lunes, 30 de marzo de 2015

EL ESTADO ISLÁMICO
Como Al Qaeda, su hermano rival, el Estado Islámico, cuenta con cada vez más sucursales en el mundo arabo-musulmán. Y le supera, si cabe, en mesianismo y salvajismo. Pero, lo que es más decisivo, le distingue su afán por estructurarse institucionalmente sobre territorios asolados por crisis políticas irresolubles. El EI es terrenal, aunque sea en el sentido más religioso del término.
DABID LAZKANOITURBURU|GARA
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En el transcurso de menos de un año, el Estado Islámico (ISIS), cuyo califato ocupa grandes territorios del este de Siria y el oeste de Irak (una superficie similar a la de Inglaterra), ha ampliado su presencia en el mundo arabo-musulmán, desde Pakistán hasta el norte de África.
Aprovechando el caos de la Libia postGadafi, Ansar al Islam, un grupo yihadista que se ha convertido en sucursal del ISIS, izó ya hace meses la bandera negra en Derna, en el este del país. Su reciente irrupción en la ciudad de Sirte, bastión de la tribu del linchado líder libio a medio camino de Trípoli y donde se han hecho salvajemente presentes con la decapitación de una veintena de cristianos egipcios coptos secuestrados, ha encendido todas las alarmas. Tras filmarlos en un paseo macabro por la playa, el ISIS soplaba en la nuca a una Europa atemorizada por los recientes atentados de lobos solitarios en París y en Copenhague. «Primero nos visteis sobre una colina de Siria; ahora estamos ya al sur de Roma.. en Libia».
Boko Haram, los talibanes del norte de Nigeria, acaba de hacer lo propio jurando fidelidad al califato del ISIS.
Sin mover un solo hombre
Y el ISIS se expande sin verse forzado a ningún traslado de tropas que pueda distraer sus fuerzas y desviarle de su objetivo primigenio en Siria e Irak. Simplemente recogiendo la creciente adscripción de grupos yihadistas de todo el mundo que, atraidos por sus éxitos militares sobre el terreno y por una campaña de propaganda tan terrorífica y sangrienta como efectista, abandonan la tradicional obediencia a la red Al Qaeda y se ponen bajo las órdenes del emir Abu Bakr al-Bagdadi, el califa del Estado Islámico.
Así lo han hecho el Movimiento Talibán de Pakistán (TTP), los Soldados del Califato (Jund al Khalifa), una escisión de Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y los yihadistas beduinos del Sinaí egipcio de Ansar beit Al-Maqdis, que han ofrecido la «Provincia del Sinaí» al califato.
Y es que, como la organización matriz de la que procede, Al Qaeda, el Estado Islámico utiliza los escenarios de crisis para medrar política y militarmente. Y el fracaso de las revueltas árabes le ha ofrecido una oportunidad inmejoraBle. Pero, salvada la distancia temporal, eso ya lo hacía y lo hace la red del desaparecido Osama Bin Laden, experta en vampirizar conflictos.
Pero son los propios nombres de ambas organizaciones yihadistas los que explican las diferencias entre Al Qaeda y el ISIS. La primera siempre ha priorizado un funcionamiento en red, sin soportes territoriales determinados. A lo sumo utilizaba estados como el talibán afgano o en su día el sudanés como refugios desde los que seguir proyectando su guerra supraestatal a través de ataques y atentados en Oriente y Occidente.
Por contra, el Estado Islámico aspira a la creación de un califato también supraestatal pero que toma como base un territorio concreto, en este caso el norte-este de Siria, asolada por cuatro largos años de guerra civil, y el oeste de Irak, un país que sufre una gravísima crisis existencial tras una larga década de ocupación estadounidense.
El califato es el nombre que tomó el primer imperio islámico, concretamente el califato omeya de Damasco. El califa es considerado el representante e incluso el sucesor del profeta Mahoma y encargado del cumplimiento de sus preceptos, políticos y espirituales. No es pues extraño que todos los imperios subsiguientes, hasta el otomano (disuelto hace 100 años) se arrogaran esa condición y reservaran para sus emperadores el cargo de califas.
Origen iraquí
El Estado Islámico (sus detractores lo llaman Daesh utilizando la connotación negativa de este acrónimo en árabe) tiene su origen en la invasión estadounidense de Irak, concretamente en la sección iraquí de Al Qaeda.
Es imposible entender su pujanza actual sin tener en cuenta el drama político y humano que supuso la ocupación para la minoría suní de Irak.
Marzo-abril de 2003. El «temido» Ejército de Saddam Hussein y su Guardia Republicana se han disuelto entre la población sunita del norte y oeste de Irak sin prácticamente combatir contra EEUU y sus aliados.
La Administración ocupante, obnubilada por un orgullo imperial histórico que le impide analizar la realidad y animada para ello por la oposición chií que regresó del exilio de Irán, apuesta por una desbaasificación total del país ocupado. Ciertamente, pocos echan de menos al partido Baath, de Saddam Hussein -capturado y luego ahorcado tras un juicio farsa-. Pero decenas de miles de exsoldados iraquíes penan sin soldadas ni futuro. Una invitación para pasarse en masa a la rebelión. Si a ello sumamos la creciente discriminación contra la minoría suní por parte del Gobierno sectario chií de Bagdad, la crisis está servida.
2006-2007. Los atentados de Al Qaeda- Irak contra civiles chiíes -criticados como excesos por el propio Aiwan al-Zawahiri, segundo de Al Qaeda- y las masacres chiíes contra los suníes en el marco de una campaña de limpieza étnica en Bagdad y en otras ciudades están a punto de provocar una guerra civil sectaria en Irak.
El Ejército ocupante estadounidense decide entonces negociar con las tribus suníes de oeste del país. A cambio de armarlas y forzar al Gobierno proiraní de Bagdad a que garantice su sustento, estas organizan milicias del Despertar (al-Sawa) que logran frenar a Al Qaeda-Irak.
Conjurado el peligro, y mientras EEUU, ya con Obama en la Casa Blanca, prepara su repliegue, el Gobierno iraquí y las milicias chiíes profundizan en su deriva sectaria. La minoría suní sale a la calle en 2011 en movilizaciones de protesta al calor de la Primavera Árabe. Recibirá el desprecio o la represión pura y dura por respuesta. Todo está listo para el regreso con fuerza de Al Qaeda, en concreto de su sucesora, el futuro ISIS.
El empujón sirio
