viernes, 30 de mayo de 2014

La Enseñanza síntesis del Cristo: Los tres factores de la revolución de la conciencia

“Niégate a ti mismo, carga con tu cruz y sígueme”

30/05/2014 - Autor: Jesús Beltrán G./Mª Milagros Araúz B. - Fuente: Webislam
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Al Hadi. El que Guía.
Con el nombre de Al-lâh, el Compasivo, el Misericordioso.
La Enseñanza síntesis del Cristo. ¿Qué quiere decir esa Enseñanza síntesis del Cristo?, vamos a verlo. Toda la Enseñanza que dio Jesús el Cristo, se sintetiza en tres mandatos.
Antes de venir Jesús al mundo ya teníamos el Decálogo o Diez Mandamientos Divinos. Estos Mandatos Divinos deben de ser cumplidos por todo ser humano, pertenezca a la religión que pertenezca, sea o no creyente, sea o no practicante, esté o no inscrito a cualquier cultura o sistema religioso, y es más, han tenido que ser cumplidos por todo hombre, por todo ser humano que haya vivido sobre la faz de la tierra. Estos Mandatos Divinos dados a Moisés también se sintetizan en dos: 1º) Amarás al Padre (Dios) por sobre todas las cosas, 2º) Y al prójimo como a ti mismo.
Cuando uno ama al Padre, a Dios, a su Ser Interior Profundo, al Ser de la Filosofía Secreta, por sobre todas las cosas, es porque está en contacto con Él, lo cual quiere decir que ha alcanzado su Consciencia Divina y ve que no hay separación entre Dios y él. Por eso en otras ocasiones hemos dicho que todas las religiones buscan el religare. La unión con su propia Divinidad.
El primer Mandato Divino: no es otro, que el que tenemos que elevar nuestro nivel de consciencia hasta alcanzar la Consciencia Divina, eso es Amar a Dios por sobre todas las cosas, y en sobre todas las cosas está incluido lo que ya conocemos, el Ego, el Yo Pluralizado. Por lo general, amamos más las cosas del mundo, las cosas procedentes o que nos presenta el Ego (los deseos insatisfechos del Yo), que lo Espiritual. Cuando actuamos en estado de “Sueño” es imposible amar a Dios por sobre todas las cosas, ya que estamos identificados con el Yo que en ese momento nos maneja, y ni nos acordamos de Dios, del “Padre que está en Secreto”. No nos acordamos de nosotros mismos, de nuestra Conciencia. La parte Divinal en nosotros en esos momentos “brilla por su ausencia”. Amamos cualquier cosa menos a “nuestro Dios Interno”.
El Segundo Mandato: “y al prójimo como a ti mismo”. Vamos a ver qué significa“como a ti mismo”: no nos gusta que nos roben, nos gusta que nos respeten, que respeten nuestra vida, que no se metan en nuestra vida, que no nos maltraten, que no se aprovechen de nosotros, que no nos exploten, que no nos engañen, que no nos quiten a la mujer o al marido. Nos gusta que respeten a nuestros padres, y a nuestros mayores; no nos gusta que nos levanten falsos testimonios, nos hagan juicios, nos condenen sin más ni más, no nos gusta que nos mientan, falseen las cosas que nos dicen, que nos cuentan, a veces exagerando y por ello levantando falsos testimonios. ¿Seguimos? Podíamos decir: “No quieras para los demás lo que no quieras para ti” o“no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran”. Esto es para todos, creyentes o no creyentes, ¿o es que al no creyente no le gusta esto? Tenemos que tener claro esto, de otra forma seguiremos incumpliendo esos mandatos.
Ahora vamos a ver, los Mandatos del Cristo dados por Jesús: “Niégate a ti mismo, Carga con tu Cruz y Sígueme (Mateo 16.24)”. Jesús sintetiza toda su vida pública en estos tres mandatos. En principio, tenemos que decir lo mismo que hemos dicho antes, mandatos que no sólo han de cumplir los cristianos, los seguidores de J. C., sino que han de cumplirlos, como los Mandatos Divinos, todo ser humano que puebla la faz de la tierra, pertenezca a la religión que pertenezca, a la escuela a la que pertenezca, al sistema que sea, sea creyente o no y viva en el continente que viva. Todos han de cumplirlos, es más, es una necesidad su cumplimiento. El incumplimiento de ellos nos ha puesto en el estado en el que estamos. En otras religiones, culturas, sistemas y creencias se conocen estos tres mandatos, como los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia. Estos son: “Morir Psicológico, Nacer Alquímico y Sacrificio por la Humanidad”.
