jueves, 26 de diciembre de 2013

Marihuana libre en Uruguay: Mujica, el amigo progre de Soros y Rockefeller

Marihuana libre en Uruguay: Mujica, el amigo progre de Soros y Rockefeller

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Sergio Barrera/ 20 de diciembre 2013.- Cuando se empezaron a realizar marchas pidiendo por la legalización del consumo de marihuana, escribí que detrás de esta política, en realidad se encontraban los intereses para nada altruistas y libertarios de importantes figuras de la burguesía mundial imperialista.

Escribí dos notas una en el 2011 y otra en el 2012, que están publicadas en varios portales y que se pueden leer por ejemplo en:

http://comunicacionpopular.com.ar/la-generacion-thcdistintas-visiones-sobre-la-despenalizacion-de-la-marihuana-la-izquierda-y-los-sectores-populares/

Recomiendo leerlas antes, ya que para no repetir los conceptos de esas notas me voy a concentrar en las nuevas noticias venidas del Uruguay.

En las últimas semanas nos enteramos que el Estado legaliza el consumo de la marihuana y se hace cargo de la comercialización, ya que la producción queda en manos privadas. Todo esto, con la intención de “combatir” el narcotráfico.

Si no puedes derrotarlos…

La ley que acaba de ser votada en ambas Cámaras legislativas uruguayas regula la venta de marihuana en farmacias, bajo control del Estado. Una o varias empresas privadas plantarán el cannabis y será el Estado el que lo distribuya. De esta forma, se garantizaría la “calidad” de la mercancía. También estarán habilitados los clubes de cultivadores y en cada hogar se podrá tener hasta seis plantas para consumo personal.

Cada persona podrá consumir hasta 40 gramos de marihuana por mes: según los expertos esto alcanzaría para como mínimo dos porros por día. O sea, esto garantiza estar “fumado” todos los días, todo el mes, sin problemas… Si es para naturalizar el consumo, no podrían haberlo hecho mejor.

Claro que el Estado-culposo dice que habrá “campañas publicitarias para desalentar el consumo y materias en las escuelas y liceos para explicar los perjuicios de la marihuana”. Algo así, como las advertencias en los paquetes de cigarrillos sobre lo perjudicial que es fumar. Ya sabemos qué éxito tienen estos mensajes en los fumadores. Lo que no explica el gobierno progre de Mujica es por qué los niños y adolescentes no van a consumir algo que es perfectamente legal y que el propio Estado se ocupa de que no falte en cada hogar uruguayo, claro que “para reducir o terminar con el mercado negro”.

El secretario de la Junta Nacional de Drogas dijo: “Queremos arrebatarle al narcotráfico su mercado” y se sinceró: “El mercado ilegal es de mucho riesgo y mala calidad. El Estado va a ofrecer un lugar seguro para comprar, un producto de buena calidad y, encima, lo va a vender al mismo precio”. Tranquis, el Estado aquí no estará ausente, y garantizará “de la buena”.

Lo terrible es que algunos diputados del Frente Amplio, después de reconocer que la marihuana producía “apatía, cansancio, ansiedad y esquizofrenia”, remataron diciendo que “la marihuana es una bosta con o sin ley” y “con o sin ley, el problema del narcotráfico y el consumo va a seguir pasando”.

O sea, si no podemos derrotarlos, tomemos el problema en nuestras manos… vendámosla nosotros.

Los capitalistas necesitan un Estado que haga punta…

El presidente Mujica se reunió en Nueva York con George Soros y David Rockefeller, quienes reúnen una fortuna personal de 25.000 millones de dólares, el 50% del PBI anual uruguayo. Ambos ofrecieron aportes para financiar las campañas a desarrollar para poner a punto el plan de producción, venta y consumo de la marihuana.

Es que estos grandes exponentes del capitalismo mundial hace años que vieron la punta de un gran negocio. Estamos hablando de un mercado mundial de la marihuana, aun como sustancia ilegal, de 180 millones de consumidores. La legalización podría multiplicar el consumo en forma geométrica.

