Brecha sísmica
de Guerrero, ¿una bomba de tiempo?
En la
Brecha de Guerrero podrían ocurrir uno o dos terremotos de magnitud 8 o
bien dos a cuatro eventos de magnitud 7.8, por lo que la población debe de
estar informada y preparada, sostiene investigador
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CIUDAD DE MÉXICO, 14 de mayo.-
Cuando los edificios se mecieron violentamente el pasado 18 de abril en la
Ciudad de México, a muchos capitalinos se les vino a la mente la trágica
mañana de septiembre de hace 28 años, cuando un terremoto causó el peor desastre por causas naturales del que se
tenga registro en la metrópoli.
El 19 de septiembre de 1985, un
sismo de magnitud 8.1 con epicentro
en Michoacán, a más de 300 kilómetros, causó que el suelo del Valle de México se moviera por más de tres minutos, destruyendo cientos de edificios
en gran parte de la capital.
Para fortuna de los capitalinos,
el sismo del 18 de abril pasado causó un
movimiento que solo se prolongó por espacio de minuto y medio y pronto disminuyó sólo dejando daños leves.
Sin embargo, dicho sismo y otros
dos ocurridos este mes de mayo —uno de magnitud 6.4 y otro de magnitud 6.1— hizo recordar lo vulnerable que es la ciudad
a ondas sísmicas provenientes de regiones distantes, debido a su tipo de suelo.
Aunque en los últimos 100 años
varios sismos de magnitud mayor han ocurrido a lo largo de la costa de
México, existe una zona en donde no ha ocurrido un sismo de magnitud superior a 7, llamada Brecha de Guerrero, algo que mantiene inquietos a
los científicos.
El que no se hayan registrado
sismos importantes en dicha parte de la costa de Guerrero, desde Acapulco
al este y hasta Papanoa al oeste, significa que año con año se acumula
energía, convirtiéndose en “una bomba de
tiempo”, según los expertos.
Los últimos
sismos, en los límites de la brecha
El sismo del pasado 18 de abril,
que alcanzó la magnitud 7.2 “empezó a romper desde Papanoa y se propagó
hacia el oeste hasta Barra de Potosí, abarcando un
área más pequeña que el sismo de Petatlán de
1979 con magnitud 7.6” que destruyó la Universidad Iberoamericana,
dijo en entrevista con Excélsior el doctor Víctor Manuel Cruz Atienza, jefe del Departamento de
Sismología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y autor del
reciente libro Los Sismos. Una Amenaza Cotidiana, editado por
La Caja de Cerillos Ediciones.
En tanto, el sismo del 8 de mayo
(M6.4) “ocurrió al este de Papanoa dentro de la brecha, mientras que el
ocurrido el 10 de mayo fue en la misma
zona de ruptura que el del 8 de mayo (M6.1)”, dijo el investigador. El
fenómeno se conoce como “doblete” en términos
sismológicos.
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“Sismos silenciosos” cada cuatro
años
En esa zona de Guerrero, según
Cruz Atienza, hace unos 10 años se descubrió que, aproximadamente cada 4
años, ocurren “sismos silenciosos”, que son
deformaciones de la corteza que no emite ondas, pero que si son registrados
por dispositivos de geoposicionamiento global (GPS, por sus siglas en
inglés).
El sismo de abril pasado y los
dos de mayo “ocurren semanas después del inicio del sismo silencioso de
este año”, según el investigador, por lo que los científicos creen que
“probablemente exista una relación causal” entre ellos.
Desde el pasado 18 de abril, expertos
del departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM han
instalado tres estaciones en la zona del sismo ocurrido en abril y seis más
a lo largo de la brecha para poderlocalizar las
réplicas y poder registrar “una eventual
ruptura más importante que pudiera ocurrir en las próximas semanas o
meses”, según Cruz Atienza.
Llaman a estar
informados y preparados
Para el también profesor del
Instituto de Geofísica de la UNAM, los datos que indican la posibilidad de
ocurrencia de un sismo de proporciones mayores no deben de ocultarse, y en cambio, debe de informarse
a la población vulnerable.
"No se
puede ocultar nada que se haya determinado bajo el rigor del método
científico”, sostiene el investigador.
La población del Valle de México
debe saber que una ruptura de magnitud 8 en la Brecha de Guerrero “sería más cercana a la ciudad” que la ocurrida en 1985, por lo
que se estima que, “en ciertos rangos de frecuencia, la amplitud del
movimiento del suelo podría ser de dos a tres veces
más grandes” que durante el sismo catastrófico ocurrido en Michoacán.
"Es una
realidad, no hay que ocultarlo”, insistió. “La gente cobrará conciencia y
actuará entonces en consecuencia”, agregó.
El experto dice que aunque es
complicado estimar con exactitud la magnitud del evento que ocurrirá en
dicha zona, si se libera la energía en un solo movimiento, diversos
estudios indican que en la brecha de Guerrero podrían ocurrir uno o dos terremotos de magnitud 8 o bien dos a
cuatro eventos de magnitud 7.8.
Sin embargo, el investigador
afirma que nuevos estudios señalan que "posiblemente" los 100 años que han transcurridos sin
actividad sísmica mayor en esa zona aun sean insuficientes, al menos, para
que la ruptura de un gran terremoto inicie en la brecha de Guerrero.
Daños durante
el siguiente gran sismo
Investigadores del Instituto de
Ingeniería de la UNAM son capaces de estimar, con la tecnología actual, los
daños que causaría en la Ciudad de México un sismo con
magnitud similar al ocurrido el 19 de
septiembre de 1985.
Dicha información, según el
investigador, se basa en vulnerabilidad estructural, características de los
edificios, y estimaciones de la intensidad de las sacudidas esperadas.
Aunque según los modelos de
riesgo sísmico los daños mayores podrían ocurrir en la zona centro de la ciudad, Cruz Atienza sostiene que otras
zonas podrían sufrir pérdidas significativas debido al crecimiento
descontrolado de la mancha urbana.
DATOS:
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El sismo de mayor magnitud registrado en siglos
recientes en México ocurrió en 1787 en la costa de Oaxaca. Tuvo una
magnitud de 8.6 y generó un tsunami que devastó todo hasta seis kilómetros
tierra adentro cerca de Pochutla, hoy Puerto Ángel.
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Los sismos en México ocurren por la fricción
entre la Placa de Cocos que avanza —desde Panamá hasta Jalisco— hacia el
noreste y se incrusta bajo la Placa de Norteamérica a razón de 5
centímetros por año. Cuando por efecto de dicha fricción se acumula
energía, esta es liberada por medio de sismos.
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