miércoles, 4 de diciembre de 2013

Desvelando la luz de las experiencias cercanas a la muerte

Desvelando la luz de las experiencias cercanas a la muerte


La luz yacente en la memoria genética


04/12/2013 - Autor: José Angel Hernández - Fuente: Webislam



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Percibiendo luz desde el útero

Generalmente entre las semanas 33 o 34 los ojos del bebé se desarrollan al extremo de hacerse susceptibles a la contracción y dilatación de sus pupilas cuando perciben un estímulo luminoso externo.

La distensión abdominal que se produce en el último período del embarazo, el cual coincide con el encajamiento de la cabeza del bebé en la pelvis, y que en algunas mujeres se produce semanas antes del alumbramiento o en ocasiones solo unas horas antes, permite que penetre una tenue luz en el útero a través del canal de parto, que al contacto con el líquido amniótico adquiere para el bebé la apariencia de un resplandor rojizo, sensación que los especialistas comparan con la que podemos percibir al exponer la mano a una luz artificial..esta luz es la que el bebé percibe al final del canal de parto cuando en los momentos anteriores a su salida al otro mundo se desliza por el.

La luz procedente del exterior se difumina a través del canal de parto en medio del líquido amniótico debido a la distensión abdominal que permite que esto ocurra, llegando a los órganos visuales del bebé que al estar en esos momentos en proceso de contracción y dilatación de las pupilas la percibe en forma muy difuminada de destellos de luminosidad; es a medida que avanza por el canal de parto que los destellos desaparecen desde el punto de vista del bebé al estar este en movimiento, y percibir el destello de luz rojiza solo al final del canal de parto, justo en el punto en que se produce la confluencia entre la luz procedente del exterior y el borde externo del canal de parto, aún con restos de líquido amniótico.

No es necesario para percibir esa luz que el bebé se deslice por el canal de parto con los ojos mirando hacia el frente, ya que el nacer de cara es una anomalía que solo ocurre en un porcentaje muy reducido de los partos. Este hecho de que el bebé no nazca en la gran mayoría de los casos de cara es un argumento utilizado por algunas personas para argumentar que al deslizarse por el canal de parto este no puede percibir luz alguna al venir de cabeza, un razonamiento absurdo a raíz de las constataciones científicas al respecto.

En las experiencias cercanas a la muerte o E.C.M., ¿puede la luz brillante, supuestamente visualizada al final del túnel, constituir una analogía inconsciente procedente de la memoria genética del ser humano que se halla yacente como remembranza del estímulo luminoso percibido al final del canal de parto en el momento del nacimiento?

La memoria genética a diferencia de la memoria personal es producto de decenas de miles de años de acumulación de experiencias que forman parte de nuestro desarrollo como especie. Las percepciones que experimenta el bebé en el momento del nacimiento forman parte ineludible de nuestra memoria genética, independientemente de que en algún caso concreto alguna persona que supuestamente haya experimentado una E.C.M. haya nacido por cesárea, lo que formaría parte de su memoria personal, no de su memoria genética.

La memoria personal yacente inconscientemente desde el momento del nacimiento si que vendría a explicar la dicotomía de sensaciones percibidas por diferentes bebés durante sus respectivos procesos, en la medida en que en algunos de ellos este se podría haber guardado en forma de recuerdo placentero, y en otros en forma de recuerdo terrorífico.

Precisamente las experiencias cercanas a la muerte o E.C.M. relatan como unos individuos que dicen haberlas vivido las recuerdan con sensación de placidez y otros las recuerdan con sensación de terror.

En una experiencia cercana a la muerte pueden rememorarse las sensaciones vividas durante nuestro proceso de nacimiento, combinándose los recuerdos de nuestra memoria genética con los recuerdos de nuestra memoria personal.

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