Sobre la Muerte
La muerte es un ser creado
11/11/2012 - Autor: Shaykh Tosun Bayrak al-Jerrahi al-Halveti - Fuente: Webislam
izrail
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Shaykh Tosun Bayrak al-Jerrahi al-Halveti
Shaykh Tosun Bayrak al-Jerrahi al-Halveti
Cuando Hazreti Muhammad (sas) iba a dejar este mundo, anunció a sus compañeros que pronto partiría y agregó que dejaría a dos grandes maestros que continuarían su obra, un maestro parlante y un maestro silencioso: el Sagrado Corán y la muerte.
Hazreti Omar (ra) tenía un empleado a sueldo cuya única obligación era acercarse a él varias veces al día y recordarle la muerte diciéndole: “Omar, vas a morir.” Un día el Sultán de los creyentes le dijo a este hombre que no necesitaba mas de sus servicios apuntando a un pelo blanco en su barba, que le servía para recordarle la muerte.
Alguien vino donde Abu Darda, uno de los mas amados compañeros del Profeta (s.a..s), pidiendo consejo. Le dijo: “Abu Darda ayúdame, tengo una terrible enfermedad, la enfermedad del amor a lo mundano, mi corazón está oscuro y no veo ningún destello de luz en mis oraciones y devociones, no tengo alegría.” Abu Darda le contestó: “Sin duda que esta enfermedad es la peor de las enfermedades, y si no se cura a tiempo puede causar la muerte de tu fe. Te voy a dar tres remedios, tómalos todos. Visita a los enfermos, ve a funerales y camina por los cementerios. Si haces todas estas cosas con frecuencia, tu enfermedad te dejará. Tu amor y apego a este mundo desaparecerán; tu corazón se iluminará nuevamente y tu ojo interno se abrirá.” Esta persona siguió el consejo del santo, pero su enfermedad no lo abandonó. Volvió a quejarse donde Abu Darda; el santo le dijo:
“Si tu visitaste a los enfermos como algunos doctores y enfermeras lo hacen, creyendo que los pueden curar, haciéndolo como parte de su profesión y forma de vida; y si fuiste a los funerales como lo hacen algunos sacerdotes, juzgando por las flores y la cantidad de gente que asiste, pensando en el pago que recibirán por sus servicios, y si caminaste por los cementerios leyendo las lápidas que glorifican las obras del fallecido en este mundo; no has hecho ninguna de las cosas que te pedí que hicieras. Cuando visitas a los enfermos ponte en su lugar sufriendo, incapaz de beber y comer, moribundo, como te sucederá a ti tarde o temprano. Que es esto de correr de un lado a otro, de que se tratan estas peleas. Habla con tus nafs, tu ego y muéstrale esa criatura moribunda e indefensa y dile ‘Date cuenta que este será luego tu final, deja el amor a este mundo.’ Cuando vas a los funerales imagina que eres tu quien está tendido en esa caja de madera, envuelto en un pedazo de tela, desnudo como el día en que naciste. Todos tus bienes, todo tu dinero, toda tu fama, tu casa, tu esposa, tus hijos, todo aquello que has amado quedará atrás. Dile a tus nafs que ese cajón de madera es un vehículo en el que muy pronto viajarás, igual que todos los que ya han muerto. Todos esos bienes que han acumulado con tanto dolor y esfuerzo, toda la reputación, el resultado de tanta pretensión, quedarán diseminado. Muéstrale esto a tus nafs. Muéstrale que todos aquellos que creían amar a la persona muerta le han dado la espalda, aún cuando les haya dejado todo. El no puede llevar consigo ni un trago de agua ni un bocado de comida. Nadie sabe lo que le pasará, ni siquiera él. Pregúntale a tus nafs si están preparados.
Cuando vas a los cementerios, observa la tierra por la cual vas caminando. Pieles tiernas que se están pudriendo, hermosas cabezas cayéndose de sus cuerpos, hermosos ojos llenos de tierra; aquellas lenguas que cantaban como ruiseñores que cantaban por la gloria de este mundo o por la gloria del creador, se han vuelto comida para los insectos. Todas sus malas obras se han vuelto monstruos que los muerden. Mientras caminas, piensa que quizás estás pisando sobre la cabeza de algún rey, cabezas que solían usar coronas y labios embelesadores por los cuales hombres hubieran dado sus vidas por tocar.
Oh ego, cuando vas a creer, cuando vas a tener suficiente con las ilusiones de este mundo. No te das cuenta lo que te sucederá. Tu también muy pronto como ‘el futuro está cercano’ serás exactamente como ellos; serás dejado en un agujero oscuro que podría bien ser un hoyo del infierno, cara a cara con esos horribles monstruos de tus malas obras. Saca el mundo fuera de tu corazón. Sé puro en tus obras. Oh nafs antes de caer de ese oscuro agujero, antes de que serpientes e insectos vengan a alimentarse de nosotros, preparémonos juntos.”
Esa persona siguió los consejos de Abu Darda. Su corazón recibió luz, su ojo interno se abrió. Y él en agradecimiento recordaba a su maestro el médico de su corazón que revivió su corazón muerto.
