viernes, 23 de enero de 2015

Jutba del maqam de Isa 3

Jutba del maqam de Isa 3

En el Corán, Allah nos previene contra la manipulación que algunos hacen de la revelación

14/02/2002 - Autor: Hashim Cabrera - Fuente: Webislam
  • 1me gusta o estoy de acuerdo
  •  
  • Compartir en meneame
  •  
  • Compartir en facebook
  •  
  • Descargar PDF
  •  
  • Imprimir
  •  
  • Envia a un amigo
  •  
  • Estadisticas de la publicación

Corán
Corán
A lo largo de nuestro recorrido por el maqam de Isa, la paz sea con él, vamos comprendiendo qué es la revelación y cómo llega al ser humano a través de los profetas y de los mensajeros, la paz sea con ellos.
Ya hemos visto cómo el Corán nos habla del Inyil y nos dice que la alteración de la palabra revelada y de sus significados ha sido una práctica bastante común a lo largo de todo el ciclo de la revelación.
El Corán nos devuelve el Inyil y nos ayuda así a recuperar el sentido de la revelación y nos hace capaces de ella. El Inyil está anunciando el Corán, como Isa anuncia a Muhámmad, la paz sea con ellos.
La recitación, el Corán, es la suma y síntesis de todas las revelaciones anteriores. Por esa razón en muchos pasajes Allah nos habla de la suerte que corrieron los pueblos antiguos, sus profetas y sus formas de vida. Allah nos narra cómo las comunidades recibían la revelación a través de Sus enviados y cómo se mantenían en la vía mientras éstos las animaban con su presencia. Cada cierto tiempo, Allah envía a sus mensajeros a la tierra con el fin de reconducir a la conciencia humana hacia su meta luminosa. Por eso el Inyil es un ta’wil, una reconducción de la letra hacia su sentido.
Muchas veces la alteración de la revelación no consiste en un cambio de las palabras sino de su significado. Esto lo vemos en las distintas interpretaciones que encontramos hoy de ciertas aleyas del Corán. Suele ocurrir que los más literalistas, aquellos que defienden el fetiche de las letras con sus propias vidas, son los más proclives a una interpretación fija, inamovible, y son los que acaban constituyendo las doctrinas en torno a la palabra revelada.
En el Corán, Allah nos previene contra la manipulación que algunos hacen de la revelación, no cambiando las letras sino su sentido a través del habla, a través de sus lenguas. En la Sura de la Casa de Imrán nos dice:
"Y, ciertamente, hay algunos entre ellos que distorsionan la Escritura con sus lenguas, para haceros pensar que lo que dicen procede de la Escritura, cuando no procede de la Escritura; y que dicen: ‘Esto procede de Allah’, cuando no procede de Allah. Dicen así una mentira acerca de Allah a sabiendas."
(aya 78)
Más adelante, Allah se refiere a la manipulación del Inyil, del mensaje de Isa, en estos términos:
"Es inconcebible que un ser humano a quien Allah ha dado la revelación, un criterio justo y la Profecía, diga luego a la gente: ‘Adoradme a mí en vez de a Allah’; sino más bien les exhortó: ‘Hacéos hombres de Allah divulgando el conocimiento de la escritura divina y profundizando en su estudio’. Y tampoco os ordenó que tomarais por señores vuestros a los ángeles y a los profetas: pues ¿cómo iba a ordenaros que negarais la verdad después de haberos sometido a Allah?"
(aya 79)
Allah nos señala la contradicción implícita en la experiencia de muchos cristianos, los cuales se debaten entre lo que les ha quedado del Inyil y las formas tradicionales de la idolatría, entre la profecía y el paganismo. Isa no pudo decir ciertas cosas que le son atribuidas en los evangelios romanos. En cambio, sí dijo otras que faltan en ellos y que aparecen en el Corán. No dijo que le adorasen a él, dijo: ‘Hacéos rabbani’, seres humanos que se dedican al conocimiento de Allah mediante una relación sincera con su rabb, con su Sustentador y Señor, y que lo hacen transmitiendo el conocimiento que Éste les provoca en sus corazones por medio de Su revelación y profundizando en su estudio.
El Inyil nos exhorta a que seamos rabbani, seres humanos conscientes de nuestro Sustentador. El aliento del Señor Compasivo nos sostiene y nos hace conocer la forma en que se nos revela, las forma de nuestra respiración, de nuestra vida, nos hace conocer nuestro decreto. Ya sabemos que ese conocimiento es una ámana, un préstamo que ha de ser devuelto, como dice el Corán en la Surat An Nisa:
"Ciertamente Allah os ordena restituir a sus dueños, todo lo que os fue confiado."
(aya 58)
Hemos de devolver la ámana a su dueño, a nuestro Rabb, y hemos de hacerlo a través de Sus criaturas conscientes, a través del ser humano. Así, hemos de devolver el conocimiento que Allah nos procura en nuestro corazón en forma de palabra.
El conocimiento es un préstamo porque nosotros no tenemos nada, no somos por nosotros mismos capaces de nada, porque nosotros mismos no somos. Sólo es Allah. Él nos hace ser testigos de la realidad cuando decimos "la illaha illa Allah."
Al decir ‘la illaha’ estamos afirmando nuestra propia inexistencia y haciéndonos capaces de la realidad, reconociéndola, siendo testigos de ella, pues es la única forma que tenemos de nacer a la vida. Cuando decimos illa Allah estamos ya viviendo, sostenidos en la conciencia.
