viernes, 24 de octubre de 2014

LA DICTADURA DEL CAPITALISMO

Desafíos en Donbass, carbón y oligarquía
A pesar de la aparente normalización, la incertidumbre pesa en la región. No solo el desorden interno es agobiante; seguimos envueltos en una situación de guerra mediática, “y no solo mediática”, subraya Mozgovoy.
El 5 de octubre salto a los medios la penalización de la homosexualidad en la República Popular de Lugansk, a propuesta del Diputado Yuri Nikolaevich Jojlov. Todo resultó ser una maniobra de su enemigo natural Oleg Liashko.
El 15 la noticia fue el ametrallamiento de la comisión electoral de la milicia popular como una maniobra de la reacción. Hubo tiros, sí, pero solo un herido en el pie debido a un forcejeo que se repite en las puertas de edificios oficiales y hospitales: las normas son no entrar con armas y los milicianos no solo están acostumbrados a ellas, sino que no hay un clima de exceso de confianza como para desarmarse ante desconocidos. Sin ir mas lejos, Pavel Gubarev, principal impulsor de la república de Novorossia, fue objeto de un atentado el día 12 y desde la apertura de las comunicaciones y el regreso de los refugiados se han incrementado los actos de sabotaje y terrorismo ¿cómo llamar a una granada con la anilla atada a una cuerda tensa en una ciudad a oscuras? En ruso, rastizhka, y fue muy popular en los 90 y en Chechenia.
No obstante la gente vuelve y las ciudades ganan en habitabilidad, los servicios se reponen y se han abierto escuelas e institutos. La normalización de la vida debería entenderse como una victoria a todos los efectos, pero queda mucho por hacer y muchas formas de hacerlo. Muchos tienen prisa por restaurar su situación anterior a la guerra “hemos abierto la tienda hace tres días, pero la gente no tienen dinero”. Si, han barrido los escombros que tenían enfrente y han abierto la tienda, pero la situación requiere un esfuerzo colectivo.
Hablamos con Yuri Nikolaecich Jojlov, diputado en Lugansk por el partido comunista. Una retrospectiva a través del carbón: “no aparecían 20 millones de grivnas para reestablecer y modernizar una mina y si 90 para cerrarla, claro, se declaraban 20 mil toneladas de chatarra alguien vendía 200. El sellado de las minas no era el adecuado, había filtraciones de agua que acababa subiendo a la superficie ya contaminada” habla de los años 90. “Se permitió la extracción ilegal de carbón cercano a la superficie, con un terrible daño ecológico. Durante la URSS ese carbón era considerado estratégico, por su accesibilidad y su bajo coste de extracción, se guardaba para la guerra... se lo vendieron todo, destrozaron los bosques, todo era trabajo irregular y encima decían que había que dejar hacer, que por lo menos había trabajo. Con Yanukovich ese saqueo se integró en el circuito legal, yo estuve en contra”.
Axmetov es artífice de las políticas del carbón de los 90, era el hombre más rico de Ucrania y sus propiedades se concentraban en Donbass. En un principio trato de evitar la guerra, ahora ya trata de ganarla del lado ucraniano o apoyando a la reacción. Su estadio de fútbol “Donbass Arena” en Donetsk era un almacén de alimentos y bienes de primera necesidad que vendía a la población y sostienen las autoridades de la República, que distribuía gratuitamente entre los atacantes ucranianos. Desde que las milicias lo requisaron, es objetivo de la artillería ucraniana.


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¿Por qué Cuba puede hacer tanto contra el ébola?
Ángel Guerra Cabrera

Tomado de la jornada
Cuba está realizando una aportación mayor de personal sanitario al combate del ébola en Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry –los tres países invadidos por la epidemia– que ningún otro Estado en el mundo. El complejo mediático que usualmente dispara sin pausa mentiras y calumnias contra la isla no ha tenido más alternativa que reconocerlo puesto que es imposible ocultar un hecho de tan extraordinaria relevancia relacionado con el enfrentamiento a una enfermedad que se ha vuelto noticia de primera plana y que si no es frenada a tiempo puede convertirse en una pandemia global, como alertó Raúl Castro.
