viernes, 3 de octubre de 2014

China y la crisis de Iraq


19/02/2003 - Autor: Redacción Amanecer - Fuente: www.revistaamancecer.com



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El presidente de China, Jiang Zemin
El presidente de China, Jiang Zemin

La postura de China con respecto a Iraq ha ido, según se desprende del estudio de las declaraciones de los dirigentes políticos y de la prensa china, en paralelo a la de los otros países miembros del Consejo de Seguridad, como Francia, Alemania y Rusia, que se han venido oponiendo a un ataque unilateral norteamericano. De este modo, Pekín ha unido su voz a las de los que piden más tiempo para los inspectores de la ONU y una resolución pacífica del conflicto. El pasado 3 de febrero, tras un encuentro con el secretario de Estado, Colin Powell, el ministro de Exteriores de China, Tang Jiaxuan, indicó: "Hemos sostenido siempre que Iraq debe cumplir las resoluciones relevantes del Consejo de Seguridad de una forma estricta, global y práctica, y que la comunidad internacional debe buscar todos los medios para lograr una solución política del asunto".

La historia reciente de las crisis internacionales muestra que China ha optado por abstenerse en el Consejo de Seguridad, cuando se ha votado allí algún asunto relacionado con los temas de la paz o la guerra. Ésta fue también la postura mantenida por Pekín durante la Guerra del Golfo de 1991, si bien la situación era entonces diferente debido a la existencia de una "invasión de tropas iraquíes" en Kuwait. China mostró su respaldo a la "guerra contra el terrorismo" de EEUU en Afganistán a finales del 2001 por diversas causas. Una de ellas era la dependencia de la economía china con respecto a las exportaciones de productos al extranjero, y muy particularmente a EEUU. Por otro lado, la crisis de Afganistán era vista por los dirigentes chinos como una útil distracción, que apartaría la atención de Washington de China, especialmente tras la crisis del avión espía norteamericano sobre Hainan en abril de 2001, y permitiría a Pekín obtener concesiones importantes de Washington. Una de estas concesiones fue la aquiescencia de EEUU a la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio en diciembre de ese mismo año.

Intentos de soborno

China esperaba también que la "guerra contra el terrorismo" de Washington le beneficiara en el tema de la insurgencia uigur en Xinjiang, una provincia del oeste de China rica en petróleo. EEUU pareció acceder a ello, sobre todo con miras a lograr la complicidad china en su guerra de agresión contra Iraq. El 12 de septiembre de 2002 fue presentada en las Naciones Unidas una recomendación conjunta de los gobiernos de EEUU, China, Afganistán y Kirguizistán para declarar al Movimiento Islámico del Turquestán Oriental (ETIM) como "organización terrorista". En un gesto de reciprocidad, Pekín votó en favor de la resolución 1441, que amenazaba a Iraq con "serias consecuencias" si no cumplía con el nuevo régimen de inspecciones. El ETIM es uno de los varios movimientos separatistas islámicos de etnia uigur que tratan de independizar la provincia de Xinjiang de China. Los uigures, que hablan un dialecto derivado del turco, han estado soportando durante décadas el dominio chino y la represión contra su cultura y su religión. Esta situación ha dado lugar a numerosos levantamientos que han sido reprimidos con dureza por las autoridades chinas. Los informes de las organizaciones humanitarias internacionales hablan de arrestos indiscriminados, toques de queda y ejecuciones. Esta actitud china ha permitido a los movimientos independentistas ganar más adeptos. Desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, el gobierno chino ha intentado justificar su opresión en Xinjiang vinculando al ETIM y otras organizaciones secesionistas con el grupo terrorista Al Qaida.