La transición que se produce en el maqam de Isa está llena de peligros. Decimos ‘la illaha illa Allah’. Afirmamos nuestra condición de testigos, nos extinguimos en la realidad como shuhadá, dejando atrás el claroscuro del mundo, pero entramos en la estación de la luz negra, de una luz sin sombra que, por un momento, nos deslumbra. Ese alumbramiento nos está preparando para que seamos capaces de vivir en una luz constante, en el áman donde desaparecen los peligros. Pero ese áman aún no nos ha alcanzado. Hemos de llegar todavía al último maqam, al de Muhámmad, la paz sea con él, donde la revelación es ya un manantial constante y cristalino de puro conocimiento.
Si no actuamos en consecuencia con el mensaje de Isa no podremos llegar hasta Muhámmad. Si no nos mantenemos en la extinción, si se debilita nuestra condición de shuhadá, desaparece el tayali, y no podremos vivir en nosotros la revelación viva, la recitación, el Corán. En el Surat As Saff, las filas, nos dice Allah:
"Y entonces, cuando se desviaron del camino correcto, Allah hizo que sus corazones se desviaran de la verdad, pues Allah no guía a la gente perversa. Y esto ocurrió también cuando Isa Ibn Mariam dijo: ‘Oh banu Israil: ciertamente yo soy el enviado de Allah a vosotros, como confirmación de la verdad de lo que aún queda de la Torah, y para daros la buena nueva de un enviado que vendrá después de mí y cuyo nombre será Ahmed."
Tal vez sea ésta una de las razones por las cuales algunos cristianos llegan al islam, como nos ocurrió a nosotros. Tras abandonar la cáscara vacía, la letra muerta, salimos al mundo en busca de sentido, necesitábamos encontrar la buena nueva real que nos había anunciado Isa, la paz sea con él, una revelación clara y alumbradora, y una comunidad de seres que tratan de someterse a la realidad. Porque ese es el testimonio contemporáneo de la sumisión: ‘la illaha illa Allah. Muhámmad rasul ullah.’ Un único e idéntico mensaje para una humanidad que, a pesar de los ciclos y las generaciones, responde siempre de la misma manera: unos abriéndose a la realidad y otros tratando de velarla.
El mensaje es único, las interpretaciones muchas. La interpretación, el ta’wil, es la reconducción de la palabra hacia su sentido, del yo hacia la realidad. En ese tránsito se va produciendo la forma de nuestra conciencia sin que normalmente nos demos cuenta de ello. Y en ese tránsito vamos desembocando en la existencia.
Si nos aferramos a nuestras imágenes, a nuestros nombres, a nuestra imaginaria identidad, viviremos en un claroscuro, vapuleados por el choque del placer y del dolor, de la separación y de la unión. Nuestros corazones se enfermarán y morirán de oscuridad y de nostalgia. Querrán ser, existir, tener alguna realidad pero no tendrán más que hastío y sufrimiento.
Pero si somos capaces de reconocer nuestra indigencia, nuestra vacuidad, nuestros corazones se llenarán de luz y nuestra existencia tendrá sentido, será real, porque sólo Allah es real y sólo sometiéndonos a Él llegamos a la existencia. Sólo así se produce nuestra verdadera creación: en el reconocimiento, en el recuerdo de lo verdadero.
Pedimos a Allah que nos haga humildes cuando nos ilumine.
Que nos haga capaces de sentir a los otros y al mundo tal y como son.
Que nos haga preferir la aniquilación en la verdad, a una existencia lejos de la conciencia y del recuerdo.
2.
Algunas veces necesitamos de la poesía para describir los estados espirituales. El místico Mahmud Shabistari hizo una maravillosa descripción del maqam de Isa en su obra La Rosaleda del Misterio. Es un poema que sólo puede provenir de alguien que ha vivido interiormente la Recitación:
"Únete a aquellos que obedecen mi pacto
Mediante el corcel del conocimiento y el báculo de la obediencia
Gana en el terreno de juego la pelota de la felicidad.
Para eso te ha creado Allah
Aunque haya creado muchas otras criaturas aparte de ti.
El conocimiento es como un padre
La práctica como una madre
De esos estados espirituales que son una dicha para los ojos.
Sin duda no hay mortal sin padre.
No ha habido más que un Mesías en el mundo.
Abandona los vanos cuentos, los estados místicos y las visiones
Los sueños de las luces y los portentos de los prodigios.
Tus milagros están incluidos en la adoración de la Realidad.
Todo lo demás no es más que orgullo, vanidad,
Ilusión de la existencia.
En este camino, todo lo que no es desapego
No es más que inflamación de orgullo y búsqueda de gloria.
...
Pierdes tu preciosa vida en tonterías,
No reflexionas sobre su valor y llamas paz
A lo que no es más que confusión.
...
Si eres un verdadero adorador, renuncia a la rutina;
No es acorde con la verdadera obediencia.
Practica la sumisión y abandona la rutina."
Le pedimos a Allah que nos libre de los peligros del maqam de Isa.
Que nos conduzca desde este maqam al de Muhámmad
Que nos mantenga en su Ummah más allá de las diferencias, de las interpretaciones y de las doctrinas.
Amin.

Anuncios
Relacionados

Jutba del maqam de Isa 1

Artículos - 14/02/2002

Jutba del maqam de Isa 2

Artículos - 14/02/2002

Jutba del maqam de Ibrahim

Artículos - 14/02/2002

No hay comentarios:

Publicar un comentario