viernes, 25 de abril de 2014

En el fin del mundo, entre dos guerras

En el fin del mundo, entre dos guerras

Por: Igor Romanovskyi
Los recientes acontecimientos en Ucrania no pasan de las primeras páginas de los periódicos y revistas de actualidad. Frecuentemente se utiliza la palabra “Maidan” (La Plaza) con el prefijo “euro”, lo que indica la adherencia de las decisiones tomadas en Maidan a las tradiciones europeas, es decir, a estándares democráticos.
Pero ¿qué pasa en realidad en Ucrania? Un país que para los habitantes del continente americano está situado en el fin del mundo. Como testigo de estos acontecimientos, quiero exponer mi punto de vista.
A partir de febrero de 2010, cuando el presidente Viktor Yanukovich (afortunadamente ex-presidente) llegó al poder, en Ucrania comenzaron graves ataques a los derechos y libertades de los ciudadanos. El gobierno del Partido de las Regiones, bajo el mando de Viktor Yanukovich, hizo una dudosa reforma constitucional para aumentar sustancialmente los poderes del presidente y reducir, en consecuencia, los derechos del órgano legislativo supremo la Verjovna Rada (El Consejo Supremo).
Posteriormente, todos los puestos clave desde la Fiscalía General hasta los de empleos ordinarios de bajo nivel fueron tomados por los funcionarios del Partido de las Regiones. Un factor central que permitía a los oficiales asumir posiciones de liderazgo en el gobierno, además de las relaciones amistosas y afinidades con Yanukovich, fue que estos era originarios principalmente de la región de Donetsk, patria de Yanukovich.
La región de Donetsk alberga depósitos de carbón, desarrollados y agotados durante la era de la Unión Soviética, que se caracterizó por el duro trabajo físico y los bajos salarios. Actualmente esta región tiene la tasa de criminalidad más alta.
Viktor Yanukovich, quien cuenta con dos condenas por delitos penales en el pasado y que en 2010 llegó a ser el cuarto presidente de Ucrania, logró su anterior victoria como presidente a través de mecanismos criminales como el chantaje, la intimidación, el soborno de los votantes y el fraude electoral, razones por las que la elección fue anulada por el Tribunal Supremo de Ucrania en 2004.
Los años del reinado de Yanukovich fueron marcados por el deterioro del nivel de vida, el sofocamiento de las libertades democráticas y la presión sobre las empresas que no le pertenecían a él o a su séquito. Pero el pueblo ucraniano se cansó de la ilegalidad,  las mentiras, la arrogancia de los gobernantes, la corrupción de los tribunales y la violación a los derechos de los ciudadanos.

Fue cuando una vez más el gobierno engañó a su pueblo, al negarse a firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea, que los estudiantes realizaron una protesta pacífica en la plaza central de la capital de Ucrania, Kiev: Maidan Nezalezhnosti (Plaza de la Independencia). Más tarde, esta protesta pacífica se convirtió en un movimiento de protesta de gran alcance, que se conoció como el Maidan.

