jueves, 2 de enero de 2014

La importancia del pudor en nuestra vida

La importancia del pudor en nuestra vida

El Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Verdaderamente todo Dîn tiene un carácter, y el carácter del Islam es el pudor”

02/01/2014 - Autor: Redacción - Fuente: Centro Islámico de Chile
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En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos guiado al Camino Recto, habernos honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Que Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, aquel que transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por orden de Su Señor. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.
Hermanos y hermanas, nuestra Jutbah de hoy trata acerca de una cualidad que hoy se encuentra ausente en la vida de la humanidad, esto es el pudor:
Uno de los rasgos que diferencian a un creyente de quien no es un creyente, es su carácter y sus nobles cualidades. Pues una parte muy importante de nuestro Dîn son las nobles cualidades de carácter. Tal y como dice Allâh al Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) en el Qurân: “Ciertamente tú eres poseedor de un carácter inmenso”. Estas son las cualidades que mencionó Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) cuando dijo: “Ciertamente he sido enviado para perfeccionar las nobles cualidades del carácter”. Y una de las más importantes que debemos aplicar constantemente en nuestra vida es Al Hayâ, es decir, el pudor, la vergüenza, el recato, la contención.
Se ha transmitido de ‘Abdullâh Ibn ‘Abbâs (radiallâhu ‘anhumâ) que el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Verdaderamente todo Dîn tiene un carácter, y el carácter del Islam es el pudor”. Esto quiere decir que toda forma de vida tiene una característica, un rasgo de carácter distintivo. Y una de las más explícitas del Islam, y a la que debemos aferrarnos y poner en práctica por su enorme beneficio, no sólo para el propio individuo sino para toda la comunidad, es el pudor. Y es una característica propia del Dîn, que acrecienta el Imân, calma al nafs (alma, ego), hace que el musulmán se sienta fortalecido, tiene repercusiones beneficiosas en su vida privada y en la social, le acerca al taqwah y le incrementa su fe, le facilita hacer las acciones correctas y le aleja y protege de la perdición y las malas acciones.
Este pudor es un íntimo compañero de la fe, uno de sus frutos, uno de sus signos, y siempre produce el bien a quien lo hace suyo. El Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “El Imân está divido en setenta partes; la más elevada es decir: la ilâha illallâh, la más insignificante es retirar un obstáculo del camino, y el pudor es una parte del Imân”.
El primer grado del pudor, es que el siervo creyente tenga vergüenza de que Allâh lo descubra diciendo palabras incorrectas o cometiendo actos indeseables que Allâh ha prohibido. Y el colmo del pudor, es que el siervo se avergüenza de que Allâh vea que alberga maldades en su corazón, como la arrogancia, la vanidad, la envidia o el deseo de tener lo que poseen los demás. Pues el que tiene temor de Allâh sabe que Él está más cerca que su vena yugular y que conoce cada uno de sus sentimientos, movimientos y sensaciones. Dice Allâh en el Qurân: “Y está con vosotros dondequiera que estéis. Allâh ve lo que hacéis” (Sûrah Al Hadîd 57, âyah  4).
‘Abdullâh Ibn Mas‘ûd (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Vino a nosotros el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y dijo: “Tened vergüenza de Allâh con la verdadera vergüenza”. Dijimos: “Nosotros tenemos vergüenza de Allâh” Dijo: “No es eso. La verdadera vergüenza ante Allâh es proteger la cabeza y sus pensamientos, el estómago y lo que contiene y reflexionar sobre la muerte y la vejez. Y quien desee el Âjirah, que deje los placeres de este mundo. Quien haga esto, estará teniendo vergüenza de Allâh con la vergüenza verdadera”.
Abû Hurairah (radiallâhu ‘anhu) narró que Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) menciona la gran importancia del pudor o la vergüenza que deben tener los musulmanes cuando dice: “El pudor es parte del Imân y del Islam; y quien la tenga estará en el Jardín. Por el contrario la indecencia es parte de la crueldad, y el cruel estará en el Fuego”.
El que más desarrolló el pudor y la vergüenza entre los compañeros del Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) era ‘Uthmân Ibn ‘Affân (radiallâhu ‘anhu).
Fudhail Ibn Ayadh dijo que hay cinco cosas que determinan una persona desafortunada: Un corazón duro; ojos secos; poco pudor; inclinación hacia las cosas mundanales; muchos deseos.
Asmai dijo: “Escuché un beduino diciendo que aquella persona que viste con pudor será menos humillada en frente de la gente”.
Yahia Ibn Muadh dijo que aquella persona que tiene pudor obedeciendo a Allâh tendrá pudor para no desobedecerlo.
‘Uthmân (radiallâhu ‘anhu) fue afable y de buenos principios, extremo en la tolerancia, de mucho pudor, siendo este pudor lo que prevalecía sobre todos los aspectos de su personalidad. Dijo el Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “‘Uthmân, es quien más pudor tiene en toda mi nación”.
Entre las historias que revelan el gran recato de ‘Uthmân (radiallâhu ‘anhu) se narra de ‘Âishah  (radiallâhu ‘anha) que un día Abû Bakr (radiallâhu ‘anhu) pidió permiso para ingresar y ver al Mensajero (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), quien se hallaba recostado. Entró, conversó con él y se retiró. Al poco tiempo llegó ‘Umar (radiallâhu ‘anhu), quien solicitó permiso para entrar, se sentó junto al Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y después se marchó. Luego de ellos, llegó ‘Uthmân (radiallâhu ‘anhu), quien solicitó permiso para entrar. Al escuchar su voz, el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), quien se encontraba recostado, se incorporó sentándose. Luego de un rato se retiró. Al marcharse, Âishah (radiallâhu ‘anhu) dijo: “¡Oh, Mensajero de Allâh! No vi que te levantaras para recibir a Abû Bakr ni a ‘Umar (radiallâhu ‘anhumâ), como te levantaste para recibir a ‘Uthmân (radiallâhu ‘anhu). Dijo el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Ciertamente ‘Uthmân tiene mucho pudor, y si al autorizarle el ingreso hubiese estado yo recostado, se hubiese avergonzado al entrar y se habría marchado sin haber satisfecho la necesidad por la que vino. Oh, Âishah! Acaso no he de tener vergüenza de quien los ángeles se avergüenzan ante él".
Así era el pudor de ‘Uthmân (radiallâhu ‘anhu), innato en él, sin apartarse de su vida un solo instante. Solía ser elogiado por el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) quien decía: “El más misericordioso de mi nación es Abû Bakr, el más estricto en el cumplimiento del Dîn es ‘Umar y el de mayor pudor es ‘Uthmân”.
Hermanos y hermanas este pudor (Al Hayâh) debemos incorporarlo en nuestros actos y en nuestras palabras, debemos transmitirla a nuestros hijos e hijas, educar a nuestros menores en ella, para así, con el permiso de Allâh, poder ser de los que gracias a la vergüenza y el pudor entren Inshâ Allâh en el Jardín sin temer cosa alguna. Debemos ser conscientes de la importancia del pudor, y debemos practicarlo en nuestra vida diaria, para obtener su enorme recompensa.
Roguemos a Allâh para que nos de la hermosa cualidad del pudor con el fin de alcanzar el grado de taquah que nos permita vivir nuestra vida en Su total obediencia. Amin.

Wassalamu ‘alaikum wa Rahmatullâhi wa Barakatuh

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