Mis compañeros en este viaje en el camino a la verdad, recuerden a menudo la muerte, les ayudará a mantenerse aparte de este mundo y del amor a este mundo, les ayudará a servir como doctores de corazones para curar las enfermedades de este mundo. Saben que la muerte es “kullu nafs dhaiqat al-maut”, “todos los seres, todas las cosas creadas sentirán, saborearán, conocerán la muerte”. No es un asunto menor, no es algo fácil, no es fácil de contar no es fácil de entender. Hay tres cosas que son imposibles de describir: el paraíso, el infierno y la muerte: para que puedan conocer a este gran maestro, se los describiré lo que más se puede describir para inculcarle terror con esto a sus nafs.
La muerte es un ser creado. Allâh dice: “He creado tanto la vida como la muerte”. Es la más grande de las cosas creadas y la más terrorífica. Quien la ve muere instantáneamente. Es tan grande como todos los seres que han sido y que serán creados, y que todos los soles, lunas y estrellas juntos. Tiene tantas cabezas como el número de soles, lunas y estrellas y tantos ojos, bocas, orejas y manos. Imagínensela. Allâh creó la muerte antes de crear al ser vivo. El Profeta (s.a.s.) dijo: “Allâh creó las almas de los seres cuatro mil años antes de crear los cuerpos de estos seres, y cuatro mil años antes de crear las almas creó el sustento de estos seres creados, y tres mil años antes de crear el sustento, El creó la muerte. Cuando la muerte fue creada gritó con todas sus bocas y todos los ángeles se estremecieron de temor, preguntándole a Allâh: “Oh Señor ¿qué es este sonido terrorífico que llena de temor nuestros corazones y nos hace olvidar nuestras devociones?” Allâh dijo: “Es la voz de la muerte que hará que todo lo que existe en los mundos y los cielos perezca.” Los ángeles le rogaron a Allâh ver la muerte. Allâh dijo: “Entonces, prepárense.” Le pidió a la muerte que abriera sus alas y hablara. Cuando los ángeles vieron la grandeza de la muerte y escucharon su voz aterradora, todos cayeron inconscientes durante todo un año; le preguntaron a Allâh. “Oh Eterno ¿has creado algún ser más grande que la muerte?” Allâh dijo: “De todas mis criaturas la muerte es la más grande, tan grande como todos los seres juntos”. Luego con las órdenes de Allâh se sentó en silencio sin moverse. Allâh llamó al Angel de la Muerte y le dijo: “Oh Izrail serás el maestro de la muerte, cuando Yo te pida tomar las vidas de Mis sirvientes envíaselas para que todos ellos saboreen la muerte y vean su impermanencia.”
Izrail se aproximó a la muerte y dijo: “He sido enviado por la Eterna Verdad. Cuando se me ordene tomar las vidas de los seres temporales te enviaré a ti y tu me obedecerás.” La muerte le contestó:
“Tú eres mi maestro con las órdenes de Allâh y yo obedezco, pero debes saber que también mataré a los habitantes del cielo, a Gabriel, Israfil, Mikael y a ti.” Y la misma muerte será aniquilada por el Profeta Yahya (Juan el bautista) (s.a.s.) en algún lugar entre el paraíso y el infierno antes del día del juicio final. Si realmente quieren conocer la muerte, pregunten a los muertos, encuentren a aquellos que han muerto antes de morir. Ellos son los que se han encontrado con la muerte y sus cuerpos se han vuelto tierra, ya no tienen necesidades, todos los placeres de este mundo los han dejado. Son totalmente pacientes y están totalmente satisfechos con su estado. Su sumisión es completa, como el cadáver en las manos de quien lo lava.
Si desean saber lo que les sucederá después de morir, escuchen esto. El más grande sufrimiento le espera al pecador al morir y después de la muerte. El Profeta (s.a.s) dice: “Al momento de la muerte uno sentirá el terror y el dolor de trescientos golpes de espada.” Hz. Omar (ra) dice: “El momento de la muerte será como si un árbol lleno de espinas es introducido por la garganta. Sus espinas se atascarán en todas las venas y nervios y serán sacadas por la boca. El dolor de la muerte es como esto.”
Si un átomo del estado en el momento de la muerte fuese dado a los vivientes no podrían soportarlo, perecerían todos. El Profeta (s.a.s) dice: “Si los animales supieran lo que es la muerte no tendrían carne que comer, porque se volverían huesos y piel.”
Deben saber que llega en el tiempo señalado, para algunos cuando tienen siete, para otros cuando tienen ochenta y siete. Allâh dice: “Cuando llega la hora señalada, no puede ser retrasada ni una hora, ni puede ser adelantada una hora.” No hay tiempo, estén preparados. Cuando los coloquen sobre la mesa para lavarlos y cuando los lleven al oscuro agujero en la tierra, les interrogarán. Mas vale que tengan preparadas las respuestas, pues de otro modo tendrán las torturas de la tumba. Que dolor y horror les vendrá hasta que, lo que está hecho de polvo vuelva al polvo. Luego vendrá la resurrección de los muertos, luego el día del juicio donde Allâh será el juez. Es aquí donde el derecho del más débil sobre el fuerte será cuestionado. Lo más difícil de soportar es el día del juicio final. Es un juicio tan minucioso que Hz Ali (ra) dice: “Una hoja en otoño que cayó sobre otra hoja será puesta debajo de la hoja en la cual cayó.” Piensen sinceramente en los derechos de los otros que continuamente arrebatamos. Allâh es Misericordioso; El puede que perdone los pecados que cometemos en contra de El, pero las malas acciones que hacemos a su Creación, no las perdonará. Se nos pedirá que paguemos allí nuestras deudas dando nuestras buenas obras a aquellos con quienes cometimos injusticias, cuando ya no tengamos más buenas obras pagaremos recibiendo sus pecados. Saquen sus cuentas y paguen sus deudas. Cuando los coloquen en la mesa para darles su última ablución, escucharán la voz de la Eterna Verdad. El dirá: “Oh Mi sirviente os he dado vida. Os envié a este mundo por un tiempo determinado. Os he dado salud y sustento. Has desperdiciado esa vida, no has cuidado esa salud que Yo os he dado. Has comido de Mí comida. Has mostrado respeto hacia los tiranos, os postraste frente a los ricos. ¿A quién le rezabas, para quién eran sus devociones, a la puerta de quién has estado de pie?” ¿Han preparado sus respuestas? Estas respuestas vendrán por si solas si dejan los deseos de sus nafs. Allâh dice: “No dependan de los deseos de sus nafs, pues los hará dejar el camino de Allâh.”
