martes, 1 de abril de 2014

¿Descienden los judíos rusos de los kazaros (conclusión)?

Askenazíes y kazaros - Kevin Alan Brook


¿Descienden los judíos rusos de los kazaros (conclusión)? Una valoración basada en las últimas evidencias históricas, arqueológicas, lingüísticas y genéticas.

Desde sus comienzos los kazaros fueron una diversa y generalmente tolerante nación. La movilización de Kagan, en los primeros días del reino kazaro, indica que hubo personas con todo tipo de rostros y peinados, viviendas y estilos de vida en el país. Pero sería un error interpretar las fuentes islámicas al argumentar que los kazaros no eran judíos. Por el contrario, los habitantes de Kazaria eran de diversos orígenes - iraníes, turcos, eslavos, griegos, godos, y otros - y no podemos esperar que todas las tribus kazaras hayan tenido la misma fe, puesto que el rey kazaro nunca les obligó a que adoptaran el judaísmo.

Parece que después de la caída de su reino, los kazaros adoptaron el alfabeto cirílico en lugar del hebreo y comenzaron a utilizar la lengua eslava oriental (a veces llamada "Canaanica", puesto que Benjamín de Tudela llamó al Rus de Kiev "La tierra de Canaán"). Estos judíos de lengua eslava se ha documentado que vivieron en Kiev durante los siglos que van del XI al XIII. Sin embargo, los inmigrantes judíos de lengua yiddish provenientes de la zona occidental (especialmente de Alemania, Bohemia, y en otras zonas de Europa Central) pronto empezaron a inundar Europa oriental, y se cree que estos nuevos inmigrantes fueron más numerosos en última instancia que los kazaros. Por lo tanto, en Europa oriental predominaban los antepasados de los judíos procedentes de Europa central en lugar de los procedentes del reino kazaro. Los dos grupos (judíos orientales y occidentales) se unieron entre sí a través de los siglos. Esta idea no es nueva. En una nota a pie de página, en el capítulo II de " La Historia de los judíos en Rusia y Polonia, Tomo 1", el gran historiador askenazi Simon Dubnow escribe: "Es muy posible que hubiera una mezcla con colonos procedentes del reino kazaro, de Crimea, y desde el Oriente en general, que después se fusionó con el elemento occidental".

Los judios askenazies también eran descendientes directos de los israelitas. Los test genéticos parecen indicar que una gran ascendencia judía proviene de las regiones conocidas hoy como Turquía, Armenia, Israel e Irak. La conocida como "fiebre mediterránea" (FMH o enfermedad armenia, es decir, enfermedad genética autosomatica), por ejemplo, se encuentra entre algunos judíos ashkenazies, así como entre los armenios y los turcos de Anatolia. Muchos hombres askenazies que pertenecen a la casta sacerdotal (Kohenim - Cohen) poseen el "Cohan modal haplotipo" (CMH) en el cromosomaY. Si bien no es exclusivo de los judíos, el CMH se encuentra principalmente en los pueblos de la zona nororiental de la región mediterránea (e, incidentalmente entre los árabes palestinos), y su distribución apoya la afirmación de que los judíos que tienen el CMH tienen una línea ancestral con el Oriente Medio.

Un estudio genético de mayo de 2000 dirigido por Michael Hammer, sostiene que los resultados muestran que los judios askenazies están más estrechamente relacionados con los judíos yemenitas, judíos iraquíes, judíos sefardíes, judíos kurdos y con los árabes, que con las poblaciones cristianas europeas, y que casi ningún mestizaje o conversión ocurrida afectó a los grupos judíos a través de los siglos. Un estudio realizado al año siguiente por Ariella Oppenheim, demostró por qué es importante incluir multitud de comparaciones entre los grupos étnicos; Hammer no había realizado el test a los kurdos y a otros grupos eslavos, como los rusos, mientras que el equipo de Oppenheim sí lo hizo y, por lo tanto llegó a conclusiones algo diferentes. Pero, en general, las evidencias de ambos estudios es que hay un predominio de judíos askenazíes descendiendo de judeanos (Judea) en sus linajes paternos.

