jueves, 12 de diciembre de 2013

México en el preludio de la Guerra Civil

Los pueblos indígenas de la región de la huasteca hidalguense siguen sin protección del gobierno mexicano, cuando ya las compañías transnacionales estadounidenses la Schlumber ger Offshore N.V; Driller Technologios Corp e ICA fluor Daniels,  realizan exploración de la región protegidos por paramilitares y el ejército mexicano.

Gobierno mexicano utiliza paramilitares para disputar zonas petroleras

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Pozo petrolero en la comunidad de Tecoluco. Foto: Alberto Buitre / DESDEABAJO
Por Alberto Buitre
HUATLA, oriente de la Huasteca hidalguense, México.- Un conflicto entre indígenas y paramilitares por la posesión de tierras petroleras sacude esta zona de lomas cálidas al norte de la Sierra Madre Oriental.
A 75 años de la expropiación petrolera y mientras Enrique Peña Nieto y el Pacto por México aprueban la reforma energética, indígenas de la etnia nahua denuncian la incursión de paramilitares con la intención de obligarlos a vender sus tierras. Ahí yacen 500 millones de dólares de ganancia en hidrocarburos.
Empresas nacionales y extranjeras, como la estadounidense Halliburton, aguardan expectantes, mientras gozan de licitaciones para la exploración de pozos. Pero los comuneros se niegan a vender su territorio; frente a esto, el gobierno mexicano se vale de paramilitares y del mismo del ejército para quebrar la resistencia, según la denuncia.
Pero el tema no es nuevo. El conflicto ya cumple más de 30 años. El saldo: más de 200 indígenas muertos, cuyos asesinatos no se han esclarecido.
El caso es reconocido como un “tema pendiente” por el mismo secretario general de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el mexicano Emilio Álvarez Icaza.
Ligado históricamente a la Huasteca, cuando su activismo en el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), Álvarez Icaza resaltó de forma breve en una entrevista previa que esta región “ha sido un referente de muchas luces, de mucha gente que ha luchado sobre todo en el movimiento indígena, y de algunos pendientes históricos en términos de masacres, de desapariciones, que no han sido aclaradas y que siguen esperando el turno de la justicia”.
Pero ese movimiento indígena que en las décadas de 1970 y 1980, recuperó las tierras para sus legítimos dueños, hoy está convertido en un bloque de autodefensa. Enfrente está la intención de Petróleos Mexicanos (Pemex) por extraer millones de dólares en petróleo de esos territorios recuperados. Para ello le acompañan las petroleras estadounidenses Halliburton, Schlumberger, Driller Technologies e ICA Fluor Daniels, a quienes están licitadas la exploración y explotación de los hidrocarburos que se hallen bajo este suelo, según datos de la misa paraestatal.
“En la Huasteca sabemos que estamos encima de un mar de petróleo y lo están explotando”, reconoce Pedro Hernández Flores, presidente del Comité de Derechos Humanos de las Huastecas y Sierra Oriental (Codhhso)
Y denuncia: “Lo de la militarización, atrás está el petróleo. La paramilitarización, atrás está el petróleo”.
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Pozo petrolero de Huatla, parte de la disputa. Foto: Alberto Buitre/DesdeAbajo.org
Señala que la iniciativa petrolera tiene como vanguardia al conocido Programa de Certificación de Derechos Ejidales – Comunales (PROCEDE); un ambicioso proyecto agrario echado a andar en el año 2003 por el ex presidente Vicente Fox. Dice que con ello se pretende la liquidación de los ejidos mediante su parcelación; y una vez dividida la tierra, “explotar el petróleo”.
De acuerdo con información pública de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), el PROCEDE es un programa “voluntario” para convertir la propiedad ejidal en mercado de tierra “a través de la celebración de contratos de enajenación de derechos ejidales (cesión, compraventa, donación) o mediante la aportación de tierras de uso común que realizan los ejidos y comunidades a sociedades civiles o mercantiles”.
Pero cuando los campesinos no aceptan el PROCEDE y, en consecuencia, niegan la entrada de PEMEX a sus tierras, arriban grupos armados para obligarlos.
Según denuncia el Frente Democrático Oriental de México Emiliano Zapata (FDOMEZ), esos son comandos paramilitares conformados por militantes de la Confederación Nacional Campesina (CNC) adscrita al PRI, la misma señalada de perpetrar en 1997 la masacre de 45 tzotziles –incluidos niños y mujeres embarazadas-, en Acteal, Chiapas.
