Mazatlán,
Sinaloa.- Telas y listones, rollos de pasamanería y encajes dan forma
redondeada y voluminosa al vestuario de los personajes de la ópera La
paloma y el ruiseñor, cuyo estreno mundial será el viernes 14 y sábado
15 de noviembre en el Teatro Ángela Peralta.
A unos días del lanzamiento de la espectacular producción del Instituto de Cultura de Mazatlán, la confección del vestuario registra grandes avances y representa todo un reto para la responsable del área Elisa Espinosa y su equipo de costura.
La paloma y el ruiseñor es producto de la genialidad del compositor musical Roger Bourland quien junto al guionista Mitchell Morris recrea a través del drama cantado, la vida de la famosa diva mexicana. El estreno de la ópera será uno de los espectáculos más memorables del Festival Cultural Mazatlán 2014.
Se trata de una historia de éxitos, amor y desamor, lealtad, traiciones, envidias, resentimiento, coraje, desengaño, tragedia, arrepentimiento y perdón.
"Por tratarse de un drama del siglo XIX nos documentamos sobre el vestuario de la época en libros y en internet", comparte Elisa Espinosa.
Definidos los criterios de confección, se inició la búsqueda de telas y accesorios y al comprar se tomó en cuenta la textura y se optó por los colores ocres, marrones y otras tonalidades apegadas a los gustos de la época.
Elisa Espinosa, con estudios de vestuario teatral para mujeres en el Instituto Nacional de Bellas Artes, se siente entusiasmada porque le fascina la confección de vestuario de época.
Vestir al elenco de La Paloma y el ruiseñor es una gran responsabilidad, no es lo mismo trazar un vestido de la época actual, que hacer una prenda del siglo pasado. Los trazos y los cortes son distintos; se acentúa el volumen en las mangas, los ajustes en el talle, las cinturas marcadas, la dimensión de las faldas para dejarlas amponas, expresa Elisa.
En el taller de vestuario de Cultura, Bertha Juárez y Elsa Sierra apoyan a Elisa en la hechura de trazos, el corte y la confección de vestidos, blusas, sacos, sombreros, accesorios y hasta el adorno de los zapatos.
La coordinadora del área adelanta que en el lanzamiento de la ópera el personaje de Ángela Peralta tendrá tres cambios de ropa.
Un vestido es de tafeta de seda tinta con encaje beige sobrepuesto y un meticuloso cuello drapeado formado con estrechos pliegues para aportar distinción, la blusa termina en pico para enmarcar la cintura de la cantante.
Otro vestido es de tela gruesa, en cuadros oscuros, lleva un saco largo de terciopelo lila, y la otra prenda es un delicado vestido de encajes finos en color hueso.
En la ropa de los solistas y el coro se combinan los colores y el corte ajustado a la cintura para enfatizar la elegancia de la silueta femenina. Predominan las telas con estampados de flores muy utilizadas en el periodo romántico. Las faldas son redondeadas y voluminosas, las mangas de pernil o anchas –llamadas así porque toman la forma de una pierna de cerdo- y algunas blusas están marcadas por una serie de cortes lineales y patoles de la cintura hacia abajo para dar mayor amplitud a las faldas que caen hasta el piso.
Por ejemplo, La Zepilli y La Saborini, dos sopranos de la compañía que en esta historia acompañan a la cantante, usarán vestidos en colores cobrizos, la tela está tapizada de pequeñas flores con tallo y hojas bordadas, las mangas de pernil se ajustan abajo del codo y cierran con una hilera de botones forrados con la misma tela.
Entre los accesorios, el Taller de Vestuario ha creado decenas de flores con listón, moños y abanicos para dar un toque de distinción y elegancia a los personajes femeninos. También hay prendedores antiguos, sombreros y guantes de malla.
