lunes, 23 de diciembre de 2013

El ídolo que se creó a imagen y semejanza de los profetas

El ídolo que se creó a imagen y semejanza de los profetas


El discurso hoy dentro de la Umma se ha basado en el dogma, sustituyéndose el conocimiento por normas y un pensamiento único que busca crear esclavos más que hombres libres y amigos de Allah


23/12/2013 - Autor: Marco Terranova Tenorio (Zadig Alí) - Fuente: Webislam



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Isa tentado por el demonio

Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás… (Inyil)

Amar a los profetas o al sello de los profetas no tiene por qué pasar por hacer de la figura de Muhammad (Rasul) alguien alejado de nosotros y con ciertas dotes “cuasi-divinas” que al final acaban adscribiéndole los atributos de Allah. Justo hoy ocurre lo mismo con Rasul que con Isa cuando fue implantándose la idolatría debido a la dureza de los corazones y a no buscar el conocimiento ni la ascensión espiritual, sino lo material.

La mayoría de los musulmanes, si dijéramos de ponerle a Rasul atributos humanos, se echarían las manos a la cabeza, muchos lo verían como un insulto y una ofensa, incluso atribuir la humanidad a Rasul sería interpretado por muchos como las viñetas de “Mahoma” (las viñetas del odio).

Las líneas entre el respeto y el amor y la admiración de Rasul no son claras actualmente. Actuamos y pensamos visceralmente. Hoy esto ocurre y al ir todo tan deprisa no nos da tiempo a ver que está pasando o que estamos haciendo.

Está claro que Rasul fue profeta, uno de los 24.000 o más profetas que han existido y que hoy cierra el sello de la profecía (así dijo Allah y esto se cumple hasta el día de hoy, siendo la voluntad de Allah una, certera y soberana e indiscutible por los hombres).

De una vida ejemplar desde que nació, fue un ser excepcional, en el sentido que Allah lo alejó del mal y las tentaciones diarias, las cuáles tenemos la mayoría de los seres humanos, debido a nuestra naturaleza material y espiritual, y de ahí nuestra lucha constante y diaria por mejorar y ascender y rechazar lo que es malo como los excesos de todo tipo, la codicia, el ego, la envidia y un largo etc. que oculta nuestra luz.

Pero también Rasul y los demas profetas tuvieron tentaciones. Prueba de ello es la tentación de Isa (alayhi as-salam) cuando el diablo le prometió que le daría todo los reinos del mundo y el lo rechazó. Allah por lo que se ve, gracias a su voluntad, toleraba que sufrieran tentaciones los profetas de tal manera que estuvieran a prueba todos los días sin que sus armas se oxidaran. Está claro que las tentaciones de nosotros frente a las de un profeta distan mucho de asemejarse, ya que son seres de los mas avanzado de la humanidad, con una gran fuerza interior y espiritual, con fuerza y capacidad para doblar el siglo o los milenios que le siguen.

El discurso hoy dentro de la Umma se ha basado en el dogma, sustituyéndose el saber y el conocimiento con normas y con un pensamiento único que busca crear esclavos mas que hombres libres y amigos de Allah.

Los esclavos odian al hombre libre, y buscan ponerles cadenas, alegando vanos pretextos y excusas que intentan apresar su razón y su corazón, para luego perderlo y mantenerlo dentro de las tinieblas de la sinrazón.

La espiritualidad que encierra el Corán no es una religión, es una guía para toda la humanidad, no solo para los árabes. Hoy muchos árabes que se creen con derecho a estar por encima de los demás simplemente por su pertenencia a esta comunidad, cuando Rasul elevó a Bilal el negro (antes esclavo y pobre) al rango de compañero y hermano. Rasul nos enseñó con su ejemplo que debemos ser humildes, aprender unos de otros y que el conocimiento viene del corazón (hoy muchos dudan hasta del corazón como guía).

Rasul hizo hincapié en tres cosas que más despreciaba, esto es: los idólatras, los hipócritas y los ignorantes fanáticos, que le dijeron a él mismo que era débil y que ellos podían hacer más salawat y más ejemplos que él mismo.

Los idólatras son gente sin conocimiento, con el corazón endurecido e ignorante que son incapaces de ver por ellos mismos; para ello utilizan la idolatría como camino y guía y no la guía certera o los profetas y sus actos, sino simplemente su imagen creada artificialmente o su sombra. Una estatua es una imagen material que puede hacernos caer en la idolatría. Pero una imagen, sea de Rasul o de otro profeta, que se instala en nuestra mente, es también causa de desvío e idolatría.

Negar la humanidad de Rasul es hacer de su vida una imagen para ser idolatrada. Los actos de esta idolatría se muestran hoy constantemente dentro de la misma Umma.
Rasul fue un ser humano, una prueba de ello es el terror al recibir la revelación y el mandato la primera vez y como se refugió temblando en las rodillas de su amada mujer.

