miércoles, 28 de enero de 2015

Dios para todas las religiones

Dios para todas las religiones


Dios, El Infinito


28/01/2015 - Autor: Centro Islamico Árabe Salvadoreño - Fuente: aclarandoconceptos.blogspot.com



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Comunidad islámica árabe salvadoreña

Dios, es omnipotente, todopoderoso, infinito, trascendente e ilimitado. No podemos conocer la naturaleza de Dios y por consiguiente tampoco podemos limitarla a la razón humana.

Fuera de que la razón humana no puede ser ni es, la razón universal. Hay más de 100 x 109 millones de soles como el sol sólo en nuestra Galaxia: la vía Láctea, y ésta sólo es una de más de cien mil millones de galaxias conocidas sólo en nuestro Universo de 3 dimensiones espaciales. Y hay también muchos universos más, diferentes al nuestro. Y muchos de ellos están habitados y tienen que haber seres inteligentes, no sólo diferentes, sino totalmente diferentes a nosotros e incluso, leyes diferentes.

Ni siquiera el Universo o los diferentes Universos pueden ser condicionados a la razón humana. Mucho menos podemos condicionar a Dios, el infinito. Ahora bien, el Corán no está contra la razón, ni contra el conocimiento. “Es deber de todo musulmán y musulmana; culturizarse y educarse”. “Buscar el saber, aunque sea hasta en la China”. Éstos son hádices islámicos (dichos del Profeta Muhammad). ¡Podemos profundizar en todo, incluso en la creación de Dios y sus criaturas, menos en Dios mismo!

Dios puede hacerlo que le plazca. Al profeta le preguntaron si Dios puede meter a nuestro planeta en el huevo de una gallina. El pensamiento helénico contestaría que no, porque seria contrario a la razón. El profeta contestó que sí, pero sí lo hubiera querido Dios, así lo hubiera hecho.

Desde una perspectiva islámica: No es correcto afirmar que actuar contra la razón está en contradicción con la naturaleza de Dios. Lo acertado es decir que actuar contra la razón, es actuar contra los deseos de Dios.

Más allá de todo, está la voluntad de Dios; él podría hacer lo contrario de todo lo que efectivamente ha hecho. Pero no lo hizo. Fijó las leyes y separó la verdad de la mentira. El mal del bien. Y nos envió a sus mensajeros para que nos enseñaran el camino recto y no, el camino de los descarriados.

La unicidad de Dios, al igual que en el judaísmo, es básica en el Islam. En árabe: la ilaha illal-lah. No hay más que un solo Dios. Y en hebreo Adonai Elohenu Adonai Ejad: El Señor nuestro Dios, el señor es uno. Como puede verse Eloh, Allah, Ilah – Dios, y de allí Elohenu, Alahumma (nuestro Dios); Elohi, Allahi, Ilaji (Dios mío) mencionan, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento y en el Corán, al único Dios, al Dios de todo, todos y todas; y que incluso Jesús, lo mencionó en la cruz, al pronunciar ilahi (elohi) lamna sabactani.

Las raíces alef, lam, ha, son iguales en árabe, arameo y hebreo y su pronunciación vocálica difiere, debido a su puntuación externa. Allah (con sus diferencias fonéticas) es así, el nombre de Dios, en los libros originales del cristianismo, judaísmo y el Islam. Se mantiene sin embargo sólo en el Islam, porque el Corán es el único Libro Sagrado sin cambio alguno, ni siquiera un punto, una coma o una letra. Se dispone del original auténtico.

La revelación de las 3 religiones monoteístas viene del Oriente y de allí su similitud. Sin embargo, existe una tendencia a helenizar el catolicismo, con la nueva tendencia del actual papa Benedicto XVI. Él dijo en su oportunidad textualmente:
“La visión de San Pablo que vió a un macedonio y escuchó su súplica: Ven a Macedonia y ayúdanos (Hechos 16; 6-10) puede ser interpretada como una condensación de la necesidad intrínsica de un acercamiento entre la fe bíblica y la filosofía griega”.

Desde nuestra perspectiva particular, consideramos que esto se centra en una concepción proeuropea cristiana como cultura, más que como religión; un catolicismo cristocéntrico y una atención secundaria a la Iglesia Católica latinoamericana; una disminución de la figura de la Virgen María, una posición nueva y más exigente con el mundo musulmán; un acercamiento a ultranza con otras denominaciones cristianas, incluyendo los griegos ortodoxos y un parcial alejamiento de las otras religiones monoteístas: judaísmo e islam; diferente a la posición de su Santidad Juan Pablo II; y a lo cual se aglutina un sentimiento antiinmigrante en Europa y Estados Unidos. Si ese sentimiento antimusulmán y antiinmigrante “protege” a Europa; este sentimiento se vuelve en los Estados Unidos contra el pueblo católico latinoamericano.

Tenemos a Pat Buchanan prediciendo el fin de occidente por culpa de la inmigración; y en el choque de civilizaciones y la reconfiguración del Orden Mundial de Samuel Hutington, quien ha sido miembro del influyente Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, ha llegado a afirmar que Latinoamérica se vería libre de la pobreza y desórdenes sociales y políticos en la medida que sea capaz de abandonar el catolicismo y desarrollar el modelo protestante, en su versión evangélica, por cierto. Nosotros vemos en la práctica todo lo contrario. El catolicismo pierde terreno, pero los crímenes e inmoralidad siguen creciendo.

En la antigüedad se tenía la verdad cristiana, salvadora del hombre, como el máximo bien; y la herejía, que a veces consistía en una lógica discrepancia, la que podría perder a los hombres y los pueblos, como el peor de los crímenes. ¿Volveremos a ello?

Sin embargo, nuestra vía es la de honrar a todas las religiones y naciones, según su propio camino, tal y como está escrito en el Libro de los Profetas. Y tolerar y aceptar sus diferencias, aunque no las compartamos.

“Porque cada nación caminará con el nombre del Señor”. Incluso cuando hay guerra entre naciones, ésta no puede convertirse en una guerra entre religiones. Que la paz, la misericordia de Dios, su gracia y sus bendiciones se derramen sobre toda la humanidad y sobre todas las religiones. Amén.



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