jueves, 29 de agosto de 2013

SIRIA: victima del imperialismo global

SIRIA: victima del imperialismo global


Es el Pueblo sirio quien padece actualmente el rigor de las nuevas guerras imperialistas, donde, cuando no funciona los sobornos a los gobiernos de turno para que entreguen dócilmente las riquezas de sus Naciones, se le tildan de dictadores, terroristas o narcogobiernos; utilizando para ello, inicialmente, todo su arsenal de la mal llamada información, creando en los espectadores, a cientos de kilómetros de distancia, la sensación de un estado de peligro proveniente del país en cuestión.
Una vez creado el escenario virtual en las mentes de millones de ciudadanos a escala planetaria, financian a ejércitos de mercenarios, muchas veces conformados por los propios nacionales del país a intervenir, con el objeto de desestabilizar el orden existente en dicho país, atacando directamente al sistema de gobierno y muchas veces cometiendo actos terroristas para culpabilizar a sus gobernantes principales.
Con ello promueven guerras fraticidas, donde se “ahorran” los muertos de sus propios ejércitos, e “invirtiendo” a aquellos que no se dan cuenta lo horrendo que es traicionar a la Patria y matar a sus propios hermanos.
Son Al Qaeda, el gobierno de Israel, el de Arabia Saudita y los miembros de la OTAN, los principales colaboradores de los EE.UU. en estos perversos planes diseñados por la CIA, que pasan por el entrenamiento, financiamiento y dotación de armas a los rebeldes mercenarios. No ha de extrañarnos ni sorprendernos lo horrendo de tal fin, si fue la misma Al Qaeda la entrenada, conformada y posteriormente contratada por la CIA,  para realizar el auto-atentado de las Torres Gemelas, el 21 de septiembre de 2001.

Es Siria, hoy, el objetivo del imperio: EE.UU.-OTAN.
El imperio no es una Nación, no es un solo gobierno. Es una red, un sistema terrorista de dominación, genocidio y saqueo a escala planetaria, que busca adueñarse de las riquezas naturales de los países más vulnerables militar y socialmente, y que no responden a sus intereses político-económicos y energéticos.
Este sistema imperial utiliza métodos tan refinados como lo son las tecnologías de la comunicación, la industria de la producción de alimentos y el sistema bancario sionista… Pero también métodos tan atroces como el terrorismo, los bombardeos (dizque) selectivos, los ataques biológicos y  químicos, y las guerras neocolonialistas.
En Siria ya van por esta última fase, con el uso de la guerra para derrocar a un gobierno que no se rindió ante el poder del dinero para entregar las riquezas de su pueblo al imperio. En Siria, el imperio van a rematar a un pueblo que resiste con dignidad. Van a bombardear a niños, ancianos, población civil totalmente desarmados e inocentes… van a destruir las escuelas, los hospitales, los museos, los ancianatos, a comunidades enteras… van a exterminar, nuevamente, a una cultura milenaria del planeta.

Hacen en el Medio Oriente lo que no pueden en América Latina.
En nuestras latitudes habían venido aplicado la primera fase de su intervencionismo, como lo es el soborno, o el “influir por debajo de la mesa”, a los gobernantes de turno. Esta relación de subordinación gubernamental ante el imperio, aunque siempre fue combatida por los pueblos, no fue hasta el ascenso de Hugo Rafael Chávez Frías a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, que comenzó a ser combatida desde las instancias del mismo gobierno. Chávez fue voz del movimiento popular y revolucionario antiimperialista de América Latina y del mundo. Y fue él, a través de sus políticas estratégicas, que logro impulsar y consolidar todo un bloque de izquierdas en la Región que enfrentara las políticas de dominación imperialista.

Pero ¿Qué hacer como un ciudadano común en contra del Imperialismo?
Ante todo debemos salir de nuestra propia y mental “Zona de Exclusión” ideológica y cultural, donde permitimos, e incluso colaboramos con el enemigo, para que nos bombardeen con sus antivalores y sus patrones consumistas. Dejemos de consentir que el ataque se realice en nuestros propios hogares, a través de nuestros televisores y sus “programaciones” que persiguen inculcar el odio y la violencia, y nos enseñan a rechazar al débil y defender al opresor. No permitamos que el enemigo nos insulten al oído, escuchando su música de laboratorio, alienante y degradante de nuestros valores. Neguémonos de participar en su adoctrinamiento cuando pagamos por sus videojuegos que entrenan a los más jóvenes para una guerra fraticida.
Demos un paso al frente en la organización popular y colectiva: organicemos o fortalezcamos los colectivos existentes para la lucha popular revolucionaria antiimperialista; contrastemos la información proveniente de diferentes medios; y preparémonos en las estrategias y tácticas de las guerras asimétricas a favor del Pueblo y en contra del imperialismo y sus intereses en nuestro suelo patrio.

¡No al intervencionismo Imperial en Siria!
¡Bolívar Vive! ¡La Lucha Sigue!

Coordinadora “Simón Bolívar”

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