1º) Empecemos por el primero de ellos: “Niégate a ti mismo”, en otras culturas, “Morir Psicológico”. Tenemos el  concepto del pecado y cómo para muchas personas, pecar es algo que hacemos mal, o algo que dejamos de cumplir; tenemos el concepto de que pecamos si no cumplimos estos Mandatos, pero eso no es exactamente así. Como podemos ver, nada tiene que ver el pecar con el negarse a sí mismo, negarse a sí mismo, es negarse a los deseos insatisfechos, del Yo pluralizado. Auto-negación. El primer factor de la Revolución de la Conciencia: es el “Morir Psicológico”. El morir psicológico es negarse así mismo, de instante en instante, negarse a los deseos  del Yo, pero es más, el morir psicológico nos está indicando que no sólo hay que negarse, sino que hay que eliminar al Yo pluralizado, eliminarlo mediante la muerte. Hay que desintegrar al Yo pluralizado, hay que reducirlo a polvareda cósmica.
Cuando uno muere psicológicamente es porque algo de su interior ha muerto, ha sido eliminado, claro está nos referimos al Yo. La gran mística Santa Teresa de Jesús lo dejó muy claro: “Y tan alta vida espero que muero porque no Muero”. La Muerte o eliminación del Yo es algo muy difícil, como el negarse a los deseos insatisfechos del Yo.
Lo fácil es identificarse con el Yo y resultar haciendo lo que él quiere que hagamos, que nada tiene que ver con el Morir. El Ego no quiere morir, no quiere ser desintegrado.
La religión cristiana, seguidora de J. C. nos interpreta ese “niégate a ti mismo”, como a reprimir; tan sólo nos enseñan la represión. Reprime tu ira, reprime la pereza, reprime tu codicia, reprime tu resentimiento, reprime la cólera, reprime la envidia, reprime los celos, etc. Pero reprimir no es eliminar, desintegrar. Si el Cristo hubiera querido que reprimiéramos, nos hubiera dicho: reprime todos tus deseos, pero no fue ese el mensaje que nos dejó, sino, niégate a ti mismo, auto-negación, primero nos negamos a nosotros mismos, luego veremos cómo los desintegramos.
Está claro que reprimir no es eliminar, no es desintegrar, reducir a polvareda cósmica al Yo pluralizado. Hemos dicho hasta la saciedad, que vinimos a este mundo para adquirir sapiencia de la materia; pero creamos el Ego, el Yo pluralizado, y en el momento que hemos creado el Ego, nuestra Conciencia, la parte Divinal en nosotros es atrapada entre ese Ego, de manera que para poder liberar a esa Conciencia que se encuentra entre el Ego, entre ese Yo pluralizado, hemos de trabajar con este primer factor de la Revolución de la Conciencia, el “morir psicológico”, o lo que es lo mismo, cumplir ese mandato de niégate a ti mismo.
Cuando estuvimos viendo Evolución e Involución, veíamos que cuando una persona no trabaja aquí y ahora con la desintegración del Yo, en este caso con la muerte del Yo; como con esas impurezas no podemos volver al Seno de donde partimos, necesitábamos pasar por el lugar de purificación, conocido también como mundos infiernos. El paso por ese lugar de purificación nos era necesario, para que la Madre Naturaleza nos limpiara de esas impurezas; allí en ese lugar se desintegraban todos y cada uno de nuestros defectos, y una vez la Conciencia limpia y pura, volvía a salir a la luz del Sol para que con nuevas oportunidades alcanzara aquello por lo que había venido al mundo de la materia.
El mensaje de todo “Hombre Despierto” siempre ha sido “¡Despertad!”; darnos cuenta de que estamos “dormidos”, si nos damos cuenta de que estamos dormidos y vemos que el sueño nos lo produce el Yo pluralizado, para no seguir dormidos hemos de ir eliminando poco a poco ese Yo que produce nuestro estado de sueño. Cuando una persona trabaja aquí y ahora en la desintegración del Yo pluralizado, pues es claro que no tendrá que pasar por ese lugar de purificación o mundos infiernos. Cuando una persona trabaja con el morir psicológico, va eliminando, desintegrando poco a poco el Yo pluralizado, y a medida que va desintegrando este o aquél defecto, va liberando Conciencia, aquella que tiene atrapada el Yo que va desintegrando. De esta manera, se entiende que va muriendo poco a poco, pero poco a poco también va liberando Conciencia que se va uniendo a la que va teniendo libre y así poco a poco se va convirtiendo en un hombre Libre y Despierto.