Ser esclavo de sus nafs es peor que ser un adorador del fuego, peor que tomar la luna, el sol y el becerro de oro como sus dioses, porque los ídolos los llevarán a la sedición y al desorden, mientras que sus nafs con arrogancia, orgullo y envidia los llevarán a rebelarse.
Por todas sus faltas culpan a los otros y al demonio. ¿Quién es el culpable de llevar al demonio a la sedición, a desobedecer a Allâh? Sus nafs que le dieron una estúpida arrogancia y envidia. Si dejas los deseos de tus nafs, ve si el demonio o los demonios de los hombres a su alrededor serán capaces de llevarlos a la perdición. Si no pueden educar sus nafs por si mismos, vayan donde un sheik. Quizás él lo pueda hacer por ustedes.
Cuando sean llevados a la tumba, serán traídos de vuelta a la vida. Mirarán a su alrededor y verán que están en la compañía de amigos con hermosos rostros. Cuando pregunten quienes son, les dirán que son sus buenas obras, que han venido antes para que no tengan miedo. Porque lo único que pueden traer a su tumba son sus obras. Si sus obras son horrendas, encontrarán su tumba llena de criaturas hediondas y babosas. Esas son sus malas obras. Después se encontrarán con dos ángeles, Munkir y Nakir. Sus rostros son del color del cielo. Sus dientes enterrados en la tierra como una pala mecánica, destellos de relámpagos saliendo de sus ojos, sus voces como el trueno, les preguntarán, “¿Quien es su Señor?” Si han tenido a sus nafs como su señor dirán “No lo sé”. O peor aún, dirán que sus nafs son su señor, que son su profeta, porque han sido mentirosos e hipócritas toda su vida; han tenido la costumbre de alabar a los tiranos por temor o esperando beneficio. El grito de estos malaikas llenara sus tumbas. “Estas errado, maldito. No has hecho ninguna buena obra en el mundo. Has seguido a vuestros nafs, has desperdiciado vuestra vida, has llenado vuestro corazón con animales, y fue creado para albergar a Allâh. Saborea un dejo del infierno que habitarás por la eternidad.” Luego apretarán su tumba de manera que sus huesos se quebrarán y quedarán planos. Aparecerán serpientes de fuego que devorarán su carne. Malaikas los castigarán golpeándolos con barras de fierro, gritaran de dolor. Todos los seres creados, plantas y animales oirán su grito. Solo los hombres y los jinns no escucharán, porque a ellos se le ha dado el regalo de la conciencia y también la maldición de la inconsciencia. Los ángeles les pedirán que miren hacia su derecha; verán toda la belleza del paraíso. Los malaikas dirán: “Oh desafortunado, si solo hubieses sido sabio y hubieses hecho lo que vuestro Señor os pedía, evitando aquello que os pedía que no hicieras, este podría haber sido su estación.” Luego les pedirán que miren a su izquierda, donde verán las torturas y los horrores del infierno, y llenarán su tumba con el fuego del infierno. Allí permanecerán hasta el día de juicio final. Un día de este castigo es igual a un año en esta tierra.
Recuerden continuamente a su Creador en su corazón y repitan continuamente “La illaha illAllâh Muhammad ar- rasullAllâh.” No hay Allâh sino Allâh y Muhammad es Su mensajero. Esta es la respuesta correcta. Aquel que ama a Allâh, le teme y recuerda, sabe que siempre está en la presencia de Allâh, que no puede mas que ser bueno y hacer el bien, y no puede querer otra cosa que El. Ellos son los amados de Allâh y con su esfuerzo y cercanía de Allâh con ellos, sus nafs, sus egos, su demonio personal llega a ser Musulmán; y en vez de descarriarlos, es su servidor. Ellos conocen el secreto de morir antes de morir, que significa que a pesar de estar en este mundo, ya no tiene valor para ellos. Este mundo no tiene ya lugar en sus corazones, están aquí para servir a su Señor. Ellos ven con los ojos de Allâh, escuchan con los oídos de Allâh, hablan las palabras de Allâh, ellos están de la mano de Allâh. Si llegan a ser un amante de Allâh y un amado de Allâh, cuando su cuerpo físico muere su vida que pertenece al mundo será sacada como el sacar un pelo de la mantequilla; y su alma en la forma de una hermosa ave verde volará hacia el cielo desde su pecho, los ángeles del cielo le darán la bienvenida. Les responderán todas las preguntas a Munkir y Nakir desde su corazón, pues su mente ya no estará, su corazón responderá con las benditas palabras “La illaha illAllâh, Muhammad ar-rasullAllâh.” Y en un pestañear de un ojo su tumba se volverá un jardín de rosas del jardín del paraíso. Si sabían un simple ayat del Sagrado Corán, este se volverá una hermosa luz en este jardín, y allí perfumado y confortable, se quedarán como un novio o una novia hasta el día del juicio final.
