lunes, 23 de diciembre de 2013

El ejemplo que la humanidad ha de seguir

El ejemplo que la humanidad ha de seguir


La religión del Islam no fue impuesta a punta de la espada como pretenden algunos que se atribuyen el conocimiento del Islam


04/03/2011 - Autor: Youness Bellahcen y Mohamed Bellahcen - Fuente: Webislam



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La portada de Los 100 magníficos, libro en el que Muhámmad, la paz sea con él, encabeza la lista.
La portada de Los 100 magníficos, libro en el que Muhámmad, la paz sea con él, encabeza la lista.

El mundo entero está viviendo un fenómeno que nadie puede ignorar, y éste es el Islam, y las personas que se llaman musulmanes parecen, quizás en cuanto a sus apariencias, valores y principios, distintos. Para conocerlos de cerca y saber por qué se comportan de determinadas formas y asumen algunos principios que, a simple vista, pueden parecer totalmente distintos a lo que el mundo occidental adopta, la gente en general y el occidente en particular tiene que conocer a una sola persona para que así logre entender por qué los verdaderos musulmanes son asá, y esa persona es su maestro y líder Muhámmad, la paz de Allah sea con él.

Con motivo de la conmemoración de su nacimiento que es el día 12 rabi’ al’awal, tercer mes lunar, que coincidió este año con el 15 de febrero de 2011, hemos pensado hablar de esta persona, y procuraremos enfocar el tema desde una perspectiva inhabitual, y digamos lo que dijéremos en estas escasas palabras, somos de hecho incapaces de tratarle como merece, ya que su vida nos ha sido descrita hasta en los más mínimos detalles y sobre la cual, sin exageración, se han escrito cientos de miles de tomos, y por ello no creemos que haya persona alguna en la historia que haya recibido semejante tratamiento y consideración.

Vivió Muhammad en una sociedad tribal y beduina, hace más de catorce siglos, y llevó una vida normal y corriente entre su gente durante cuarenta años, y se le conocía por su honestidad, sinceridad y excelentes modales. La gente se dirigía a él llamándole el amin, o sea el digno de confianza. Al cumplir los cuarenta años de edad, Allah, Exaltado sea, le envió al arcángel Gabriel, la paz sea con él, con el mensaje que habría de divulgar entre toda la humanidad, y con eso no solo cambió su propia vida, sino que transformó al mundo entero. Muhámmad, que Allah le conceda paz y bendiciones, no fue una persona normal que se pueda conocer mediante la lectura de su bibliografía, sino que, más bien, es una experiencia que todo ser humana ha de vivir.

El noble profeta Muhámmad, la paz sea con él, vive en la conciencia de todo verdadero musulmán cuando a éste, al llevar a cabo alguna acción, le viene a la mente si aquello que va a hacer está en total concordancia con las enseñanzas del profeta o no. El mensajero de Allah, paz sea con él, es el ejemplo ideal que debe seguir toda persona y es para los musulmanes la mejor criatura que ha pisado el planeta tierra. Por Aquél en cuyas manos está nuestra alma, no hay ninguna cualidad digna de alabanza y admiración de la que nuestro noble profeta no fuera su máxima expresión, y por eso Allah, el Altísimo, dice de él:

“Oh Muhammad estás hecho de un carácter magnánimo”

(Corán, 68:4)

Si queremos conocer a cualquier personalidad histórica con objetividad, hemos de recurrir a los logros y huellas que ha dejado después de su muerte. Ustedes pueden observar los logros que el noble mensajero del Islam ha dejado tras su partida; cerca de 1200 millones de adeptos en todo el mundo sin contar los seguidores que vivieron en su época y todos aquellos que les sucedieron y fueron dejando su herencia (que consiste en sus enseñanzas y los buenos modales) a las siguientes generaciones hasta nuestros días y hasta el fin del mundo.

Durante su vida como profeta unió a toda la península arábiga mediante una misma palabra después de que los árabes fueran tribus que se mataban entre sí por motivos absurdos e insignificantes. Estas tribus eran pequeños colectivos que tenían su propio líder y cada una de ellas tenía ideas diferentes . Es más, cada tribu tenía distintas deidades y una religión totalmente diferente. En cuestión de veintitrés años logró convertir a la gente que vivía sumergida en la oscuridad, en la inmoralidad y en la ignorancia (el fuerte oprimía al débil, se cometía infanticidio y no se mantenían los lazos de parentesco, entre otras cosas) en los guías más elogiados en la historia de la humanidad.

Nos preguntamos si los hombres más expertos del siglo XX en distintas áreas de conocimiento y con la tecnología más avanzada del civilizado mundo moderno pueden conseguir en un plazo de 100 años ni la centésima parte de lo que él logró en tan poco tiempo, tal como señala Fetullah Gühlen es su libro Muhammad: Aspectos de su vida. George Bernad Shaw, un escritor y humorista irlandés del siglo pasado dice acerca de esto: “He estudiado a ese hombre extraordinario Muhámmad y en mi opinión lejos de ser un anti-Cristo, debe ser considerado como el Salvador de la Humanidad. Creo que si un hombre como él tuviera que asumir el mandato del mundo moderno, lograría resolver sus problemas, de una manera que traería consigo la tan necesaria paz y felicidad”.

La religión del Islam no fue impuesta a punta de la espada como pretenden algunos que se atribuyen el conocimiento del Islam. De hecho, el Islam fue extendido gracias a los excelentes modales que Muhámmad, la paz sea con él, encarnó e inculcó a sus seguidores, los cuales pudieron a su vez incidir en la gente por medio de dichos modales y atraerlos hacia el Islam. El profeta del Islam, que Allah le conceda paz y bendiciones, no sólo tuvo éxito en propagar el mensaje de Su Señor sino que lo puso en práctica en su vida y le dijo a todo el mundo que es posible establecer la justicia, el amor y la paz entre la gente. Estableció una nación cuyo sistema se sigue aplicando hasta hoy en día en varios países musulmanes y luchó contra la incredulidad, la injusticia, el odio, la hipocresía y el rencor.

En resumidas cuentas, tuvo éxito en todos los niveles de la vida y esto es el motivo por el que Michael Hart en su libro Los 100: un rango de las personas más influyentes en la historia colocó a Muhammad, el profeta del Islam, en el primer puesto precisando: “Mi elección de Muhámmad para encabezar la lista de las personas más influyentes del mundo puede sorprender a algunos lectores y puede ser cuestionado por otros, pero él fue el único hombre en la historia que obtuvo un éxito completo tanto a nivel religioso como civil.”

Quisiéramos concluir estas palabras con un episodio que ilustra la grandeza y magnitud de esta persona que hace imposible, tal y como señala Annie Beasant, que cualquiera que estudie su vida y carácter no sienta sino respeto y admiración.

En la ciudad de Meca, el noble profeta sufrió todo tipo de asaltos y atrocidades a mano de los idolatras coraichíes e incluso fue expulsado de su ciudad natal y, después de un largo exilio, regresó a la Meca victorioso. El devoto mensajero de Allah, que Allah le conceda paz y bendiciones, les preguntó a los mecanos: “¿Qué pensáis que haré con vosotros?” Dijeron: “Eres un hermano noble, hijo de un hermano noble.” Entonces él les dijo: “Les digo lo mismo que dijo el profeta Yusuf (José), la paz sea con él, a sus hermanos `hoy no hay ningún reproche hacia vosotros, Allah os perdonará y Él es el más Misericordioso de los misericordiosos´”.

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