En momentos en que se necesita obtener plusvalía para sostener a cualquier costo la tasa de ganancia, la burguesía busca nuevos nichos. Y piensan que no es justo que en “su sistema”, los narcos se queden con la parte del león de un negocio de poca inversión y altísimas tasas de ganancias. Así que, si la marihuana es una mercancía, tienen que ir al mercado, tiene que cotizar en bolsa y ya sabemos quiénes controlan las bolsas de valores del mundo.

Desde el Open Society Foundation, George Soros viene bregando desde hace años por la legalización de la marihuana a nivel global. En Estados Unidos comenzaron en los estados de Colorado y Washington, con la regulación desde hace varios años del consumo para uso medicinal como primer paso, que no es otra cosa que un Caballo de Troya, que no tiene mala prensa, para pasar de contrabando la naturalización del consumo con fines recreativos. Desde la regularización del consumo de marihuana en el estado de Colorado y por ende su generalización como uso recreativo hubo un aumento de los consumidores frecuentes. Del 2006 al 2011 aumentó el 114% la cantidad de conductores a los que dio positivo el test de consumo de marihuana. En el 2011, el consumo en menores de 12 a 17 años, que en todo el país era del 7,64 %, en Colorado era del 10,74%. En el caso de los adultos de 18 a 25 años, la diferencia era mayor: el promedio para el país era de 18,7% y en Colorado trepaba a 27,26%. Soros y diferentes sectores del complejo industrial militar organizados en la DPA (Drug Policy Alliance), en 2010 invirtieron varios millones de dólares en una campaña por la despenalización de la marihuana en el estado de California (la Propuesta 19). A pesar de las operaciones para influir en el resultado de este plebiscito, esa cláusula fue rechazada por los californianos.

De ahí la importancia que le dan estos magnates de los negocios a que un Estado, por más pequeño que sea, vaya sentando antecedentes y jurisprudencia sobre la liberalización del consumo de drogas. Sus fundaciones saludan el “experimento” o “laboratorio” que el gobierno uruguayo realizará con la regulación del mercado del cannabis a partir de la producción por parte de privados con autorización del Estado y su venta controlada en farmacias. Esto permitirá establecer un precio testigo de base, referencia para el mercado mundial. El gobierno uruguayo ya adelantó que andaría en alrededor de un dólar el gramo.

Esto ya disparó una fiebre bursátil, y en la actualidad la marihuana ya cotiza en bolsas de Estados Unidos e Inglaterra. Ya aparecieron varias empresas como GW Pharmaceuticals, Cannabis Science, Medical Marijuana y Medbox, que ante las posibilidades cada vez más concretas de la liberalización del consumo de marihuana ven aumentar sus acciones en forma exponencial.

Un exejecutivo de Microsoft, Jamen Shively, planea crear la primera marca nacional de marihuana en EE.UU. El comercio mundial de marihuana estaba valorado en el 2005, según informes de la ONU, en 142.000 millones de dólares (108.853 millones de euros).”Es un mercado gigante en busca de una marca”, ha dicho Shively sobre la industria de la marihuana. “Estaríamos felices si tenemos el 40 por ciento de ella en todo el mundo”.

Ante Rockefeller el viejo luchador guerrillero se sinceró: “Venir a verlo a usted es para nosotros como cruzar el Rubicón, porque usted es el símbolo de una realidad, y nosotros siempre reconocemos las realidades”, le dijo Mujica.

Este realismo del presidente uruguayo lo acerca al mundo de los negocios de una de las familias más emblemáticas del capitalismo mundial y es correspondido, ya que en una reunión en el famoso hotel Waldorf Astoria, en el corazón de Manhattan, con el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, este a su vez le expresó su “profunda admiración”.