InshAllâh, les contaré sobre el día del juicio final, el paraíso y el infierno en una próxima vez.
La Otra VidaLa muerte es un ser creado
11/11/2012 - Autor: Shaykh Tosun Bayrak al-Jerrahi al-Halveti - Fuente: Webislam
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Cuando Hazreti Muhammad (sas) iba a dejar este mundo, anunció a sus compañeros que pronto partiría y agregó que dejaría a dos grandes maestros que continuarían su obra, un maestro parlante y un maestro silencioso: el Sagrado Corán y la muerte.
Hazreti Omar (ra) tenía un empleado a sueldo cuya única obligación era acercarse a él varias veces al día y recordarle la muerte diciéndole: “Omar, vas a morir.” Un día el Sultán de los creyentes le dijo a este hombre que no necesitaba mas de sus servicios apuntando a un pelo blanco en su barba, que le servía para recordarle la muerte.
Alguien vino donde Abu Darda, uno de los mas amados compañeros del Profeta (s.a..s), pidiendo consejo. Le dijo: “Abu Darda ayúdame, tengo una terrible enfermedad, la enfermedad del amor a lo mundano, mi corazón está oscuro y no veo ningún destello de luz en mis oraciones y devociones, no tengo alegría.” Abu Darda le contestó: “Sin duda que esta enfermedad es la peor de las enfermedades, y si no se cura a tiempo puede causar la muerte de tu fe. Te voy a dar tres remedios, tómalos todos. Visita a los enfermos, ve a funerales y camina por los cementerios. Si haces todas estas cosas con frecuencia, tu enfermedad te dejará. Tu amor y apego a este mundo desaparecerán; tu corazón se iluminará nuevamente y tu ojo interno se abrirá.” Esta persona siguió el consejo del santo, pero su enfermedad no lo abandonó. Volvió a quejarse donde Abu Darda; el santo le dijo:
“Si tu visitaste a los enfermos como algunos doctores y enfermeras lo hacen, creyendo que los pueden curar, haciéndolo como parte de su profesión y forma de vida; y si fuiste a los funerales como lo hacen algunos sacerdotes, juzgando por las flores y la cantidad de gente que asiste, pensando en el pago que recibirán por sus servicios, y si caminaste por los cementerios leyendo las lápidas que glorifican las obras del fallecido en este mundo; no has hecho ninguna de las cosas que te pedí que hicieras. Cuando visitas a los enfermos ponte en su lugar sufriendo, incapaz de beber y comer, moribundo, como te sucederá a ti tarde o temprano. Que es esto de correr de un lado a otro, de que se tratan estas peleas. Habla con tus nafs, tu ego y muéstrale esa criatura moribunda e indefensa y dile ‘Date cuenta que este será luego tu final, deja el amor a este mundo.’ Cuando vas a los funerales imagina que eres tu quien está tendido en esa caja de madera, envuelto en un pedazo de tela, desnudo como el día en que naciste. Todos tus bienes, todo tu dinero, toda tu fama, tu casa, tu esposa, tus hijos, todo aquello que has amado quedará atrás. Dile a tus nafs que ese cajón de madera es un vehículo en el que muy pronto viajarás, igual que todos los que ya han muerto. Todos esos bienes que han acumulado con tanto dolor y esfuerzo, toda la reputación, el resultado de tanta pretensión, quedarán diseminado. Muéstrale esto a tus nafs. Muéstrale que todos aquellos que creían amar a la persona muerta le han dado la espalda, aún cuando les haya dejado todo. El no puede llevar consigo ni un trago de agua ni un bocado de comida. Nadie sabe lo que le pasará, ni siquiera él. Pregúntale a tus nafs si están preparados.
Cuando vas a los cementerios, observa la tierra por la cual vas caminando. Pieles tiernas que se están pudriendo, hermosas cabezas cayéndose de sus cuerpos, hermosos ojos llenos de tierra; aquellas lenguas que cantaban como ruiseñores que cantaban por la gloria de este mundo o por la gloria del creador, se han vuelto comida para los insectos. Todas sus malas obras se han vuelto monstruos que los muerden. Mientras caminas, piensa que quizás estás pisando sobre la cabeza de algún rey, cabezas que solían usar coronas y labios embelesadores por los cuales hombres hubieran dado sus vidas por tocar.
Oh ego, cuando vas a creer, cuando vas a tener suficiente con las ilusiones de este mundo. No te das cuenta lo que te sucederá. Tu también muy pronto como ‘el futuro está cercano’ serás exactamente como ellos; serás dejado en un agujero oscuro que podría bien ser un hoyo del infierno, cara a cara con esos horribles monstruos de tus malas obras. Saca el mundo fuera de tu corazón. Sé puro en tus obras. Oh nafs antes de caer de ese oscuro agujero, antes de que serpientes e insectos vengan a alimentarse de nosotros, preparémonos juntos.”
Esa persona siguió los consejos de Abu Darda. Su corazón recibió luz, su ojo interno se abrió. Y él en agradecimiento recordaba a su maestro el médico de su corazón que revivió su corazón muerto.
