sábado, 6 de septiembre de 2014

‘MILAGRO’ EN ORIENTE MEDIO, LOS AYATOLÁS AUTORIZAN A ATACAR, JUNTO AL ‘SATÁN’ EE UU

‘MILAGRO’ EN ORIENTE MEDIO, LOS AYATOLÁS AUTORIZAN A ATACAR, JUNTO AL ‘SATÁN’ EE UU, A LOS YIHADISTAS EN IRAK, EL DEGOLLADOR BRITÁNICO SE CREE ‘SWEENEY TODD, EL BARBERO DIABÓLICO DE LA CALLE FLEET’ DE TIM BURTON

EL BESTIARIO
SANTIAGO J. SANTAMARÍA
El Estado Islámico y su califato: ¿a punto de morir de éxito? De esta manera titulaba su análisis Félix Arteaga, investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano de Madrid. EI lleva unos meses acaparando las portadas de los medios de comunicación y los titulares de las noticias. Victorioso en el campo de batalla y en el de la propaganda, parece que está a punto de consolidar su califato.

Sin embargo, de ser solventes los argumentos que se exponen en la investigación de Arteaga, el EI podría estar a punto de entrar en descomposición tras superar la cúspide de su apogeo. No ha dejado de crecer desde que dejó de ser el grupo terrorista que actuaba en Irak y Siria, para liderar un movimiento insurgente que ha ocupado un territorio entre ambos países como punta de lanza de su autoproclamado califato. La historia de su éxito comenzó cuando se distanciaron de al-Qaeda para montar su propia franquicia yihadista en Siria, aprovechando el debilitamiento de las facciones leales a la dirección de la central terrorista y la distracción bélica del resto de las fuerzas empeñadas en combatir con el régimen, contra él o entre ellas. Siendo más radicales y violentos que los demás, consiguieron reclutar más combatientes y fondos que otros para escalar el ranking de las organizaciones yihadistas. Apoyándose en el territorio liberado en Siria, no tardaron en aprovechar la ventana de oportunidad que se les presentaba para liderar la insurgencia suní en un Irak dividido políticamente y debilitado militarmente. Poco a poco, el Estado Islámico comenzó a ocupar ciudades como Ramadi, Faluya y Mosul y en junio de 2014 se encontró a las puertas de Bagdad, la capital del gobierno pro-chií, y Erbil, la capital del Gobierno Regional de Kurdistán.
“La derrota fulminante de las Fuerzas Armadas iraquíes a manos de las milicias suníes y yihadistas puso el control de territorios y fronteras bajo el EI que rápidamente se entregó a una labor de limpieza étnica, purga de líderes suníes y eliminación de minorías religiosas para consolidar su control, una política que ya había seguido en Siria para eliminar cualquier brote potencial de disidencia. El éxito propició que su líder, Abu Bakr al-Baghdadi, se autoproclamara sucesor de Mahoma (califa) y estableciera un califato. De haberse detenido allí, al EI le hubiera sido fácil consolidar el control de un territorio por el que no pensaban luchar las tropas occidentales -ni las locales a juzgar por la desbandada iraquí- y que ya daban por perdido en Bagdad, Erbil y Damasco. Sin embargo, el EI no pudo evitar la tentación de avanzar hacia el territorio kurdo en el norte ni la de intentar controlar la frontera con Irán como había hecho antes con la de Siria. Al hacerlo, ha obligado a Turquía, Irán, EE UU y la guerrilla kurda a aparcar sus enfrentamientos y coligarse con Irak para luchar contra el Estado Islámico”.
Rusia preocupada por el riesgo existencial del islamismo yihadista
Al avanzar hacia la capital -o dinamitando mezquitas chiíes- ha puesto en su contra a las distintas milicias chiitas que rivalizaban por el control del sur del país, a las que se han sumado las que han vuelto de Siria para defender sus lugares de origen y culto. Poniendo en riesgo la supervivencia del gobierno iraquí, ha conseguido poner de acuerdo a todos los opositores al presidente Nuri Al-Maliki -incluidos EE UU e Irán- para hacerle caer y dar paso a un gobierno más inclusivo cuya segunda prioridad -la primera será consolidarse- será la de desalojar al EI del territorio iraquí. Incluso Rusia ha enviado equipo militar a Irak para apuntalar un régimen con el que comparte afinidad política y la preocupación por el riesgo existencial del islamismo yihadista.