Harm Reduction (reducción de daños)… para el capitalismo

Soros financia varios grupos que buscan la legalización del consumo de drogas. Los argumentos esgrimidos por Soros son sencillos, según la lógica neoliberal capitalista levantada también por los pensamientos posmodernos: el consumo de drogas es un tema privado, el Estado no puede meterse, ya que pasaría sobre los derechos civiles de las personas. Entonces, tenemos un problema y lo único que nos queda es “reducir los daños”, ya que no podemos prohibir el consumo. También el Estado se desembarazaría de gastos que aumentan su déficit económico.

Para muchos, esto no es otra cosa que la privatización del consumo, logrando con esto que el Estado se desentienda de un serio problema social que afecta la salud de toda la población e hipoteca el futuro de las generaciones venideras.

¿Droga vs. narcotráfico?

En la página de la Presidencia de la República Oriental del Uruguay se nos informa que, durante el transcurso de la reunión con Soros, “el presidente Mujica explicó las características del proyecto y de las intenciones del Gobierno, ratificando que el principal problema para el país no es la droga en sí sino que es el narcotráfico” .

El error es pensar que se pueden separar los términos de un mismo problema. Son dos caras de una misma moneda, y el gran ausente son los seres humanos atrapados en una adicción que, por las consecuencias psicoactivas —totalmente comprobadas a esta altura—, con índices de THC (tetra-hidrocarbo-cannabinol) modificados que llegan al 15 % y 16%, superan los de la década del ‘60, en plena fiebre hippie, cuando no llegaban al 5-6%.

¿Nos imáginamos qué porcentaje de THC va a tener la marihuana en manos de los capitalistas, cuya único objetivo es la ganancia? ¿Tratarán de que provoque más o menos dependencia?

Es evidente que este razonamiento es cómo mínimo funcional al lobby de los Soros, Rockefeller y Cia. ¿Es un simple toma y daca, a cambio de las promesas que le hicieron a Mujica en los EE.UU., de financiamientos en campañas para instalar el proyecto y la posibiliadad de ubicar producción agrícola uruguaya en ese mercado?

Cualquiera que sea la respuesta, lo que es un hecho es que no se tiene en cuenta la gravedad que implica la generalización y naturalización del consumo de marihuana. El lobby capitalista necesita un Estado que haga punta para proyectar su política a todo el mundo. ¿Tenía que ser justo un gobierno “progre”, de “izquierda” o “centroizquierda” el vehículo para tales propósitos?

Hablemos de semillas…

George Soros es el segundo mayor accionista de Monsanto y como vimos más arriba, fue uno de los principales impulsores de la Proposición 19 en EE.UU., que planteaba “producir cannabis para fines científicos, médicos, industriales y de investigación” y “adoptar un sistema de regulación a nivel estatal para un comercio de la industria canabica”. Esto le abre las puertas a Monsanto y a petroquímicas, laboratorios y empresas farmacéuticas para comercializar, regular, controlar y graduar los impuestos sobre el cannabis a través de ingeniería genética, patentes y licencias en EE.UU.

¿Y por qué no probar en el mundo, en donde gobiernos “progresistas” son un mejor vehículo para llevar adelante estas políticas?

Igualmente, en la Argentina, el gobierno “progre” de Cristina Fernández de Kirchner –quien también se reunió con G. Soros– impulsó la modificación de la ley 23.737 del Código Penal, que establece las condenas a quienes realicen actividades relacionadas en mayor o menor medida con el consumo, tenencia y comercialización de estupefacientes. Pero allí, en la letra chica hay un puntito que deroga la penalización de la comercialización de semillas para cultivar plantas utilizables para producir estupefacientes, aunque no así la penalización de la planta en sí misma. Es decir, se podrá comercializar semillas pero no plantas vivas. Soros y Monsanto de parabienes, los dueños de las semillas del mundo, mientras investigan sobre una marihuana transgénica, descorchan champagne ante un futuro mercado global, cautivo, de consumidores crónicos de marihuana.

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