Está claro también, que esa persona irá dejando poco a poco de cometer errores, ya que va desintegrando esos actores que son los que cometían los errores. Esa persona dejará de tener sufrimientos, dolor, su vida dejará de desarrollarse entre dramas y tragedias para convertirse en una persona feliz en el sentido más completo de la palabra.
Para el camino horizontal, aquél que va de la cuna al sepulcro, el reprimir no está mal, ya que con la represión nos ahorraremos más de un disgusto. Pero no sirve para el camino de la Liberación. Es cierto que las claves de trabajo están ocultas, no pertenecen al camino horizontal, están ocultas para la gran mayoría de la humanidad, pero una minoría las conoce, gracias al mensaje continuo de Seres que pertenecen al círculo de la Humanidad Consciente. Ellos siempre están ahí, ayudando a la humanidad doliente, y de vez en cuando entregan el Mensaje con toda claridad. Nosotros sólo estamos transmitiendo las claves, para pasar después al Trabajo propiamente dicho.
Es pues necesario: 1º.- Darnos cuenta de nuestro estado de consciencia. 2º.- Desear el cambio y 3º.- Cuando tengamos las claves que vanos dando, trabajar intensamente.
En más de una ocasión hemos dicho que éste es un trabajo personal, que nadie lo puede hacer por nosotros, es más, nadie del exterior nos puede ayudar, tan sólo se nos entregarán las claves de trabajo y ya todo depende  sólo y exclusivamente de nosotros.
Repetimos lo que otras veces también hemos dicho, podemos empezar ahora el Trabajo de eliminación del Yo, podemos dejarlo para más adelante, para cuando nos cansemos de sufrir, para otra existencia, no importa, el camino del cambio siempre nos estará esperando y, por una vez, lo hacemos conscientes y por elección nuestra, o más tarde o más temprano, se encargará la Naturaleza de hacerlo por nosotros.
2º) “Carga con tu cruz”: ¿Qué dijimos que simbolizaba la cruz? La cruz es un símbolo y encierra un mensaje. La cruz es un cruce de energías, de energías sexuales, energías creadoras, ya dijimos, un principio masculino se inserta en un principio femenino. La cruz nos está indicando un cruce de energías creadoras y cuando las energías creadoras se cruzan, se unen, algo nuevo se crea, hay nacimiento, algo nuevo nace. Este segundo mandato del Cristo es el “Nacer Alquímico” de otras culturas, escuelas o religiones. Ya lo dice la palabra, nacimiento, el “nacimiento segundo”, del que habla Jesús a Nicodemo (Juan 3.1-12).
La clave para el Camino de la Liberación es: que el Hombre debe nacer, pero para nacer debe morir y para morir debe despertar. Tanto el morir como el nacer, en el cristianismo esta Enseñanza la han mutilado. Sobre el primero, nos han enseñado represión, y sobre este segundo mandato, nos han enseñado resignación. Nos han enseñado a resignarnos a todas las desgracias que nos vienen en la vida. Cómo si eso fuera el auténtico significado de la cruz. Nos enseñan resignación y a eso le llaman cargar con tu cruz, cómo si la cruz fuera el símbolo de todas las desdichas, desgracias, enfermedades, sufrimientos e injusticias del mundo.
Preguntaremos: ¿Para qué, o por qué mandó el Cristo el trabajo en la cruz? Una vez que hemos visto que el trabajo en la cruz es un trabajo con las energías sexuales, volvemos a preguntar: ¿Para qué mandó el Cristo el trabajo con las energías sexuales? ¡Para completarnos como Hombres!
Los animales nacen completos, en cuanto a como animales para su desarrollo evolutivo, vemos cómo su actividad sexual la pueden desarrollar a los pocos años de nacer. En el caso del “hombre” con minúscula, nace completo para desenvolverse en el plano tridimensional o mundo físico. Hasta ahí su evolución. Pero el hombre ha de seguir su proceso de avance espiritual, y para ello ha de convertirse en un verdadero Hombre, en Hombre con mayúscula. Ese Hombre ha tenido que desarrollarse espiritualmente para poder vivir no sólo en el plano tridimensional o mundo físico, sino que tiene que poder vivir en los planos: Astral, Mental y Causal. Nacemos completos para vivir en el mundo de las tres dimensiones, pero nacemos incompletos para poder tener existencia real en las Dimensiones Superiores de la Naturaleza. De ahí la necesidad de “nacer”. Tenemos que seguir el avance hasta fusionarnos nuevamente con el Padre.
