jueves, 1 de agosto de 2013

Musulmana gracias a Allah

Musulmana gracias a Allah

Mi sumisión a Allah es mi independencia

01/08/2013 - Autor: Arianne (Khadija) Ruiz Beraza - Fuente: Webislam
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Shahada
Hace apenas seis meses mi marido y yo entrábamos en la consulta de un ginecólogo de la sanidad pública con el fin de realizarme una ecografía. ¡Iba a ver por primera vez a mi hija! De lo que no me  informaron al firmar el consentimiento es de que mi condición de musulmana conversa acarreaba la obligatoriedad de someterme a un interrogatorio que comenzaba así:
¡Esto me lo tienes que explicar! Claro, éste -mirando de reojo a mi acompañante- te ha convencido y el amor ya se sabe...
Ingenua de mí le respondo que no, que soy musulmana gracias a Allah.
¡Sacrilegio! En buena hora se me ocurrió pronunciar la palabra maldita, esa que hace saltar las alarmas de los hombres y mujeres de bien, de todo ser humano civilizado. DIOS. ALLAH. Se lo repito de nuevo; soy musulmana por y para Allah.
El doctor olvidó mi status de paciente convirtiéndome en su nuevo objeto de estudio. Y sí, digo objeto y no sujeto debido a que ante sus ojos me cosifiqué de forma inmediata, convirtiéndome en un pañuelo con patas, sin oficio ni beneficio.
-Cuando te vi en la sala de espera creí que eras extranjera, que no eras de aquí, por eso me llamó la atención tu nombre, no me cuadraba -dice la enfermera de forma jocosa.
Claro está que no le va a cuadrar, ni hoy ni nunca, porque la cuestión no es que a usted, llámese enfermera, vecino, empleada de una sucursal bancaria o lider político, le cuadre o no mi identidad. Mi Yo no se deja limitar por aquellos que lucen con orgullo las galas de la soberbia, aquellos que pretenden estar situados por encima del bien y del mal. En definitiva, todo aquel para el que lo sagrado ha quedado apaleado en el estercolero de la historia.
Ojalá esta anécdota se tratase de un hecho aislado, y la ignorancia no se encontrase extendida a cada paso que damos. Cuántos títulos tenemos, cómo dominamos los idiomas y sin embargo ese Saber que no reside en escuelas o universidades se ha esfumado.
He pasado muchas horas cavilando como hacer comprender el Islam, cómo explicar el “la illaha illa Allah, Muhámmad rasullullah”. Pero se me olvidó lo más importante, el hecho de que no existe un interlocutor. Mi discurso era estéril en la medida en que ese Otro situado frente a mí, ni oye ni ve, no considerando válido ningún planteamiento fruto de un individuo oprimido, falto de carácter y en último término imbécil como yo, mujer, musulmana, conversa, y para colmo con hijab.
Mi sumisión a Allah es mi independencia de ustedes, mi renuncia a perderme en la apariencia y la esperanza en la justicia eterna. Y efectivamente, soy musulmana gracias a Allah.
Arianne (Khadija) Ruiz Beraza es Lda. en Filosofía y Experta universitaria en Género y Diversidad.

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