El DFNB1 es una mutación genética que causa sordera, y que afecta a los judíos, así como a los palestinos y a otras poblaciones del Mediterráneo, de acuerdo a la investigación del Dr Aravinda Chakravarti. Una mutación que causa el factor XI de deficiencia en la coagulación de la sangre se encuentra entre los judíos iraquíes y askenazies, herencia de un antiguo ancestro común de hace unos 2.000 años.

El genetista de poblaciones, Nathaniel Michael Pearson, colaboró con el Proyecto Genoma Humano hace unos años y ayudó a recoger muestras de ADN de los caucásicos del Norte, de turcos, de chino-tibetanos y de otros grupos. Pearson tiene antecedentes judíos ucranianos y comparó su cromosoma paterno Y con la muestra de los hombres de otros grupos. Su ADN se correspondía con los de un uzbeko y un tayiko de Uzbekistán y con dos hombres de Nueva Delhi, en el norte de la India. Pearson cree que en los países de Asia central ese haplotipo podría estar conectado con los kazaros turcos. Sin embargo, me señalo que este haplotipo "aparece sólo con una frecuencia de un 2% dentro de una gran muestra askenazi (y, extrañamente, en un porcentaje ligeramente superior, pero aún con una frecuencia muy baja, entre los judíos de Marruecos)". En otras palabras, posiblemente este particular cepa ancestral kazara representa más bien a una minoría que a una mayoría de los judíos de Europa oriental. Y mientras los estudios del ADN materno (ADNmt) han demostrado importantes vínculos entre los judios askenazíes y los otros pueblos de Europa, estas "entradas no israelitas" en el código genético askenazi aún no representan a la mayoría de la ascendencia askenazi tanto materna como paterna, y probablemente sólo algunas de estas "entradas" provengan de mujeres kazaras.

Adicionalmente, otros más exhaustivos test genéticos pueden ayudar a comprender el alcance de la contribución de los kazaros al código genético ashkenazi. Por ahora, se puede apuntar que las trazas israelitas entre los judíos de la Europa Oriental vinieron de tres fuentes: (1) de judíos sefardíes que huían de España y de Portugal y su reasentamiento en Lituania y Polonia, (2) de judíos romanos, y (3) de judíos kazaros que se fusionaron con los israelitas, al igual que la Carta de Schechter afirma de que "se convirtieron en un pueblo". Los kazaros y los israelitas mezclados los unos con los otros.

¿Todos los judíos del mundo descienden de los kazaros? Ciertamente que no. La ascendencia original de los judíos de Europa del Este se origina sustancialmente en la antigua Judea, y lo mismo sucede en el caso de la mayoría de las demás poblaciones judías modernas (con la excepción de grupos como los judíos libios y etíopes). Sin embargo, es racional concluir que algunos judíos también tienen algunos antepasados kazaros.


¿Descienden los judíos rusos de judíos alemanes y bohemios?

Mi argumento, basado en extensas investigaciones, es que los judíos rusos son descendientes de una mezcla de judíos de la Europa Central y de judíos kazaros. Desde que he dedicado un ensayo a la contribución de los kazaros, he decidido crear este ensayo para examinar las pruebas que apoyan la afirmación de que los judíos rusos descienden en gran parte de judíos de la Europa Central. Con estos dos ensayos espero contrarrestar las teorías defectuosas o extremistas que sostienen que los judíos rusos podría ser judíos kazaros o judíos de origen alemán, pero no ambos a la vez. Yo sostengo que proceden de ambos.

