sábado, 20 de julio de 2013

¿Cómo interpretar el temor a Dios?


¿Cómo interpretar el temor a Dios?

Muchos creyentes se confunden gracias a las interpretaciones erróneas entre el Dios castigador y misericordioso

20/07/2013 - Autor: Said López - Fuente: Instituto del Islam
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Súplica de un peregrinante durante el rezo
Los sabios del tasawwuf clasifican de dos manera diferentes al temor a Dios. Una es la que muestra el Corán respecto hacía los incrédulos, tratándose de la ira y el poder y dominio absoluto de Dios, otra es la la enseñanza del ihsan; una categoría superior a la superficial.
Respecto a la primera, es obvio que nuestro Creador amenace directamente la consecuencia del rechazo de Sus signos en la creación, la ofensa y el desprecio que conlleva dicho rehuso hacia Su Dominicalidad y Omnipotencia. Pero esta amenaza va dirigida a los incrédulos y no a la gente de fe. Como Misericordioso, constantemente recuerda e incita la reflexión y el razonamiento prometiendo el perdón, la gracia y la recompensa.
Refiriéndose a la segunda manera de interpretación del temor a Allah, es preciso citar la enseñanza de los sabios del tasawwuf.  Viendo desde esta perspectiva, se abre una ventana totalmente diferente a la anterior. Según esta enseñanza, el creyente que ha afirmado la fe, aceptando la grandeza, el poderío absoluto y la Unicidad de Allah, comienza a conocer a Sus Bellos Atributos y en cuanto más Le conozca, más amor crece en su interior hacía Él, llegando hasta tal punto de que su Creador se convierte en su Amado real, porque en un corazón tan pequeño, no hay suficiente lugar como para compartirlo con otras cosas mundanas. De ahí, como el enamorado o la enamorada que siempre está pendiente de su amada o su amado e intenta satisfacerle y que lo mínimo que quiere es que su amada o amado se sienta ofendida u ofendido, despreciada o despreciado; las personas que han saboreado el amor (bebiendo de la copa del vino de amor como dicen los sufís), temen, con gran preocupación, perderlo.
Para estas personas, no hay más dolor que perder el amor y la complacencia del Amado, tanto que los castigos del Infierno ni siquiera puede a llegar a ser una comparación respecto a perder al Amado.
Abu Bakr As Siddiq, compañero del Santo Profeta, que la paz sea con él, es la referencia de  muchos sabios del tasawwuf y dijo respecto al tema: “Si Allah me metiera en Su Infierno, engrandeciéndome el cuerpo dentro de él de tal manera que no quedara lugar para otra persona, lo aceptaría”. ¿Por qué Abu Bakr, siendo tan consciente de su Creador hizo esta afirmación? La respuesta es: por su amor a Allah. Porque conoce muy bien a su Creador y cual es Su voluntad. Para Abu Bakr, no hay una preocupación mayor que el cumplimiento de la voluntad de su Amado que es que Sus siervos estén en Su Gloria, y para ello acepta estar en el Infierno porque aunque su cuerpo esté ahí, su corazón morará en el Paraíso.
Es cierto que para decir lo que dijo Abu Bakr, hay que ser como Abu Bakr y sus afirmaciones son para nosotros “palabras mayores”, pero sí nos pueden guiar hacía ese horizonte: temer a no ofender a nuestro Creador, que nos ha mostrado tanta misericordia y bendiciones y que nunca nos ha abandonado.
Una vez vista la diferencia gradual de estos dos tipos de “temor a Dios”, subcategorizaremos a otro que los literalistas promulgan, rompiendo la tradición coránica de no amenazar a los creyentes con el fuego. Esta corriente que para ellos se ha convertido a un tipo de vida dogmática remplazando el dín verdadero, y poniendo en su lugar nada mas que lo “halal, lo haram y el shirk”, no preocupándose en la profundización interior; tienen como emblema: “teme a Dios y llora ante Su ira, sino te castigará en el Infierno”.
No son pocos los que últimamente salen en los medios de comunicación, hablando en un tono agresivo, amenazando con las tinieblas del Infierno y promulgando el miedo y así obtener el dominio sobre las mentes para difundir su propia doctrina.
Desgraciadamente esta nueva corriente de importación procedente de los países del golfo oriental, está fuertemente financiada por los jeques y hace mucho daño al mensaje esencial del Islam, olvidándose del carácter y ética de comportamiento de nuestro Maestro, el Santo Profeta, que la paz de Allah esté con él, y centrarse únicamente en aspectos físicos y superficiales.
La diferencia entre este” temor Divino” y lo que realmente lo es (la consecuencia del ihsan) es como la obediencia de una niña por temor a su padre que sabe que si le desobedece, va a recibir una brutal paliza de parte de él, comparado con la obediencia de otra niña a su padre que sabe que si le desobedece su padre no estará satisfecho con ella, cosa que le hará sentir mal porque una “torta” de su padre duele mucho menos que una mirada suya triste. Ahora bien, póngase en los zapatos de estos dos padres, ¿cuál de ellos le gustaría ser? ¿Qué hará la niña de la paliza si no estuviera presente su padre y estuviera a solas?
Quizás es bueno recordar la historia reciente de un país para explicar mejor el tema del “temor a Dios”.  Irán, que es un país que ha sufrido fuertes dictaduras, vivió una revolución muy sangrienta por parte del líder islamista Ayatula Humayni en 1979 y se convirtió en la Republica Islámica de Irán. Supuestamente querían  islamizar todo el país bajo una rígida persecución de la gente que no cumplía con sus deberes religiosos. Finalmente gracias a su dictadura de treinta años, Irán ahora es el país de más conversiones del Islam al Cristianismo que hay en el mundo.
