jueves, 8 de agosto de 2013

Ramadán de protesta en Mollet del Vallès (Barcelona)

Ramadán de protesta en Mollet del Vallès (Barcelona)


Solución de consenso o judicialización del conflicto


08/08/2013 - Autor: Guifrè Bombilà - Fuente: Setmanari Directa



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Antiguo local de Al Huda. Foto: G. Bombilà

Desde el pasado 10 de julio, Mollet del Vallès (Barcelona) asiste a una peculiar forma de protesta, puesto que los miembros del centro cultural islámico Al-Huda (el Buen Camino) están practicando los diferentes rezos diarios y el ayuno del Ramadán ante el Ayuntamiento, llegando a congregar más de cuatrocientas personas en la oración nocturna de las once. El motivo es el cierre forzoso, por parte del Ayuntamiento el día antes, del nuevo local de la asociación en la calle Badalona, que apenas han comprado a principios de mes y que estaban acondicionando para trasladarse. Y esto con la intención de celebrar el Ramadán, puesto que en su antigua sede de la calle Sant Ramon no hay capacidad para acoger a más de trescientas personas.

Según Ahmed Balghouch, el presidente de esta entidad que enseña el Corán y el árabe, y desde dónde se organizan y celebran las tradiciones y festividades comunes en todo el Islam, el origen de este conflicto no es reciente. En estos últimos diez años, desde el Consistorio se han utilizado varios argumentos, la mayoría relativos a la normativa, para que el colectivo Al Huda no pudiera efectuar el traslado de local a los diferentes espacios que eran de su agrado. Finalmente, el año 2012, Al Huda hacía un último intento y presentaba al gabinete de urbanismo del Ayuntamiento la propuesta de trasladarse a un local nuevo, el mismo que ahora se encuentra precintado, a unos cien metros del antiguo, donde tenían pensado realizar cursos de refuerzo escolar de matemáticas e inglés, actividades deportivas, así como cursos de adaptación para recién llegados al país.

El motivo del precinto lo explica el Ayuntamiento a su comunicado oficial: “El primer motivo es que se trata de un local comercial según la normativa urbanística de la ciudad y, por lo tanto, no se puede utilizar por otros usos que no sean comerciales. En segundo lugar, la Asociación de Vecinos de la Estación de Francia y vecinos de la calle Sant Ramon alertaron al Ayuntamiento de que se habían iniciado obras en este local que, además, no contaban con el permiso municipal ... Las normas de la ciudad y del país son de cumplimiento obligatorio por todo el mundo y el Ayuntamiento de Mollet será intransigente ante cualquier tipo de radicalismo o chantaje”.

Sin embargo, escogieron este sitio para intentar minimizar las molestias que pudieran ocasionar al vecindario y para poder realizar sus actividades en un espacio muy confortable y seguro: “Desde hace 17 años hemos ido aguantando en un local demasiado pequeño, sin ventanas ni salida de emergencia”, se queja Hassan el Bairi, uno de los asistentes a las oraciones ante el edificio consistorial; “Nos hemos preocupado de encontrar un lugar sin viviendas encima, para no molestar a nadie, y con un parque en frente por no llenar toda la calle, todo esto lo hemos estudiado. Nosotros queremos la armonía con el vecindario y diecisiete años de convivencia sin problemas nos avalan”, asegura Said el Jabli. “Pensamos que es mejor mantenernos en el mismo barrio donde nos han acogido y ya nos conocen, que no trasladarnos a otro nuevo y hacer saltar las alarmas ante la creación de una nueva mezquita”, añade Ahmed.

La alternativa que ofrece el Ayuntamiento es salir de la población e instalar el nuevo centro en el polígono de Can Prat, pero desde Al Huda no se contempla como una opción viable. Consideran que está demasiado apartado del tejido urbano y es demasiado inseguro para que vaya gente sola. Además, el trayecto no está adaptado para peatones ni ciclistas. “Ya hemos estado en una de las naves industriales que nos ofrecían y aquello no es apto ni para guardar animales; la lavamos, pintamos y condicionamos, pero con aquellos techos de chapa metálica en las noches de verano se llega a los 45 grados”, explica Ahmed. Y añade que no están dispuestos a volver a un lugar así. “Somos una entidad ciudadana y nuestro lugar tiene que estar en la ciudad, como el resto de asociaciones. ¿Por qué tengo que ir a un polígono si pagamos impuestos como todo el mundo?”

