jueves, 29 de mayo de 2014

ÁNGELA PERALTA, SU TRÁGICA HISTORIA.

ÁNGELA PERALTA, SU TRÁGICA HISTORIA.

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Tema escrito por: apologeta
Alcalde

mié 21 de may/14: 20:42
Ángela era una mujer fea. Su cuerpo era pequeño, obesa, de cara redonda, la nariz puntiguada y enorme, la boca gruesa, los ojos saltones y para colmo de males era tan miope que casi caía en la ceguera. Su cuello era tan corto y regordete que parecía tener bocio. Y sus papás tampoco le ayudaron mucho con el nombrecito con que la bautizaron, ya que la pobre niña llevó el nombre de María de los Ángeles Manuela Tranquilina Cirila Efrena Peralta Castera. ¿Lograste aprendértelo? Todo un auténtico trabalenguas. La pobre parecía estar totalmente dejada de la mano de Dios y de los hombres. Pero tenía una cualidad excepcional: cantaba tan hermoso como un ruiseñor. Y de hecho así le llamaron: “El Ruiseñor Mexicano”.

Nació en la ciudad de México, de origen humilde, aunque sus padres procuraron darle muy buena educación, motivando además sus inclinaciones artísticas. Le gustaba la poesía, tocaba el piano, componía, hablaba francés e italiano y por si fuera poco tenía un gran conocimiento de la historia de México, historia universal y geografía.
Su primera gran oportunidad la recibió a los 8 años, cuando cantó en público La Cavatina de Donizetti. Posteriormente estudió el Conservatorio Nacional de Música y en 1860 participó en la ópera El Trovador en el Teatro Nacional de la ciudad de México. El público quedó fascinado y recibió una tremenda ovación. Sin contar con más apoyo económico que el de su padre, viajó a España para tomar clases de canto con uno de los mejores maestros de la época. Después fue a Italia y en 1862 actuó en “Lucía de Lammermoor” ante el más difícil de todos los públicos, el de la Scala de Milán. El triunfo fue rotundo. Y esto le valió para luego ser invitada a cantar ante sus majestades Víctor Manuel II y su esposa, en una representación de “La Sonámbula” de Bellini. Cuentan los informes de los cronistas de la corte, que tal interpretación fue tan aclamada, que la Peralta tuvo que salir a agradecer a su público las ovaciones otorgadas 32 veces.
El público de aquella noche estaba repleto de autoridades políticas, artísticas y periodísticas que ni tardas ni perezosas alabaron la magnífica voz de la soprano mexicana. Sin embargo, no fueron los únicos que la vitorearon, pues después de Turín y la corte del rey Víctor Manuel II, le siguieron contratos para presentarse en Roma, Florencia, Bolonia, Lisboa y El Cairo
Al terminar esta gira, todas las ciudades italianas la hicieron su figura indispensable durante las temporadas de ópera entre 1863 y 1864; cosa que raramente sucedía, salvo con las grandes excepciones, como es el caso de Ángela Peralta. Pero no sólo Europa la aclamaba y pedía, sino que también su misma patria. El Archiduque de Austria, Fernando Maximiliano, le hizo la cordial invitación para que volviera a México en calidad de figura primerísima del Teatro Imperial Mexicano. El 20 de noviembre de 1865 la ciudad de México se vuelca para recibirla. Actores de la academia de Bellas Artes, estudiantes del Colegio de San Carlos, intelectuales, artistas, gobernantes, la anónima masa y, por supuesto, su familia, salieron a darle la bienvenida después de un intensísimo viaje en el que cosecha muchos de sus más grandes triunfos. Una vez en México continuó sus estudios y sus exitosas presentaciones en diversos escenarios mexicanos, volviendo posteriormente a Europa donde duró cuatro años y medio en su exitosa carrera.
CONTINUARÁ....voy a lavar los trastes, ya vuelvo.
Foto: Ángela Peralta
Siguiente foto: Fe de Bautismo de Ángela Peralta.

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