sábado, 12 de abril de 2014

¿Para qué son enviados los Profetas?

28/07/2006 - Autor: Fethullah Gülen
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conchas
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Para iluminar el camino de la humanidad. Hoy, nuestro mayor problema es que muchos no reconocen al Profeta Muhammad, y otros descuidan o rechazan seguir su camino. Allah envió a Muhammad, como envió a todos los Profetas anteriores, para iluminar nuestro camino: 

Realmente Allah ha concedido una gracia a los creyentes al enviarles un Mensajero de entre ellos que les recite Sus signos, los purifique y les enseñe el Libro y la Sabiduría; ya que antes cometían un error evidente (3:164). 

Allah envió a los Mensajeros para dirigir a la gente a la verdad y así ser purificados de sus errores. Aquellos que fueron iluminados por los Mensajeros encontraron el camino hacia la Presencia Divina y alcanzaron el lugar más alto de la humanidad. En las palabras de Ibrahim Haqqi: "Allah declaró que Él no podía ser contenido por el Cielo y la Tierra. Él sólo puede ser conocido y alcanzado por los corazones". Por esto es por lo que los Mensajeros han conducido a la humanidad al conocimiento de Allah. 

Aquellos que siguen esta dirección son conmovidos por Allah en lo más íntimo de su ser, ya sea el corazón, el alma o la conciencia, que sólo Allah puede abarcarlo íntegramente. Las mentes no pueden comprenderlo, y la filosofía no puede alcanzarlo. Por lo tanto, los Profetas purificaron las almas, para que fueran espejos en los cuales Allah pudiera manifestarse. El Profeta Muhammad nos dejó el Corán y la Sunna1 para mostrarnos cómo seguir un camino que realiza el objetivo para el cual los Profetas fueron enviados. 

Aquí es necesario enfatizar tres puntos. Primero, los Profetas no eran hombres ordinarios; sino hombres elegidos, a través de los cuales Allah se manifestó. Allah los eligió y prestó gran atención a su educación de modo que siempre trataran de obtener Su aprobación. Como sus predecesores, el Profeta Muhammad siempre buscaba complacer a Allah. Sus últimas palabras fueron: "¡A Rafiq al-Ala! (A la morada de Allah)". Su esposa Aisha da la siguiente versión de los últimos momentos de Muhammad: 

Yo estuve con él en sus últimos momentos. Siempre que enfermaba, me rogaba pedir por él; y con la esperanza de que mi súplica fuera aceptada por la bendición de su mano auspiciosa, cogí su mano y recé. Durante su última enfermedad, quise hacer lo mismo, pero de repente retiró su mano y dijo: "¡A Rafiq al-Ala!"2 

Segundo, el mundo siempre albergará sucesores que dedicarán sus vidas a propagar la verdad. Ellos debieron buscar lo que los Profetas buscaron, predicar lo que los Profetas predicaron, y estrictamente seguir a los Profetas en recomendar el bien e impedir lo reprobable. 

En tercer lugar, la muerte no es la aniquilación total, sino un cambio de mundos sin separarse completamente de éste. Las muertes de los Profetas son especiales. En el caso de los mártires, cuyo grado espiritual es inferior al de un Profeta el Corán dice: ¡Y no digáis de quienes han caído por Allah que han muerto! No, sino que viven. Pero no os dais cuenta... (2:154). Entonces no podemos decir que los Profetas estén muertos. Así el Profeta Muhammad no murió en el sentido estricto de la palabra; él sólo cambió de lugar y pasó a otra dimensión o grado de la vida. 

Aquellos que pueden penetrar en otras dimensiones con sus facultades interiores experimentan diferentes concepciones del tiempo y del espacio, ven diferentes criaturas, y examinan cosas y acontecimientos desde diferentes puntos de vista. Consideramos cosas y acontecimientos según la corriente que nos lleva. 

Aquellos que ascienden bastante alto para ver todas las dimensiones de esta corriente tienen mayor amplitud de vista cuanto más suben. Así su capacidad y juicio son más amplios al considerar los asuntos. Tal gente podría sentarse con nosotros y, al mismo tiempo, en la presencia del Mensajero de Allah. Haciendo el salat con nosotros, algunos pueden dirigir el mismo salat en el Más Allá ante los ángeles. Hay una clase particular de santos llamado abdal-sustitutos-. Cuando uno muere, es sustituido inmediatamente por uno nuevo, quien puede ver al Profeta siempre que lo desee. Yalal al-Din al-Suyuti, un erudito del siglo dieciséis, dijo una vez: "He visto al Mensajero de Allah veintiocho veces, y yo estaba despierto". 