El apoyo de la insurgencia suní, soliviantada por el sectarismo del gobierno pro-chií de Al-Maliki, fue decisiva para ocupar las zonas habitadas por comunidades suníes o en las que tenía preponderancia. Teniendo que optar entre lo malo -combatir junto al EI- y lo peor -padecer la opresión de Al-Maliki- la comunidad suní tiró por la calle de la insurgencia. Pero desaparecido Al-Maliki, y con mayor influencia en el gobierno de Bagdad, la insurgencia suní comienza a desmovilizarse; un proceso que acelera el EI eliminando oficiales baasistas y líderes suníes que puedan disputarles el liderazgo e imponiendo el rigorismo religioso a las poblaciones suníes. Por tanto, es de esperar que se produzca un nuevo movimiento de resistencia como el que se generó en 2006 entre las tribus suníes más beligerantes con el yihadismo (de hecho, varias docenas de ellas de la provincia de Anbar ya se hayan afiliado con Bagdad en lucha contra el EI).
Decapitación de los periodistas Foley y Sotloff facilita intervención militar
Como se podía esperar de fanáticos religiosos intransigentes, no tardaron en enseñarse con las minorías religiosas locales, hasta el punto de conseguir que EE UU interviniera militarmente para proteger a los yazidíes refugiados en el monte Sinyar. La recreación en la violencia extrema sirve para reclutar sociópatas y mártires suicidas pero, como había aprendido al-Qaeda, también sirve para distanciar a los creyentes musulmanes. Acciones insoportables para la opinión pública como la decapitación de los periodistas James Foley y Steven Sotloff, van a facilitar una intervención militar a la que se resistían los principales gobiernos occidentales. EE UU va a fomentar previsiblemente su intervención militar directa, el trasvase de armas y la asistencia técnica tanto a las Fuerzas Armadas iraquíes como al Ejercito Libre Sirio, una asistencia en la que colaborarán los principales países europeos. Todavía es pronto para saber cómo utilizará EEUU su superioridad aérea, si en acciones puntuales para descabezar al EI, o en apoyo de las acciones militares de las fuerzas iraquíes, kurdas o sirias que le combaten, pero el Centro de Operaciones de Bagdad comienza a funcionar a pleno rendimiento y sus ataques aéreos están frenando el momento yihadista e inclinando la iniciativa de parte de las fuerzas kurdas e iraquíes.
Además de las acciones militares contra-insurgentes, la emergencia del EI como un grupo terrorista dominante le ha puesto en el punto de mira de los servicios de inteligencia occidentales que hasta ahora se centraban en al-Qaeda. Poco a poco, su mejor conocimiento ayudará a la lucha policial, financiera y judicial contra el EI y sus apoyos externos.
Al igual que ocurre con las naciones, los actores no estatales violentos también soportan ciclos de auge y decadencia. Le ocurrió a al-Qaeda, le comienza a ocurrir al EI y le podrá pasar a cualquier movimiento yihadista en vísperas destinado a la emergencia. En lugar de contentarse con establecer un emirato viable, su apuesta por el irredentismo califal, por la violencia mediática y por el combate militar abierto han conseguido aglutinar en su contra enemigos irreconciliables. A nada que se pongan todos ellos de acuerdo, tácito o expreso, para atacar al EI en varios frentes, el Califato puede entrar en un proceso irreversible de descomposición y rápido porque con la globalización se tarda menos tiempo en morir de éxito.
John Kerry no descarta cooperación militar entre Washington y Teherán
Impensable hace tan solo una semana las últimas noticias que están llenando las portadas de los medios impresos y digitales del mundo: discursos convergentes y en paralelo del presidente Rohani de Irán y Obama de Estados Unidos, anunciando su deseo de ayudar a Irak contra los extremistas; declaraciones del secretario de Estado John Kerry de que no descartaría para ese efecto la cooperación militar entre Waashington y Teherán; anuncio de Gobierno británico de la reapertura de su embajada en la capital iraní…
El avance del ‘Estado Islámico’ en Irak no solo ha alarmado a Irán, sino que le está obligando a reconsiderar su estrategia en defensa de su vecino y aliado. Según el servicio en persa de la BBC, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, ha respaldado la cooperación militar con Estados Unidos para hacer frente a esa amenaza. De confirmarse, la decisión supondría un importante giro en la política exterior de la República Islámica, uno de cuyos pilares desde la revolución de 1979 ha sido la enemistad institucional con Washington. Pero Teherán se distanciaba anoche de ese anuncio.
“Jamenei ha autorizado a su máximo jefe militar para coordinar operaciones con fuerzas estadounidenses, iraquíes y kurdas”, afirma la cadena británica citando fuentes no identificadas en Teherán. Se refieren al general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds, la unidad de élite de los Guardianes de la Revolución (también conocidos como Pasdarán), y considerado el responsable del dosier iraquí. De acuerdo con ese medio, las primeras reuniones cuatripartitas se habrían celebrado en la región autónoma de Kurdistán.