El hombre tiene una evolución física y otra espiritual. Para esa evolución física ya vimos que nada hace el hombre para crecer,  desarrollarse y después envejecer. Nada hace el niño por crecer y nada hace el anciano por envejecer. Por eso el hombre que no avanza, lo atrapa la involución. Para adquirir la Sabiduría, para adquirir la Sapiencia, sí tiene el hombre que hacer de su parte, nada se adquiere sin ser con trabajos conscientes y realizados por uno mismo.
Hasta el desarrollo total de las energías sexuales se está evolucionando físicamente, hasta la edad de los 21 años aproximadamente, se está evolucionando, nada hace el niño para que su tercera capa testicular empiecen a producir zoospermos, ni nada hace la niña para que sus ovarios produzcan óvulos. Hasta aquí nuestra evolución, y, o le damos a nuestras energías sexuales un impulso ascendente, o queramos o no, empezará nuestro proceso involutivo.
Está claro que como hombres con minúscula tenemos que aprender, lo mismo que aprendimos con el paso por los distintos departamentos de los distintos reinos de la Naturaleza, entonces fue como “Elementales”. En el reino humano como hombres con minúscula, hemos de adquirir la sapiencia también. Los planos Superiores de la Naturaleza se corresponden con Estados Superiores de Consciencia, y tenemos que nacer en esos planos para seguir ese proceso evolutivo de nuestra Conciencia. Si no nacemos no puede haber avance en esos planos. Al hablar de nacer no puede ser de otra forma que con las energías sexuales. Las energías sexuales nos pusieron sobre el tapete de la existencia, las energías sexuales nos tienen que poner sobre la existencia en esos planos Superiores de Consciencia. Como hombres nacemos en el mundo físico sin que hagamos nada para ello, pues, sólo participan nuestros padres biológicos, más como Hombres no podemos nacer sin realizar nosotros mismos el Trabajo.
Con el mismo material, con la misma materia prima con la que se crea el cuerpo físico, se crea al Hombre Espiritual, lo único que difiere es el procedimiento. Diógenes Laercio, salió a buscar en Atenas un Hombre con su linterna, el Hombre que buscaba Diógenes era el Hombre Espiritual u Hombre Completo, un habitante de los planos Superiores de Consciencia. Este es el Nacimiento Segundo del que habla el Cristo. Tenemos pues que“Nacer por Segunda vez” y esto sólo se realiza con las energías sexuales y trabajos en la Cruz.
Desgraciadamente, no hemos recibido ni recibimos correcta educación, de la misión que cumplen en nosotros las energías sexuales a nivel físico, y mucho menos hemos o vamos a recibir correcta educación de la misión que cumplen dichas energías a nivel Espiritual. Es un mal generalizado, la gran mayoría de la humanidad no conoce esto, pero algunos lo conocen, y ese es el Mensaje de los inmortales, el Mensaje de la humanidad consciente. Ellos siempre están ahí, y de vez en cuando entregan el Mensaje con toda claridad. Repetimos: No hay peor sordera que el que no quiere oír, ni peor ceguera que el que no quiere ver. Dormidos están en su “sueño” y no quieren despertar.
Desde nuestro “sueño”, elegimos las circunstancias que queremos vivir, nosotros no hablamos de resignación, sino, de aceptar los momentos que nos tocan vivir, ya que primero los elegimos nosotros desde nuestra inconsciencia o desde nuestro sueño. No es lo mismo resignarse que aceptar lo que hemos creado nosotros anteriormente. Pero la aceptación nada tiene que ver con el nacer alquímico.
3º) El tercer mandato es “Sígueme”: ¿Qué se ha entendido siempre por “sígueme”?, abandona a tu padre y a tu madre y métete en un monasterio, en un convento. De manera que se ha limitado ese sígueme o ese seguir a Cristo, a tan sólo a aquel que abandona todo lo terrenal para hacerse monje o monja, en definitiva se hace célibe, entendiendo que tan sólo cumplen con este mandato aquellos que consagran su vida a Dios de esta manera, y a aquellos que llevan una vida contemplativa.