La decisión de la Administración Bush de respaldar el llamamiento de Pekín en favor de la declaración del ETIM como "organización terrorista" marca un giro en la estrategia estadounidense. El 6 de diciembre de 2001, el enviado norteamericano Francis Taylor declaró, tras unas conversaciones llevadas a cabo en Pekín con las autoridades chinas, que "EEUU no ha designado ni considera al Movimiento del Turquestán Oriental un grupo terrorista. En nuestra discusión hemos señalado que aunque esta gente pueda estar implicada en actividades terroristas en Afganistán, los asuntos de tipo social y económico a los que hace frente la población en el noroeste de China no son necesariamente temas relacionados con el terrorismo y deben ser resueltos políticamente y no con métodos de fuerza". En los meses siguientes a la visita de Taylor, la Administración Bush pareció estar preparando el camino para incluir el tratamiento dado por China a los uigures dentro de la lista de violaciones de los derechos humanos que elabora anualmente el Departamento de Estado, con el propósito de presionar a Pekín. El pasado 5 de agosto, por ejemplo, la Asociación Uigur-Americana, formada por uigures exiliados en EEUU, prestó testimonio ante la Comisión Ejecutiva del Congreso sobre China, donde pidió el establecimiento de un Coordinador Especial sobre Derechos Humanos para Xinjiang, similar al que ya existe para el Tíbet. Sin embargo, el 26 de agosto, tras las conversaciones entre el vicesecretario de Estado, Richard Armitage, con el entonces vicepresidente chino y actual secretario general del Partido Comunista, Hu Jintao, el primero anunció que el ETIM había sido añadido a la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado, en un movimiento que tenía como fin obvio el de lograr el apoyo chino a un ataque norteamericano contra Iraq. Este hecho también puso de relieve una vez más la forma en que EEUU y otros explotan cínicamente la calificación de "terrorista" con el fin de lograr sus propios fines políticos. El Centro de Información de Turquestán Oriental, una entidad que engloba a las principales organizaciones separatistas uigures, advirtió inmediatamente que "EEUU ha dado luz verde a China para que haga lo que quiera con el pueblo uigur... Este tema ya no va a ser visto como un tema de derechos humanos, sino como uno de terrorismo".

Según el Centro, el ETIM es "un grupo oscuro al que la mayoría de los uigures ni siquiera conocen". La Embajada de EEUU en Pekín intentó justificar el giro publicando el pasado 29 de agosto una declaración en la que citaba más de 200 ataques llevados a cabo supuestamente por el ETIM en Xinjiang, y que, según los norteamericanos, habían causado la muerte a 162 personas y heridas a 440 más. La Embajada afirmó poseer también unos mapas que mostraban que el ETIM podría haber estado "planeando ataques contra intereses norteamericanos en el extranjero, incluyendo la propia Embajada de EEUU en Bishek (Kirguizistán)". La Embajada reprodujo más tarde las estadísticas contenidas en un documento del gobierno de Pekín sobre la situación en Xinjiang publicado en enero de 2002. Significativamente, en el documento del gobierno chino, los ataques eran atribuidos a ocho organizaciones, mientras que EEUU arrojaba toda la responsabilidad sobre el ETIM. En lo que se refiere al informe sobre un posible complot para atentar contra la Embajada estadounidense en Bishkek, las autoridades de Kirguizistán pusieron en duda públicamente la versión norteamericana. "Los mapas eran de Bishkek y los distritos diplomáticos, pero no existe ninguna indicación en ellos de que hubiera la intención de atentar contra la Embajada norteamericana", manifestó un portavoz gubernamental al Washington Post. El apoyo norteamericano a la resolución de la ONU sobre el ETIM fue muy bien recibido en China.

Desde que EEUU utilizó en 1999 las actividades del Ejército de Liberación de Kosovo para justificar la intervención de la OTAN en Yugoslavia en 1999, el régimen chino se había mostrado preocupado por la posibilidad de que Washington pudiera utilizar a las organizaciones uigures para similares propósitos. Xinjiang es un punto estratégico fundamental para China, porque es a través de esta provincia por donde discurrirán los oleoductos y gaseoductos que, partiendo de Kazajstán y Turkmenistán, llevarán al interior de China el petróleo y gas de Asia Central. En la actualidad, está siendo construido un enorme gaseoducto que unirá Asia Central con el área costera de Shanghai, a través de Xinjiang. Es por esto que esta provincia constituye un punto muy sensible para China. Aunque EEUU no ha calificado a todos los grupos independentistas uigures como "terroristas", el hecho de que haya situado el ETIM en esta categoría ha servido para garantizar a Pekín que, al menos temporalmente, EEUU no tiene un interés hacia Xinjiang. El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Kong Quan, declaró que la decisión norteamericana significaba que "China y EEUU comparten intereses comunes en el campo de la lucha anterrorista". En contrapartida, China mostró, durante un encuentro celebrado con representantes iraquíes el pasado 27 de agosto, una postura similar a la de EEUU al apoyar la acusación de Washington de que Iraq había desafiado a la ONU e insistir en que este país debía de permitir la entrada de los inspectores de armas. No cabe duda en este sentido de que para la élite china lo prioritario es la defensa de sus propios intereses, aunque éstos lleven al sacrificio de decenas de miles de iraquíes. El pasado 5 de noviembre, el Diario del Pueblo de Pekín, señalaba que "una guerra en Iraq significaría que EEUU no tendría tiempo para ocuparse del Extremo Oriente y que toda su estrategia de política exterior iría dirigida a este foco de crisis. En este contexto, China podría disfrutar durante bastantes años de un ambiente de relativa calma...".