El secretario de Estado John Kerry, que nunca ha pronunciado una palabra amable hacia La Habana, y es jefe de una política exterior que cada vez aprieta más duro la asfixiante tuerca del bloqueo, tuvo que reconocer el aporte cubano.
The New York Times va más lejos, pues días después de haber reclamado editorialmente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas Estados Unidos-Cuba y el eventual levantamiento de la medida punitiva –no sin hacer algunas alegaciones infundadas–, publica una nueva entrega titulada “La impresionante contribución de Cuba a la lucha contra el ébola”, en la que lamenta que Washington, primer contribuyente financiero en esta lucha no tenga vínculos diplomáticos con La Habana, dado que Cuba podría terminar desempeñando la labor más vital. El editorial propone que Estados Unidos dé cabida en un centro médico especial que ha habilitado en Monrovia –capital de Liberia– a los trabajadores sanitarios cubanos que eventualmente puedan ser contagiados con la enfermedad y contribuya de ser necesario a su evacuación. El diario censura que las autoridades estadunidenses insensiblemente se han rehusado a indicar si estarían dispuestos a brindar algún tipo de apoyo y termina dando la razón a Fidel Castro cuando en una columna publicada en Granma expresó la disposición de Cuba a colaborar gustosamente con Estados Unidos en aras de enfrentar la epidemia.
Posteriormente, el martes 21 de octubre, voceros del Departamento de Estado dijeron que Estados Unidos estaría dispuesto a colaborar con Cuba en el combate al ébola pero sin especificar cómo.
Es pertinente puntualizar que, independientemente de las particularidades del ébola y de la grave amenaza para la vida de millones de personas que significaría su eventual propagación, Cuba no está haciendo nada que no haya hecho antes. Desde el triunfo de la revolución, la solidaridad con los demás seres humanos ha sido siempre un principio cardinal de la educación y la cultura política en la isla, correspondido en la práctica con innumerables acciones de solidaridad internacional en el curso de los años, particularmente en el campo de la salud pública. Sin ir muy lejos, la acción de la brigada médica cubana en Haití, apoyada por médicos haitianos y latinoamericanos formados en Cuba, fue decisiva para frenar la extensión de la tremenda epidemia de cólera en ese país.
Esto sólo es posible porque la revolución ha construido un sólido sistema de salud pública cuyo principio ético básico es que no hay nada más importante que la vida de un ser humano. Podrán faltar medicamentos y equipos cada vez más negados por el bloqueo, pero la calidad humana y científica del personal sanitario cubano sigue asegurando que los índices de salud de Cuba sean los mejores de América Latina y varios de ellos superiores a los de Estados Unidos.
No ha de extrañar a nadie que en la isla existan miles de voluntarios dentro del personal de salud para partir a combatir el ébola ni que los cientos de médicos y enfermeros cubanos involucrados directamente en la lucha contra la enfermedad estén apoyados en labores preventivas por más de 4000 compatriotas trabajadores de la salud que laboran actualmente en 32 países africanos desde mucho antes del estallido de la epidemia.
La celebración, en La Habana, de la cumbre de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (Alba) dedicada a preparar a sus miembros para prevenir y combatir el ébola, y proteger sobre todo a los países caribeños más vulnerables, complementa las acciones iniciadas por Cuba. El Alba ha invitado a convocar una reunión de ministros de salud de la Celac, que seguramente contribuirá a crear una red regional de protección de nuestros pueblos contra esta y otras epidemias.