Para orientar a la gente al servicio de Allah. Allah declaró en el Corán: "No he creado a los genios y a los hombres sino para que Me sirvan" (51:56). 

No somos creados sólo para comer, beber y reproducirnos; estos son hechos naturales de nuestra vida y necesidades naturales. Nuestro objetivo principal es reconocer y servir a Allah. Todos los Profetas fueron enviados para mostrarnos cómo hacerlo: Antes de ti no mandamos a ningún Mensajero al que no le reveláramos: "¡No hay más dios que Yo! ¡Servidme, pues!" (21:25) y: 

Mandamos a cada comunidad un enviado: "Servid a Allah y evitad a los taguts (ídolos y tiranos, Satanás y sus seguidores)". A algunos de ellos les dirigió Allah, mientras que otros merecieron extraviarse (16:36). 

Allah envió a los Profetas para orientarnos hacia Su servicio. Todos tuvieron la misma misión. Sin embargo, mientras que los primeros Profetas fueron enviados a su propia gente y durante un período determinado, el Profeta Muhammad fue enviado como una salvación para la humanidad y los genios, y para siempre. 

Según un hadiz auténtico, Ibn Masud relata la predicación del Profeta a los yinn: 

Una vez el Mensajero de Allah y yo fuimos a cierto sitio. Él trazó un círculo a mi alrededor y me dijo que no lo abandonara hasta que él volviera. Él se marchó, y al ratito un tumulto estalló cerca. Me pregunté si le habría pasado algo, pero, como él me había dicho que me quedara hasta que él volviera, así lo hice. Después de un rato, él volvió y le pregunté sobre el alboroto. Él contestó: "Los genios me han creído y me han hecho el juramento de lealtad. Cuando algunos de ellos insistieron en la incredulidad, estallaron los enfrentamientos. El alboroto que tú oíste eran los enfrentamientos. Esto anuncia que mi vida está a punto de terminar".3 

El Mensajero de Allah usó esta última frase para señalar que había sido enviado para abrir el camino de la orientación de la humanidad y los yinn. Una vez que fue hecho el Mensajero, no tendría razón alguna para vivir, porque no tendría nada más que hacer. También esto significa que los creyentes nunca deberían descuidar sus responsabilidades en este mundo y deberían rogar como enseñó el Mensajero de Allah: "¡Señor Mío!¡Hazme morir si la muerte es mejor para mí, y si no, hazme vivir más si ello es lo mejor para mí".4 

Para enseñar a la gente las Leyes de Allah. Otro propósito de enviar Profetas es revelar los Pilares Divinos (i.e., hacer el salat cinco veces al día, el ayuno durante el Ramadán, pagar el zakat5 anual, y no permitirse ninguna relación sexual ilícita, alcohol, y juegos de azar). Esa función es la Profecía. Según el Corán: Transmitían los mensajes de Allah y Le tenían miedo, no teniendo a nadie más que a Allah (33:39). Además, Allah dijo a Muhammad: 

¡Mensajero! ¡Comunica lo que has recibido de tu Señor, porque si no lo haces no habrás comunicado Su mensaje! Allah te protegerá de los hombres; en verdad, Allah no dirige al pueblo incrédulo (5:67). 

El Mensajero fue enviado para iluminar todos los aspectos de la vida humana. Cualquier incumplimiento en la predicación del Mensaje de Allah habría significado dejar a la humanidad en las tinieblas. Por esa razón, él buscó mentes y corazones no adulterados a quienes pudiera transmitir el Mensaje de Allah. 

El Mensajero podría haber hablado a la gente como Abu Bakr y Omar algunas veces antes de que abrazaran el Islam. Sin embargo, hablar con algunos como Abu Yahl, fue algo diferente. Cuando se los encontrara, diría: "Proclamad que no hay más dios que Allah y quedad salvados". Visitaría los sitios donde la gente se congregaba y haría el mismo llamamiento. De vez en cuando realizaban ferias comerciales en La Meca y en sitios cercanos como Arafat, Mina, Muzdalifa y Aqaba. Él iría a estos lugares cada año buscando gente dispuesta a escuchar. 

