México y el Estado Islámico Julián Andrade |
El Estado Islámico es una de las amenazas más graves para las democracias occidentales y México es una de ellas. Lo que los integrantes de ese grupo terrorista pretenden contradice todos los valores que se han forjado a lo largo de la historia y no sin esfuerzos. Si bien su marco de acción más importante es en Siria e Irak, ya demostraron que pueden provocar a países como Jordania, Japón, Estados Unidos, España y el Reino Unido. Como tienen objetivos territoriales, que provienen de su idea del califato, se vuelven un riesgo todavía mayor y desestabilizan una región en guerra y con niveles de tranquilidad bastante precarios. Viven del secuestro, la extorsión, el cobro de impuestos en los poblados que controlan y, por momentos, la venta de petróleo. El asesinato del piloto jordano Mu’hath al-Kaseasbeh, a quien quemaron dentro de una jaula, desató una indignación, en todo el planeta, que debe servir para fortalecer acuerdos en pro de enfrentar el problema. El Estado Islámico está tocando ya las puertas de Jordania y ello puede ser catastrófico. Es importante que se les detenga, impidiendo su avance y generando un clima que permita el desarrollo de expresiones que no tengan a la violencia como su horizonte. Con frecuencia vemos estos fenómenos como lejanos e inclusive exóticos, pero pueden estar a la vuelta de la esquina. Compartimos una de las fronteras más grandes del mundo con Estados Unidos y ello implica riesgos, que si bien por el momento son bastante moderados tienen que ser atendidos en todo momento. Además, nuestro país ha destacado por la defensa de principios y valores que están arraigados en las mejores prácticas internacionales y en la defensa de los derechos humanos. Por eso el canciller José Antonio Meade condenó lo sucedido, lamentó la muerte del piloto jordano, y se sumó a los llamados de las Naciones Unidas para combatir el terrorismo ahí donde esté ocurriendo. Sin duda fue un acierto, sobre todo cuando las voces de solidaridad importan y mucho. El momento actual es una suerte de encrucijada, en la que se tiene que optar por el camino del derecho internacional y ello implicará respaldar el restablecimiento de la paz. Por supuesto que cada país jugará un rol en este enredo. Y el nuestro es modesto, pero no por ello hay que perder de vista todo lo que está en juego y más aún cuando a la barbarie se le quieren sumar otras barbaries. julian.andrade@razon.com.mx Twitter: @jandradej |
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