Twitter: @aguerraguerra
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CONTRAGOLPE
―para reflexionar en grupo―
“Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión, hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego fuera de los cuarteles, y aun dentro de los mismos; atacarlo dondequiera que se encuentre, hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar que transite”. ―Che Guevara
LA DICTADURA DEL CAPITALISMO
1. El dolor de ciertas muertes
Siento en el alma cada vez que muere un poderoso empresario o un enriquecido funcionario. Cada vez que se van sin recibir su merecido, entre la opulencia y la impunidad, con esa risita de Mona Lisa. ¿Hasta cuándo vamos a permitirlo?
“¡Agarren a ése que anda por la calle con esos sentimientos!”, exclamarán aquellos después de leer este panfleto. “Aléjense del odio”, aconsejan los equilibrados. “Es parte del rencor social”, explican algunos intelectuales…
2. Cuando el diálogo es una terquedad
La revolución existirá mientras haya injusticias y será una herramienta válida de liberación. Sobre todo cuando insistir en el diálogo es ya una terquedad. Revolución significa negarse a ser una pelusa de la humanidad, una simple tuerca del sistema, es reclamar la dignidad de lo humano. Pero la voluntad no basta, se interponen miedos, creencias y tumores del pensamiento que aquí queremos extirpar para que la revolución no se detenga. Es que llega un momento en que la resistencia es insuficiente y hay que pasar a la ofensiva, al contragolpe. Esto supone romper los moldes ideológicos que nos atarantan y que protegen a la clase dominante; requiere sensibilidad ante los atropellos; conciencia social; organización; recursos económicos; una buena dosis de rabia, el momento oportuno… Si usted junta todo esto y lo agita, se trata de una revolución. Y añada el “sí se puede”, porque es tremenda su fuerza; es la convicción del cambio revolucionario que acabe con el sentido común del egoísmo y dé lugar al “otro sentido común” del espíritu comunitario.1
[1] Ver “Otro Sentido Común”, numerales 7-8. http://zapateando2.wordpress.com/2006/07/24/otro-sentido-comun/
3. Derechos humanos: lucha de unos contra otros
La mujer y el hombre siempre han luchado por la alimentación, la salud, la vida, la libertad y otras cosas que ahora llamamos derechos humanos. Necesidades naturales que se han convertido en derechos cuando otro ser humano los puede impedir. Son los derechos humanos un reclamo ante la amenaza o despojo de lo que es naturalmente propio. Y esta necesidad de reclamar es lo triste e incoherente de nuestra historia, por ser una lucha entre semejantes de la misma especie, mientras otros animales se respetan más entre sí. En efecto, aunque se luche contra un sistema de injusticias –lo que ahora se dice capitalismo–, detrás de éste hay gente que lo diseña, lo alimenta, lo fortalece y se beneficia del mismo a costa de los derechos ajenos. Por eso, la lucha contra el capitalismo es por los derechos humanos; contra personas que se los han apropiado formando una clase social, muchas de los cuales son ampliamente conocidas. Todas las antiguas civilizaciones han entablado esa lucha. Y muchas religiones es lo que buscan finalmente; el cristianismo, por ejemplo, es en esencia una férrea lucha por los derechos humanos, aunque desvirtuada o atenuada tantas veces. Las grandes revoluciones, las independencias de los pueblos, la lucha zapatista… antes que una lucha por el poder popular, es por los derechos humanos.
4. El gobierno del terror
A menudo saboreo cuando el gobierno y el narcotráfico se matan entre sí, pues son la misma cosa. Pero el gustillo se pierde cuando niños y otros inocentes aparecen entre las víctimas. Es que los soldados ametrallan a cualquier vehículo que desaire un retén, sólo por eso, matando a sus ocupantes. Disparan sobre ninguna invasión extranjera, disparan sin ser agredidos ni encontrar armas o droga entre los muertos y sin que ésta sea su función.2 Algo así como los Estados Unidos en Irak. “Dispara y después averiguas”, les ordenaron. “¿Pero, por qué no persiguen a los sospechosos?”, preguntaba una pariente.