Primavera de 2011. La revuelta siria, inicialmente pacífica, devendrá un año después guerra civil abierta y sectaria por la conjunción de tres factores: de un lado, la sangrienta represión del régimen; de otro, la incapacidad política y militar de los rebeldes y, por último, aunque no menos importante, el desembarco de miles de yihadistas que aseguran ir en auxilio de la poblacíón siria. Al Qaeda ha hecho lo propio enviando de regreso a su país a centenares de combatientes sirios de Al Qaeda-Irak, liderados por un lugarteniente de esta organización, el sirio Abu Muhamad al-Golani. Es lo que luego se conocerá como Frente al-Nosra.
Para entonces, Al Qaeda-Irak, cuyas históricas malas relaciones con la casa-madre han empeorado tras la ejecución extrajudicial en mayo de 2011 de Bin Laden (Al-Zawahiri se convierte en su nuevo líder), ya se ha convertido en el Estado Islámico de Irak y del Levante (ISIS, término geopolítico árabe con el que se designa a la Gran Siria),en un intento de pilotar la guerra en el país vecino.
La negativa del Frente al-Nosra a ponerse bajo sus órdenes acelera la determinación del ISIS, que expulsa al resto de grupos rebeldes haciéndose con el control de Raqa (este) la única ciudad siria no controlada por el régimen, y va extendiendo su control sobre otras zonas, desde la provincia oriental de Deir Ezzor y llegando a tener en sus manos buena parte de la frontera sirio-turca.
En paralelo, y en varias operaciones relámpago, ocupa a comienzos de 2014 la ciudad iraquí de Falujah, famosa por su histórica resistencia a la ocupación estadounidense en 2004, y parte de Ramadi, capital de la provincia iraquí de Al Anbar (controlando toda la frontera con Siria y Jordania). Bagdad minimiza estos reveses.
En una nueva ofensiva que a punto estuvo de llevarlos a las puertas de Bagdad, los yihadistas del Daesh se apoderan en junio de 2014 de Tikrit (ciudad natal de Saddam) y de Mosul que, con sus 2 millones de habitantes y su rico pasado histórico, es la segunda ciudad de Irak y es conquistada por solo 1.300 yihadistas.
La Blitzkrieg yihadista
¿Cómo se explica el éxito de la Blitzkrieg de un grupo que en su origen no supera ni en el mejor de los casos los 30.000 hombres? Buena parte de la población suní abre las puertas al ISIS, al que prefiere frente a un Ejército que identifica, y no sin razón, con los escuadrones de la muerte chiíes y con la represión. Un Ejército que deserta en masa y deja a los yihadistas todo un arsenal de guerra que incluye blindados y carros de fabricación estadounidense.
En paralelo, al otro lado de la frontera, el Estado Islámico deja en evidencia a la atomizada y desnortada revuelta militar siria. Cientos, cuando no miles, de rebeldes del Frente al-Nosra y de otros grupos armados salafistas o simplemente islamistas se pasan a las filas del ISIS, atraidos por sus éxitos militares, y con todos sus pertrechos de guerra, que incluyen arsenales capturados al Ejército de al-Assad o suministrados directamente a los rebeldes por potencias como Turquía, Arabia Saudí o Qatar.
Unos éxitos militares que serían imposibles sin la implicación directa en las operaciones yihadistas de soldados y oficiales del Ejército de Saddam. Un repaso a la biografía de buena parte de los altos cargos del Estado Islámico confirma que estamos, de hecho, ante una simbiosis entre el yihadismo y lo que queda del partido Baath. Ironías del destino, la falsa denuncia de la Administración Bush sobre la connivencia de Saddam y al Qaeda se ha convertido en realidad con el ISIS, pero una realidad provocada precisamente por la invasión ordenada por Bush
A vueltas con la financiación
Capítulo aparte merece la financiación. Esta proviene actualmente de la venta de petróleo (los pozos sirios están en sus manos) a Turquía y a otros países, así como de la extorsión y de los cientos de millones de dólares de las arcas iraquíes que les esperaban como regalo en Mosul.
Mucho se ha escrito sobre la financiación y rearme de este grupo por parte de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Qatar, sin olvidar al Gobierno islamista turco. Lo que sí está demostrado es que todos ellos dejaron que el monstruo creciera al considerar prioritario ante todo el derrrocamiento de al-Assad. Y que mucha de la ayuda que han ofrecido a grupos sirios de su preferencia, salafistas en el caso de los Saud e islamistas para Qatar y Turquía, ha acabado en manos del ISIS. Sin olvidar que de lo que no hay duda es de que magnates petroleros de esos reinos árabes, con como mínimo la connivencia de esos regímenes sátrapas, siguen financiando a los yihadistas del Estado Islámico precisamente porque fomenta un versión integrista del islam que se parece como un calco al wahabismo, corriente religiosa rigorista imperante en Arabia Saudí.
Ahí reside precisamente la fuerza del ISIS. En que apela a una visión mesiánica-mítica que aunque no sea mayoritaria, para nada está superada en el islam actual. Una visión además que ejerce un atractivo innegable para algunas capas de unas sociedades totalmente alienadas y en las que las expectativas de futuro en clave de evolución política, social e incluso personal son nulas y en las que existe un importante, y desgraciadamente en buena parte justificado, resentimiento hacia Occidente y su civilización.
Circunstancias y clima en el que un grupo como el ISIS celebra sus éxitos militares como el cumplimiento de profecías apocalípticas como la de Dabiq. Esta localidad del norte de Siria, que da nombre a la revista oficial del ISIS y en manos de los yihadistas, habría sido escenario de una batalla entre «una horda de herejes con 80 estandartes» y los ejércitos musulmanes y aparece mencionada en relatos canónicos de las afirmaciones del profeta Mahoma.
1.400 años después el ISIS estaría preparando en el mismo escenario la batalla final contra el hereje estadounidense y sus 60 aliados en la coalición. Una coalición que, con sus bombardeos aéreos, está logrando frenar el avance yihadista pero que está enfureciendo a la población bombardeada.
No obstante, la exitosa resistencia de la YPG kurdas, que han logrado expulsar al ISIS de la ciudad de Kobane, en la frontera sirio-turca, revela que lo que en principio es la principal fortaleza del Estado Islámico, su territorialidad, se puede convertir en su Talón de Aquiles.
El ISIS ha sufrido desde finales de enero su primera derrota a manos de los kurdos. El Gobierno de Bagdad ha anunciado, por su parte, el inicio de la ofensiva para expulsar a los yihadistas de Tikrit. Pero Tikrit no es Mosul y las tribus suníes no con comparables a la guerrilla kurda. A falta de Estado en el Irak suní, es precisamente el papel de esas tribus el que será determinante para atisbar el futuro del Estado Islámico.

