martes, 25 de marzo de 2014

Desgarrador testimonio de palestino de Abu Dis hundido en la miseria y el abandono

Desgarrador testimonio de palestino de Abu Dis hundido en la miseria y el abandono

Nayib Chahin hace parte de esos millones de palestinos que esperan pacientes su redención

24/03/2014 - Autor: Carlos de Urabá - Fuente: Webislam
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Nayib Chahin
Nayib Chahin
El pueblo palestino está doblemente oprimido; primero por el ejército de ocupación sionista y segundo por la indolencia de los gobernantes de la ANP. Un doloroso trance  que sólo se puede comprender metiendo el dedo en la llaga.
Estuvimos una vez más en Abu Dis (Palestina) y allí nos encontramos por casualidad con un personaje anónimo abandonado a su suerte. Ante un caso tan aberrante nosotros le hemos grabado un vídeo para que denuncie su dramática situación.
Este tipo comparte junto a los gatos salvajes -sus incondicionales compañeros- una casa medio derruida que le sirve de providencial refugio. Rabiosamente, lanza su alegato contra un destino injusto que lo ha condenado a la indigencia absoluta. Sólo la caridad de los vecinos, igual de pobres que él, le aseguran su supervivencia. Nayib Chahin hace parte de esos millones de palestinos que esperan pacientes su redención.   ¿Qué futuro le aguarda a este hombre mayor, enfermo y sin familia? ¿Alguien le va a dar trabajo acaso o una mínima prestación que le garantice una existencia digna? Nada de nada, y su única esperanza es que la Media Luna Roja o la UNRWA se apiaden de él.
¿Quizás vendrá Abu Mazen que se la pasa de recepciones y viajes oficiales con su equipo de burócratas y de tecnócratas a echarle una mano? No seamos tan ilusos. Este hombre sólo inspira compasión y sabe de antemano que está desahuciado, que se ha convertido en escombro humano. Después de años y años de escuchar tantas  mentiras y falsedades ya se le agotó la paciencia. La próxima intifada, según nos dijo, no será contra los judíos, sino contra sus propios representantes políticos que los han vendido al mejor postor.
Mientras tanto, las eternas negociaciones de paz entre palestinos e israelíes, hoy impulsadas por el Secretario de Estado norteamericano Kerry, todavía (como de costumbre) no rinden ningún resultado positivo. El tiempo juega a favor de los judíos; pasan los años y la potencia ocupante se hace cada vez más fuerte. Los palestinos esperan impacientes a que se firme de una vez por todas un acuerdo de paz que garantice el regreso de los refugiados a su amada patria, la puesta en libertad de los presos, la evacuación de los asentamientos ilegales y la recuperación de sus tierras. Quizás no sea más que una utópica fantasía pero se aferran a ésta igual que un náufrago a un madero en medio del océano.
Como es el caso del señor Nayib Chahin, separado de sus familiares pues carece de los  documentos necesarios para reunirse con ellos en Jordania. Para las autoridades israelíes es un elemento peligroso pues ha sido detenido por prestar auxilio a la resistencia armada. ¿Alguien le brinda al menos algunas palabras de consuelo? A su alrededor sólo reina el silencio y la indiferencia. Esta es la más vil humillación que pueda soportar una persona. Es tal su amargura que, desmoralizado, ha perdido la fe y reniega de lo divino y de lo humano.
Nada mejor para ilustrar este caso que transcribir apartes de uno de los más celebrados artículos del escritor palestino Edward Said, publicado en el año de 1997.
“Nuestros políticos han decidido que no hay otra opción que continuar intentando mantener el tipo ante el pueblo con un montón de discursos y promesas esperanzadoras, pero engañosas. Mientras, te rodeas de gente que te dice lo que quieres oír y está deseosa de ayudarte a montar cosas agradables como una banda de música, unas cuantas casas y coches de lujo o sellos de correo con tu cara. Lo mejor de todo es hacer cuantas más visitas de Estado (todas innecesarias) mejor: un día en Estocolmo, otro en París, otro en Pekín, otro en El Cairo. El tercer argumento es el de hacer más concesiones, aceptando las humillantes condiciones israelíes, con la esperanza de que un día ya no habrá que hacer más o los israelíes devolverán algo. El cuarto, es que se trata de política, de un negocio sucio, por lo que se actúa con los israelíes como si fueran socios en un crimen, sin importar que todas las ventajas sean para ellos pues a nosotros nos produce un montón de tratos comerciales…”
“Puede haber uno o dos argumentos más, pero ninguno explica la aceptación en la calle palestina de esta asombrosa situación que parece empeorar día a día. Muchos de los asesores de Arafat son hombres y mujeres inteligentes, con largos historiales en política progresista, ¿Por qué se callan? ¿Por qué los más dotados aceptan tan de buen grado unas cuantas ventajas materiales (un coche, una oficina, un nombramiento vip) a cambio de seguir trabajando con un hombre cuyas tácticas aborrecen y cuyos errores saben, y así lo han dicho abiertamente, que han llevado a palestinos y árabes a uno de los niveles más bajos de su historia ¿No se sienten obligados por la verdad y por la miseria de un pueblo cuya desposesión podría haber sido aliviada mil veces más de lo que lo ha hecho la OLP? La mayoría de la gente de EE.UU. y Europa cree sinceramente que tras la paz las cosas están mejor y que por primera vez en 30 años los palestinos están consiguiendo su libertad. Ésa es la crueldad del dilema palestino. Por una parte queremos demostrar que deseamos la paz, y por otra, gracias a esa paz las vidas cotidianas de los palestinos, excepto unos cuantos acaudalados hombres de negocios, jefes de seguridad y funcionarios, ha empeorado mucho…”