Inquietud en el liderazgo

Este punto de vista es considerado miope, sin embargo, por numerosos sectores de la política y las Fuerzas Armadas de China. En primer lugar, una guerra en Oriente Medio supondría un incremento de los precios del petróleo, lo cual tendría un impacto en la economía de China, que depende en gran medida del suministro de crudo. Además, el control de algunas de las principales reservas de petróleo del mundo, como las iraquíes o las de Asia Central, dará, a largo plazo, a EEUU la capacidad de imponer un bloqueo energético contra sus rivales en caso de cualquier crisis o conflicto. Un reciente estudio realizado por Su Yingxiang, del Instituto de Investigación de Relaciones Internacionales Modernas de China, declaraba que el control norteamericano sobre las reservas de petróleo de Oriente Medio dejaría a Europa y el Extremo Oriente "a merced de EEUU". China importa en la actualidad casi 2 millones de barriles diarios de crudo. El gobierno chino estima que en el año 2020 esta cantidad crecerá hasta los 9,8 millones de barriles. Sin embargo, Pekín cuenta únicamente con una reserva estratégica de sólo 50 millones de barriles, cantidad que cubre solamente 25 días. Por otro lado, la mayor firma petrolífera de China, la China National Petroleum Corp, tiene un acuerdo con Bagdad para desarrollar el campo de Ahdab por valor de 700 millones de dólares, con una producción estimada de 90.000 barriles diarios. China ha visto también como la crisis en Iraq no ha impedido a EEUU fijar su atención en otro punto de conflicto: la Península de de Corea, donde existe una amenaza de intervención militar por parte de EEUU. Washington busca incrementar su presencia militar en la zona y reactivar el papel militar de Japón como medios para reafirmar su hegemonía en la zona, algo que preocupa a Pekín. Los chinos saben que EEUU puede intentar utilizar la crisis de Corea para generar un cambio estratégico en la región que le dé ventajas frente a China.

Apoyo al plan franco-alemán

Es por todo ello que la mayoría de la élite china ha decidido oponerse a la invasión norteamericana de Iraq. El presidente chino, Jiang Zemin, ha optado, pues, por sumarse al frente antibélico constituido por Francia, Alemania y Rusia que busca reforzar las inspecciones en Iraq como alternativa a la guerra. Durante una reciente conversación telefónica con el presidente francés, Jacques Chirac, Jiang declaró que "las inspecciones en Iraq son eficaces y deben continuar y ser reforzadas a fin de poner en práctica la resolución 1441", declaró la agencia estatal Nueva China. Por su parte, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhang Qiyue, dijo en Pekín el pasado día 11 de febrero que China concedía una gran importancia al papel de liderazgo de la ONU en este tema y manifestó que Pekín apoyaba cualquier esfuerzo dirigido a lograr un arreglo pacífico. Dado que la esfera de intereses de China ha estado creciendo, un conflicto entre EEUU e Iraq afectaría mucho más a China de lo que sucedió en el pasado. Los lazos e intereses económicos de este país en Oriente Medio son más amplios de lo que lo que hayan sido nunca anteriormente. Existe también una considerable cantidad de mano de obra china en dichos países. En caso de una crisis en la región, esta mano de obra podría verse obligada a regresar a China, lo cual supondría importantes pérdidas económicas para el país. Por todo ello, es más que probable que China continúe realizando esfuerzos en colaboración con otros países para evitar una guerra en Iraq. Si EEUU opta por lanzar un ataque unilateral, al margen de la ONU, es probable también que China, a la que el propio Bush calificó en su día de "competidor estratégico, se considere también amenazada y ponga en marcha una política militar y estratégica dirigida a prevenir o hacer frente a un posible conflicto con EEUU en un futuro.


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