― No son policías ―le respondí.
– ¿Qué hacen ahí entonces? ¡Una patrulla que les dé alcance, hombre!, que los regañe, que los multe, pero ¿que maten? Qué disparen a las llantas, ¡qué piensen!...
Qué cosas, pensé entre mí, el ejército puede matarle a usted y a mí sólo por ser sospechosos. Y aun sin serlo. Son asesinos de todo a todo, con sus propios tribunales del perdón. Es el gobierno del terror. Y la CNDH, más que una comisión viene siendo el Cuento Nacional de los Derechos Humanos. Ejemplos sobran.
2 Sólo en medios de comunicación se han registrado 14 casos de abusos en retenes durante este sexenio de Felipe Calderón, del 2007 a junio de 2008. Y 22 personas han sido asesinadas por militares. Ver informe del Centro de DH Agustín Pro, “Abusos militares en México”, julio 2008, http://www.centroprodh.org.mx.
5. Un ejército, dos ejemplos
“El quejoso manifestó a la CNDH que estaba en su casa viendo una película cuando irrumpieron los militares. Le gritaron: Abre la puerta, hijo de tu puta madre. El agraviado abrió la puerta de su hogar y 15 soldados ingresaron a su casa, lo golpearon durante 30 minutos, le taparon la cara, lo mojaron y le dieron toques eléctricos en los testículos”. Esto fue motivo para una recomendación de la CNDH a la Secretaría de la Defensa Nacional. Y ahí quedó todo. Lo mismo sucedió en el caso de José Fausto Gálvez Murguía: “El quejoso dijo a la CNDH que estaba a punto de cruzar a Estados Unidos cuando personal de la 40 Zona Militar le gritó y lo encañonó. ¿Dónde está la mariguana?, si no aparece los vamos a madrear y matar. Gálvez refirió que esperaba a un pollero que lo pasaría hacia Phoenix, Arizona. Los soldados lo patearon y le gritaron: Mientes cabrón, estás esperando droga para pasarla, dime quién es tu pinche patrón y dónde está o te madreo. Explicó que los soldados dispararon sus armas a un lado de su cabeza, lo golpearon, le vendaron los ojos, le metieron un tubo a la boca y lo obligaron a beber un líquido con sabor a alcohol. En uñas de manos y pies le metieron pedazos de madera, después le arrancaron las uñas y cuando quedó inconsciente lo abandonaron en el desierto”.3
3 CNDH, Recomendaciones 29 y 30/2008. Cfr. “Presenta la CNDH 8 recomendaciones a Sedena por violaciones graves de militares”, Víctor BALLINAS, La Jornada, 11-jul-08.
6. La moderna esclavitud
Se dice que esta violencia militar en realidad busca espantar la lucha social que estallará durante el 2010 contra el “orden” social del sistema capitalista. Un vecino piensa que la situación no es para tanto; pero sí es, porque estamos atados al poder del capital, convertidos en esclavos. Una muestra es que nadie pueda desdeñar cualquier empleo a riesgo de quedarse sin comer. Un trabajador denigra las más hermosas cualidades humanas en un empleo que le exprime hasta la última gota, correteando un mísero salario apenas mejor a la nada. Y miles de desempleados esperan su renuncia para abalanzarse sobre esa pobre vacante. Por ese empleo una mujer se prostituye con el jefe, mientras un empleado alimenta la intriga y la difamación para desplazar al compañero. Si el patrón le grita o le obliga con chantajes y amenazas a trabajar horas extras sin pagar, usted dice “sí patrón” y no puede renunciar porque en casa le esperan su esposa y sus hijos con la cuchara en la mano. No es usted libre.