Estructuras de un verdadero estado y militares exbaazistas con experiencia

La estructura administrativa del Estado Islámico tiene, o pretende tener, todos los atributos de un verdadero Estado,
La personalidad de su jefe, el califa Al-Bagdhadi, juega un papel preeminente. Como califa, este hombre que fue un soldado raso en la resistencia contra la ocupación y que sufrió prisión estadounidense en Camp Bucca, se considera el jefe de todos los musulmanes del mundo (Umma), a los que exige obediencia ciega.
Abu Muslim al-Turkmani, miembro de la inteligencia militar de Saddam, es el responsable del ISIS en Irak. Abu Ali al-Anbari, exgeneral de Saddam, el de Siria.
Abu Ayman al Iraqi, ex teniente coronel del Ejército cercano al número dos de Saddam, Ibrahim al-Duri, es uno de los hombres fuertes del Consejo Militar del ISIS, liderado por Abu Ahmed al Aluani.
En espera de que se confirme o no su muerte en un bombardeo estadounidense, el comandante militar de mayor rango en el ISIS es Omar al-Sishani, un yihadista pelirrojo del norte del Cáucaso.
Todos ellos participan del Consejo de la Shura, incluido su influyente portavoz, Abu Mohamed al Adnani. Este órgano traslada las órdenes a los distintos consejos sectoriales, que las hacen cumplir a las wilayas (provincias administrativas), cada una con su gobernador, en que está articulado el Estado Islámico. Y en la cúspide, el Consejo de la Sharia, liderado por Baghdadi y donde religiosos en su mayoría saudíes velan por su cumplimiento íntegro. D.L.

Parte diariode guerra al califato del ISIS

El máximo jefe del Ejército de EEUU, general Dempsey, viajó ayer a Bagdad mientras los peshmergas kurdos iniciaron una ofensiva contra el ISIS al sur de Kirkuk. Cerca, el ISIS ejecutaba salvajemente a 20 milicianos antiyihadistas en Hawijah. En Siria, EEUU bombardeó refinerías en manos del ISIS cerca de Raqa matando a 30 personas.

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