelíes son los “científicos” y los “técnicos”, mientras que los palestinos son los “conejillos de indias”. La visión que nos brinda The Lab debe llevarnos a todos a cuestionar nuestras nociones. Se trata de un crimen de guerra premeditado. La idea de resolución (tal como se usa en el concepto “solución de los dos Estados”), por ejemplo, no es aplicable. Es algo evidente y fuera de toda duda que en el mundo real el “científico” no negocia con el “conejillo de indias”. El “científico” tampoco contempla compartir la realidad con su “conejillo de indias” en el marco de “un Estado democrático”. The Lab nos permite echar una mirada al interior la mente israelí, y lo cierto es que uno no descubre mucha compasión en ella.
Durante décadas hemos sido unos necios por examinar el éxito y el fracaso de las operaciones militares israelíes a la luz de los “objetivos” políticos y militares israelíes tal y como nosotros los interpretábamos. Estábamos claramente equivocados.
Como nos enseña la película de Feldman, es perfectamente posible que el objetivo real de las operaciones israelíes sea experimentar nuevas doctrinas y sistemas operativos a fin de venderlos más tarde en todo el mundo. Ehud Barak, por ejemplo, no fue el ministro israelí de Defensa más sofisticado que digamos, y claramente fracasó en la tarea de defender a su pueblo o incluso de hacer que se sintiera seguro. Sin embargo, tuvo un enorme éxito a la hora de vender las armas y doctrinas israelíes.
La noticia de Tel Aviv convertida en blanco de una andanada de cohetes Qassam pudo resultar devastadora para los israelíes, pero desde un punto de vista militar-industrial constituyó una oportunidad de oro para experimentar y publicitar el sistema antimisiles israelí Cúpula de Hierro. Si estoy en lo cierto en este punto, está claro que, igual que los palestinos, cada vez más y más israelíes se están convirtiendo en ‘conejillos de indias’ dentro de este laboratorio militar en crecimiento constante.
Cabe preguntarse cómo y cuándo “el sueño sionista” se transformó en una empresa militar. Sólo unos pocos de nosotros, escritores y estudiosos, hemos tratado de responder a esa pregunta. La transformación del Estado judío en una fábrica de opresión parece ser consecuencia directa de la ideología supremacista israelí. Si queremos entender lo que está sucediendo en el Estado judío, debemos primero comprender la noción de “pueblo elegido”, el judaísmo y la política de identidad judía.
Supongo que a estas alturas habrá ya bastantes palestinos en Gaza que se hayan dado cuenta de que han formado parte de un experimento israelí. Con demasiada frecuencia nos enteramos de que médicos palestinos que tratan a víctimas de la agresión israelí se encuentran con nuevos tipos de heridas [desconocidas hasta entonces]. The Lab lo explica, pero no se trata solo de Palestina. Hay cada vez mayores semejanzas entre el modo de operar de las fuerzas policiales de todo el mundo y la forma en que el ejército israelí trata a los palestinos.
The Lab de Yotam Feldman lo explica todo. Todos somos palestinos. O bien estamos ocupados por Israel, o bien lo estamos por sus fuerzas aliadas en todo el mundo, fuerzas que se entrenan en Israel y emplean armamento y tácticas israelíes.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=170320
Cada operación [militar] emprendida por el ejército israelí a lo largo de la última década ha provocado de forma inmediata un fuerte incremento de las exportaciones militares israelíes a todo el mundo: armamento, sistemas, inteligencia, estrategias, doctrinas, conocimiento y experiencia.
Feldman nos permite atisbar un universo extremadamente organizado. Visitamos las ferias israelíes de armamento en todo el mundo, pero también vemos pabellones repletos de generales extranjeros, funcionarios públicos y diplomáticos congregados para adquirir productos militares israelíes. El mensaje es claro: los 7.000 millones de dólares son solo una parte de la historia. Actualmente la élite militar israelí está íntimamente imbricada con la élite política y militar de todos los países del mundo. Este emergente negocio israelí le permite al Estado judío comprar influencia y apoyo.
The Lab nos muestra que la población civil palestina de Cisjordania y Gaza se ha convertido en material de pruebas para las tácticas, armamento y filosofía de combate (‘Torá de combate’, Tora Lechima, como lo llaman los israelíes) israelíes. La destrucción de los palestinos se ha transformado en una industria altamente rentable. Nos enfrentamos aquí con algo no muy diferente a un crimen cuidadosamente calculado.