Hay órdenes religiosas que tan sólo se dedican a la vida contemplativa, no salen nunca a la calle, no se relacionan con el mundo exterior. Ahora ha cambiado mucho la iglesia católica, pero no hace mucho, había órdenes religiosas que hacían la promesa del silencio, de manera que ni tan siquiera se comunicaban entre ellos (hablaban el mínimo imprescindible). En definitiva, el “sígueme” del Cristo, es para algunos “mal llamados cristianos” ni más ni menos, que el aislamiento total de la familia y de la vida.
Si miramos en un diccionario “sígueme”, viene de seguir, que significa: ir después “de”, haciendo lo mismo. Ir después de Él, haciendo lo que Él hizo. Y ¿Qué es lo que Él hizo? Enseñar el Camino de la Liberación. La Enseñanza síntesis del Cristo es como acabamos de ver, los Tres factores de la Revolución de la Conciencia. Este tercer mandato, en otras escuelas religiosas, en otras culturas, en otros sistemas espirituales, se le conoce como “Sacrificio por la Humanidad”. Y qué hizo el Cristo sino Sacrificarse por la Humanidad. El Cristo enseñó un Mensaje, pero lo más elevado de su mensaje fue: La Pasión y Muerte del Salvador. Desgraciadamente todo el mensaje del Cristo ha sido mutilado, y nos ha llegado como nos ha llegado, de aquella manera. En nada se parece al verdadero Mensaje como acabamos de ver.
Mucha es la mies, y pocos los operarios”, dice el Cristo; mucha es la Enseñanza y pocos los dispuestos a entregarla. Pero también dice el Cristo, “no llevar ni bolsa ni alforja”, no se puede cobrar absolutamente nada por entregar el Mensaje del Cristo, que es el mismo que han entregado siempre los Seres que pertenecen al Círculo de la Humanidad Consciente. Desgraciadamente, existen muchas escuelas que se denominan espirituales, y por entregar técnicas milenarias cobran y bastante. Cobran por entregar técnicas de relajación, por entregar técnicas de concentración y cobran por entregar técnicas de meditación. En realidad cobran por todo, hasta por enseñar a respirar.
Hay un proverbio chino que dice: “Si una persona tiene hambre, dale un pez, pero mejor obra harás, si le enseñas a pescar”. Si a nosotros nos dan las claves para Despertar Conciencia, debemos de Trabajar, pero mejor nos irá nuestro Trabajo si también, al mismo tiempo, se lo enseñamos a otros. Estos tres mandatos del Cristo, como los mandatos Divinos, son Obra del Amor. Y por sobre el Amor no hay más.
La censura, la murmuración, la crítica, el juicio a los demás, el abuso, la explotación, son falta de Amor, cuando uno falta al Amor no puede trabajar con ninguno de los mandatos, no podemos avanzar, de ahí la necesidad de trabajar con el Amor. Deberíamos cumplir siempre aquello que salga del corazón, de lo más profundo del corazón, aquello que lo sintamos desde dentro, que es seguro que no nos podemos equivocar, ya que en lo más profundo del corazón habita nuestro Ser, el Padre o como le queramos llamar. Saber también, que en la “Cátedra del Amor” somos todos principiantes, todos, todos. Si alguna vez haciendo aquello que creemos nos dicta el corazón nos equivocamos, es de sabios rectificar. Y dándonos cuenta del error, de la equivocación, tenemos la oportunidad de rectificar, luego ya ha valido la pena.
No nos fiemos nunca de aquellos que buscan seguidores, ni de aquellas escuelas, sectas, o sistemas religiosos o espirituales que buscan seguidores, esos en realidad buscarán sobre todo nuestros bolsillos además de que los sigamos, de manera que seguiremos siendo esclavos de algo o de alguien; a sus normas, a sus reglas, a sus dogmas, a sus preceptos. No sigamos nunca a nadie (nuestro Maestro lo llevamos dentro). Buscamos nuestra propia Liberación y no seguir esclavos de nada ni de nadie, tenemos que dejar de ser esclavos de nuestro propio Ego, y eso sólo se consigue trabajando sobre nosotros mismos aquí y ahora, y para ello no necesitamos seguir a nadie, ni normas de trabajo.
Los 4 Caminos: En la búsqueda continua del hombre por la Liberación, éste escoge uno de estos cuatro caminos por donde la humanidad camina, la mayoría de ellos pertenecen al camino horizontal, tan sólo uno es verdaderamente el Camino de la Liberación. En el Trabajo Interno: “estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida y pocos son los que la hallan (Mateo 7.14)”. Y por lo general solitarios, pero el Ego procurará sacarnos del verdadero camino.