Mis compañeros en este viaje en el camino a la verdad, recuerden a menudo la muerte, les ayudará a mantenerse aparte de este mundo y del amor a este mundo, les ayudará a servir como doctores de corazones para curar las enfermedades de este mundo. Saben que la muerte es “kullu nafs dhaiqat al-maut”, “todos los seres, todas las cosas creadas sentirán, saborearán, conocerán la muerte”. No es un asunto menor, no es algo fácil, no es fácil de contar no es fácil de entender. Hay tres cosas que son imposibles de describir: el paraíso, el infierno y la muerte: para que puedan conocer a este gran maestro, se los describiré lo que más se puede describir para inculcarle terror con esto a sus nafs.
La muerte es un ser creado. Allâh dice: “He creado tanto la vida como la muerte”. Es la más grande de las cosas creadas y la más terrorífica. Quien la ve muere instantáneamente. Es tan grande como todos los seres que han sido y que serán creados, y que todos los soles, lunas y estrellas juntos. Tiene tantas cabezas como el número de soles, lunas y estrellas y tantos ojos, bocas, orejas y manos. Imagínensela. Allâh creó la muerte antes de crear al ser vivo. El Profeta (s.a.s.) dijo: “Allâh creó las almas de los seres cuatro mil años antes de crear los cuerpos de estos seres, y cuatro mil años antes de crear las almas creó el sustento de estos seres creados, y tres mil años antes de crear el sustento, El creó la muerte. Cuando la muerte fue creada gritó con todas sus bocas y todos los ángeles se estremecieron de temor, preguntándole a Allâh: “Oh Señor ¿qué es este sonido terrorífico que llena de temor nuestros corazones y nos hace olvidar nuestras devociones?” Allâh dijo: “Es la voz de la muerte que hará que todo lo que existe en los mundos y los cielos perezca.” Los ángeles le rogaron a Allâh ver la muerte. Allâh dijo: “Entonces, prepárense.” Le pidió a la muerte que abriera sus alas y hablara. Cuando los ángeles vieron la grandeza de la muerte y escucharon su voz aterradora, todos cayeron inconscientes durante todo un año; le preguntaron a Allâh. “Oh Eterno ¿has creado algún ser más grande que la muerte?” Allâh dijo: “De todas mis criaturas la muerte es la más grande, tan grande como todos los seres juntos”. Luego con las órdenes de Allâh se sentó en silencio sin moverse. Allâh llamó al Angel de la Muerte y le dijo: “Oh Izrail serás el maestro de la muerte, cuando Yo te pida tomar las vidas de Mis sirvientes envíaselas para que todos ellos saboreen la muerte y vean su impermanencia.”
Izrail se aproximó a la muerte y dijo: “He sido enviado por la Eterna Verdad. Cuando se me ordene tomar las vidas de los seres temporales te enviaré a ti y tu me obedecerás.” La muerte le contestó:
“Tú eres mi maestro con las órdenes de Allâh y yo obedezco, pero debes saber que también mataré a los habitantes del cielo, a Gabriel, Israfil, Mikael y a ti.” Y la misma muerte será aniquilada por el Profeta Yahya (Juan el bautista) (s.a.s.) en algún lugar entre el paraíso y el infierno antes del día del juicio final. Si realmente quieren conocer la muerte, pregunten a los muertos, encuentren a aquellos que han muerto antes de morir. Ellos son los que se han encontrado con la muerte y sus cuerpos se han vuelto tierra, ya no tienen necesidades, todos los placeres de este mundo los han dejado. Son totalmente pacientes y están totalmente satisfechos con su estado. Su sumisión es completa, como el cadáver en las manos de quien lo lava.
Si desean saber lo que les sucederá después de morir, escuchen esto. El más grande sufrimiento le espera al pecador al morir y después de la muerte. El Profeta (s.a.s) dice: “Al momento de la muerte uno sentirá el terror y el dolor de trescientos golpes de espada.” Hz. Omar (ra) dice: “El momento de la muerte será como si un árbol lleno de espinas es introducido por la garganta. Sus espinas se atascarán en todas las venas y nervios y serán sacadas por la boca. El dolor de la muerte es como esto.”
Si un átomo del estado en el momento de la muerte fuese dado a los vivientes no podrían soportarlo, perecerían todos. El Profeta (s.a.s) dice: “Si los animales supieran lo que es la muerte no tendrían carne que comer, porque se volverían huesos y piel.”
Deben saber que llega en el tiempo señalado, para algunos cuando tienen siete, para otros cuando tienen ochenta y siete. Allâh dice: “Cuando llega la hora señalada, no puede ser retrasada ni una hora, ni puede ser adelantada una hora.” No hay tiempo, estén preparados. Cuando los coloquen sobre la mesa para lavarlos y cuando los lleven al oscuro agujero en la tierra, les interrogarán. Mas vale que tengan preparadas las respuestas, pues de otro modo tendrán las torturas de la tumba. Que dolor y horror les vendrá hasta que, lo que está hecho de polvo vuelva al polvo. Luego vendrá la resurrección de los muertos, luego el día del juicio donde Allâh será el juez. Es aquí donde el derecho del más débil sobre el fuerte será cuestionado. Lo más difícil de soportar es el día del juicio final. Es un juicio tan minucioso que Hz Ali (ra) dice: “Una hoja en otoño que cayó sobre otra hoja será puesta debajo de la hoja en la cual cayó.” Piensen sinceramente en los derechos de los otros que continuamente arrebatamos. Allâh es Misericordioso; El puede que perdone los pecados que cometemos en contra de El, pero las malas acciones que hacemos a su Creación, no las perdonará. Se nos pedirá que paguemos allí nuestras deudas dando nuestras buenas obras a aquellos con quienes cometimos injusticias, cuando ya no tengamos más buenas obras pagaremos recibiendo sus pecados. Saquen sus cuentas y paguen sus deudas. Cuando los coloquen en la mesa para darles su última ablución, escucharán la voz de la Eterna Verdad. El dirá: “Oh Mi sirviente os he dado vida. Os envié a este mundo por un tiempo determinado. Os he dado salud y sustento. Has desperdiciado esa vida, no has cuidado esa salud que Yo os he dado. Has comido de Mí comida. Has mostrado respeto hacia los tiranos, os postraste frente a los ricos. ¿A quién le rezabas, para quién eran sus devociones, a la puerta de quién has estado de pie?” ¿Han preparado sus respuestas? Estas respuestas vendrán por si solas si dejan los deseos de sus nafs. Allâh dice: “No dependan de los deseos de sus nafs, pues los hará dejar el camino de Allâh.”