Un accesorio que no podía faltar en esta gran producción del Instituto de Cultura de Mazatlán, es el chal de cachemira muy usado en el siglo XIX debido a su originalidad, brillo y suavidad. Esta prenda acompañará a la cantante Jéssica Loaiza, quien interpretará a Ángela Peralta.
A unos días del lanzamiento de la espectacular producción del Instituto de Cultura de Mazatlán, la confección del vestuario registra grandes avances y representa todo un reto para la responsable del área Elisa Espinosa y su equipo de costura.
La paloma y el ruiseñor es producto de la genialidad del compositor musical Roger Bourland quien junto al guionista Mitchell Morris recrea a través del drama cantado, la vida de la famosa diva mexicana. El estreno de la ópera será uno de los espectáculos más memorables del Festival Cultural Mazatlán 2014.
Se trata de una historia de éxitos, amor y desamor, lealtad, traiciones, envidias, resentimiento, coraje, desengaño, tragedia, arrepentimiento y perdón.
"Por tratarse de un drama del siglo XIX nos documentamos sobre el vestuario de la época en libros y en internet", comparte Elisa Espinosa.
Definidos los criterios de confección, se inició la búsqueda de telas y accesorios y al comprar se tomó en cuenta la textura y se optó por los colores ocres, marrones y otras tonalidades apegadas a los gustos de la época.
Elisa Espinosa, con estudios de vestuario teatral para mujeres en el Instituto Nacional de Bellas Artes, se siente entusiasmada porque le fascina la confección de vestuario de época.
Vestir al elenco de La Paloma y el ruiseñor es una gran responsabilidad, no es lo mismo trazar un vestido de la época actual, que hacer una prenda del siglo pasado. Los trazos y los cortes son distintos; se acentúa el volumen en las mangas, los ajustes en el talle, las cinturas marcadas, la dimensión de las faldas para dejarlas amponas, expresa Elisa.
En el taller de vestuario de Cultura, Bertha Juárez y Elsa Sierra apoyan a Elisa en la hechura de trazos, el corte y la confección de vestidos, blusas, sacos, sombreros, accesorios y hasta el adorno de los zapatos.
La coordinadora del área adelanta que en el lanzamiento de la ópera el personaje de Ángela Peralta tendrá tres cambios de ropa.
Un vestido es de tafeta de seda tinta con encaje beige sobrepuesto y un meticuloso cuello drapeado formado con estrechos pliegues para aportar distinción, la blusa termina en pico para enmarcar la cintura de la cantante.
Otro vestido es de tela gruesa, en cuadros oscuros, lleva un saco largo de terciopelo lila, y la otra prenda es un delicado vestido de encajes finos en color hueso.
En la ropa de los solistas y el coro se combinan los colores y el corte ajustado a la cintura para enfatizar la elegancia de la silueta femenina. Predominan las telas con estampados de flores muy utilizadas en el periodo romántico. Las faldas son redondeadas y voluminosas, las mangas de pernil o anchas –llamadas así porque toman la forma de una pierna de cerdo- y algunas blusas están marcadas por una serie de cortes lineales y patoles de la cintura hacia abajo para dar mayor amplitud a las faldas que caen hasta el piso.
Por ejemplo, La Zepilli y La Saborini, dos sopranos de la compañía que en esta historia acompañan a la cantante, usarán vestidos en colores cobrizos, la tela está tapizada de pequeñas flores con tallo y hojas bordadas, las mangas de pernil se ajustan abajo del codo y cierran con una hilera de botones forrados con la misma tela.
Entre los accesorios, el Taller de Vestuario ha creado decenas de flores con listón, moños y abanicos para dar un toque de distinción y elegancia a los personajes femeninos. También hay prendedores antiguos, sombreros y guantes de malla.
Un accesorio que no podía faltar en esta gran producción del Instituto de Cultura de Mazatlán, es el chal de cachemira muy usado en el siglo XIX debido a su originalidad, brillo y suavidad. Esta prenda acompañará a la cantante Jéssica Loaiza, quien interpretará a Ángela Peralta.
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