martes, 31 de marzo de 2015

Los ángeles en el Islam
31/12/2007 - Autor: Pierre Lory - Fuente: Association des Amis de Henri Corbin et Stella Corbin
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El Profeta (sas) acompañado por los ángelesLos temas que se refieren a los ángeles surgen a menudo de manera marginal, gratuitamente, es decir insignificantes entre el conjunto de reflexiones sobre la religión. Hablar del “sexo de los ángeles” sería asomarse a especulaciones arriesgadas, desviando los espíritus de las perspectivas de fondo de la exégesis, de la metafísica o la moral. Pensamos que no hay nada de eso. La obra determinante de Henry Corbin está allí para demostrar que la angelología se inserta, por el contrario, en lo más profundo de la cuestión sobre el monoteísmo. Querríamos presentar aquí algunas reflexiones sobre sus desarrollos en el pensamiento musulmán clásico, y en el que los ángeles, a pesar de su aparente discreción, representan un mecanismo esencial en la asunción del cosmos en Dios, término final de toda creación.
Si partimos de los textos fundadores de la Tradición musulmana – es decir el Corán, las enseñanzas del profeta Muhammad, sus compañeros y las primeras generaciones de sabios – encontramos, de entrada, la presencia de 3 comunidades de seres conscientes en el universo :
Los hombres son la categoría que nos parece la mejor conocida – que nos parece, solamente, realmente su naturaleza y su papel siguen siendo un misterio, inclusive para los mismos humanos. Una misión singular parece haber sido confiada a Adam y a su descendencia. Concebido como lugarteniente (khalîfa, califa) de Dios en la tierra, recibiendo homenaje a través de la prosternación de los ángeles, el hombre ha asumido así mismo la carga de un misterioso “depósito” cuya naturaleza no se encuentra precisada por el texto: “Hemos propuesto el depósito a los cielos, a la tierra y a las montañas; ellos han rechazado llevarlo y han temido. El hombre se ha hecho cargo, pues es muy injusto y muy ignorante” (Corán XXXII, 72). De este modo, el carácter débil e inclinado al pecado que distingue a los hombres de los ángeles y de los animales aparece como correlativo o contrapartida de la asunción de una parte grandiosa de los designios de su Creador. Es esta ignorancia fundamental, esta parte de sombra incluida en la naturaleza humana que hace al hombre capaz de llevar a cabo su misión en el mundo terrestre, denso, pesado, tenebroso.
Los djinns son citados en varias ocasiones en el Corán. Se trata de seres dotados de un cuerpo sutil, pero netamente distinto sin embargo del de los ángeles puesto que han sido creados de fuego (Corán XV, 27) y no de luz como los otros y que habitan en la tierra y no en los cielos. De hecho, su condición está próxima a la de los humanos, pues nacen, mueren y se reproducen como ellos. Como ellos, son llamados a obedecer a Dios, son susceptibles de desobedecerles y de no creer y serán retribuidos en el fin de los tiempos por el Paraíso o el Infierno. Su papel en la economía de la salvación de los hombres es, sin embargo, marginal. Los djinns rebeldes (a veces asimilados a los demonios, shayâtîn, los “satanes”) pueden efectivamente constituir una tentación para ciertos hombres-brujos o adivinos principalmente – por los servicios que les puedes ofrecer. No pueden en todo caso, ayudar a los humanos, ni material ni espiritualmente, incluso en el caso de djinns virtuosos y creyentes. Es mas bien lo inverso lo que sería verdad, puesto que todos los djinns son llamados a recibir y poner en obra el mensaje divino proclamado por los profetas monoteístas – Muhammad en particular, explícitamente citado en este papel en el Corán (LXXII, 1-17).
La tercera categoría de seres conscientes es la de los ángeles. El papel general de los ángeles en la religión musulmana en relación al resto de la creación es suficientemente paradoxal. El dogma afirma su existencia. En efecto, el Corán cuenta en numerosas ocasiones sobre su presencia y sus actividades. Pero por otra parte, este papel parece relativamente neutro, eclipsado. Se trata aparentemente de un papel de simple ejecutante. Sin embargo, un análisis más ceñido permite distinguir lo que se oculta tras la figura multiforme de las apariciones angélicas.
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