En la práctica, el trabajo conjunto ya es una realidad desde hace al menos una semana. La operación para romper el bloqueo a Amerli, una localidad de la provincia de Saladino que pasó 75 días sitiada por el EI, aunó bombardeos aéreos de EE UU y el asesoramiento directo de militares iraníes. Los periodistas que dos días después tuvieron acceso a la ciudad vieron a oficiales de esa nacionalidad no solo con las milicias chiíes que apoyan al Ejército iraquí, sino también con las fuerzas kurdas (peshmergas) que respaldaron la incursión.
Esta semana incluso ha circulado por Twitter una imagen de Soleimani en Amerli. Pero la admisión de que la alianza frente al EI tiene la bendición de la más alta autoridad iraní, significaría un salto cualitativo. Aunque ambos países cooperaron tácitamente en el derribo del régimen de los talibanes afganos y de Saddam Husein, hasta ahora Irán ha negado cualquier coordinación al respecto con EE UU, con quien no mantiene relaciones diplomáticas desde la crisis de los rehenes. El presidente Hasan Rohaní rechazó ese extremo durante una conferencia de prensa el pasado lunes. Y la portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Marzieh Afkham, también negó anoche la información de la BBC.
“Hemos anunciado nuestras posiciones con anterioridad, la noticia no es cierta”, desmentía Afkham citada por la agencia oficial de noticias Irna. Pero la cadena británica mantenía la información y fuentes iraníes daban a entender que aunque fuera cierto, no lo harían público.
Hace apenas tres meses, cuando el EI inició su ofensiva sobre el norte de Irak y se hizo con el control de Mosul, Jamenei advirtió a EE UU contra “cualquier tipo de intervención en Irak”. El líder iraní intentaba evitar también que el conflicto se tratara como una guerra entre suníes y chiíes. Pero a raíz de que en agosto los yihadistas redoblaran su envite asaltando las posiciones kurdas y llegando hasta la frontera con Irán, los responsables iraníes pueden haber reconsiderado su estrategia. De entrada, Teherán ha terminado por aceptar la sustitución del primer ministro Nuri al Maliki por otro candidato menos polarizador.
A la repulsión que provocan en Occidente la ideología totalitaria y la brutalidad del EI, se suma en el caso de la República Islámica una rivalidad doctrinal mucho más enconada. Aunque ese grupo extremista suní no representa una amenaza física inmediata, considera herejes a los chiíes, la rama del islam de la que el régimen iraní se ha erigido en faro. De hecho, los chiíes y sus lugares de culto fueron uno de los primeros objetivos de los yihadistas cuando tomaron Mosul, desatando su huida.
Para Irán, la movilización internacional frente al extremismo del EI es en buena medida una reivindicación de sus frecuentes advertencias contra la radicalización de sus vecinos árabes, en especial Arabia Saudí, rival regional y adalid del islam suní. El viernes mismo, durante la plegaria del viernes, el ayatolá Ahmad Jatamí (sin relación con el ex presidente del mismo apellido) denunció a quienes apoyan a ese grupo “con dinero y otros medios”. “El humo del fuego que habéis provocado se os meterá en los ojos”, les advirtió antes de asegurar que “voluntarios de Irak y otros países islámicos aniquilaran al EI”.
EE UU forja una alianza de 10 países para combatir a los yihadistas
Occidente se moviliza para frenar el auge del yihadismo en Irak y Siria. Estados Unidos logró el viernes forjar una alianza de 10 Estados de la OTAN para combatir al llamado Estado Islámico (EI), el movimiento de radicales suníes que está sembrando el terror en Oriente Próximo. Esta coalición tendrá ahora que definir qué tipo de intervención desarrolla en la zona y, por encima de todo, intentará implicar a otros países vecinos interesados en neutralizar a los yihadistas. “Los derrotaremos, igual que hemos hecho con Al Qaeda”, prometió solemnemente el presidente estadounidense, Barack Obama, al final de la cumbre que la Alianza Atlántica ha celebrado durante dos días en Newport (Gales, Reino Unido).
El líder estadounidense aprovechó el encuentro bienal de países aliados para poner en marcha este proyecto incipiente, al que se sumaron el viernes Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Dinamarca, Canadá, Australia y Turquía. Los ministros de Exteriores y de Defensa de esos Estados se reunieron para darle forma y enviar un mensaje contundente al Estado Islámico, que ha decapitado a dos periodistas estadounidenses y amenaza con asesinar a un británico. Tanto el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, como otros dirigentes -en privado- trazaron una línea roja para esta misión: una intervención terrestre. “No habrá soldados sobre el terreno”, señaló Kerry.