7. La finca globalizada
Si su familia necesita una lavadora de ropa porque nadie tiene tiempo para el hogar, o una estufa para cocinar huevos sin jamón, debe conseguirlas a crédito pues su salario es muy tímido. Y tendrá que pagar dos o tres veces su precio, así deba emplearse de noche en otra chamba, y luego el domingo o inventar cualquier empleo que diga en la puerta curiosidades ortográficas: “SE bENDEN bOLIS”, “SE PONEN SIPERS”, “Ai poyo”, “SE RREPARAN NIÑOS DIOS”. Si empeña su anillo a la décima de su valor ―ya nadie le presta―, será para pagarle a ese otro patrón que le explota más allá de su trabajo ordinario: el banco o la tienda a crédito. Tendrá que trabajar doble jornada o triple para ellos, donde se encuentre, en un empleo o en otro. Es parte de la moderna esclavitud, la moderna tienda de raya. Ya no se encuentra atrapado en una finca porfiriana sino en el mundo: adondequiera que vaya está atrapado, dondequiera que trabaje será para esa empresa transnacional que le está explotando hasta que pague. Es la finca globalizada. Y tiene otro capataz, el tiempo, que día a día le azota con intereses para que se apure y trabaje más. Ay de usted si se atrasa un día en su pago porque vienen peores azotes. No, señor, usted no es libre.
8. Los defensores de la patria
Este sistema económico es lo que defienden los soldados con tanta violencia, aunque de cierto no lo sepan. “Ustedes sólo busquen drogas y armas”, les dicen. Pero en realidad están defendiendo la esclavitud neoliberal que nos han impuesto los capitalistas, la que estamos platicando. Lejos de defender la patria, defienden los sucios negocios del extranjero. No sé si a usted le ha tocado ver a los soldados trabajando de policía bancaria, custodiando intereses de gringos y españoles… esa mañana, en el Banamex de Poza Rica, cómo deseaba una fotografía de aquel espectáculo. Es todo el poder del estado al servicio del rico invasor, lo que se debería castigar como “traición a la patria” según el artículo 123 del Código Penal Federal. Bajo la dirección del presidente de la república y con el fusil en la mano, los militares todopoderosos violan mujeres, generan prostitución, allanan casas y predios robando pertenencias, cosechas, contaminando arroyos y agotando manantiales, obstruyendo los caminos a la escuela, a la milpa, entrenando paramilitares, dividiendo a la población, golpeando y matando gente. Son los “defensores de la patria”.
9. Los guardianes del orden
Y con la policía, de nuevo ese gustillo cuando muere alguno. Acaso muchos busquemos en cada noticia de matazones al policía caído, el soldado muerto y el corazón goza como si se tratara de un militar estadounidense baleado en el Medio Oriente. ¿Era un alto mando? Qué mejor. Claro, uno se pregunta si debe tener contriciones por estos sentimientos. ¿Son de una persona enferma, sanguinaria, demente? No tanto. Piensa uno en las familias de esos policías, ¿sus hijos qué culpa tienen?, cosas así, y de nuevo el gustillo desaparece. Pero recapacito, porque los policías no se preocupan por nuestras familias; y las suyas son sus cómplices, aunque resulta difícil creer que esos animales puedan sostener una familia. Pero si acaso la han formado, la muerte del policía por igual alivia a su propia gente: se fue el padre violador, el golpeador, el pederasta; adiós al borracho, al drogado, al narcotraficante. Recapacite también usted, porque vimos las golpizas y los disparos a matar en Atenco, en Oaxaca, por recordar algo. Vimos en televisión aquel gorila saltando una y otra vez desde el techo de una patrulla sobre las costillas de un hombre, no con aquel gustillo nuestro, sino alocadamente eufórico; y luego tuvieron el descaro de difundir en cadena nacional que se están entrenando para torturarnos mejor. Estos son los “guardianes del orden”.