Ser esclavo de sus nafs es peor que ser un adorador del fuego, peor que tomar la luna, el sol y el becerro de oro como sus dioses, porque los ídolos los llevarán a la sedición y al desorden, mientras que sus nafs con arrogancia, orgullo y envidia los llevarán a rebelarse.
Por todas sus faltas culpan a los otros y al demonio. ¿Quién es el culpable de llevar al demonio a la sedición, a desobedecer a Allâh? Sus nafs que le dieron una estúpida arrogancia y envidia. Si dejas los deseos de tus nafs, ve si el demonio o los demonios de los hombres a su alrededor serán capaces de llevarlos a la perdición. Si no pueden educar sus nafs por si mismos, vayan donde un sheik. Quizás él lo pueda hacer por ustedes.
Cuando sean llevados a la tumba, serán traídos de vuelta a la vida. Mirarán a su alrededor y verán que están en la compañía de amigos con hermosos rostros. Cuando pregunten quienes son, les dirán que son sus buenas obras, que han venido antes para que no tengan miedo. Porque lo único que pueden traer a su tumba son sus obras. Si sus obras son horrendas, encontrarán su tumba llena de criaturas hediondas y babosas. Esas son sus malas obras. Después se encontrarán con dos ángeles, Munkir y Nakir. Sus rostros son del color del cielo. Sus dientes enterrados en la tierra como una pala mecánica, destellos de relámpagos saliendo de sus ojos, sus voces como el trueno, les preguntarán, “¿Quien es su Señor?” Si han tenido a sus nafs como su señor dirán “No lo sé”. O peor aún, dirán que sus nafs son su señor, que son su profeta, porque han sido mentirosos e hipócritas toda su vida; han tenido la costumbre de alabar a los tiranos por temor o esperando beneficio. El grito de estos malaikas llenara sus tumbas. “Estas errado, maldito. No has hecho ninguna buena obra en el mundo. Has seguido a vuestros nafs, has desperdiciado vuestra vida, has llenado vuestro corazón con animales, y fue creado para albergar a Allâh. Saborea un dejo del infierno que habitarás por la eternidad.” Luego apretarán su tumba de manera que sus huesos se quebrarán y quedarán planos. Aparecerán serpientes de fuego que devorarán su carne. Malaikas los castigarán golpeándolos con barras de fierro, gritaran de dolor. Todos los seres creados, plantas y animales oirán su grito. Solo los hombres y los jinns no escucharán, porque a ellos se le ha dado el regalo de la conciencia y también la maldición de la inconsciencia. Los ángeles les pedirán que miren hacia su derecha; verán toda la belleza del paraíso. Los malaikas dirán: “Oh desafortunado, si solo hubieses sido sabio y hubieses hecho lo que vuestro Señor os pedía, evitando aquello que os pedía que no hicieras, este podría haber sido su estación.” Luego les pedirán que miren a su izquierda, donde verán las torturas y los horrores del infierno, y llenarán su tumba con el fuego del infierno. Allí permanecerán hasta el día de juicio final. Un día de este castigo es igual a un año en esta tierra.
Recuerden continuamente a su Creador en su corazón y repitan continuamente “La illaha illAllâh Muhammad ar- rasullAllâh.” No hay Allâh sino Allâh y Muhammad es Su mensajero. Esta es la respuesta correcta. Aquel que ama a Allâh, le teme y recuerda, sabe que siempre está en la presencia de Allâh, que no puede mas que ser bueno y hacer el bien, y no puede querer otra cosa que El. Ellos son los amados de Allâh y con su esfuerzo y cercanía de Allâh con ellos, sus nafs, sus egos, su demonio personal llega a ser Musulmán; y en vez de descarriarlos, es su servidor. Ellos conocen el secreto de morir antes de morir, que significa que a pesar de estar en este mundo, ya no tiene valor para ellos. Este mundo no tiene ya lugar en sus corazones, están aquí para servir a su Señor. Ellos ven con los ojos de Allâh, escuchan con los oídos de Allâh, hablan las palabras de Allâh, ellos están de la mano de Allâh. Si llegan a ser un amante de Allâh y un amado de Allâh, cuando su cuerpo físico muere su vida que pertenece al mundo será sacada como el sacar un pelo de la mantequilla; y su alma en la forma de una hermosa ave verde volará hacia el cielo desde su pecho, los ángeles del cielo le darán la bienvenida. Les responderán todas las preguntas a Munkir y Nakir desde su corazón, pues su mente ya no estará, su corazón responderá con las benditas palabras “La illaha illAllâh, Muhammad ar-rasullAllâh.” Y en un pestañear de un ojo su tumba se volverá un jardín de rosas del jardín del paraíso. Si sabían un simple ayat del Sagrado Corán, este se volverá una hermosa luz en este jardín, y allí perfumado y confortable, se quedarán como un novio o una novia hasta el día del juicio final.