Aunque fue la decisión más importante de la cumbre, esta coalición central no lleva el sello de la OTAN, reacia a implicarse directamente en el avispero de Oriente Próximo. La organización, no obstante, prestará un apoyo indirecto. En primer lugar, político. El secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, dio la bienvenida a las intervenciones de estos países en Irak. “Celebro esas decisiones porque la comunidad internacional debe hacer todo lo que pueda para parar al llamado Estado Islámico”, aseguró. Más importante aún, la OTAN “ejercerá un papel de coordinación” entre los países que participen en el proyecto.
Diez países de la OTAN han acordado una “núcleo de la coalición” (core coalition) para luchar contra el Estado Islámico. La Alianza como tal se limita a dar un apoyo indirecto a ese grupo. En esa coalición participan Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá, Australia, Turquía, Italia, Polonia y Dinamarca. No se han divulgado los detalles de la colaboración para combatir el yihadismo, pero sí que no habrá una intervención sobre el terreno en Irak. Rasmussen citó un plan para compartir inteligencia militar y específicamente para intercambiar información sobre los llamados “combatientes extranjeros”, yihadistas (en buena medida europeos) que viajan a Oriente Próximo para enrolarse en el conflicto, a favor de los grupos más radicales. Y si el Gobierno de Bagdad lo solicita, los aliados desplegarán una misión de entrenamiento para las tropas iraquíes.
La amenaza que supone el EI monopolizó la cena que los jefes de Estado y de Gobierno celebraron la noche del jueves en el castillo de Cardiff. Fuentes conocedoras del encuentro aseguran que los líderes de los 28 Estados miembros coincidieron en que el EI grupo representa una amenaza para Occidente mucho mayor que la de Al Qaeda -poseen más dinero, más poder y una estrategia más sanguinaria- por lo que es necesario combatirlos directamente.
Para atraer a sus aliados europeos, Obama les recordó el efecto que este conflicto podría tener sobre Europa, sabiendo que la mayoría de los occidentales que combaten con los radicales suníes en Siria proceden del Viejo Continente y podrían regresar a él o influir en los círculos que dejan allí. El propio François Hollande recordó que su país había rehusado intervenir en Irak en 2003 pero que en esta ocasión había decidido unirse a la coalición. Aun así, matizó que la estrategia no se puede limitar bombardeos, sino que pasa por diseñar una estrategia a más largo plazo, que Obama cifró en dos o tres años. También destacó la necesidad de preparar a la opinión pública para operaciones de este tipo.
En público, los dirigentes aliados fueron mucho más precavidos. El líder británico, David Cameron, rehusó hablar sobre bombardeos británicos en la zona -Washington ha efectuado ya más de 100-, según precisó Obama. “No estamos todavía en ese nivel”, alegó Cameron. Hollande sí admitió abiertamente su intención de implicarse, aunque eludió concretar las operaciones en las que participará: “Estamos ya en discusiones, pero no voy a dar aquí detalles de lo que vamos a hacer”. Al igual que el líder estadounidense, el francés subrayó la importancia de implicar a países vecinos como Jordania. “No puede ser una alianza que venga solo de Occidente, sería el peor servicio que podríamos hacer”, advirtió.
Los plazos de esta coalición son aún difusos. Obama aseguró que no actuará “de la noche a la mañana”, y anunció que el secretario de Estado emprenderá un viaje por Oriente Próximo para recabar apoyos. De momento, Obama y sus aliados solo hablan de operaciones en Irak, aunque el ‘Estado Islámico’ abarca también parte de Siria. En la cena de jefes de Estado, el líder estadounidense reconoció que, incluso si el problema remitiera en Irak, sigue quedando la guerra siria, de difícil solución. Tanto él como otros mandatarios insistieron en la importancia de que luchar contra los yihadistas suníes no implique en ningún caso un apoyo a su enemigo natural, el presidente sirio, Bachar el Asad, denostado por Occidente por iniciar el conflicto que está destrozando el país. Todo parece indicar que estamos ante una inminente escalada militar en Oriente Próximo en pro de una estabilidad regional y una contención del expansivo extremista yihadista.
El joven británico y ex cantante de rap, presunto autor del degüello de los dos periodistas norteamericanos James Foyle y Steven Sotloff, es seguidor del director de cine, el ‘gótico’ Tim Burton. “Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet”, protagonizada por el actor Johnny Deepp, es una de las películas preferidas de quien es considerado por los servicios secretos británicos el verdugo del ‘Estado Islámico’. En torno a Abdel-Majed ABdel Bary, de 24 años, van conociéndose nuevos datos. Los estamos recopilando para otro EL BESTIARIO.
‘Milagro’ en Oriente Medio, los ayatolás autorizan a atacar, junto al ‘Satán’ EE UU, a los yihadistas en Irak, el degollador británico se cree ‘Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet’ de Tim Burton.
@SantiGurtubay
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