viernes, 7 de febrero de 2014

El libre albedrío

El libre albedrío


El islam ha explicado la verdadera relación entre el destino y el libre albedrío: el hombre quiere y hace una cosa, pero Dios es el que ha destinado que eso sea así


29/04/2011 - Autor: Alí Alejandro Badrán - Fuente: La Voz



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El libre albedrío nos implica en tanto a criaturas responsables
El libre albedrío nos implica en tanto a criaturas responsables

Llamamos libre albedrío a la facultad de realizar o no un acto, de poder elegir tanto una cosa como otra; es decir, la capacidad de obrar sin que la voluntad sea determinada por nada, ni siquiera por el estado de esa voluntad en el momento inmediatamente anterior al de la acción. También podemos decir que es una costumbre jurídica no escrita. O sea, es la voluntad no gobernada por la razón.

El libre albedrío existe porque, por ejemplo, un hombre siente remordimiento cuando comete algo malo; entonces ruega a Dios que le perdone este error o bien, si molesta a alguien o le hace daño, pide a esa persona que lo disculpe. Esto demuestra que el hombre hace lo que quiere o decide hacer algo como él quiera hacerlo. Si no tuviera libre albedrío para las cosas que hace y estuviese obligado a hacerlas, nos preguntaríamos por qué se arrepiente y pide disculpas cuando ha hecho algo malo.

Podemos elegir entre mover nuestras manos, decir algo o caminar para ir hacia alguna parte. Vemos que no hay nada que nos obligue a hacer algo o no. Por ejemplo, nos sentimos libres de leer un libro útil o sentarnos a mirar televisión; nadie nos obliga que recemos a Dios o no. Ninguno de nosotros se mueve manejado por un control remoto, sino que hay un poder invisible y superior que es Dios, que nos da plena libertad para hacer lo que nos plazca.

Dudamos, razonamos, hacemos comparaciones, juzgamos las circunstancias, elegimos y decidimos; por ejemplo, dos amigos nos invitan a diferentes lugares, antes hacemos comparaciones y llegamos a una decisión.

Responsables

Varias veces al día actuamos de igual manera; es decir, pensamos y luego decidimos qué hacer y somos responsables de nuestros actos y decisiones. Sólo los dementes no son responsables de sus actos.

La razón y otras facultades mentales con las que las personas están dotadas requieren que sean libres en sus decisiones. Sin el libre albedrío, ni la razón humana y otras facultades tienen sentido; los animales no tienen la facultad de la voluntad, actúan bajo la guía de Dios, a lo que la ciencia llama instinto. Una abeja siempre construye sus colmenas en forma exagonal, ya que no tiene la facultad de razonar si puede hacer una colmena triangular. En cambio, los seres humanos deciden entre muchas alternativas qué pueden hacer o deciden construir algo diferente.

Somos libres de cambiar nuestras ideas y hacer cambios en nuestras decisiones, lo que es un indicio de la facultad de voluntad del hombre. El libre albedrío no es algo visible como las distintas partes de nuestro cuerpo ni tiene una existencia material, pero sabemos que sí existe, porque Dios nos ha dado el intelecto, los poderes de razonamiento y la facultad de aprender.

El destino divino es compatible con el libre albedrío. A la gente le cuesta distinguir entre la voluntad divina y el libre albedrío humano; algunos niegan que por el libre albedrío el hombre actúa y determina su vida, mientras que otros le atribuyen la creación de sus actos e ignoran el papel del destino en su vida.

Cada cosa y acontecimiento está incluido en el conocimiento de Dios, está escrito que tal cosa sucederá en cierto momento y lugar y esto ocurre porque Dios así lo ha determinado. El islam ha explicado la verdadera relación entre el destino y el libre albedrío: el hombre quiere y hace una cosa, pero Dios es el que ha destinado que eso sea así.

En conclusión, el hombre debe usar su libre albedrío para su beneficio, rezando a Dios continuamente, para que pueda disfrutar de su bendición y alcanzar la felicidad eterna; debe buscar el perdón por sus errores y pedir la paz para toda la humanidad.

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