lunes, 26 de enero de 2015

Una semana después de la muerte del fiscal Alberto Nisma

Fiscalía ratifica que el disparo que mató a Nisman fue sobre la sien
Como juez, hubiera desestimado la acusación contra Cristina Fernández, considera experto

Stella Calloni
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 26 de enero de 2015, p. 26
Buenos Aires, 25 de enero.
Una semana después de la muerte del fiscal Alberto Nisman, y cuando vuelve a imponerse la hipótesis de un suicidio, el jurista y ex presidente del Superior Tribunal de Justicia porteño, Julio Maier aseveró que un tratado internacional –como el que firmaron Argentina e Irán– se puede calificar de conveniente o inconveniente, pero nunca puede constituir un delito, al advertir que un juez penal no debería estudiar algo que no constituye un delito; sería utilizar la justicia para fines para los cuales no es competente la propia justicia.
Nisman, a cargo de la causa del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) falleció el pasado 18 de enero, un día antes de que compareciera ante la Cámara de Diputados para explicar la demanda que presentó contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, dirigente de La Cámpora, que agrupa a un importante sector de la juventud del gobernante Frente Para la Victoria y otros dos líderes sociales, por la firma de un Memorándum de Entendimiento con Irán en 2013, para encontrar la verdad sobre el ataque contra la mutual judía, ocurrido en 1994.
También profesor de derecho penal de la Universidad de Buenos Aires y con extensa trayectoria como funcionario judicial, Maier coincide con el prestigioso jurista y ex miembro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni en que “las relaciones exteriores son competencia del Ejecutivo y que un tratado internacional nunca puede constituir un delito.
Entrevistado por el periodista Santiago Rodríguez, Maier dijo: me coloco en el papel de juez y seguro la hubiera desestimado, al referirse a la denuncia del fallecido fiscal Nisman contra la presidenta. En la denuncia de Nisman no hay delito alguno.
También el jurista recuerda que acá ha habido un tratado entre la Argentina e Irán con un objeto preciso que era poder interrogar a las personas que un juez argentino creyó sospechosas y que por esa razón, al no comparecer, pidió su captura y eso fue volcado al orden internacional. Ese tratado, que fue ratificado por el Congreso es imposible que constituya un delito. Las relaciones exteriores son competencia del Poder Ejecutivo, en algunos casos compartidas con el Congreso, como en aquellos tratados celebrados con otras naciones soberanas u organismos internacionales. Eso fue lo que sucedió y nunca puede constituir un delito.
Añadió que que todo esto haya sido para favorecer a los sospechosos iraníes no tiene ningún sentido y lo mismo el tratado y su ratificación del tratado no puede ser un crimen.
Más aún refiere que la definición universal de denuncia es la información de una persona a un funcionario competente para tratar judicialmente la denuncia sobre el acaecimiento de un delito de acción pública que se ha llevado a cabo. Si esto no es así, el fiscal pidiéndolo o los jueces puede desestimar la denuncia.
Por su parte, el escritor Horacio Verbitsky advierte que el estrépito de opiniones y vaticinios para capitalizar la muerte dudosa del fiscal debería ceder paso al análisis de cuestiones estructurales y a los duros hechos, comprobables con documentos y testimonios responsables. Todos los sectores políticos coinciden en la gravedad del caso, pero actúan como si fuera un episodio menor del que servirse en la campaña electoral. La trágica muerte de Nisman no puede disimular la endeblez e inconsistencia de su dictamen final.
Afirma que las portadas de todos los diarios del mundo describieron a Nisman como el fiscal que había acusado a la presidenta de encubrir a Irán y el terrorismo. Dentro de la lógica electoral a la que todo se subordina, para el gobierno se trata de una operación destinada a desestabilizarlo… La oposición política y mediática, en cambio, da por buenas cada una de las acusaciones del fiscal y sugiere con tan pocas pruebas como dudas, por citar una expresión de moda, que el gobierno lo hizo matar”.
En ese contexto, es recomendable atenerse a los hechos y postergar las conclusiones hasta que decanten las investigaciones y puedan conocerse los detalles que hoy se ignoran.
También propone estudiar la acusación de Nisman, que no ahorra calificativos para la presidenta y el canciller citando párrafos asombrosos. Las acusaciones muy adjetivadas a las que se refiere Verbistky contrastan con la absoluta debilidad probatoria de lo que denuncia de Nisman, cayendo en numerosas contradicciones a las que el periodista e investigador analiza una por una, demostrando la falsedad de varias afirmaciones, cuando hoy se conoce por ejemplo que tanto la mandataria como Timerrman a nivel personal solicitaron en todo momento a Interpol sostener las alertas rojas contra los funcionarios iraníes sospechosos, tal como lo confirmaron los propios directivos de ese organismo internacional.
Otra denuncia que ha realizado el gobierno y también el propio canciller es la serie de falsedades que publican los grandes medios opositores del país. Como un ejemplo este sábado la portada de Clarín anunciaba que el disparo que mató a Nisman había sido disparado a unos 15 o 20 centímetros de su cabeza y atribuía esto a una fuente de la Policía Federal, institución que lo negó, ya que esos procedimientos no están en sus manos. Esto fue caracterizado como un evidente ánimo de desestabilización, por legisladores oficialistas, el Consejo Federal del Partido Justicialista y diversos analistas.
Ante esta situación la fiscal Viviana Fein ratificó que la autopsia dice que el disparo que mató al doctor Nisman fue efectuado sobre la sien, con la pistola prácticamente apoyada en la cabeza, es decir, a menos de un centímetro. Y que se determinó que en la muerte del fiscal Nisman no intervino una tercera persona. Esa es la conclusión de la autopsia.
En este momento el colaborador experto en informática contratado por el propio fiscal, Diego Lagormarsino, está custodiado por la Gendarmería Nacional y se le ha prohibido salir del país. El lujoso auto marca Audi con el que se movilizaba el fiscal está estacionado y precintado en el estacionamiento del edificio en el que vivía. Pero la sorpresa es que pertenece a la empresa Palermopack SA, cuyo dueño es Fabián Aníbal Picon, pareja de la hija de Hugo Anzorreguy -el ex jefe de la Secretaría de Inteligencia del gobierno de Carlos Menem (1989-1999) y acusado de desviar pruebas de la investigación del atentado a la AMIA.
Más aún se vincula a Nisman con Eugenio Pipo Ecke, una figura vinculada con temas de espionaje y seguridad, con una oscura historia. Y si algo faltaba detrás también está la figura de Frank Holder un ex agente de la Agencia Central de Inteligencia, señalado por su participación en la guerra sucia en Centroamérica. Así la figura de Nisman también ligada a las inteligencias de Estados Unidos e Israel, queda en el centro de una situación que va más lejos de internas locales para entrar en un mundo extremadamente peligroso.

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