Para individualizar el ejemplo, merece comentar  la tradicional cena de iftar que dio el Instituto del Islam hace una semana. Había comentado en un artículo anterior sobre una chica, que recibía la visita de una conversa “literalista” que constantemente le amenazaba que si no se cubría el pelo, su cabeza se iba a quemar en el Infierno, que si seguía comiendo con la mano izquierda, su estómago se iba a llenar de fuego en el Más Allá. Se había citado que al final, esta chica dijo: “No quiero un Dios castigador”. Pues resulta que esta joven vino con su familia a esta cena y me puse a hablar con ellos. Tras acabar la conversación de la formalidad, la mamá dijo que su hija había abrazado el Cristianismo. Es la peor noticia que he escuchado desde hace mucho tiempo, no por ofender al Cristianismo, sino por el Islam que ha perdido una joven que empezó con mucho entusiasmo a estudiarlo en el principio. ¿Y saben qué? Traía el velo puesto por miedo de los comentarios de algunos invitados literalistas que estaban en la cena.
Las amenazas del Infierno es el último recurso utilizado por Dios y van dirigidas a los incrédulos, no a los creyentes. Es como el padre que amenaza a su hijo, tras haberle advertido varias veces de distintas maneras que no meta sus dedos en el enchufe de electricidad y que al final no le queda otro remedio que un manotazo, sin exceder ni dejar de seguir advirtiendo. Del mismo modo, los que enseñan el Islam deben de tener en cuenta este punto pedagógico, que es el mismísimo estilo coránico. Pero desgraciadamente, los métodos literalistas gobiernan  las enseñanzas de hoy, por la razón de que los educadores, los imames, los sheikhs de esta corriente no tienen el conocimiento suficiente para dirigir a las masas hacia el buen camino y recurren primordialmente al último recurso que son las amenazas y así “ahorran tiempo y esfuerzos”.
¿Y qué pasa con los que aseguran que aman a Dios?, ¿no tienen temor a Su grandeza y poder? Por supuesto que sí. ¿Cómo no temblar ante el Todopoderoso, ante Su poder? El Santo Profeta mismo dijo: “Yo soy quien de entre vosotros más conoce a Dios y quien más Le teme”.  ¿Pero piensa Ud. que ofrecía sus oraciones nocturnas incesantes por el miedo al poder Divino? No conteste ahora, escuche el siguiente hadiz:
 إِنَّ اللّٰهَ جَعَلَ لِكُلِّ نَِبيٍّ شَهْوَةً، وَإِنَّ شَهْوَتِي فِي قِيَامِ اللَّيْلِ “Allah ha dado a todos los profetas un shahwah (el deseo apasionante, excitación), en cuanto a mí, es la excitación de postrarme (ante Allah) en la noche”.  El Profeta de los Profetas, que la paz sea con él, utiliza la palabra shahwah, que es una palabra árabe utilizada para la excitación física entre dos sexos. Obviamente hay que entender esto metafóricamente puesto que a lo que se refiere el Maestro de los Maestros es una excitación espiritual y no física. Pero bajo cualquier interpretación, shahwah, no deja de ser un sentimiento apasionante entre el enamorado y el Amado. Ahora volvamos a plantearnos otra vez la pregunta anterior: ¿Ofrecía el Santo Profeta las oraciones nocturnas incesantes por el miedo a Dios?
Tienen que tener en cuenta los educadores religiosos, que cosechar semillas de amor en los corazones de los creyentes, presentándoles los Atributos de Allah, hará crecer el árbol paradisiaco de Tu’ba en los espíritus, mientras por la vía forzosa existe el gran peligro que se convierta en el árbol infernal del Zaqqum.
En un hadiz qudsí el Santo Profeta dijo: “Allah dice: “(en el Más Allá) Seré para Mi siervo de la misma manera que él Me conoce””. Si uno conoce a Su creador como Misericordioso, que es como su Creador  Se ha presentado cientos de veces en Su Palabra Milagrosa del Corán, que es Perdonador Quien borrará los arrepentimientos sinceros de Sus siervos y luego les dará Su amor como está explicado en el Corán (11:90), Allah les tratará de la misma manera como ellos Le creen. Sin embargo, si uno ha conocido a su Creador como el-Justo, olvidándose de Su misericordia, que penalizará todas las acciones erróneas, entonces encontrarán lo que esperan en el Más Allá. Es una promesa de Dios.
¿Cómo un creyente que ha conocido a su Creador, que ha visto el reflejo y la manifestación de sus Bellos Nombres y Atributos en su vida y en su espíritu, como Su misericordia, Su generosidad, Su compasión, Su amor, Su compañía constante, vaya a faltar a la cita que tiene con Él, en la alfombra, cinco veces al día, sabiendo que ahí está presente?  ¿Cómo va a traicionarLe, desobedeciendo a Su voluntad, habiéndoLe prometido antes de venir al mundo en Qalu Bala?
Hay que subrayar un punto importante. La condición de la obtención de la misericordia es tratar de cumplir toda la voluntad de Allah, y vivir entre el temor de que quizás no va a obtener Su complacencia y la esperanza de que sí lo va hacer finalmente.  Un balance entre la aleya: “Que el diablo no os engañe con Mi misericordia” y el hadiz qudsí: “Mi misericordia ha superado a Mi ira”.
En resumen, el creyente ideal es aquel que tiene un gran respeto a su Credor, a Su grandeza y Su poder, pero es devoto no por el miedo al Infierno sino por el amor que siente hacía Él. Su temor  y preocupación es el de no perder Su complacencia a causa de la desobediencia. Hay que concienciarse de esta esencia del mensaje del Islam y la enseñanza real del Santo Profeta. Es lo que hace falta a la ummah.

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