El vínculo irrenunciable entre el pueblo judío y la tierra de IsraelAnatomía de un genocidio programado
17/02/2014 - Autor: José Angel Hernández - Fuente: Envío público a Webislam
conferencia de san remo genocidio holocausto isaac querub memoria del holocausto ruiz gallardon shoa
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Participantes en la Conferencia de San Remo de 1920El pasado 27 de enero, el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), Isaac Querub, compartió tribuna en el Senado de España durante el Acto de conmemoración del Día Oficial de la Memoria del Holocausto con el ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Ignacio Wert, y el presidente del Senado, Pío García Escudero.
Los ponentes institucionales abogaron en pos de la obligación de los poderes públicos de introducir el conocimiento de la Shoá en la educación de las nuevas generaciones a través de la LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa) así como mediante modificaciones en el código penal, con la finalidad de imponer penas más severas a las conductas de incitación al odio racista o xenófobo por razón de raza, religión o ascendencia.
Se trata, decían nuestros dos ministros y nuestro presidente del Senado, de condenar con el máximo reproche moral y jurídico "la apología, la trivialización flagrante, la negación de los crímenes de genocidio", para de tal manera "hacer imposible que por desconocimiento o ignorancia ninguna generación futura vuelva a avergonzar como nunca se ha avergonzado a la humanidad".
Entre las conmovedoras palabras de estas tres personas resaltaron otras que hablaron de si no es cierto que se siguen viendo "imágenes de cuerpos desnutridos, torturados, como si siempre en algún lugar del mundo hubiera algún aprendiz dispuesto a emular el Holocausto"..
Me han repugnado profundamente estas palabras provenientes de nuestros representantes políticos, pues en el esplendor de su cinismo e hipocresía han ignorado quienes son a día de hoy los mayores emuladores del Holocasto..supongo que cada cual tendrá en la mente a unos u a otros a los que situar en esta categoría de emuladores del Holocausto.
Pero de lo que estoy seguro es de que a nadie se le ocurrirá pensar en situar entre esos emuladores del Holocausto de los que hablaba el ministro Ruiz Gallardón a los israelíes con los palestinos, o a los estadounidenses, británicos o franceses con sus promociones de guerras coloniales por todo el mundo, provocando con ello horrendas y gigantescas hambrunas, genocidios, y migraciones masivas de millones de seres humanos que se ven forzados a abandonar sus casas y su tierra para huir de la desolación y de la muerte que la geopolítica y la explotación de los recursos naturales promueven aquellos países a impulsos de sus jerarquías bancarias.
Cuando le tocó el turno de subir a la tribuna del Senado a Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), este hombre dijo que había que ir más allá de las reformas propuestas para el código penal y la LOMCE, abogando por que lo que había que hacer era hacer realidad la enseñanza de la Shoá y de la cultura de los judíos europeos y españoles en colegios, institutos y universidades de España, pero a la vez también del "vínculo irrenunciable entre el pueblo judío y la tierra de Israel".
Esta última frase expresada en la tribuna del Senado español no ha merecido el reproche de ninguna fuerza política, hasta donde yo sé, con representación en las Cortes españolas; se ignora que el vínculo irrenunciable del pueblo judío con Israel consagrado por las cinco potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial, en el que en este año de 2014 se cumple el primer centenario de su comienzo, significó la implementación legal de un genocidio que se diseñó prolongado en el tiempo en la Conferencia de San Remo de 1920, celebrada entre el 19 y el 26 de abril de ese año, entre Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón, participando Estados Unidos en calidad de observador.
El 30 de junio de 1922 el Congreso y el Senado de los Estados Unidos ratificaron la Resolución de San Remo, y el 24 de julio de 1922 hacía lo propio el Consejo de la Liga de Naciones.
El genocidio contra los palestinos que las potencias coloniales vencedoras de la Gran Guerra comenzaron a organizar durante la Conferencia de San Remo de 1920, y que a día de hoy se encuentra en plena vigencia, está fuertemente cimentado en la legalidad del Derecho Internacional.
El plan para conseguir la desaparición física del pueblo palestino a través de ir creando las condiciones que más tarde aparecerían tipificadas en el Artículo II apartado C de la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, de fecha 9 de diciembre de 1948, en el cual se define el genocidio como el:
"Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial".