Cuando la indiferencia de los idólatras de La Meca se convirtió en objeto de escarnio y luego en una persecución, tortura y boicot cada vez más insoportable, el Mensajero de Allah y Zayd Ibn Hariza fueron a Taif. Sin embargo, la gente de esa ciudad también les trató con severidad. Los niños se pusieron en fila a ambos lados del camino y les tiraron piedras. Como no tenían ninguna armadura, abandonaron la ciudad y encontraron un árbol para descansar bajo él. Sangraba profusamente. Levantó las manos y suplicó: 

¡Señor Mío! Me quejo a Ti de mi debilidad, la carencia de recursos e importancia ante aquella gente. Eres el Más Misericor­dioso de los misericordiosos, el Señor del oprimido y el Señor mío. ¿A quién me abandonas, a aquel forastero que me mira con recelo y me hace muecas? ¿O a aquel enemigo a quien Tú has dado el dominio sobre mí? Si Tu indignación no es dirigida a mí, no tengo ninguna preocupación. Pero Tu gracia es mucho mejor para mí. Busco refugio en la luz de Tu Esencia, que alumbra toda la oscuridad y con la que los asuntos de esta vida y del Más Allá se han ordenado correctamente, no sea que Tu ira o Tu indignación desciendan sobre mí. Espero Tu perdón hasta que estés satisfecho. No hay ningún recurso o poder, sino el que Tú tienes. 

Después de decir esto, notó que se le había ofrecido una bandeja. Un esclavo cristiano de Nineveh, Addas, había visto al Mensajero de Allah apedreado y ofendido desde la viña en la que trabajaba. Puso uvas sobre una bandeja y se las trajo a Muhammad. El Mensajero de Allah dijo "¡En el Nombre del Allah!" y empezó a comer. Esto sorprendió a Addas, ya que era la primera vez que él había oído esta frase entre los idólatras. Enton­ces preguntó al Mensajero de Allah quién era y por qué había venido a Taif. "Soy Muhammad, de La Meca, el Último Profeta". Al oír la respuesta, dijo Addas con lágrimas en sus ojos: "Allah me ha hecho encontrarte" y abrazó el Islam.6 

El Profeta Muhammad se dedicó completamente a su misión. Por consiguiente, su halo de verdad se agrandó día a día, y el bando de la incredulidad estaba cada vez más frustrado: Quisieran apagar con sus bocas la Luz de Allah pero Allah rechaza todo lo que no sea completar Su luz, a despecho de los infieles(9:32). Cuando no había nada más que hacer en La Meca, emigró a Medina y siguió su misión allí. Aquí afrontó un problema diferente: las comunidades establecidas de judíos hostiles y, finalmente, una quinta columna de hipócritas que se aliarían con sus enemigos. 

En el vigésimo-tercer año de su misión, sintió que su vida estaba a punto de terminar. Había realizado la peregrinación menor-la umra-algunas veces, pero nunca había podido hacer la peregri­na­ción principal-el hayy-. Pudo hacerla durante este año final. Subiendo el Arafat en camello, predicó lo que se ha conocido como el discurso de Despedida. En él, puso énfasis en que las contiendas y las transacciones basadas en el interés fuesen prohibidas, y en explicar que las mujeres tenían también derechos, y habló de las obligaciones familiares así como de relaciones tribales y nacionales. 

Una enorme congregación acongojada le escuchó. Mientras hablaba, les preguntaba con frecuencia si había comunicado apropiadamente el Mensaje de Allah. Con cada respuesta positiva, levantaba su dedo índice hacia el cielo y decía: "¡Oh Allah, Tú eres testigo!"7 Era consciente del Servicio Divino y podría haber pensado: "Allah me envió para cumplir la misión de la Profecía. Tal como esta gente ha atestiguado que cumplí con este deber, espero que pueda ser considerado como reminado realmente". Estaba preparado para encontrarse con Allah con la entera satisfacción del deber cumplido. 

Para ser ejemplos. Los profetas fueron enviados para servir como ejemplos que deben ser seguidos conscientemente. Después de hablar de los Profetas en la Sura al-Anam, Allah dijo a Su Último Mensajero: A éstos ha dirigido Allah. ¡Sigue, pues, Su dirección! (6:90). En particular, se nos ha conminado a seguir el ejemplo de Muhammad: En el Mensajero de Allah tenéis, ciertamente, un bello modelo para quien tiene en cuenta a Allah y al último Día y quien recuerda mucho al Todopoderoso (33:21). 