En entrevista, el FDOMEZ – conformada en 1980 para agrupar la resistencia indígena-, coincide en que la paramilitarización pretende abrir camino a la explotación petrolera en la Huasteca. Que los paramilitares son los encargados de extorsionar, amenazar y perseguir a los indígenas renuentes, a quienes les realizan visitas sorpresa a su domicilio; les llaman por teléfono para amenazarlos de muerte; hostigan a familiares para obligarlos a abandonar sus casas. Es una “guerra de baja intensidad”, a la cual también se suma el Ejército mexicano,acusa.
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Resistencia contra militares y parmilitares en la zona petrolera. Foto: Alberto Buitre/DesdeAbajo.org
“No somos narcos”
Eran las cuatro de la mañana del 12 de agosto de 2010, cuando un estruendo sacudió esta tierra. La guardia del FDOMEZ que vigilaba los linderos de Chiliteco, Tepetzintla, enseguida lanzó la alerta entre los comuneros. Las mujeres tomaron a sus hijos y buscaron refugio; los hombres se apertrecharon. Dos aeronaves cruzaron el cielo en vuelos rasantes. Sus luces iban apagadas. Nadie dudaba lo que estaría a punto de ocurrir. El ataque parecía inevitable y en las trincheras tan sólo se aguardaba la primera ráfaga. Pero nada. Pasaron las horas y no hubo visos de fuego. Sin embargo, ese día la luna no durmió.
Pasaron dos días y la zozobra, aunque presente, no amilanó. Ya cada quién sabía que dos aviones habían rasado los techos de las casas, pero nadie sabía por qué. Todos hacían preguntas; casi todos armados con rifles o arpones de pesca, pero nadie tenía respuestas. La vida tenía que continuar. Hasta que por la mañana del 14, tres pelotones del 84 batallón de infantería con sede en la ciudad de Huejutla, instalaron por sorpresa un retén militar sobre el puente de la comunidad de Ixtle, cercando la entrada a Chiliteco.
Los militares rodearon el lugar. Interrogaron a quienes pasaban. A un campesino que manejaba la camioneta comunitaria, le atoraron el paso.
- Párese –le dijeron-. Estamos de operativo, párese ¿No ha visto gente extraña o desconocida por aquí?
- No – respondió aquel, hecho una piedra entre el miedo y el coraje.
- No te hagas pendejo, que sí hay.
El soldado levantó su mano como para soltarle la cachetada. El pelotón estaba nervioso.
- Déjennos . No somos delincuentes, ni narcos
El soldado no contestó. Tronó la boca y lo dejó seguir. Pero enfrente, un sujeto vestido de civil tomó desde un camión varias fotografías del indígena.
Y el 16 de agosto, el estruendo volvió; esta vez a medio día. Un helicóptero no identificado realizó maniobras cerca de ahí, sobre las comunidades de Tohuaco II y Tohuaco Amatzintla, también pertenecientes al FDOMEZ.
Según los comuneros, los hostigamientos no son aislados y con el paso del tiempo se intensifican. Cuentan que a principios de año, un militar ya viejo que se hacía pasar como vendedor de medicinas, quiso quedarse por la fuerza en la comunidad de El Lindero; pero no se le permitió.
Los ejidatarios se hartaron del hostigamiento y decidieron reunirse a discutir lo que estaba sucediendo, en una asamblea general de la comunidad Oxale, municipio de Huejutla. Pero hasta ahí, cerca de ahí, llegó de sorpresa un destacamento del Ejército. Los soldados rodearon el pueblo e interrogaron a la gente. Los campesinos estaban dispuestos a responder, pero premió la cautela. Supieron, en cambio, que la cosa podía empeorar.
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Foto: DesdeAbajo.org
El proyecto Chicontepec
El Comité de Derechos Humanos de las Huastecas ha documentado nueve pozos petroleros en la región. Están distribuidos en el ejido de los Tohuacos de Huautla; en la comunidad de Tierra Playa ejido de Tecolotitla, Tenexco, municipio de Atlapexco. En San Pedro Huazalingo. Cuatro en el Ejido de Candelaria y uno más en Limantitla, Huejutla.