A través de una serie de fascinantes entrevistas Feldman nos transmite una imagen extremadamente real de los mercaderes de la muerte israelíes. Feldman les deja hablar, casi no interfiere. Son personajes incisivos, auténticos, a ratos incluso divertidos, en ocasiones ingeniosos, y a veces incluso podrían considerarse como encantadores si no supiéramos quiénes son. Pero no nos engañemos, son siniestros, algunos de ellos son claramente psicóticos, son asesinos en masa y andan sueltos. Venden destrucción y caos y lo hacen muy bien.
En mi condición de exitoso escritor y músico nacido y criado en Israel creo que estoy en condiciones de reconocer la perseverancia y la creatividad israelíes allá donde las veo, con independencia del ámbito sobre el que se apliquen (seguramente fui afortunado al haber sido rescatado por elbebop). El talento de esos ángeles de la muerte israelíes se dirige hacia la intensificación de la miseria humana. Las consecuencias de ello son trágicas.
Cambian las reglas de juego
No es un secreto para nadie que un siglo de lucha palestina no ha conseguido prácticamente nada. La situación del movimiento de solidaridad con Palestina es aún más precario. El documental The Lab de Feldman cambia las reglas de juego, ya que permite explicar décadas de impotencia.
Estamos inmersos en un maremágnum de terminología errónea: “colonialismo”, “apartheid”, “conflicto”, “solución”, “sionismo” son sólo algunos ejemplos. Gaza es hoy un inmenso laboratorio: los israelíes son los “científicos” y los “técnicos”, mientras que los palestinos son los “conejillos de indias”. La visión que nos brinda The Lab debe llevarnos a todos a cuestionar nuestras nociones. Se trata de un crimen de guerra premeditado. La idea de resolución (tal como se usa en el concepto “solución de los dos Estados”), por ejemplo, no es aplicable. Es algo evidente y fuera de toda duda que en el mundo real el “científico” no negocia con el “conejillo de indias”. El “científico” tampoco contempla compartir la realidad con su “conejillo de indias” en el marco de “un Estado democrático”. The Lab nos permite echar una mirada al interior la mente israelí, y lo cierto es que uno no descubre mucha compasión en ella.
Durante décadas hemos sido unos necios por examinar el éxito y el fracaso de las operaciones militares israelíes a la luz de los “objetivos” políticos y militares israelíes tal y como nosotros los interpretábamos. Estábamos claramente equivocados.
Como nos enseña la película de Feldman, es perfectamente posible que el objetivo real de las operaciones israelíes sea experimentar nuevas doctrinas y sistemas operativos a fin de venderlos más tarde en todo el mundo. Ehud Barak, por ejemplo, no fue el ministro israelí de Defensa más sofisticado que digamos, y claramente fracasó en la tarea de defender a su pueblo o incluso de hacer que se sintiera seguro. Sin embargo, tuvo un enorme éxito a la hora de vender las armas y doctrinas israelíes.
La noticia de Tel Aviv convertida en blanco de una andanada de cohetes Qassam pudo resultar devastadora para los israelíes, pero desde un punto de vista militar-industrial constituyó una oportunidad de oro para experimentar y publicitar el sistema antimisiles israelí Cúpula de Hierro. Si estoy en lo cierto en este punto, está claro que, igual que los palestinos, cada vez más y más israelíes se están convirtiendo en ‘conejillos de indias’ dentro de este laboratorio militar en crecimiento constante.
Cabe preguntarse cómo y cuándo “el sueño sionista” se transformó en una empresa militar. Sólo unos pocos de nosotros, escritores y estudiosos, hemos tratado de responder a esa pregunta. La transformación del Estado judío en una fábrica de opresión parece ser consecuencia directa de la ideología supremacista israelí. Si queremos entender lo que está sucediendo en el Estado judío, debemos primero comprender la noción de “pueblo elegido”, el judaísmo y la política de identidad judía.
Supongo que a estas alturas habrá ya bastantes palestinos en Gaza que se hayan dado cuenta de que han formado parte de un experimento israelí. Con demasiada frecuencia nos enteramos de que médicos palestinos que tratan a víctimas de la agresión israelí se encuentran con nuevos tipos de heridas [desconocidas hasta entonces]. The Lab lo explica, pero no se trata solo de Palestina. Hay cada vez mayores semejanzas entre el modo de operar de las fuerzas policiales de todo el mundo y la forma en que el ejército israelí trata a los palestinos.
The Lab de Yotam Feldman lo explica todo. Todos somos palestinos. O bien estamos ocupados por Israel, o bien lo estamos por sus fuerzas aliadas en todo el mundo, fuerzas que se entrenan en Israel y emplean armamento y tácticas israelíes.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=170320
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