El Mensajero de Allah es nuestro guía. Hacemos el salat como él lo hizo y debemos esforzarnos por vivir como él vivió. Aquellos que lo siguieron durante el primer siglo del Islam fueron verdaderos representantes de la autentica vida islámica. El Mensajero de Allah dice sobre ellos: 

Después de mí, los ejércitos musulmanes llegarán a las puertas de las ciudades. Les preguntarán: "¿Ha visto alguno de vosotros al Profeta alguna vez?" Los musulmanes responderán afirmativamente y las puertas se les abrirán. Aquellos que los suceden también realizarán el yihad y les preguntarán: "¿Ha visto alguno de vosotros a los que vieron al Profeta?" Ellos contestarán afirmativamente y las ciudades serán conquistadas por ellos. En cuanto a la tercera generación, se les preguntará a sus miembros: "¿Ha visto alguno de vosotros a los que vieron a los seguidores de los Compañeros del Profeta?" Cuando esta pregunta sea contestada afirmativamente, la conquista tendrá éxito.8 

En otra narración por Bujari y Muslim, el Mensajero de Allah dice: "Los mejores de vosotros son aquellos que viven en mi época, después aquellos que los sucedan, y luego aquellos que los sigan". 9 

Aquellas tres generaciones siguieron estrictamente al Profeta y, en consecuencia, conocieron grandes triunfos en todo el mundo. Jesús había hablado de ellos: "Las banderas de los santos están en sus manos".10 Ellos son los Compañeros de Muhammad y aquellos que siguen su camino en cada siglo. 

En un hadiz, débilmente transmitido durante generaciones, el Mensajero de Allah declara: "Los eruditos piadosos de mi Umma se parecen a los Profetas del Pueblo de Israel".11 Omar se sometió a Allah tan sinceramente que como servidor de Éste fue más efectivo de lo que se esperaba. Durante su califato, Irán, Iraq y Egipto fueron conquistados. Los ejércitos musulmanes marcharon en un área enorme, conducidos por comandantes tan grandes como Abu Ubayda ibn al-Yarrah, Shurahbil ibn Hasana, Sad ibn Abi Waqqas, Amr ibn al-As y Yazid ibn Abi Sufyan. 

Jerusalén fue conquistada durante su califato. Cuando el comandante supremo de los musulmanes pidió a los sacerdotes de Jerusalén que presentaran las llaves de la ciudad, ellos contestaron: "No podemos ver entre vosotros al hombre a quien deberíamos presentar las llaves". Ellos habían leído en sus libros religiosos una descripción de quien había sido capacitado para recibir las llaves. 

Entonces los sacerdotes de la ciudad y los comandantes musulmanes esperaron mientras Omar y su criado se dirigían en camello, turnándose, hacia Jerusalén. Aunque Omar gobernó sobre amplias tierras, no poseyó ni un camello. Pidió un camello prestado de la hacienda pública y se puso en camino con su criado. Cuando se acercaron al río Jordán, sus comandantes, que esperaban al otro lado, se entusiasmaron y rogaron: "Oh Allah, deja a Omar ser el que monte el camello cuando alcancen el río, porque a estos romanos les gusta la pompa y la exhibición. Puede que no nos estimen si ven al califa guiar un camello montado por un criado". Pero Allah había predestinado que sería esta última la única posibilidad. Cuando Omar se acercó, los sacerdotes advirtieron varios remiendos en sus ropas, entre otras cosas. Este era el hombre descrito en sus libros, y entonces le dieron las llaves de Jerusalén. 

Omar nunca se desvió del camino del Mensajero Allah. Cuando estaba en su lecho de muerte, tras ser apuñalado mortalmente por un esclavo zoroástrico-adorador del fuego-, rechazó la comida y el agua, porque estaba demasiado débil. Sin embargo, siempre hacía el salat cuando era el momento de realizarlo, aunque esto hiciera que sus heridas sangraran. Él diría: "Aquellos que no hacen el salat no tienen nada que ver con el Islam".12 Fue un seguidor ejemplar del Mensajero de Allah, y su propio ejemplo sería seguido por las generaciones que le sucedieron. 

Para establecer el equilibrio. En una época en que algunas personas vivían en monasterios y otros ahogados en el lujo, el Profeta Muhammad vino con la instrucción coránica: ¡Busca en lo que Allah te ha dado la Morada Postrera, pero no olvides la parte de la vida terrenal que te corresponde! (28:77). 

Todos los Profetas han venido para establecer el equilibrio entre la vida material y la espiritual, la razón y el alma, este mundo y el siguiente, y la indulgencia y la abstinencia. A la vez que debemos declarar todo lo que Allah nos ha otorgado, para mostrar nuestra gratitud y alabarlo como merece (Y en cuanto a la gracia de tu Señor, ¡publícala! 93:11), no debemos olvidar que tendremos que dar cuentas de todo lo bueno que tenemos (Y ese día, se os preguntará por todo lo bueno que hayáis tenido 102:8). 