InshAllâh, les contaré sobre el día del juicio final, el paraíso y el infierno en una próxima vez.
Debes saber que los asuntos del próximo mundo no es lo que los ignorantes pretenden…
27/07/2010 - Autor: Sheikh Badruddin de Simawna - Fuente: Webislam
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Lo que ocurre en la Otra Vida pertenece al reino del espíritu, no a este mundo material ni tiene ninguna semejanza con éste.
Lo que ocurre en la Otra Vida pertenece al reino del espíritu, no a este mundo material ni tiene ninguna semejanza con éste.
Lo que ocurre mas allá de la tumba no es lo que algunos proclaman y otros creen. Las cosas no son de la forma que son descritas por aquellas que no las entiendan: torturas, cadenas, escorpiones, serpientes, demonios para los pecadores; rosas iluminadas por numerosas lunas, ángeles compañeros, ríos de miel y de vino, palacios, y vírgenes transparentes como cristales para los puros sin falta.
Lo que ocurre en la Otra Vida pertenece al reino del espíritu, no a este mundo material ni tiene ninguna semejanza con éste. Este mundo de materia contiene cuerpos minerales, vegetales y animales que surgen, crecen y mueren, se construyen y destruyen, se mueven y cambian, son tridimensionales en un espacio y tiempo limitados. Todo lo contenido de este mundo tiene un fin, y así como no existían en el tiempo inmemorial en algún momento todos desaparecerán. La única cosa en el mundo que irá a la Otra Vida y que no desaparecerá es el ruh, el espíritu, que no pertenece a este mundo.
Los asuntos de la Otra Vida son solo conocidos por Allah. Y están relacionados con la materia sutil del espíritu, que no tiene ninguna semejanza con nada de aquí:
wa yas’alunaka ‘an ir-ruhi. Qul ir-ruhu min amri rabbi.
Y si ellos te preguntan acerca del espíritu. Di que este está solamente en el conocimiento de mi Señor y en Su decreto.
(Isra, 17:5)
El espíritu pertenece al alam al-ghaib, el mundo de la ausencia, invisible a nuestros ojos materiales, en el sentido que no contienen nada que puede ser experimentado en este mundo. El reino espiritual de Allah está fuera del espacio y tiempo. Ni siquiera lo conocen Sus más próximos e íntimos. Hadrat Ali (que Allah este complacido con él) dijo, “law kashsafal-ghita’i ma izdadtu yaqinun” (incluso si mis velos fueron levantados, mi certidumbre no aumentaría).
Incluso si las experiencias, los conceptos, todo el conocimiento de este mundo y de esta vida, asi como las palabras e imágenes, referencias, asociaciones o comparaciones desaparecieran (puesto que todas ellas no son sino velos), no podríamos entender ni ver lo que está más allá. Sin embargo el espíritu ve y conoce.
Abu Talib Al-Makki describió así el espíritu:
"Cuando el espíritu del creyente se libera en el momento de la muerte del cuerpo material conoce a su Señor con el conocimiento de su Señor porque no ha olvidado su origen y porque recuerda y anhela mientras estuvo en la prisión del cuerpo viviente. Se eleva para volver a Él. No hay resistencia en su vuelo; ni el aire ni la gravedad lo enlentecen. No hay dificultad o algo desconocido para él. Se eleva a donde está destinado y toma la forma de su apariencia mundana, transformado en una imagen de materia sutil de acuerdo con la imaginería del reino al cual está destinado a residir".
La imagen del espíritu se embellece en la magnitud de la pureza, piedad, y buenas acciones que ha conseguido durante su existencia mundana, y el nombre del elevado reino alcanzado por los espíritus de los creyentes se denominan illiyin. Su distancia va más allá de los cielos humanos comprendida entre la luna y el Escabel de Allah, que es la base del conocimiento, poder, y dominio Divino. Es allí donde se sitúan los ocho jardines del Paraíso, tal como es mencionado en el Sagrado Quran:
Innal-muttaqina fi jannatin wa naharin fi maq’adi sidqin ‘inda malikim-muqtadir.
Ciertamente los que han obrado bien estarán en (ocho) jardines y ríos, en el lugar de la verdad junto a al más Poderoso Rey.
(Qamar, 54:54-55)
Los ocho jardines del Paraíso son:
Los jardines de waliyyah-santidad, donde residen quienes fueron leales a la verdad de Allah.
Los jardines de siddiqiyyah-los rectos, donde residen los sinceros y verídicos.
Los jardines de qurbiyyah-proximidad, donde residen los íntimos de Allah, aquellos que están próximos a Él.
Los jardines de khullah-amistad, donde residen los puros.
Los jardines de mahabbah-amor, donde residen Sus amantes.
Los jardines de khitam-completud, donde residen los unificados y perfectos.
Los jardines de ubudah-devoción, donde residen los que están al sevicio de Allah.
Los jardines de ubudiyya-servidumbre, donde residen los siervos amantes en el servicio a Allah.