Rasul era el enviado de Allah, pero no por ello todas las decisiones mundanas eran expuestas de tal manera que fueran orden, sin fallo, sin error, todo perfecto. Esto hubiera hecho a Rasul un impostor, ya que aquel que se cree mas que Allah es el que está perdido y pierde, de ahí que Rasul rechazara lujos, el poder temporal de aquel entonces (construyó un nuevo poder temporal) y que viviera como uno más entre la comunidad, sin ser uno más, sino el enviado de Allah para traer conocimiento a toda la humanidad y como prueba de Su gratitud y amor hacia los hombres.

A veces se trata de ocultar la humanidad de Rasul, es decir que si se hacía daño por medio de trabajo no sangraba, que sus mujeres no discutían con el y no se reían, etc.; una de sus características es que era un hombre que le gustaba sonreir, hablar y estar en sociedad, tenía un carácter cercano, amigable, ya que la misericordia era la mejor de su armas.

La visión oscura y alejada en la actualidad de la realidad, proviene de siglos de alejamiento de la comunidad del camino del conocimiento y donde hoy vemos que la idolatría ha creado una imagen perfecta para ser adorada, esta vez ha cogido la forma de Rasul; hace tiempo cogió la forma de Isa (Jesús), confundiendo a la gente y haciéndole creer que “la imagen” (mental) era el profeta y no el profeta en sí.

Es verdad que los seres humanos nos débiles, pero la inclinación del corazón debe estar en la ascensión y no en el descenso.

La construcción del ídolo puede durar años, siglos, pero hoy vemos como ese ídolo gobierna a la comunidad. No trae conocimientos ni experiencias que hagan a uno que la certeza se aparezca en la vida de uno. No trae el reforzamiento del Din, esto es, una conducta humana y misericordiosa con musulmanes y no musulmanes y de superación de las adversidades sin renegar de Allah. Esto es, en las adversidades no se aleja del Din, sino que se mantiene firme y fuerte y donde no se deja el camino por muy duro que sea por riquezas o poder.

El ídolo te mostrará la verdad, y te hará tomar posesión de ella, para que así puedas elevarte sobre los demás. Esto ocurre hoy, donde cualquiera es Iman o “sabio”, basta con haber leído mucho y que los demás te admiren, si en tu vida pública o privada cumples o no con lo que dices, eso es lo de menos. (Hoy vemos en Siria a mercenarios pagados por gobiernos que violan, asesinan, matan y descuartizan en nombre de Allah y sirviendo a gobernadores y supuestos imanes). Decía Mussolini y Hitler que ellos eran La Razón, y ellos siempre tenían razón.


Rasul preguntaba, el enviado callaba cuando alguien decía algo que pudiera inspirarle, Rasul era amado porque amaba a su gente y le respetaba como seres humanos, no era un tirano, un demonio como los dirigentes modernos actuales, era un ser humano que buscaba preguntas y respuestas e inspiración en la gente, en la creación y en los Ángeles.

Rasul no golpeaba a las mujeres y a su gente, sino que le seguían, todos eran libres. Su gran fuerza e inteligencia fue aglutinar a millones de personas sin necesidad de una espada. La espada era solo en defensa de la comunidad. Esta creció no por la espada, sino por la veracidad de Rasul, por su corazón y su fuerza. Era el amigo de los hombres, pero también de los animales. Amaba a los animales y como profeta fue incapaz de pisar una hormiga e, incluso, hubiera desviado un ejército por una hormiga.

Reconocer la humanidad de Rasul, es engrandecerlo a él y destruir el ídolo, ese ídolo que es una imagen y no está hecha de piedra o madera, pero es una imagen y que habla a los hombres.

Rasul estaba vivo, sonreía, vivía, temía, amaba, tenía compasión, se defendía, hacía bromas, haría actos mundanos e insignificantes que le harían rectificar ante Allah y los demás. Porque como el dijo: "Soy un ser humano".

Y reconocer esta humanidad, no quiere decir que desobedeciera a Allah. Cumplió con su misión, y que hubiera dado la vida por Allah o la de todos, ya que en él se podía decir que su relación era la mas cercana con el espíritu supremo.

Jamás en su intimidad hubiera matado un mosquito a cambio de todo el oro del mundo. Esta era su fuerza. Un ser humano ejemplar y el mas avanzado de la humanidad.

Y una pena que los adoradores de la imagen quieran que seamos como la imagen, vacía, muerta interiormente, desequilibrada, sin humanidad, eso si compartiendo “la verdad” que nos dará una falsa seguridad, ya que nos alejará del Din de Allah y del profeta, el cual se sigue con el ejemplo, con el día a día y con la sinceridad.

Amamos a Allah y amamos al profeta, por eso debemos pedir la muerte del ídolo, para que vuelva el espíritu de Rasul a gobernar nuestros corazones y vuelvan a florecer los sabios de corazón en este siglo.

Marco Terranova Tenorio (Zadig Alí). Autor de las cenas de las sombras y otros ensayos de teología y filosofía Coránica.

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