Palestina: Hamas va ganando Michel Warchawski (En el momento de publicar este artículo, ha comenzado la ofensiva terrestre de las tropas israelíes en Gaza. El número de muertos palestinos se eleva ya a 260. Esperemos que la prepotencia sionista que, como comenta M.W., parece que les hace perder la memoria de sus fracasos anteriores, les juegue una mala pasada cuanto antes.) Como se sabe, todas las guerras tienen un objetivo político, y la que está realizando el estado de Israel contra Gaza no es una excepción. ¿Guerra? Vista la correlación de fuerzas militares, el concepto es inapropiado: una agresión armada frente a una resistencia cuyo heroísmo no puede ocultar su debilidad. Así y todo, con sus cohetes poco eficaces, Hamas logra paralizar, desde hace ya una semana, la vida cotidiana de más de medio millón de israelíes y va, sin duda, a imponer al estado judío un compromiso no muy diferente del que acabó tras la agresión israelí del año 2011. Abbas bajo presión ¿Cuál es el objetivo de Benyamin Netanyahu y de su gobierno? Por paradójico que pueda parecer, el objetivo es... Mahmud Abbas (Abu Mazen), siendo la campaña militar contra Hamas y Gaza solo un medio destinado a debilitar al presidente palestino. Desde el secuestro de los tres jóvenes colonos, el primer ministro israelí había señalado a Mahmud Abbas como el principal responsable de esta operación, y sólo bajo la presión estadounidense los dirigentes israelíes se han visto obligados a cambiar de hombro su fusil y reconocer que los palestinos de Abbas no habían ahorrado esfuerzos para intentar encontrar a los secuestrados, aprovechando la ocasión para detener a decenas de militantes ligados -o no- a Hamas. Para Israel eso no sea un inconveniente: “si no eres tú el responsable, lo es claramente tu hermano”. Por lo tanto, los dirigentes israelíes pasan a apuntar a Hamas, con el que Mahmud Abbas acaba de constituir un gobierno de unidad nacional: o bien Abbas rompe la alianza con Hamas, y pierde crédito así ante los ojos de la población, ampliamente favorable a la unión nacional, o bien se niega y se hace así cómplice de aquellos a quienes se les ha endosado la responsabilidad del secuestro y su trágico desenlace. Quieren proseguir la colonización Hamas ha desmentido estar detrás del secuestro y el asesinato de los tres colonos, lo que es por otra parte coherente con la decisión de constituir un gobierno de unión nacional con Abbas. Crean o no a Hamas responsable, Netanyahu y su banda han decidido atacar la banda de Gaza. Reflejo habitual de los diversos gobiernos israelíes: Gaza = Hamas = terrorismo; por lo tanto se golpea sin entrar en minudencias. Cuando están siendo redactadas estas líneas [viernes 17 de julio, N. de la R.], se anuncian 122 muertos, civiles en su gran mayoría. Evidentemente, para los jefes de guerra en Tel Aviv no hay civiles en Gaza, sino una comunidad de un millón y medio de terroristas de entre 6 meses y 90 años... Recordemos: los centenares de misiles disparados desde Gaza los últimos meses no han hecho -aún- ni una sola víctima israelí, si no es, en Haifa, una mujer mayor, árabe, muerta, además, de una crisis cardiaca cuando corría a ponerse a cubierto durante una alerta. Deslegitimando a Abbas, es el conjunto del proceso negociado lo que Netanyahu quiere echar por tierra, un proceso que la comunidad internacional entera querría ver salir del atolladero en el que los dirigentes israelíes lo han atascado voluntariamente. Para el gobierno israelí la dirección está puesta en un único objetivo: la prosecución de la colonización de Palestina. Todo lo que apunte a desviarles de esa dirección debe ser desbaratado, incluso al precio de centenares de víctimas inocentes en la banda de Gaza, incluso al precio del desbarajuste y la perturbación de la vida cotidiana de centenares de miles de israelíes. Derrota para Israel, prestigio para Hamas El problema para Netanyahu es que, con la respuesta de Hamas, ha contribuido no solo a aumentar el prestigio de la organización islamista -a costa de Abbas, lo que fastidia enormemente los cálculos estadounidenses- sino que en lugar de una victoria israelí, estamos ante un empate que significa de hecho una derrota israelí. Frente a un balance así se elevan voces, en la extrema derecha del gobierno de extrema derecha israelí, que demandan una ofensiva terrestre, es decir conquistar la banda de Gaza y ocuparla por un período indeterminado. Si no fuéramos conscientes del precio exorbitante que pagaría la población gazaui por una aventura así, tendríamos ganas de decir al general Amidror, que está a la cabeza de la campaña a favor de una operación terrestre, ¿A que no te atreves? ¡Vete a Gaza! Si no tuvierais la memoria destrozada por la arrogancia, recordaríais Líbano y lo que cuesta ocupar una zona cuya población ha mostrado en numerosas ocasiones qué quiere decir la palabra resistencia.
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