viernes, 2 de agosto de 2013

De profesión musulmán

De profesión musulmán

El señor Benaisa considera a la mujer como un ser menor de edad, que debe ser tutelada por los varones durante toda su vida

02/08/2013 - Autor: Nasama Ali Ahmed - Fuente: Nurain Magazine
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El señor Benaisa comenta que el término ‘fornicadora’ es una metáfora...
Ante el revuelo originado por la condena que desde el PSOE se ha hecho de la intervención del señor Benaisa sobre la mujer en el Islam, ‘La Reina del Islam’, me siento como mujer y como musulmana en el deber de contestar a algunas cuestiones traídas por dicho señor a la palestra pública, ya que el acto ha sido transmitido por un medio público.
El señor Benaisa comenta que el término ‘fornicadora’ es una metáfora, pero no entiende (como los que repiten cual papagayos) que las enseñanzas del profeta Muhammad (Dios le bendiga y le de paz) son formuladas en muchas ocasiones de forma metafórica, por lo que él no debería interpretar metafóricamente lo que le parece y literalmente lo que conviene a su ideología reaccionaria y misógina. El señor Benaisa debe recordar que la mujer (musulmana o no) no es súbdita del varón, sino su complemento y su igual. Las mujeres musulmanas no queremos llegar hasta donde el señor Benaisa crea oportuno, sino a donde nosotras nos propongamos, así que deje de tutelar a las mujeres porque el Islam respeta la libertad de conciencia y lo hace para hombres y mujeres.
La vestimenta de las mujeres, como las de los hombres, se puede encuadrar dentro de lo socialmente aceptable o dentro de lo que es el mal gusto y la falta de respeto por los demás, pero de ahí a convertir la vestimenta, el perfume y la depilación de las cejas en motivo o causa de la perturbación de algunas mentes pasadas de rosca, va mucha distancia y es un ejercicio de extrapolación inaceptable. Las mentes pasadas de rosca de algunos hombres (y también algunas mujeres) lo estarán por otras causas y motivos, pero nunca por esas, pues resulta verdaderamente superfluo.
No se preserva la castidad de las mujeres de ese modo, sino con la educación en patrones y modelos no sexistas y no como los que utiliza el señor Benaisa, que considera a la mujer como un ser menor de edad, que debe ser tutelada por los varones durante toda su vida. Además, la castidad es una opción personal para la sexualidad y de la forma de llevar ésta, en todo caso, habrá que dar cuentas a Alláh y no a ningún señor Benaisa, ni a ninguna comunidad. De lo que se trata en definitiva, no es de proteger la castidad de las mujeres, sino de respetar sus derechos y su voluntad de llevar sus asuntos de la forma en que crea cada una oportuna. Las personas que llevan una vida desordenada no deben ser objeto de repulsa social por los demás, mientras no supongan un peligro evidente y real para los derechos de los demás y la legislación vigente. Con su modo de vida, ellos mismos se marginan. Eso es todo.
Que no hable el señor Benaisa como si nos representara a todos los musulmanes, porque, al menos, a mí no me representa. No me identifico con la versión dogmatizante que quiere presentar como si fuese la verdadera y, por tanto, la única, excluyendo del Islam a quien no piense como él, ni lea el Corán con sus mismos prejuicios obsoletos.
Quienes se identifiquen con las propuestas del señor Benaisa deben tener en cuenta que los que no las aceptamos no somos más musulmanes que ellos, pero tampoco menos. Que deben aceptar las críticas y responder civilizada y racionalmente (con argumentos) a ellas, en vez de adoptar una infantil actitud victimista, que lo que oculta es agresividad e intolerancia, que tarde o temprano se traduce en alborotos públicos. Si quieren vivir un Islam medieval es un asunto que no nos planteamos otros muchos musulmanes, aunque lo lamentemos.
Resulta no por más patética menos reprobable, la posición y la actitud de la formación política Caballas, que desde hace algún tiempo viene mostrando la patita sin escrúpulo moral ni recato político algunos. Ya conocemos el juego de esa formación, que trata por todos los medios de sobrevivir enredando, creando crispación y victimizando demagógicamente a la comunidad musulmana para pescar en río revuelto. ¿De verdad que quieren defender los derechos de los musulmanes? ¿No será mejor defender el derecho de todos los ciudadanos? Es la contradicción en la que entran todos los grupos de evidente sectarismo social como Caballas, que arroja sus chorros de negra tinta para ocultar lo inocultable, poner a salvos sus traseros para seguir en la poltrona. De ese modo, los señores de la descompuesta e indigerible Caballa intoxican lo público, abriendo brechas, fracturando socialmente Ceuta, de la forma más irresponsable. Cuando todo esté más caliente, tengan por seguro dichos señores que serán sus posaderas las que se tostarán. Jueguen con fuego, señores de Caballas, que se van a tiznar desde la cabeza hasta la cola.
Por último, quiero hacer un llamamiento al conjunto de la comunidad musulmana de Ceuta, para que, haciendo un ejercicio de memoria, valore si lo que proponen algunos voceros da continuidad natural al Islam que nuestros padres nos  han transmitido o la tuerce en persecución de unos objetivos que nos alejan de la evolución histórica de libertad, progreso, igualdad, democracia y Estado de Derecho a los que también los musulmanes tenemos tanto derecho como otras comunidades. Si el Islam que propone el señor Benaisa se contrapone al discurrir de los tiempos, será apartado como lo han sido todas las ideologías totalitarias por una humanidad que no está dispuesta a vivir bajo ningún yugo. Estas son las lecciones de la historia y no el historicismo practicado por algunos predicadores. Lecciones que todos debemos aprender, incluida la comunidad musulmana ceutí, a la que exhorto para que no se deje arrastrar hacia un pasado que no es presente ni será futuro y sí ofrezca su esfuerzo y colaboración para que en nuestra ciudad la armonía, la convivencia y la paz social sean realidades inalterables.

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