martes, 19 de noviembre de 2013

La religión es un camino, no una meta

La religión es un camino, no una meta

Dios no vive necesariamente en las religiones, en los ritos, en las morales, en las enseñanzas creadas por hombres y mujeres….

18/11/2013 - Autor: Dr. Gumersindo Meiriño Fernández - Fuente: Blog La sopa con cuchara
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El sendero de las religiones
El sendero de las religiones
La religión es un camino, no una meta
Después de decenas de años creciendo en medio de los entresijos de una religión como la católica, después de ir conociendo a otras religiones, como la musulmana, con una de las ramas más interesantes de la espiritualidad, el sufismo, además del hinduismo, del budismo, de la fe bahai…; no me cabe ninguna duda de que la religión no es una meta sino que es un camino.
En las instituciones religiosas hay personas místicas, santas, admirables, ejemplares, muy humanas con “un algo divino”… Son personas que han entendido, en su espíritu, lo que es esencial y lo que es accidental en las formas de manifestar y alimentar las creencias. Son espíritus que transitan por la religión y, a través de ella, vislumbran el encuentro con el Infinito.
Sin embargo, también existen individuos dentro de las instituciones que convierten a “su religión” en la verdadera, la única, la necesaria para salvarse. Absolutizan la religión y se quedan a mitad del recorrido, estancados. De esta forma crean un enorme espacio entre Dios y el ser humano. Este espacio da lugar a lo que se llama la idolatría porque cambian la meta a la que aspira todo ser, que es Dios, por la religión. La religión no es Dios. La Verdad, el Único, el Necesario no se identifican con ninguna religión, si no con Dios, Allah, Brahma.... según el nombre que le demos.
Las morales, ritos, enseñanzas de la religión tienen sentido en cuanto muestran el horizonte al que llegar. Lo que proponen son medios, instrumentos que facilitan el encuentro con Dios. Pero Dios no vive necesariamente en las religiones, en los ritos, en las morales, en las enseñanzas creadas por hombres y mujeres…. No se le encuentra en los edificios o monumentos, levantados desde la opulencia, la soberbia o el egoísmo. Es más fácil “tocarlo, respirarlo, mirarlo” en los templos que Él mismo “construyó” con todo su amor: en los seres humanos, todos hermanos; en la naturaleza, en los animales y las plantas. Dios habita especialmente en el corazón del humano.
También en el pajarito que canta cada mañana. Cuando tenía unos ocho años, mis vecinitos del pueblo, me enseñaron a cazar gorriones. Los pequeños pájaros entraban en el establo del monasterio de Osera a comer del alimento que el empleado del convento le echaba a las vacas. Dos de mis amiguitos compraron unas jaulas y allí encerramos a los “gorrioncitos” con bastante agua y comida. Todos terminaban muriendo. Hicimos varios experimentos, dejándoles en la jaula menos comida más agua…. Ninguno de los experimentos dio resultado, los pequeños pajaritos primero dejaban de cantar, se ponían tristes y luego, ninguno duró más de dos días, se morían. Hasta que un señor del pueblo nos explicó: —“Estos pájaros son para volar libres, no pueden vivir en cautividad, se mueren, solo sobreviven en libertad”
El ser humano ha sido creado, como los gorriones, para volar libre. El corazón de la persona solo respira cuando se abre al Amor de Dios. Las religiones que se convierten en jaulas y cierran sus puertas, asfixian a los que viven dentro, porque la religión no es una meta es un camino.
Si quieres escucharlo en audio con la voz del autor haz clik aquí:

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