lunes, 27 de octubre de 2014

Gabriel, o la pequeña historia de un gran nombre.

Gabriel, o la pequeña historia de un gran nombre.


Casualidades, coincidencias, ocurrencias a veces son el signo inequívoco de una inspiración.


26/10/2014 - Autor: Francisco López - Fuente: Colección del autor



  • 0me gusta o estoy de acuerdo
  • Compartir en meneame
  • Compartir en facebook
  • Descargar PDF
  • Imprimir
  • Envia a un amigo
  • Estadisticas de la publicación



Jibrail / Gabriel

Gabriel, el Ángel de la bondad.

Te envío un ángel delante de ti para que te guarde a lo largo del camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado

Así rezaba la leyenda que acompañaba a la representación de un ángel en un cuadro colocado en la habitación de sus abuelos. Este cuadro en su origen estaba en un destartalado pasillo de una tienda de muebles entre los artículos de decoración; a pesar de ir vagando por la tienda distraídamente, este cuadro captó a lo lejos mi atención, fue como una llamada, como un amor a primera vista. De esta forma el ángel fue rescatado del batiburrillo en el que se encontraba y colocado en un mejor lugar.
El narrador desde siempre mantuvo una relación personal fuerte con su ángel de la guarda, llevaba siempre al cuello una medalla que representaba un niño guardado por la figura de un impresionante ángel de grandes alas, regalo a medias de dos familiares a los que quiso mucho. Siendo persona con un fuerte sentido religioso, tenía, incluso como salvapantallas de su ordenador un lugar de oración muy concurrido de fieles.
Llegó un momento en que su hija se casó, pasó un tiempo sin descendencia, pero un día, descubrió que en el salvapantallas de su ordenador había una curiosidad: todas las personas se veían con nitidez, salvo una, esa una de borroso carácter se le parecía mucho físicamente y llevaba en brazos un niño vestido de azul y con un gorrito blanco. Otro niño desde un poco más atrás también le contemplaba fijamente y su cara le resultaba familiar.
La hija quedó embarazada, y el abuelo pensó cual sería el mejor regalo que podría ofrecer al niño ya desde ese momento y decidió dedicarle una lectura completa de El Corán, cada Sura dedicada a un año de su futura vida y puso al niño bajo la protección de Dios desde ese momento.
El primer diagnóstico predijo que sería niña, el futuro abuelo recibió la noticia con alegría pero en su interior había algo que le decía “eso no es así”. Y pensó si debía seguir con las lecturas ya que lo que en principio estaba dedicado a un ser no debería aplicarse a otro, de forma que decidió seguir hasta el final con la dedicación a su futuro e incierto nieto, si no venía ahora, quizás viniera después, pero esa lectura era exclusiva para él.
En el control del mes siguiente, se modificó el diagnóstico y se confirmó que era niño. Al enterarse de eso su abuelo encontró una confirmación a sus devaneos mentales. ¡Era un niño, era su angelito!
Pasó el tiempo y se empezó a pensar en ponerle un nombre, hubo varios nombres en cuestión, pero finalmente habría de ser decidido por sus padres. Un día nos hicieron saber que por una tremenda “coincidencia” ese mismo día y casi a la misma hora se les había ocurrido a ambos el nombre de Gabriel, cuando lo supe pensé que las inspiraciones si existen y que desde el Ángel de la Revelación hasta la inspiración a sus padres, pasando por el cuadro, la medalla, no cabía duda ese era el nombre definitivo, el nombre que le acompañará a lo largo de su vida, que siempre estará protegido por su ángel, por la oración de su abuelo y por su ayuda desde el cielo cuando ya no esté.

A Gabriel, mi nieto.



Anuncios

Relacionados

La historia de Tayfur

Biblioteca - 15/07/2012

Poesía utópica de la Unidad de España

Poesía - 12/03/2006

Poesía y vida en Irak

Artículos - 06/09/2006

No hay comentarios:

Publicar un comentario