La organización asegura que la exploración del terreno tiene amenazados los ríos Atlapexco y Candelaria, los dos más grandes de la Huasteca hidalguense.
Información oficial de la sección PEMEX Exploración y Producción, señala que el plan tiene qué ver con el proyecto de Paleocanal de Chicontepec, Veracruz, lanzado por la paraestatal en el 2003 y que asocia a los municipios huastecos de Xochiatipan, Huautla y Huejutla. En este terreno de 3 mil 880 kilómetros cuadrados, la paraestatal busca ejecutar obras y servicios integrados para el desarrollo de yacimientos de hidrocarburos, con el objetivo de obtener ahorros por 66 millones de dólares.
Para esto, lanzó una licitación que ganaron las estadounidenses Schlumberger Offshore N. V., Driller Technologies Corp., e ICA Fluor Daniels S.A. de C.V, para la perforación mediante “contratos incentivados” de 200 pozos iniciales, así como la terminación de 250 pozos, con un costo 502 millones de dólares que se financiaron bajo el esquema de Proyectos de Impacto Diferido en el Registro del Gasto (PIDIREGAS);un modelo federal de “inversión financiada” para la explotación de energéticos, por el cual PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad tiene que cubrir deudas por encima de los 889 mil 650 millones de pesos, de puras amortizaciones e intereses.
En 2008, cuando el ex presidente Felipe Calderón presentó su propia propuesta de reforma energética, a los 200 pozos iniciales de Chicontepec se sumaron 500 más. Además, el proyecto cambió su nombre por Aceite Terciario del Golfo (ATG) donde, ahora también se busca la explotación de gas y petróleo en una extensión de 3 mil 785 kilómetros cuadrados desde Tuxpan, Veracruz, hasta Huauchinango, Puebla. Sin embargo, PEMEX también agregó al Estado de San Luis Potosí en su plan de exploración y perforación. Al tiempo, el plan inició en el oriente de Hidalgo –justo en las colindancias con el Paleocanal de Chicontepec-, anexando para esta operación a la petrolera texana Halliburton, acusada de ser benefactora de la invasión estadounidense a Irak.
En este 2013, PEMEX ha otorgado nuevas licitaciones a Halliburton y a otras empresas como Operadora de Campos DWS y Petrolite de México, para la explotación de otros 365 kilómetros cuadrados de territorio para una reserva de 500 millones de barriles de petróleo crudo. Al mismo tiempo, ingenieros y analistas de la paraestatal, arriban a las comunidades huastecas para realizar revisiones topográficas de la mano del programa de privatización de la tierra.
Huasteca Petróleum Company
La explotación de hidrocarburos en esta zona comenzó en 1907, cuando Porfirio Díaz abrió las puertas del país a las petroleras estadounidenses. Una de ellas en particular, la Mexican Petroleum Company de Edward L. Doheny, creó en ese año la Huasteca Petroleum Company.
La HPC dominó la industria petrolera en México durante el primer cuarto del siglo XX. De hecho, el petróleo huasteco llegó a extraer hasta la cuarta parte de todo el recurso nacional, con una producción de 60 mil barriles diarios. Esto gracias al pozo Casiano Número 7, ubicado en las más de 212 mil hectáreas de su propiedad, al norte de Veracruz y parte del oriente de la huasteca de Hidalgo. (“Crónica del Petróleo en México. De 1863 hasta nuestros días”; Álvarez de la Borda, Joel; Colegio de México; México, 1998)
Y no fue sino 31 años después que terminaron las operaciones de la HPC y otras 17 petroleras extranjeras, cuando el Presidente General Lázaro Cárdenas expropió la industria en 1938. No obstante, la propuesta dereforma energética de Peña Nieto vuelve los ojos de la industria privada, nacional y foránea, para avanzar en la exploración de pozos en tierra y mar, pero también en la obtención de ganancias mediante la apropiación de la renta petrolera.
En una entrevista con CNNExpansión, de enero del 2012, Peña Nieto afirmó que el PRI respalda su propuesta de abrir a Pemex al sector privado. En aquella ocasión, el hoy presidente del país dijo que su propuesta de impulsar una reforma constitucional que permita la apertura a la participación del sector privado en Pemex es respaldada por su partido.
“Le están buscando a la violencia”
Por su parte, la organización indígena FDOMEZ que se opone a que las tierras comunales sean entregadas a la explotación privada, dice que el Gobierno se lava las manos.