“Nos dicen que no podemos ir a un local comercial porque esto se salta la normativa pero, en cambio, están dispuestos a hacer la vista gorda en un local industrial, que tampoco tiene la licencia. Encima, no está habilitado y hay la posiblidad de que esté contaminado”, se lamenta Said. Según el alcalde, Josep Monràs, la normativa de usos de los edificios y locales recogida en el Plan de Ordenación Urbanística (POUM) permite que en un edificio industrial se instale un centro de culto. Este mismo plan, aprobado en el 2004, impide que cualquier edificio de culto se instale en el interior del pueblo. Cuando preguntamos a Ahmed por qué cree que el Ayuntamiento está siendo más intransigente con ellos que con otros colectivos, dice “que esto lo hacen por dividir a la gente y por distraerla de las corrupciones que hacen”. A la hora de habla del problema y ante las acusaciones de discriminación religiosa, el alcalde pone por delante su agnosticismo y afirma, categórico: “yo no estoy a favor ni de unos ni de otros, asisto a los diferentes actos tanto de la misa de Fiesta Mayor como de los de la Comunitat Islámica de Mollet del Vallès la otra entidad musulmana del pueblo, la acusación que hacen sobre mi racismo no tiene recorrido”.

Los argumentos de la Asociación de vecinos y vecinas

Montse Gambau, presidenta de la asociación, corrobora que en estos 17 años la convivencia ha sido muy buena y que no ha habido problemas serios, más allá de algunas quejas por las oraciones de las cinco de la madrugada o por obstaculizar la calle cuando la afluencia es muy grande. Pero sobre el problema actual consideran que “ellos la comunidad Al Huda no quieren colaborar. No tiene nada a ver con su cultura, es una cuestión de legalidad; las leyes son para todo el mundo, pero ellos no lo entienden”. Gambau ve normal que se los aparte del casco urbano, del mismo modo que se está haciendo con edificios de almacenes o con las comisarías.

Desde esta asociación se están recogiendo firmas al barrio para que los miembros de Al Huda no puedan instalar su sede y espacio de culto en el local de la calle Badalona. En su comunicado sobre el asunto, aseguran que “en ningún momento nos hemos opuesto a la instalación del centro de culto por motivos racistas o xenófobos”. Pero, al parecer, la iniciativa de la comunidad musulmana de trasladar su sede a la calle del lado puede inaugurar un escenario de conflicto, como se afirma en su comunicado: “no estamos dispuestos a vivir intimidados, con miedo o con inseguridad en nuestro propio barrio ni dejar de sentir nuestras las calles o los espacios de ocio que hasta ahora podíamos compartir, de manera totalmente pacífica, con todos los que vivimos aquí”.

Agravio comparativo con un local de culto evangelista

A todo esto, cinco meses atrás hace su aparición en la calle perpendicular con Santo Ramón un centro de culto evangélico. Y, según algunos vecinos, “los sermones con micrófono del pastor todavía se escuchan más alto que las oraciones de la mezquita”. Esta nueva parroquia incumple lo que dicta el POUM y, en relación a esto, Josep Monràs afirma que se les ha hecho llegar un requerimiento para que cesen su actividad: “si no lo hacen, tendremos que hacer lo mismo que con los otros refiriéndose a Al Huda”. Por el momento, sin embargo, su actividad permanece ininterrumpida. Parece ser que su aparición no ha creado demasiada revuelo en el barrio, pues no se ha puesto en marcha ninguna campaña vecinal para impedir el oficio de misas evangélicas o precintar el local.

Solución de consenso o judicialización del conflicto

A la hora de valorar el futuro de convivencia que espera el barrio de la Estación de Francia, Monràs afirma que dependerá exclusivamente de la gente de Al Huda y de sus representantes: “El vecindario tiene buena voluntad, pero el diálogo no pasa por aceptar todo lo que se pide desde un lado; el "ordeno y mando" ya lo viví con los grises y con Franco, pero ahora estamos en otro momento y esto no se puede consentir”. En relación con esto, Ahmed dice: “El Ayuntamiento nos acusa de chantajistas y radicales, pero todos estos días que hemos protestado pacíficamente hemos demostrado que somos tolerantes y civilizados”. “El Ayuntamiento debería moverse en la dirección de resolver los problemas, no para fomentarlos; deberían ser ejemplares para promover una sociedad con un mosaico cultural integrado, pero esto no pasará si nos envían fuera y nos aíslan de la gente”, sentencia Said.

Antonio López, regidor en la oposición por ICV-EUiA, explica que desde su grupo municipal, y conjuntamente con ERC, están pidiendo al equipo de gobierno que encuentre una solución dialogada y considera “lamentable que se esté utilizando una asociación de vecinos para reforzar los objetivos políticos del PSC en Mollet; a la vez, es muy preocupante que el alcalde tilde de radical esta comunidad musulmana, puesto que puede exacerbar las diferencias dentro el vecindario y sembrar el terreno para futuros enfrentamientos xenófobos”.

Desde el día de inicio de los rezos en la calle, los representantes de Al Huda ya se han reunido tres veces con el Ayuntamiento y una vez con la asociación de vecinos. Ahmed cree que con el diálogo llegarán a un entendimiento que les permitirá reabrir el local que han comprado con donativos y con el esfuerzo de todo el colectivo. Sentencia, pero, que “si el Ayuntamiento no quiere ceder, hablaremos con otras entidades y organizaciones para pedir apoyo. También estamos más que dispuestos a llevarlo a los tribunales, a ver quién tiene razón”.

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