La primera prueba de que los judíos de Europa Central emigraron hacia el este (y, eventualmente, se unieron con otras comunidades de la zona oriental, como los judíos eslavos del Este) proviene del siglo XI. Algunos historiadores han afirmado que el cronista Cosmas de Praga escribió acerca de la migración de judíos de Bohemia hacia Polonia, pero el texto meramente dice que algunos judíos huyeron y otros transferieron sus bienes a Polonia y Hungría, y no hay más detalles proporcionados por Cosmas. Sin embargo, esta idea fue confirmada por la investigación del onomástico Alexander Beider, que demuestra (con documentos reales) en su libro "Un diccionario de los nombres askenazíes" que muchos nombres de los primeros judíos en Polonia tienen nombres típicamente eslavos de los que se encuentran en Bohemia y en Moravia (ahora conocida como la República Checa). Lo mismo puede decirse de los judíos que vivían en la parte oriental de Alemania en los siglos de XI al XIII. En los últimos años, muchas familias judías alemanas con nombres germánicos se han añadido a esa mezcla. Sus descendientes tienen apellidos como Shapiro (indicando su herencia de Speyer, Alemania Renania), Mintz (de Mainz, Alemania), Frank (de Franconia), Katzenellenbogen, Bachrach (de Bacharach, Renania Alemania), Landau (de Landau, Alemania Renania) , Auerbach, Halperin, Ginsburg, Hammerstein, Frankfurter (desde Frankfurt, Alemania), Wiener (desde Viena, Austria), y Fischel (de Nürnberg, Alemania), aunque no todos los portadores del nombre Frank proceden de Franconia. Horowitz (= Gurevich) también proviene de la Europa Central y, antes, desde Italia. El apellido Teplitz indica también raíces en las tierras checas. Las migración de Oeste a Este desde Alemania y Austria se ven confirmadas por numerosos documentos auténticos. Por ejemplo, los rabinos Israel Isserlein de Austria y Moisés Mintz de Alemania escribieron en el siglo XV que el estado polaco de Cracovia fue durante muchos años un lugar de refugio para los judíos expulsados de Alemania.

En el siglo 16, nombres askenazíes provenientes de Europa central - como Lipman, Golda, Tolba, Liber, Yenta, Zel'man, Perelo, Yuta, Mendel, Leyzar, y Kopel'man - eran de uso común entre los judíos en todo el Gran Ducado de Lituania, incluido en las cercanas regiones de Lituania, Bielorrusia y Volhynia. Esto demuestra que una parte muy importante de la población judía de Europa oriental provenía de judíos de la Europa Central.

Hubo un pequeño número de refugiados judíos de Francia que llegaron a Hungría, pero en general los judíos de origen francés no tienen ninguna conexión con la inmensa mayoría de los judíos de la Europa oriental.

Algunos apellidos judíos askenazíes indican que sus antepasados procedían de Italia. Un ejemplo de ello es Luria (Lurie), lo que demuestra que la familia se originó en la ciudad italiana de Lurinza.

Algunos judíos sefardíes de España, Portugal y Turquía también encontraron su camino hacia Polonia y Rumania entre sí y con otros judíos askenazíes. Esto ha sido confirmado por la investigación de numerosas generalogías familiares, algunas de los cuales tienen apellidos sefardíes y por la existencia de tradiciones orales de su ascendencia sefardí. La familia Rappaport llegó desde el norte de Italia hasta Europa oriental, pero una teoría sostiene que se originó en Oporto, en Portugal. Otros apellidos sefardíes son Peretz y Basson. La existencia de judíos sefardíes en Polonia y Rusia es citada brevemente en los famosos libros de genealogía lde Dan Rottenberg ("En búsqueda de nuestros padres") y Arthur Kurzweil ("De generación en generación"). Un ejemplo de una ciudad donde se asentaron judíos sefardíes es Zamosc, en Polonia.

La mayoría (más del 50%) de los judíos en Polonia desciende de judíos alemanes, moravos y bohemios. La población judía en Poznan, Kalisz, Cracovia y Wroclaw probablemente desciendan de judíos que provenían de esas regiones. Sin embargo, también creo que vale la pena estudiar la presencia de judíos kazaros. Sólo mediante el estudio de los judíos occidentales y las contribuciones de judíos étnicos kazaros se puede completar nuestro objetivo. El libro de Weinryb confirma mi afirmación de que Wroclaw y Cracovia son las principales zonas de asentamiento de los judíos occidentales. Otras investigaciones de destacados historiadores y lingüistas han demostrado que los primeros judíos de Kiev y Chernihov pueden descender en gran medida de los kazaros.

Estos artículos, y otros muchos en diferentes idiomas, proceden de la espléndida página web Khazaria.com

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