ESTO ES UN DELITO
10. “Moral, vida privada y paz pública”
Ahora echemos un vistazo al terreno de las leyes, diseñadas para ser interpretadas y aplicadas a conveniencia de quienes las hacen y administran. “Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia. Ninguna ley ni autoridad pueden establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública”. Esto dice el artículo 7° constitucional, y algo parecido señala el 6° sobre la manifestación de las ideas. Frente a cualquier puesto de periódicos y revistas uno se pregunta qué es “moral” para el gobierno, “vida privada” y “paz pública”, porque no se ven los límites que dicen. Las grandes editoriales manipulan, desinforman, publican pornografía, difaman y ¿no tienen delito?, o lo cometen impunemente. Pero un día llega a sus manos un panfleto como éste, apreciado lector, que le invita a tumbar el sistema social establecido, y la reacción nerviosa del gobierno le saca de dudas: este panfleto es un ejemplo contra la moral, la vida privada y la paz pública. Llamemos a los guardianes del orden y a los defensores de la patria.
11. La “moral” del capitalismo
Si entendemos que la moral regula el comportamiento de un pueblo o de una cultura, ¿de cuántas morales estamos hablando en un país pluricultural? Si la moral es el deber de la costumbre, ¿hay un deber nacional que unifica todas las costumbres?, porque lo aceptable para un pueblo puede no serlo para otro. Sí hay una moral uniforme. Hay una cultura que penetra y carcome todas las culturas mexicanas, que no es ninguna declaración de derechos humanos sino esa cultura del capitalismo a la que nos hemos referido. Esa cultura, con su moral y su deber, es lo que realmente defiende la constitución para que todos la respeten. Por moral no están entendiendo la sana convivencia y dignidad de las personas, sino todo lo contrario: es la cultura de apropiarse los medios de producción y exprimir como trapeador al empleado; la cultura del poder en pocas manos, de los derechos pisoteados por la ley del más fuerte; la cultura del enriquecimiento a toda costa. Y lo que vaya contra estas “buenas costumbres” resulta inmoral, es un delito. Quienes pensaban que todas las culturas son igualmente respetables, he aquí un ejemplo de una que es aborrecible y debe ser combatida: la cultura del capitalismo.
12. ¿“Vida privada” o propiedad privada?
La moral capitalista cuida la “vida privada” de los capitalistas y su cultura de rapiña. Nadie debe publicar contra ellos, según la ley, o viene la represión. No obstante, este panfleto que estamos leyendo nos invita a terminar con los capitalistas y su sistema de gobierno, a terminar con esa cultura de enriquecimiento desigual. Pretende acabar con sus empresarios y gobernantes, arrebatarles lo que roban al pueblo, encarcelarlos. Carlos Slim figura entre ellos como representante mundial de la opulencia, entre otros grandes acaparadores; también Felipe Calderón y su corte; todos los expresidentes; casi todos los diputados y senadores, presentes y pasados. Amenaza la propiedad privada de los medios de producción, ésa que produce las desigualdades; atenta contra ésos que acaparan la riqueza y el poder nacional, lo que llaman “vida privada”. Defiende la propiedad pública, el interés colectivo y la vida de las mayorías pobres que a la ley actual no le interesan… le digo, esto es un delito.
13. ¿“Paz pública” o seguridad privada?
Es el pellejo del capitalista lo que cuida nuestra constitución política. Y de nuevo es el capitalismo lo que la ley llama “paz pública”: la seguridad de sus intereses privados, la ganancia a costa de los derechos humanos; la hambruna de miles cuando los alimentos son echados al mar para elevar los precios, o son utilizados para alimentar automóviles; la muerte de un niño cada dos minutos por falta de agua potable; decesos porque no se halla una simple medicina; la muerte de campesinos despojados de sus tierras; familias desbaratadas por la migración; el suicidio de jóvenes que no encuentran lugar; la naturaleza moribunda a causa del desarrollo industrial y turístico. Pueblos ancestrales como el kiliwa, al noroeste de México, tienen un "pacto de muerte" pues decidieron no reproducirse más

Fin de compilación de la lista patriaeshumanidad - jue, 23/oct/2014

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