“Desde hace al menos seis meses, los principales medios de comunicación de EE.UU. y Europa han estado llenos de información sobre el frente diplomático, las negociaciones, los callejones sin salida, los adelantos finales, y completamente vacíos de toda información que retrate la realidad de la vida de los palestinos. Sobre los prisioneros palestinos que siguen pudriéndose en las cárceles israelíes (y que en algunos casos son torturados hasta la muerte); sobre los horrores que sufre una familia numerosa con el padre en paro para sobrevivir en Gaza; sobre las represalias sistemáticas y casi diarias que sufren, a manos de los colonos y Ejército israelí, los palestinos que intentan evitar su propia expulsión; sobre lo que significa para un palestino intentar entrar y salir de Gaza, ni sobre los cisjordanos a los que se les ha prohibido la entrada en Jerusalén; sobre los puestos de control que hacen de los pequeños enclaves de Cisjordania guetos asfixiantes; sobre la vida bajo el terrible régimen de Arafat, con libros, periódicos y revistas censurados o prohibidos, amenazas de los servicios de seguridad al ciudadano medio, corrupción a escala operística que mata toda posibilidad de negocios normales; y, sobre todo, nada sobre la ausencia total de ley o de imperio de la ley en las zonas de autonomía palestina…”
“Dado todo esto, sumado a la sensación de frustración y desesperanza que sienten los palestinos ante la cruel farsa que nuestros dirigentes se ven obligados a representar, hace que sea un deber absoluto describir la vida cotidiana bajo el proceso de paz, sin adornos y con el mayor detalle posible. Hay que contar al mundo lo que nuestro pueblo ocupado sigue padeciendo, lo que se oculta tras esos engañosos informes del proceso de paz, del que el reciente episodio en Hebrón es con toda seguridad uno de los más irónicamente crueles. No es cuestión de dinero, sino de disciplina y voluntad.
Si todos nosotros nos propusiéramos estar informados de lo que sufre la gente en Ramallah, Hebrón o Jerusalén, e intentáramos quebrar de algún modo el silencio oficial y de los medios de comunicación -con cartas al director, llamadas a la radio, creación de grupos para hacer este tipo de trabajo sistemáticamente-, estaríamos iniciando nuestro intento de liberación. Modesto, minúsculo e incluso risible, pero seguro que mucho mejor que la pasividad y el silencio colectivos. La situación actual no puede durar. En el corazón de la vida palestina hay demasiadas desigualdades e injusticias, y el escenario israelí, con sus dementes colonos y fanáticos religiosos, con los airados mandos militares que hierven con rabia contenida. Todo esto no puede continuar así, el presupuesto humanitario que genera palestina consumido por la burocracia y los corruptos de turno del gobierno.”
Como vemos en este artículo, las críticas del finado Edward Said, uno de los más importantes intelectuales palestinos de todos los tiempos, siguen vigentes, nada ha cambiado en estas últimas décadas, al contrario, las cosas van de mal a peor. La situación socio-económica en Gaza y en Cisjordania es francamente dramática, mejor dicho, de una gravedad extrema. De qué sirven esos mediadores de paz como Tony Blair a la cabeza del Cuarteto de Oriente Medio con una paga millonaria y alquilando 15 habitaciones en el lujoso hotel American Colony de Jerusalén para alojar a sus consejeros y guardaespaldas. El ex primer ministro inglés no ha hecho más que representar un cínico papel totalmente favorable a los intereses judíos. Hasta el colmo de asistir al entierro de Sharon y calificar a este criminal genocida de “genial estratega militar” “un cálido amigo tocado por una varita mágica”; o qué decir de los “buenos oficios” del Secretario de Estado norteamericano Kerry que por orden de Obama intenta a toda costa conseguir un acuerdo definitivo de paz entre israelíes y palestinos antes de finalizar el año. Incluso, presionando a la ANP para que pida su adhesión a la  OTAN y, de este modo, garantizar la seguridad de Israel. En fin, los palestinos tendrán que conformase con darle gracias a los judíos porque al menos les han cedido un espacio donde caerse muertos. Es inútil enumerar la cantidad de conferencias, las cumbres, los encuentros secretos, los cócteles y banquetes en aras de encontrar una solución entre los contendientes. ¿De qué han servido? Sólo para justificar los presupuestos que donan “solidariamente” la UE o EE.UU.
Todo es absurdo, increíblemente absurdo. ¡Cómo puede Palestina alcanzar su independencia y su soberanía si la han convertido en un archipiélago de enclaves divididos por asentamientos, checkpoints, cuarteles militares y un muro de hormigón! Sin cohesión ni unidad territorial, con Gaza y Cisjordania sin un lazo geográfico que las integre, completamente separadas por razones ideológicas o religiosas es prácticamente imposible establecer un estado palestino viable (apenas se quedaría en algo virtual o poético). Nayib Chahin representa la Palestina real, sin máscaras ni apariencias, él es el símbolo de un fracaso y de una derrota que arrastra igualmente a millones a la pobreza, la marginalidad y el despojo.
Carlos de Urabá 2014
Amman-Jordania
Fuente: Youtube

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