Fue la aportación de Estados Unidos a esta Conferencia internacional, desde su calidad oficial de observador en la misma. Era la compensación que este país pedía por su implicación y aportación a la victoria de los aliados en la Gran Guerra impulsada por poderes financieros ligados al movimiento sionista, muy influyente ya en ese entonces en la política estadounidense. El otorgamiento de un Mandato a Reino Unido sobre Palestina no era sino el primer paso en la implementación de este genocidio programado en etapas distanciadas en el tiempo.
La razón por la que en ese año Estados Unidos solo estuviese representado como observador era que mantenía oficialmente una distancia con las organizaciones internacionales. Era miembro del Consejo de Naciones Unidas, pero en calidad de puesto vacante en la misma, así como era participante en la Conferencia de San Remo, pero solo en calidad de observador. Todo ello debido a que mantenía una disputa de jurisdicción con las potencias coloniales y la Sociedad de Naciones, debido a lo que consideraba de aplicación irrenunciable la Doctrina Monroe y su derecho a sobrepasar las cuotas de producción armamentísticas que pudiera establecer la Sociedad de Naciones. ¿Por qué si no iba la potencia americana a participar únicamente en calidad de observador en San Remo?
El objetivo de la Conferencia fue precisamente sentar las bases de lo que habría de ser el sometimiento de los palestinos a condiciones de existencia que acarreasen su destrucción física total o mayoritariamente.
La tipificación del delito de genocidio contenida en el apartado C del Artículo II de la “Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio”, de fecha 9 de diciembre de 1948, vino a implementarse cuando el genocidio sobre los palestinos ya se venía realizando en forma diferida desde que así lo decidieron las potencias que dominaban el mundo en 1920.
El año de 1947 solo fue el último paso en la instauración de un estado sionista en Palestina que ya había sido decidida veintisiete años antes.
¿Se está produciendo en Palestina un genocidio amparado por el derecho internacional desde hace noventa y cuatro años y que podría ubicarse dentro de los parámetros reseñados por el apartado C del Artículo II de la “Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio”?
Las palabras de Isaac Querub en la tribuna del Senado de nuestro país, apelando a que se promocionase en los colegios, institutos y universidades de España la idea sobre el "vínculo irrenunciable entre el pueblo judío y la tierra de Israel", ¿no merecen acaso el reproche en sede parlamentaria de ninguna fuerza política representada en las Cortes españolas?
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Participantes en la Conferencia de San Remo de 1920El pasado 27 de enero, el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), Isaac Querub, compartió tribuna en el Senado de España durante el Acto de conmemoración del Día Oficial de la Memoria del Holocausto con el ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Ignacio Wert, y el presidente del Senado, Pío García Escudero.
Los ponentes institucionales abogaron en pos de la obligación de los poderes públicos de introducir el conocimiento de la Shoá en la educación de las nuevas generaciones a través de la LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa) así como mediante modificaciones en el código penal, con la finalidad de imponer penas más severas a las conductas de incitación al odio racista o xenófobo por razón de raza, religión o ascendencia.
Se trata, decían nuestros dos ministros y nuestro presidente del Senado, de condenar con el máximo reproche moral y jurídico "la apología, la trivialización flagrante, la negación de los crímenes de genocidio", para de tal manera "hacer imposible que por desconocimiento o ignorancia ninguna generación futura vuelva a avergonzar como nunca se ha avergonzado a la humanidad".
Entre las conmovedoras palabras de estas tres personas resaltaron otras que hablaron de si no es cierto que se siguen viendo "imágenes de cuerpos desnutridos, torturados, como si siempre en algún lugar del mundo hubiera algún aprendiz dispuesto a emular el Holocausto"..
Me han repugnado profundamente estas palabras provenientes de nuestros representantes políticos, pues en el esplendor de su cinismo e hipocresía han ignorado quienes son a día de hoy los mayores emuladores del Holocasto..supongo que cada cual tendrá en la mente a unos u a otros a los que situar en esta categoría de emuladores del Holocausto.
Pero de lo que estoy seguro es de que a nadie se le ocurrirá pensar en situar entre esos emuladores del Holocausto de los que hablaba el ministro Ruiz Gallardón a los israelíes con los palestinos, o a los estadounidenses, británicos o franceses con sus promociones de guerras coloniales por todo el mundo, provocando con ello horrendas y gigantescas hambrunas, genocidios, y migraciones masivas de millones de seres humanos que se ven forzados a abandonar sus casas y su tierra para huir de la desolación y de la muerte que la geopolítica y la explotación de los recursos naturales promueven aquellos países a impulsos de sus jerarquías bancarias.
