Yo también soy palestino

Es el legítimo derecho de un pueblo a disponer de un territorio para lograr su autodeterminación

13/01/2009 - Autor: Martín Muñoz de la Virgen - Fuente: Webislam

Yo también soy palestino porque la desolación invade mi cuerpo.

Este texto es un grito desesperado e inútil. Es el choque de una piedra contra el frío metal de un tanque. Yo también soy palestino. Siento las muertes de los habitantes de Gaza como si fuera la de mis vecinos. Veo la sangre correr por mis manos al cerrar fuerte los puños con cada noticia que llega del territorio ocupado. Escucho el chirrido de mis dientes apretándose fuerte como si de las bombas israelíes se tratasen.
Yo también soy palestino porque la desolación invade mi cuerpo. La desilusión con la comunidad internacional es cada vez mayor. El abandono habitual al que nos vemos sometidos cada vez se incrementa más con la impunidad de Israel. Es una ofensa. ¿Estos son los maravillosos valores occidentales que se tratan de expandir?
Para colmo ahora somos los malos. Ahora se justifican los ataques israelitas por el incesante goteo de artefactos explosivos que se lanzan desde los territorios ocupados. Eso es como discutir si la Infanta Leonor debe llegar a reinar España. El problema no lo plantea la sucesión sino el hecho de que una persona sea superior a todas las demás por nacimiento. La contradicción se encuentra en las bases del sistema y no hace más que complicar el presente.
El conflicto de Gaza lo fomenta los cohetes de Hamás, evidentemente. Pero a esa situación se llegó cuando un pueblo extranjero y opresor invadió su territorio. El hombre es un animal. Y el animal, cuando está herido y acorralado ataca, siempre. Gaza está algo más que herida y acorralada. Está sumida en el desampara de los que no tienen esperanza. ¿Dónde están los hermanos y amigos? ¿A qué esperan Egipto y el Hezbollah?
En Palestina no luchan Allah contra Yaveh. Eso es una falacia. Es el legítimo derecho de un pueblo a disponer de un territorio para lograr su autodeterminación. Tierra Santa pertenece al corazón de las personas y no a los espacios geográficos. El sentimiento de identidad religiosa es sólo un pretexto para lograr objetivos políticos. Judíos y musulmanes comparten el núcleo fuerte de sus principios religiosos: la unicidad de Dios. Aunque ninguna rechaza el legítimo derecho a la autodefensa, ambas religiones tienen valores comunes como la paz. A pesar de que Israel haya optado por el camino de la violencia.
Yo también soy palestino. Y este texto es un grito al aire que no espera respuesta. Pero también es una palmada en el hombro de los que combaten por su libertad. Es también un susurro al oído para recordar a la umma que la victoria pertenece a Allah.

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