“Hemos metido denuncias, pero el Gobierno dice ya no puedo meter mano, se está negando. Entonces preparan a los paramilitares para que ellos actúen, amenacen. Llaman a la gente y las amenazan por teléfono pidiéndoles una cooperación, etcétera, para no hacerles nada. Todo esto está sucediendo, pero la gente tiene miedo de hablar, no quiere hablar”, explica la vocería del FDOMEZ
- ¿Por miedo a los paramilitares?
- Por miedo a los paramilitares, de que tomen represalias si denuncian.
El FDOMEZ explica que desde hace cinco años se intensificó la llegada de comisiones de PEMEX a las comunidades huastecas. Desde ese año y hasta la fecha, las campañas de exploración de bancos de petróleo continúan. A las familias que estorban, las autoridades de Gobierno les piden reubicarse.
“Si empieza a suceder esto de la reubicación o el despojo de sus tierras va a haber más problemas, más violencia. Entonces le están buscando la violencia a estos indígenas, a estas comunidades“, dice la organización.
Señala que la gente no sabe ya si sus tierras están expropiadas. Los comuneros se quejan que ingenieros y técnicos entran a los breñales a hacer mediciones del terreno sin su permiso: “Ya no nos piden permiso, entran, salen y esta es propiedad ejidal”, se queja un habitante del lugar.
“Ya están ahí los investigadores midiendo desde los cerros, a ver cómo está el área. Otros ponen antenas largas; otros andan cargando sus aparatos de topografía”, dice y reconoce haber sido amenazado por paramilitares al negarse a parcelar su tierra
El FDOMEZ explica: “Por eso se les hizo saber desde hace tiempo que el PROCEDE viene a hacer eso: a individualizar la tierra para que el Gobierno las compre después y poder extraer el petróleo. Ya está dividiendo a las comunidades con éste programa. Hay gente que dice ‘mejor para que no me estén jodiendo, mejor vendo mi parcela y me largo’. Están sucediendo esos casos”.
El habitante que da testimonio pertenece a la Sociedad de Solidaridad Social “Caltemoyanij”, donde participan asiduamente un grupo de entre treinta y cuarenta indígenas huastecos representantes de comunidades provenientes de diferentes ejidos de los municipios Atlapexco, Calnali, San Felipe Orizatlán, Jaltocán, Yahualica, Xochiatipan, Huautla y Huejutla
Como ellos, existen en las huastecas hidalguense, potosina y veracruzana, 120 sociedades. En ellas los indígenas cohesionan tácticas para la defensa de la tierra.
De vuelta al Porfiriato
Alberto Rodríguez Hernández, indígena, campesino y ejidatario de Cochotla perteneciente al municipio de Atlapexco y además, miembro de “Caltemoyanij”, explica los objetivos de su comunidad de base:
“Lo que estamos viendo, por ejemplo, es que el pueblo es secuestrado, es oprimido y es manipulado por programas gubernamentales. Entonces el pueblo no ha podido conocer o expresar sus derechos; entonces, lo que les dicen es lo que hacen y por eso estamos cada vez más empobrecidos. En lugar de superar esas cosas, nos vamos para abajo”.
Reconoce al PROCEDE como un programa de privatización de la tierra. Legalizarse –afirma-, es tener la posibilidad de vender el terreno, lo cual es una opción para muchos ante la creciente pobreza de las comunidades, el nulo subsidio agropecuario y los elevados precios de semillas y materiales para la cosecha y el cuidado del campo.
“Ahorita lo vemos con la privatización de nuestras tierras que, ancestralmente muchos abuelos pelearon y heredaron; perdieron la vida y actualmente mucha gente piensa ‘está bien’ por lo de los programas de Gobierno, sin saber que las consecuencias son malas. Entonces estamos viendo esa situación que el día de mañana nos puede afectar”, relata Alberto.
Domingo Martínez, también miembro de la S.S.S. “Caltemoyanij” agrega :
“Pero estamos viendo que vamos a caer en lo mismo que en el porfiriato; como en aquel tiempo en el que estábamos bien extorsionados por el cacicazgo. Y vamos a tener que hacer como en aquel tiempo; como en los setentas, cuando los padres lucharon pos sus tierritas. Ellos ya lucharon y perdieron la vida, pero la tierra se nos quedó ¿Y qué nos toca hacer a nosotros? 

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