1- El camino del Fakir: Lo eligen las personas que intentan llegar a la Liberación basándose en la disciplina física, disciplinan y someten al cuerpo físico a terribles torturas. Desarrollan la voluntad, pero en realidad la voluntad del Ego, ya que con esos castigos físicos se creen más que los demás, creen alcanzar de esa forma la Liberación. Nada tiene que ver el castigo corporal con el “Despertar de la Conciencia”, creen esos equivocados sinceros, que castigando al cuerpo, no se doblegan a los deseos insatisfechos del Ego. Pierden, desgraciadamente su tiempo, ya que no trabajan con ninguno de los tres factores de la Revolución de la Conciencia.
2- El camino del Monje: Todos sabemos quiénes caminan por este camino. Lo triste es que las personas que eligen este camino, equivocados sinceros también, se cierran ellas mismas toda posibilidad de trabajo interno. No trabajan con ninguno de los Tres factores de la Revolución de la Conciencia, ya que al aislarse del mundo y de la vida, se cierran ellas mismas la posibilidad de trabajar con el Morir psicológico. El Ego sale, se manifiesta en nosotros, con el roce con los demás, los demás hacen que afloren desde nuestro interior ese conjunto de defectos, vicios y errores que nos caracterizan. Necesitamos vivir rozándonos con los demás y cuanto más roces más ventajas para poder trabajar sobre nosotros mismos. Está claro, que estas personas que eligen este camino, como la gran mayoría de la humanidad no trabaja con el “Nacer” tampoco, por desconocimiento. Y equivocados sinceros creen que el tercer mandato, el “sígueme” es: el ser  “ciegos, guías de ciegos”. Estos dos caminos pertenecen al camino horizontal.
3- El camino del Yogui: El moderno yogui con sus asanas, pranayamas, concentración, meditación, etc., busca la liberación sobre esa base. Sabemos que estas prácticas nos pueden ayudar a la hora de interrumpir el “sueño psicológico”, más con eso sólo, no nos liberamos. Existen siete escuelas o clases de Yoga, cada una por separado no nos sirve para liberarnos:
El Hatha-Yoga, con sus técnicas de purificación y control del cuerpo físico, con gimnasia. El Raja-Yoga, con sus técnicas de activación de chacras. El Jñana-Yoga, con su disciplina de la mente; concentración. El Bhakti-Yoga, con su Oración. El Karma-Yoga, con su recta acción. El Laya-Yoga, con su respiración y pranayamas. El Shamadhi-Yoga, con su meditación.
Estas escuelas, como los caminos anteriores, no enseñan a trabajar con los Tres factores de la Revolución de la Conciencia. Exigen mucha disciplina y exigen obediencia ciega, no hacen nada sin que una persona les oriente, les guíen, y les den consejo. Al final acaba uno siguiendo a alguien que se cree superior.
4- El cuarto Camino: Es el camino del hombre que busca su propia Liberación. Es el Camino del Despertar. El Tantra-Yoga, por ejemplo, pertenece a este Camino, al cuarto Camino. “El Alhamsara (disolución del Yo) y el Maithuna (Magia sexual) son, de hecho, las bases de una Verdadera Yoga”. El cuarto Camino pertenece al camino vertical, al camino del cambio. En ese camino están todas las personas que desean trabajar sobre sí mismas, sean de la religión, escuela o sistema que sean, pero para ello tienen que Trabajar con los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia.
Han de estar muriendo poco a poco, trabajando en la eliminación del Yo pluralizado, y han de estar Trabajando con las energías sexuales, con la Alquimia, como hace el auténtico Tantra Yoga. Está claro que antes se han de conocer las claves de trabajo que aquí estamos entregando. En el cuarto Camino no se exige nada a nadie, no se exige ni disciplina ni obediencia a nadie, tan sólo el que uno se exija a sí mismo, en base siempre con lo que va “Comprendiendo” y siempre siguiendo únicamente a su propio Ser Interior Profundo, su Rabb, su Íntimo, su Salvador, su Cristo interno particular.
“Y revelaré las sendas que llevan hacia Mí a los que se esfuerzan en mi camino”.
(Qur’an 29.69)
¡Alhamdulillàh!       La Paz de Al-lâh sea con todos.
Este tema sobre Conocimiento, pertenece al libro “El Mensaje de los Inmortales”, escrito por el matrimonio, Jesús Beltrán G. y Mª Milagros Araúz B. El referido libro no se “vende” sólo se “regala”.


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