Cuando le tocó el turno de subir a la tribuna del Senado a Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), este hombre dijo que había que ir más allá de las reformas propuestas para el código penal y la LOMCE, abogando por que lo que había que hacer era hacer realidad la enseñanza de la Shoá y de la cultura de los judíos europeos y españoles en colegios, institutos y universidades de España, pero a la vez también del "vínculo irrenunciable entre el pueblo judío y la tierra de Israel".
Esta última frase expresada en la tribuna del Senado español no ha merecido el reproche de ninguna fuerza política, hasta donde yo sé, con representación en las Cortes españolas; se ignora que el vínculo irrenunciable del pueblo judío con Israel consagrado por las cinco potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial, en el que en este año de 2014 se cumple el primer centenario de su comienzo, significó la implementación legal de un genocidio que se diseñó prolongado en el tiempo en la Conferencia de San Remo de 1920, celebrada entre el 19 y el 26 de abril de ese año, entre Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón, participando Estados Unidos en calidad de observador.
El 30 de junio de 1922 el Congreso y el Senado de los Estados Unidos ratificaron la Resolución de San Remo, y el 24 de julio de 1922 hacía lo propio el Consejo de la Liga de Naciones.
El genocidio contra los palestinos que las potencias coloniales vencedoras de la Gran Guerra comenzaron a organizar durante la Conferencia de San Remo de 1920, y que a día de hoy se encuentra en plena vigencia, está fuertemente cimentado en la legalidad del Derecho Internacional.
El plan para conseguir la desaparición física del pueblo palestino a través de ir creando las condiciones que más tarde aparecerían tipificadas en el Artículo II apartado C de la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, de fecha 9 de diciembre de 1948, en el cual se define el genocidio como el:
"Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial".
Fue la aportación de Estados Unidos a esta Conferencia internacional, desde su calidad oficial de observador en la misma. Era la compensación que este país pedía por su implicación y aportación a la victoria de los aliados en la Gran Guerra impulsada por poderes financieros ligados al movimiento sionista, muy influyente ya en ese entonces en la política estadounidense. El otorgamiento de un Mandato a Reino Unido sobre Palestina no era sino el primer paso en la implementación de este genocidio programado en etapas distanciadas en el tiempo.
La razón por la que en ese año Estados Unidos solo estuviese representado como observador era que mantenía oficialmente una distancia con las organizaciones internacionales. Era miembro del Consejo de Naciones Unidas, pero en calidad de puesto vacante en la misma, así como era participante en la Conferencia de San Remo, pero solo en calidad de observador. Todo ello debido a que mantenía una disputa de jurisdicción con las potencias coloniales y la Sociedad de Naciones, debido a lo que consideraba de aplicación irrenunciable la Doctrina Monroe y su derecho a sobrepasar las cuotas de producción armamentísticas que pudiera establecer la Sociedad de Naciones. ¿Por qué si no iba la potencia americana a participar únicamente en calidad de observador en San Remo?
El objetivo de la Conferencia fue precisamente sentar las bases de lo que habría de ser el sometimiento de los palestinos a condiciones de existencia que acarreasen su destrucción física total o mayoritariamente.
La tipificación del delito de genocidio contenida en el apartado C del Artículo II de la “Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio”, de fecha 9 de diciembre de 1948, vino a implementarse cuando el genocidio sobre los palestinos ya se venía realizando en forma diferida desde que así lo decidieron las potencias que dominaban el mundo en 1920.
El año de 1947 solo fue el último paso en la instauración de un estado sionista en Palestina que ya había sido decidida veintisiete años antes.
¿Se está produciendo en Palestina un genocidio amparado por el derecho internacional desde hace noventa y cuatro años y que podría ubicarse dentro de los parámetros reseñados por el apartado C del Artículo II de la “Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio”?
Las palabras de Isaac Querub en la tribuna del Senado de nuestro país, apelando a que se promocionase en los colegios, institutos y universidades de España la idea sobre el "vínculo irrenunciable entre el pueblo judío y la tierra de Israel", ¿no merecen acaso el reproche en sede parlamentaria de ninguna fuerza política representada en las Cortes españolas?
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