Cientos de personas fueron detenidas bajo cargos de terrorismo y por falsas acusaciones de derrocar a la autoridad legítima. En repuesta a los actos brutales de la policía, los protestantes lanzaron cócteles molotov y rocas.
Desde entonces, la plaza central de la capital de Ucrania se ha convertido en un símbolo de la lucha por la justicia, la dignidad y la libertad.
Personas de todas partes de Ucrania llegaron a Maidan para luchar juntos por la libertad. Las autoridades bloquearon los caminos, detuvieron trenes y coches, reforzaron los cercos, pero Maidan se hacía más y más fuerte. En un arranque de agonía el gobierno organizó un movimiento anti–Maidan, una simulación del apoyo popular al régimen, con mercenarios pagados con el presupuesto estatal, traídos a Kiev de la región natal del presidente del país.
Aparecieron los titushkis (bandidos del entorno deportivo) quienes bajo la protección de la  policía, golpeaban, secuestraban y asesinaban a los  activistas. Pero Maidan, a pesar de la muerte y el miedo siguió haciéndose fuerte. Muchas ciudades de Ucrania comenzaron adesarrollar su propias Maidanes.
En enero de 2014, cuando el gobierno comenzó a utilizar armas de fuego contra los manifestantes, Maidan se rodeó de miles de neumáticos en llamas. La cuenta de protestantes fallecidos llegó a docenas. La policía iba armada con rifles de asalto y granadas, vehículos blindados y carros lanza agua que aparecieron en las calles de Kiev. Los protestantes fueron dispersados con chorros de agua, mientras la temperatura ambiente era de -25º C.
Medios masivos de comunicación se refirieron a esos acontecimientos como “enfrentamientos”, pero para nosotros, los ciudadanos de Ucrania, era una Guerra Civil.
La guerra por la libertad contra el gobierno sangriento, contra el presidente asesino y sus secuaces. El presidente Yanukovich se dirigía constantemente al Presidente de Rusia en busca de ayuda y Vladimir Putin apoyaba a Viktor Yanukovich sobre la base de sus intereses geopolíticos.
Como todos los ucranianos honestos, mi familia y mis amigos apoyaban el Maidan. Con nuestra presencia, nuestra ayuda, nuestro dinero y medicamentos. Y Dios está de nuestro lado.
Los Juegos Olímpicos que sucedieron en la ciudad rusa de Sochi hicieron imposible la intervención militar rusa en Ucrania durante este período de tiempo.
El dictador Yanukovich no pudo resistir la ira del pueblo, de nada le sirvieron los francotiradores disparando a decenas de inocentes en el Maidan, tampoco los titushkis que secuestraban a las activistas, los torturaban brutalmente y les cortaban la cabeza.
A toda costa el pueblo ucraniano quería derrocar al tirano y así sucedió. Sólo que el precio fue muy caro.
El presidente Yanukovych y los altos dirigentes del Partido de las Regiones huyeron de Kiev. Dejaron palacios abandonados, que el presidente y sus lacayos no habrían podido comprar ni con 100 años de su sueldo.
El país obtuvo un parlamento libre, las leyes nacionales fueron aceptadas y apareció,al fin, una esperanza para los cambios sociales.
Los focos de descontento solamente permanecieron en Donetsk y Lugansk, regiones que, por ser el lugar de nacimiento del ex presidente, obtenían privilegios especiales.
Parecería que la guerra, oculta y abierta, terrible y despiadada, que el ex presidente y su séquito gobernante llevaban contra el pueblo ucraniano, había terminado.
Pero… después de Los Juegos Olímpicos de Sochi, el presidente ruso Vladimir Putin, bajo el pretexto de ayudar y proteger a la población ruso-parlante residente de Ucrania, capturó la península de Crimea, que para Rusia siempre representó un sabroso bocado. ¿Por qué las tropas extranjeras pisotean el suelo de mi patria, capturan nuestras unidades militares y tratan de enseñarnos cómo vivir? ¿Por qué no los agresores rusos abandonan el territorio de mi país y se dedican a sus problemas?
De hecho, ahora comienza la segunda guerra, que puede ser más terrible y despiadada que la anterior.
Los residentes de las regiones orientales que hablan el idioma ruso, están profundamente enojados por la agresión tan descarada de Rusia en Ucrania. La gran mayoría de nosotros habla con soltura dos idiomas, el ucraniano y el ruso. No concebimos ningún problema por el idioma. Nunca hemos sido perseguidos por nuestras creencias y por la lengua en la que hablamos. Esto también se aplica a otras nacionalidades que viven en Ucrania: los polacos, bielorrusos, tártaros, húngaros, griegos, rumanos y muchos otros. Todos nosotros queremos vivir en un país libre y democrático, y no marchar en formación bajo las ametralladoras de tropas de ocupación rusas.
Tal vez mi artículo pueda resultar emocional, pero no es posible mantener la calma cuando el enemigo captura nuestra patria. Los soldados de las tropas de ocupación no tienen ningún signo nacional militar, pero hablan un solo idioma –el ruso.
No quiero llamar enemigos a los soldados del Estado cuyo idioma yo hablo, pero los amigos y hermanos no se conducen así. Nosotros, los ciudadanos de una Ucrania multinacional, queremos la libertad y la defenderemos. Finlandia, 1940. Hungría, 1956. Checoslovaquia, 1968 . Afganistán, 1979 . Georgia, 2008 . Crimea, Ucrania, 2014…
Queremos terminar esta lista de agresiones rusas y en lugar de tres puntos colocar el punto final. Termino mi artículo con tres frases que todos los ucranianos entienden en español.
¡Patria o Muerte! ¡No pasarán! ¡Venceremos!


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