El Profeta inculcó este principio tan profundamente en los corazones de sus Compañeros, que podía verse en cada aspecto de sus vidas. Por ejemplo, una vez rompiendo el ayuno durante el Ramadán, le ofrecieron un vaso de agua fría a Abu Bakr, el primer califa. Acababa de tomar un sorbo de agua cuando se puso a llorar de repente y dejó de beber. Cuando le preguntaron por qué lloraba, contestó: "Una vez yo estaba con el Mensajero de Allah. Él actuaba como si empujara algo con la mano y decía: ¡No te me acerques! Le pregunté qué hacía, y contestó: El mundo se me ha aparecido en forma ideal, con toda su pompa y lujo. Lo he apartado, diciendo: ¡Déjame! No puedes seducirme. El mundo se retiró y le dijo: No puedo vencerte, pero te juro por Allah que cautivaré a aquellos que vienen después de ti. Después de relatar este hadiz, Abu Bakr añadió: "En este momento, pensé que el mundo me había convencido con un vaso de agua fría, y lloré".13 

Abu Bakr y la mayor parte de los Compañeros vivieron una vida humilde, aunque tenían la posibilidad de vivir con comodidad. 

Para ser testigos de Allah. Los Profetas también fueron enviados de modo que la gente no pudiera alegar ignorancia en el Más Allá. Considerando esto, el Corán dice: Mensajeros portadores de buenas noticias y de advertencias, para que así los hombres, después de su venida, no tuvieran ningún argumento contra Allah (4:165). 

La humanidad, que ha seguido a supuestos guías o líderes sólo para extraviarse, ha sido guiada verdaderamente por los Profetas. Estos siervos de Allah fueron creados para una misión especial. Ya eran Profetas en las matrices de sus madres y sus nacimientos fueron extraordinarios. Sus vidas se parecían a sinfonías hermosas, absolutamente armoniosas y equilibradas. Sus palabras semejaban melodías dulces que penetraban en las almas. 

Toda la existencia, animada o inanimada, les escuchaba. Los árboles y las rocas saludaban al Profeta Muhammad, y él les contestaba. Busiri dice en su conocido Qasida al-Burda: "Los árboles respondieron postrándose a su llamada". Cuando él los llamó, los árboles vinieron a él. Ambos, seres vivos y objetos inanimados, obtuvieron sentido por su llegada, la existencia se convirtió en un "cosmos" desde el "caos", y cada cosa se convirtió en una lengua que glorifica a Allah con su alabanza: No hay nada que no Lo glorifique alabándoLo, pero no entendéis Su glorificación (17:44). La armonía extraordinaria del universo ya muestra la Existencia y la Unicidad de Allah. Nada es creado en vano y sin propósito: "¿Cree el hombre que no van a ocuparse de él?" (75:36).

Si los Profetas no hubieran sido enviados, podríamos haber tenido argumentos en contra de ser castigados en el Más Allá. Pero, como dice el Corán: Nunca hemos castigado sin haber enviado antes a un Mensajero (17:15), Allah debe enviar a Profetas de modo que la gente pueda distinguir el bien del mal. Así, la gente no puede alegar ignorancia cuando deba defender sus acciones en el Día del Juicio Final. 


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1 La filosofía que se deriva de los actos practicados por el Profeta a lo largo de su vida. 
2 Bujari, "Maghazi" 78; Muslim, "Salam," 50-51; Abu David, "Tib" 19. 
3 Tabari, Yamial-Bayan, 24:33; Ibn Hanbal, 1:449. 
4 Bujari, "Marda" 19; Muslim, "Dhikr," 10. 
5 Limosna preceptiva de los económicamente favorecidos que ha de entregarse a los más necesitados y supone una parte proporcional de cuarenta. 
6 Ibn Hisham, Sira, 2:60; Ibn Kazir, Al-Bidaya, 3:166. 
7 Ibn Maja, "Manasik," 84; Abu David, "Manasik," 56. 
8 Bujari, "Fadail al-Ashab," 1; Muslim, "Fadail al-Sahaba,"208-9. 
9 Bujari, "Fadail al-Ashab," 1; Muslim, "Fadail al-Sahaba,"212. 
10 Ibrahim al-Halabi, Sira, 1:218. 
11 Ayluni, Kashf al-Khafa, 2:83. 
12 Ibn Sad, Tabaqat, 3:350; Hayzami, Maymaal-Zawaid, 1:295. 
13 Abu Nuaym, Hilyat al-Awliya wa Tabaqat al-Asfiya, 1:30-31 
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