Si el espíritu pertenece a un pecador, cuando abandona el cuerpo tampoco tiene forma o contorno. Sin embargo es pesado, no con un peso material sino conceptual. Desciende de acuerdo con su peso hasta hundirse en lo mas bajo de lo bajo -asfal as safilin. Los siete infiernos mencionados en el Sagrado Quran se encuentro en estos reinos.
El espíritu del pecador asume las características de su correspondiente animal. Si en este mundo fue insaciablemente ambicioso, su alma asume el carácter de un cerdo. Si fue arrogante considerándose grande y a los demás despreciables, asume la característica de un elefante. Si fue envidioso y celoso, asume la característica de un mono. Cada característica con diferente peso se hunde de acuerdo al peso de su pecado.
Algunos piensan que la Otra Vida es como el mundo de la materia debido a que Allah, el Mas Elevado, se dirige al hombre en el lenguaje del hombre. Ellos piensan en los términos que las palabras sugieren a la mente, que es material, mientras que la realidad es la palabra misma, que es de la esencia, inmaterial, conceptual. Ellos fundamentan su creyencia en versos como:
Qul yahiyha alladhi ansha ‘aha awwala marratin wa huwa ‘ala kulli khalqin ‘alim.
Di: “Aquel que los creó por vez primera les dará vida de nuevo, ya que Él conoce bien cada aspecto de la creación.
(Ya Sin, 36:79)
A wa laysa lladhi khalaqas-samawati wal-arda bi-qadirin ‘ala ‘an yakhluqa mithlahum? Bala, wa huwal-khallaq ul-‘alim.
¿No es, acaso, Aquel que ha creado los cielos y la tierra capaz de crear de nuevo algo semejante? ¡Claro que lo es! –pues sólo Él es el Creador Supremo, el Omnisciente.
(Ya Sin, 36:81)
Aunque en este verso Allah dice que El es capaz de crear algo semejante, ellos proclaman que Allah los creerá de igual forma. Ellos dicen que hay un pequeño hueso al final de la columna vertebral que no se corrompe, y que en el Día del Juicio, a semejanza del maíz que surge de un grano plantado, el hombre crecerá de este hueso para convertirse en lo que fue en este mundo.
Si tuviéramos que buscar algo existente ahora que fuera lo mismo en la Otra Vida, ello no sería ciertamente una forma o cuerpo material. Quizás es la palabra –si uno supiera lo que esta diciendo y no simplemente ruido– puesto que la palabra verdadera es producida por el espíritu.
El cuerpo cambia y envejece. Ni una sola célula permanece en el cuerpo cuando han pasado veinte años. Sin embargo la esencia, el espíritu, es lo mismo, tanto cunando es un bebé como un anciano. Es eso lo que volverá a su Señor. Es eso lo que aparecerá en el dia del Juicio e irá al Paraíso o al Infierno. Si no fuera así, si alguien siendo un niño perdiera su mano o su pie y fuera enviado al Infierno por sus pecados cometidos mas tarde en su vida, ¿seria justo que se quemara el pie o la mano inocente?, puesto que Allah dice:
Fa-man ya ‘malu mithqala dharratin khayran yarah, w aman ya ‘malu mithqala dharratin sharran yarah.
Y, entonces, quien haya hecho el peso de un átomo de bien, lo verá; y quien haya hecho el peso de un átomo de mal, lo verá.
(Zilzal, 99:7-8).
El Profeta (que la paz y bendiciones de Allah sean sobre él) dijo: “inna ma hiya a’malukum raddat ‘alaykum” (vuestras acciones, tantas buenas como malas volverán a vosotros).
Durante el Miraj, la ascensión del Profeta (que la paz y bendiciones de Allah sean sobre él) a los reinos del más allá, Hadrat Ibrahim (sobre él la paz) le dijo: "¡Oh Muhammad¡ (que la paz y bendiciones de Allah sean sobre él), dí a tu gente que el Paraiso esta vacío. En él no hay ni arboles ni ríos ni palacios. Los jardines del Paraiso, las bendiciones en su interior, son solo las palabras, subhan Allahi wal-hamdu li-Llahi wa la ilaha illa Llahu wa Llahu akbar (ensalzado sea Allah, alabado sea Allah; no hay dios sino Allah: Allah es el más grande ): diles que repitan frecuentemente estas palabras.”
La existencia mas allá de esta vida –después de la muerte, en la tumba, en el Purgatorio, en el día del Juicio Final, en el Infierno y el Paraíso– ni son de este mundo ni tienen semejanza alguna con él. Uno será recreado en la forma de su propio sirr, su esencia, y el reino en el que se encontrara será el reino de los conceptos, de los significados de su vida y acciones en este mundo.
Yawma tublas-sara’ir…
En el día en que las cosas ocultas se manifiesten…
(Tariq, 86:9).
Ese día es la vida más allá, y las “cosas ocultas” son las esencias de las cosas. Este mundo no es sino una ilusión –un sueño, no realidad. ¿Cómo podría ser la realidad de la Otra Vida la recreación de una ilusión o tener cualquier semejanza con ella?
El Profeta (que la paz y bendiciones de Allah sean sobre él) dijo: “an-nasu yanamu wa idha muta intabihu” (los hombres están dormidos. Cuando mueren, despiertan.)
Por tanto la única forma de que el hombre pueda conocer lo que hay mas allá de la vida es siguiendo la orden del Mensajero de Allah (que la paz y bendiciones de Allah sean sobre él) cuando dijo, “muta qabla an tamutu” (morir antes de morir). De esta forma podrás ver la verdadera realidad de tu yo eterno y la realidad de la eternidad.
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